Las migraciones, una constante en Europa desde la llegada del humano moderno

Foto: Composición artística de un supuesto ser humano de la Edad de Hielo elaborada por Stefano Ricci, que es a la vez un artista gráfico profesional y coautor del presente estudio


Fuente: eldiario.es | lavanguardia. com | El PAIS.com | 2 de mayo de 2016

Desde hace unos 37.000 años todos los europeos proceden de una única población fundadora que persistió a través de la Edad de Hielo, según un estudio que además constata que la historia europea ha conocido movimientos de población continuos -algunos dramáticos- desde que llegaron los humanos modernos.

Estas son algunas de las conclusiones de una investigación que publica la revista Nature, en la que se establece un hilo narrativo de las migraciones y cambios de la población europea gracias al análisis de ADN antiguo de 51 muestras de humanos modernos que habitaron el continente europeo entre hace 45.000 y 7.000 años.


Entre ellos, restos de la cueva de El Mirón (Cantabria) y del yacimiento de La Braña (León), que, junto a los otros, trazan un dibujo de los "dramáticos cambios" de la población en Europa en este período: lo que se ve es una historia de la población que no es menos complicada que la de los últimos 7.000 años, según el estudio.

"Una historia con múltiples episodios de reemplazo y migraciones, a una escala inmensa y dramática, y en un momento en el que el clima estaba cambiando dramáticamente", explica en una nota de prensa David Reich (izquierda), coautor de este trabajo e investigador del Instituto Médico Howard Hughes en la Escuela Médica de Harvard (EEUU).

Además, la investigación está liderada por grupos de la Universidad de Tübingen y del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, ambos en Alemania, y en ella participa, entre otros, el Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de la Universidad de Cantabria.

Nuestra especie es africana, salió de ese continente, según se estima, hace unos 45.000 años y luego se extendió por toda Europa.

Este trabajo, que incluye el análisis genético más completo del Paleolítico superior europeo, establece una población fundadora hace unos 37.000 años en el noroeste de Europa, la cual ha sido capaz de dejar trazas hasta hoy, detalla a Efe Manuel González Morales, director del instituto cántabro y firmante también de este trabajo.

Esta población tuvo varias ramificaciones importantes en diferentes partes de Europa y una de ellas está representada por los restos de humano moderno encontrados en un yacimiento belga.

Foto: Tres cráneos, de unos 31.000 años de antigüedad, procedentes de Dolni Věstonice, en la República Checa.Durante los siguientes cinco mil años, todas las muestras analizadas en este estudio, ya sean de Bélgica, de la República Checa, Austria, o Italia, están estrechamente relacionadas, lo que refleja un aumento de la población asociado a la cultura Gravetiense. Crédito: Martin Frouz y Jiří Svoboda.



Los investigadores creen que esta ramificación, que formaba parte de la cultura Auriñaciense  (sustituyó a partir de hace aproximadamente 38.000 años a la cultura Musteriense en el inicio del Paleolítico superior), fue parcialmente desplazada hace unos 33.000 años, cuando otro grupo de humanos antiguos, miembros de una cultura diferente -conocida como Gravetiense-, entró en escena.

Sin embargo, los primeros no desaparecieron: se han hallado restos de descendientes de estas poblaciones en el suroeste de Europa, en lo que hoy es España, con una datación de 19.000 años.

Foto: Lawrence de Guy Straus (en primer término) y Manuel González Morales en el lugar de enterramiento de la Dama Roja.

Precisamente, el fósil humano de la cueva del Mirón, denominada la "Dama Roja", pertenece al linaje de los primeros pobladores auriñacienses y está emparentada con un individuo de la Cueva de Goyet, en Bélgica, fechado hace unos 35.000 años.

"Esto quiere decir que la población fundacional se mantuvo en muchos lugares o que, cuando vino el último máximo glacial, las poblaciones del norte de Europa emigraron hacia el sur, entre otros al Cantábrico, zona de refugio ya conocida", añade González.

Este estudio apunta que estas poblaciones volvieron a recolonizar Europa a medida que retrocedieron los hielos. Éste es uno de los grandes cambios poblacionales que se describen en este artículo.

El otro los científicos lo datan hace 14.000 años: aparecen toda una serie de individuos dispersos por toda Europa, incluyendo el yacimiento leonés de la Braña-Arintero, cuya afinidad genética es con las poblaciones de Oriente Medio, subraya el investigador de Cantabria.

