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Fuentes: canarias7 | Sinc (combinación de ambas fuentes) 6 de agosto de 2015
La genética se ha convertido en una buena aliada de los principales acontecimientos de la historia, pero no solo de la más reciente, sino de la antigua.
Ahora, un equipo de investigadores ha logrado "rastrear genéticamente" las migraciones que desde África protagonizó el humano moderno hace miles de años. En concreto, estos investigadores, liderados por científicos de la Universidad de Washington (EE.UU.), han analizado las variaciones en el número de copias del genoma (segmentos del genoma que se repiten o eliminan a lo largo de la historia) de 236 individuos de 125 poblaciones distribuidas por todo el mundo.
Luego, las compararon con datos de neandertales y de denisovanos ("Homo" cuyo hallazgo se anunció en 2010 y se encontró en Siberia).
En total, este trabajo identifica 14.467 variaciones en el número de copias en los genomas, pero no todas están presentes en todas las poblaciones, ha relatado a Efe vía telefónica Irene Gallego Romero (izquierda), de la Universidad de Chicago y una de las firmantes de este artículo, que publica hoy la revista científica Science.
Entre esas variantes, los investigadores constataron que cinco de ellas eran compartidas por individuos actuales de Oceanía con los denisovanos (se ha sugerido que esta posible nueva especie de "Homo" vivió entre hace alrededor de 700.000 y 40.000 años).
Esta duplicación procedente del hombre de Denisova llegó hasta los pobladores del continente insular a través de, “una introgresión genética –movimiento de genes de una especie a otra a consecuencia de un proceso de hibridación interespecífica– en los pueblos papúes”,explica a Sinc el líder del estudio, Peter Sudmant (derecha). Tal circunstancia confirma, según Gallego Romero, "los largos y movidos viajes de los denisovanos y de los colonos de Oceanía".
El genoma ancestral de los africanos
Los científicos constataron, por ejemplo, que, como era de esperar, los africanos muestran más evidencias de secuencias genéticas ancestrales en comparación con las poblaciones no africanas, según una nota de la Sociedad Americana para el Avance de la Ciencia. “Los africanos poseen mayor diversidad en sus genomas lo que conlleva a más variantes en el número de copias que otras poblaciones”, explica Peter Sudmant.
Foto: Mapa en el que se muestra la propagación de los homínidos de Denisova
A diferencia de estos, según el estudio, los habitantes no africanos tienen niveles de diversidad genética más bajos debido a que han experimentado más cuellos de botella. Esta homogeneización de estas poblaciones también provocó una menor pérdida de fragmentos de ADN.
Precisamente, los procesos de pérdida de ADN, también conocidos como deleción genética, han resultado más dañinos o perjudiciales a lo largo de la evolución. “Las deleciones son más propensas a bloquear genes que las duplicaciones”, subraya Sudmant.
Pero este análisis genético no solo ha servido para rastrear las migraciones del hombre moderno desde África o constatar el ADN que comparten "Homo sapiens" y neandertales, sino que también ha revelado especificidades genéticas vinculadas a enfermedades.
En este sentido, Gallego Romero ha detallado que se descubrieron más copias de un par de genes relacionados con la haptoglobina en los africanos que en otra población; existe la hipótesis de que la haptoglobina (una proteína producida por el hígado) protege contra la tripanosomiasis (enfermedad del sueño, endémica de la región).
Análisis de los CNV (Variaciones en el Número de Copias del genoma) en las distintas poblaciones del mundo y su evolución. / Peter H. Sudmant
El trabajo también sugiere que las variaciones en el número de copias en el genoma, las duplicaciones o supresiones que ocurren, podrían estar sujetas a la presión de la evolución y selección: el genoma ha ido cambiando para mejorar o, al menos, para no empeorar.
En definitiva, estas variaciones en los genomas cuentan una "historia fascinante" del movimiento humano y la demografía, pero también de las presiones selectivas a las que se han ido enfrentando los humanos modernos a lo largo de generaciones, según Gallego Romero.
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Fuente: elpais.com | Materia | Javier Sampedro| 6 de agosto de 2015
Imagen: Árbol generado a partir de la eliminación bi-alélica CNV. Neandertales y denisovanos emergen como grupos hermanos para todos los seres humanos con longitud de ramas mucho más largas.