Foto: Posible fisonomía del Hombre de Arintero (Braña 1)

"Vemos una nueva rotación de población en Europa y esta vez parece ser desde el este, no el oeste. Vemos una difusión genética muy diferentes en toda Europa que desplaza a las personas del suroeste que estaban allí antes. Estas personas persistieron durante muchos miles de años, hasta la llegada de la agricultura", detalla Reich.

Esta última oleada, de la que no se tenía noticia hasta ahora, se ha identificado gracias a los restos de un cazador y recolector encontrado en Villabruna, Italia, y que le ha dado nombre a esta población.

La marca genética de este grupo se perpetuó durante milenios, ya que, por ejemplo, el cazador recolector de La Braña (León) que vivió hace 7.000 años estaba emparentado con este grupo.

Los genes del hombre de La Braña muestran que tenía la tez oscura y ojos azules. Según González, hasta la llegada de sus ancestros a Europa, hace unos 14.000 años, todos los europeos tenían la piel oscura y los ojos marrones. “El trabajo muestra que los primeros individuos con genes de piel clara vivieron hace unos 13.000 años”, explica el investigador de la Universidad de Cantabria. Después, con la llegada de los primeros agricultores desde Oriente Medio se inaugura el Neolítico y la tez blanca se hace mucho más común. En otras palabras, los europeos fueron negros durante la mayor parte de su historia.

Para González, este trabajo demuestra que la historia europea ha conocido "casi continuamente movimientos de población", después de que aparece nuestra especie en el continente.

Otra de las cosas que pone de manifiesto este trabajo es que las poblaciones humanas prehistóricas contenían entre un 3 y 6 % de ADN neandertal, pero hoy en día la mayoría de los humanos solo tienen un 2 %, tal y como han apuntado también otras investigaciones.

"El ADN neandertal es ligeramente tóxico para los humanos modernos", concluye Reich,  y este estudio proporciona evidencia de que la selección natural es la eliminación de ascendencia neandertal.

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Comentario por Percha el mayo 3, 2016 a las 9:12am

'La dama roja' de El Mirón ayuda a definir la historia genética hum...

Mandíbula de la 'Dama roja' / dm

José María Gutiérrez /El Diario Montañés

‘La dama roja’ de la cueva de El Mirón (Ramales de la Victoria) contribuye a definir la historia genética humana desde la Edad de Hielo, según concluyen los resultados que arroja el análisis genético más completo realizado sobre los europeos del Paleolítico hasta la actualidad. En este estudio internacional del que se hace eco la revista ‘Nature’, se destaca que la Europa prehistórica vivió migraciones y reemplazos de población muy significativos desde la última glaciación hasta la actualidad y, además, se ha identificado un nuevo linaje fundamental de los humanos modernos que contribuyó directamente a la genealogía de los europeos actuales.

Precisamente este fósil humano de Cantabria, ‘La dama roja’, pertenece al linaje más antiguo, el de los primeros pobladores auriñacienses. «Los análisis han desvelado que ‘La dama roja’ está emparentada con un individuo de la cueva de Goyet, en Bélgica, fechado hace unos 35.000 años, y a su vez es la más antigua de otro grupo genético cuyos miembros aparecen en los milenios siguientes en yacimientos de Francia, Bélgica y el sur de Alemania», explica el catedrático de Prehistoria de la UC Manuel González Morales, director del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) y responsable, junto con Lawrence G. Straus, de las investigaciones desarrolladas en El Mirón. Fue en 2010 cuando se desenterraron en esta cueva de Ramales los primeros restos óseos de esta mujer que, a la postre, se han convertido en el primer enterramiento del Paleolítico descubierto en la Peníns... y en el proyecto de investigación arqueológica en Cantabria que más repercusión internacional ha logrado. 

Las conclusiones del estudio, en el que han participado 64 científicos de medio centenar de instituciones de Europa, Rusia y EE UU, entre ellas el IIIPC, confirman las hipótesis sobre el papel de refugio que jugó la costa cantábrica durante el máximo glaciar también para las poblaciones humanas. 

Los humanos modernos llegaron a Europa hace unos 45.000 años, pero se sabía poco sobre la estructura genética de estos habitantes anteriores al Neolítico. La red de científicos ha analizado datos del genoma de 51 humanos modernos que vivieron entre 45.000 y 7.000 años atrás, encontrando que los primeros recién llegados al continente contribuyeron en una pequeña cantidad a la variación genética de los europeos de hoy en día.