Desde el descubrimiento de la doble hélice del ADN, que reveló que los genes eran literalmente textos (gattacca…), la genética de la evolución –y de la enfermedad— se ha centrado sobre todo en las erratas, o mutaciones puntuales que cambian una letra por otra. Pero cada vez está más claro que hay otro fenómeno relevante: la duplicación de genes enteros, con variaciones entre el original y la copia. El último macroestudio internacional demuestra que esta variación genética a lo grande es la que domina el paisaje de la variación humana en el planeta, y el que sustenta la evolución más reciente de nuestra especie.
Las variaciones en el número de copias (CNV, por copy number variations), que son duplicaciones o pérdidas de genes enteros, grupos de genes enteros o grandes regiones de ADN que no son genes pero los regulan de forma esencial, describen la historia de la especie humana con una precisión mucho mayor que las mutaciones puntuales (cambios de una letra por otra en el ADN). Recordemos que un gen tiene miles de letras.
Un consorcio de científicos la Universidad de Washington, Harvard, el MIT, Utah y otros lugares, incluida Barcelona, como es habitual en la genómica, han analizado las CNVs de 236 genomas humanos pertenecientes a 125 poblaciones. Respecto a las erratas o mutaciones puntuales, sus resultados son un microscopio que hace nítida la historia de la evolución humana. Publican el macroestudio en Science.
Entre la miriada de resultados cabe citar que las poblaciones de Oceanía –y en particular los ciudadanos de Papúa Nueva Guinea y las islas Salomón— mantienen grandes duplicaciones que no se originaron en la especie humana, sino en los denisovanos, la misteriosa especie extinta que vivió en Asia antes de que la humanidad moderna saliera de África y los conociera en las estepas rusas. El conocimiento fue íntimo, como revelan las secuencias de ADN denisovano de los oceánicos actuales. Lo mismo ocurrió en Europa entre los humanos modernos y los neandertales.
Los africanos tienen más CNVs ancestrales que los humanos que no viven en África, que han perdido mucha variedad genética al pasar por embudos poblacionales: momentos de la prehistoria en que su población se vio drásticamente reducida. Una población muy pequeña tiene propiedades evolutivas especiales, por meras razones de falta de representación estadística de todas las variantes genéticas originales, que solo siguen presentes en África, la cuna de la humanidad.
La evolución por duplicación de genes (y leve variación de la copia respecto al original) es una teoría de muy noble pedigrí que, por alguna razón, no ha gozado durante el siglo XX de la atención científica que merecía. Uno de sus grandes impulsores fue el biólogo teórico japonés Susumu Ohno (izquierda), muerto en 2000, que no se refería en particular a la especie humana, sino al gran fresco de la evolución en su conjunto. ¿Son sus conclusiones aplicables a la historia reciente de nuestra especie, o incluso al mismísimo momento presente?
“Sí”, responde a EL PAÍS Evan Eichler (derecha), jefe de la macroinvestigación e investigador principal en genómica de la Universidad de Washington. “El hecho de que las duplicaciones sean la fuente de la mayor parte de la variación genética humana, y de que esas regiones duplicadas incluyan genes, argumenta a favor de que esas regiones serán cada vez más importantes para los humanos de hoy, y para nuestra capacidad de adaptarnos y responder a los cambios ambientales”.
Las CNV incluyen duplicaciones y amputaciones (deleciones, en la jerga) de genes, pero los datos revelan una diferencia nítida entre ambas. “Los datos son claros”, explica Eichler a este diario, “en que las deleciones son mucho mejores que las duplicaciones como marcadores de la filogenética [la historia evolutiva] de la especie humana; por tanto, las duplicaciones tienen que ser producto de una evolución más reciente y rápida que puede cambiar entre individuos tan deprisa como el azogue”.
El dogma dice que la evolución humana se ha parado, pero ya saben ustedes lo que suelen durar los dogmas: cambian como el azogue.
¿Los investigadores de la Universidad de Washington firmantes de este estudio han tenido en cuenta los descubrimientos realizados por nuestros científicos con los restos de homínidos hallados en la Sima de los Huesos, de mas de 700.000 años de antigüedad, en los que ya se aprecian la diversificación humana entre denisovanos y neandertales?
Los restos de los homínidos hallados en SH, según el último artículo aparecido (J.L. Arsuaga et al. 2014. Neandertal roots: Cranial and chronological evidence from Sima de los Huesos, Science 344, 1358.) datan de hace aproximadamente 430.000 años.
Homo antecessor, que apareció en Gran Dolina, en concreto en TD6, sí que tiene una antigüedad de 900.000 años (http://www.abc.es/ciencia/20140210/abci-homo-antecessor-atapuerca-2...)
Gracias.
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