En cambio, los europeos actuales pueden remontar su genealogía hasta un grupo de humanos que vivieron en el noroeste de Europa hace unos 35.000 años. Esta población fundadora, que portaba la cultura Auriñaciense, fue desplazada cuando otro grupo de humanos modernos tempranos, miembros de una cultura distinta conocida como Gravetiense, apareció en escena. Descendientes de la población fundadora, sin embargo, pueden identificarse en la Europa del suroeste hace unos 19.000 años, hacia el final del último máximo glaciar, en El Mirón, y se cree que estas gentes volvieron a repoblar Europa a medida que retrocedían los hielos glaciares.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el mayo 3, 2016 a las 4:44pm

Los primeros 'Homo sapiens' europeos no dejaron ningún rastro en nuestro ADN

Fuente: elcorreo.com | 3 de mayo de 2016

No hay nada en los europeos actuales de los primeros ‘Homo sapiens’ que llegaron al continente desde África. Un estudio del ADN de 51 individuos que vivieron en Europa entre hace 45.000 y 7.000 años demuestra eso y que en la Edad del Hielo se registraron importantes migraciones y reemplazos poblacionales. «Este trabajo revela un panorama complejo que desmiente, si alguien lo ha creído alguna vez, que el Paleolítico Superior se resumía en que los humanos modernos llegaban a Europa hace 45.000 años y hace 8.000 se encontraban con ellos los agricultores que venían de Oriente Próximo», explica el paleogenetista del CSIC, Carles Lalueza-Fox (izquierda), del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona y que no ha participado en la investigación que publica Nature, pero ha sido su revisor.

La última Edad del Hielo empezó hace 100.000 años y terminó hace 12.000. A esa Europa fría llegaron nuestros antepasados hace unos 45.000 años, causando poco después la desaparición de los neandertales, que habían evolucionado en el continente a partir de una emigración africana anterior. Según el estudio que ahora han hecho 64 científicos de varios países liderados por David Reich, de la Escuela de Medicina de Harvard, los Homo sapiens que conquistaron Europa no dejaron descendencia.

La genética demuestra que el árbol genealógico de los europeos actuales se remonta hasta una población del noroeste continental de hace unos 35.000 años con la que estaría emparentada la Dama Roja de la cueva cántabra de El Mirón. Serían los introductores de la cultura auriñaciense. En el máximo glaciar, entre hace 25.000 y 19.000 años, el hielo cubrió gran parte del continente. Entonces, algunas poblaciones se extinguieron y otras se refugiaron en el sur del continente. La genética confirma que, cuando los hielos se retiraron hace 19.000 años, los grupos refugiados en el suroeste europeo (la Península Ibérica) repoblaron las zonas antes abandonadas. Cinco milenios después, llegó otra oleada migratoria de Oriente Próximo que extendió sus genes por todo el continente. «Vemos un nuevo reemplazo de población en Europa y esta vez viene del Este, no del Oeste», indica Reich.

Aunque no lo dicen explícitamente, los autores dejan entrever que los cambios culturales en la Europa de la Edad del Hielo tuvieron más que ver con la llegada de nuevas poblaciones que con la transmisión de ideas. Si los antepasados más antiguos de los europeos actuales fueron los portadores de la cultura auriñaciense, «en los datos parece haber implícito que la gravetiense llegó con una población genéticamente diferenciada hace entre 34.000 y 30.000 años. Y lo mismo parece ocurrir con el magdaleniense y el mesolítico», apunta Lalueza-Fox. El estudio demuestra también que la cantidad de genoma neandertal en los Homo sapiens europeos ha descendido del 3%-6% al 2% en 45.000 años.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el mayo 17, 2016 a las 10:53pm

El origen de los europeos

Fuente: quo.es | 17 de mayo de 2016

En una época en la que se sigue debatiendo sobre la unidad y/o la independencia de las diversas naciones europeas la ciencia continua con su trabajo, casi siempre silencioso cuando no silenciado o ignorado. Se acaba de publicar en la revista Nature un trabajo de enorme importancia sobre nuestros orígenes. Entre otros muchos especialistas y responsables de restos antropológicos, llama la atención la firma conjunta de algunos de los mejores expertos en paleogenética, como Qiaomei Fu, David Caramelli, Ron Pinhasi, Johannes Krause, David Reich o Svante Pääbo, que cuentan con una impresionante base de datos sobre el genoma de la mayoría de las poblaciones recientes. Este ámbito de la ciencia moderna avanza de manera incontenible, con el perfeccionamiento de las técnicas de obtención del ADN antiguo y la mejora en los métodos de análisis. Pudiendo obtener ADN, las investigaciones realizadas mediante el estudio antropológico de los restos óseos de los últimos 40.000 años ya solo tienen un valor descriptivo y orientativo.

El trabajo de un equipo tan numeroso ha permitido reunir una base de datos extraordinaria de 51 restos esqueléticos de antiguos pobladores de Europa, algunos de yacimientos españoles (El Mirón y La Braña). Todos ellos asignados sin ambigüedades a nuestra especie y cubriendo un rango temporal de entre unos 45.000 y 7.000 años. Los resultados reflejan la compleja historia del poblamiento europeo por los miembros de Homo sapiens antes del establecimiento de la cultura neolítica.

Cráneo del yacimiento de Dolni Vestonice (Republica Checa) datado en unos 31.000 años y perteneciente a las primeras poblaciones de Homo sapiens llegadas a Europa. Fuente: www.newscientist.com.

Esos resultados nos hablan del papel crucial de las oscilaciones climáticas del Pleistoceno Superior y sugieren el mismo modelo que planteamos para todo el Pleistoceno. Desde la primera colonización del continente europeo, hace 1,5 millones de años, se han ido sucediendo oleadas de nuevos emigrantes seguramente procedentes del suroeste de Asia. Este territorio, que en términos geopolíticos se conoce como el Próximo Oriente, ha sido un lugar privilegiado para la biodiversidad especialmente durante las épocas más frías del Pleistoceno. En cambio, las condiciones glaciales del norte de Europa vetaron durante miles de años las posibilidades para la vida de los humanos. Las penínsulas del sur de Europa, que incrementaban su territorio habitable con los fuertes descensos del nivel del mar, actuaron entonces como zonas refugio.

Los últimos 40.000 años no fueron ajenos a este modelo, según confirman los estudios de la paleogenética. Las primeras poblaciones de nuestra especie, que fueron capaces de arrebatar el territorio a los Neandertales y aún de resistir el período más frío del Pleistoceno Superior hace entre 25.000 y 19.000 años antes del presente, terminaron prácticamente por desaparecer. Esas poblaciones llevaban en su genoma cerca de un 6% de herencia neandertal, fruto de su contacto con los Neandertales durante 60.000 años. Su historia es mucho más compleja que la de una residencia permanente. El registro arqueológico de esta época es muy complejo y su estudio ha sido fuente de intenso debate entre los expertos. Esta complejidad obedece sin duda a los movimientos de la población europea de entonces, empujada por los rigores climáticos.

Ubicación y antigüedad de los 51 humanos modernos antiguos analizados en el estudio: cada barra corresponde a un individuo, el código de color designa el clúster definido genéticamente de los individuos, y la altura es proporcional a la antigüedad (la plantilla de cuadrícula muestra una proyección de longitud de esta última). Para ayudar a su visualización, los científicos agregaron fluctuaciones para los yacimientos con múltiples individuos de otras regiones. Cuatro individuos procedentes de Siberia se trazan en el extremo más oriental del mapa. Crédito de la imagen: Qiaomei Fu et al. 

Estudiado el ADN de restos esqueléticos de varios yacimientos los genetistas han sido capaces de detectar la llegada de una nueva población a Europa hace unos 14.000 años. El origen de estos nuevos europeos parece encontrarse también en el suroeste de Asia. De este territorio también llegaría la cultura neolítica hace unos 8.000 años, así como la mayoría de las lenguas que hoy en día se hablan en Europa (Reflexiones de un Primate, 26 de marzo de 2015). El genoma de los pobladores epipaleolíticos y mesolíticos de Europa lleva menos de un 2% de genes neandertales. Podría tratarse de una selección negativa sobre los alelos procedentes de la población Neandertal, como sugieren los firmante del artículo publicado en la revista Nature. Pero también es probable que la hibridación de esta antigua población con los Neandertales hubiera tenido una menor intensidad que la de los primero “sapiens” de Europa.

Las investigaciones de ADN antiguo nos confirman que todos los europeos tenemos un origen común y que 7.000 años (una minucia en comparación con la duración total de nuestra historia evolutiva) han sido suficientes para romper los lazos biológicos que nos unen, entre nosotros y con las poblaciones del Próximo Oriente. La fuerza centrífuga, que a toda costa tratamos de contrarrestar, solo se sustenta en la rica diversidad cultural que atesoramos.

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