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José María Bermúdez de Castro, codirector de Ataouerca. El 'Homo sapiens' salió de África, pero es probable que sus antecesores evolucionaran en Oriente Próximo, según una hipótesis que cambia el paradigma de la paleoantropología EFE/Santi Otero).
En los últimos días, José María Bermúdez de Castro se ha visto sorprendido por un aluvión de correos electrónicos de colegas paleoantropólogos de todo el mundo. No se lo esperaba, pero es lo que pasa cuando publicas una hipótesis bien fundamentada que puede revolucionar toda una disciplina científica. En este caso, el nuevo paradigma cambiaría un pilar fundamental de lo que creíamos saber sobre el linaje de nuestra especie. El Homo sapiens apareció en África, eso está claro, pero los expertos han dado por sentado que sus antecesores siempre pertenecieron a este continente y ahora algunos expertos se atreven a cuestionarlo.
Bermúdez de Castro, uno de los codirectores de las excavaciones de Atapuerca (los otros dos son Juan Luis Arsuaga y Eudald Carbonell), acaba de publicar junto a María Martinón-Torres, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh, con sede en Burgos), un artículo en la revista Quaternary International que pone en duda las ideas actuales sobre el árbol genealógico de nuestra especie y, en particular, sobre la localización geográfica de sus antecesores. Al revisar el registro fósil, los autores no encuentran pruebas de que el continente africano fuera el hogar del último ancestro común de los sapiens y los neandertales (Homo neanderthalensis). En cambio, parece haber indicios que apuntan a Asia y, en particular, a Oriente Próximo.
"Vamos contra el paradigma actual que, por inercia, afirma que todo está en África. Lo que hacemos en este artículo es mover el cesto y hacer reflexionar a los colegas. En ciencia no hay nada resuelto, todo es dinámico y está sujeto a las evidencias que hay", explica Bermúdez de Castro en declaraciones a Teknautas. Cuando en los años 90 los investigadores de Atapuerca descubrieron y definieron la especie Homo antecessor, que vivió hace más de 800.000 años, la propusieron como ese ancestro común desconocido, pero precisamente la situación de la península ibérica, en el extremo más occidental de Europa, hizo que se descartara esta hipótesis. Parecía poco probable que las demás especies humanas se hubieran dispersado y hubieran evolucionado desde esta esquina tan aislada si vemos el mapa de Europa, Asia y África en conjunto.
Desde entonces, nadie se ha atrevido a situar ninguna rama del linaje que desemboca en nuestra especie fuera de África, pero la realidad es que "sigue quedando la duda de dónde está el ancestro común" de los humanos modernos, con origen en el continente africano, y de los neandertales, vinculados tradicionalmente a Europa, pero también a Oriente Próximo, según estudios recientes. La mayor parte de los investigadores admiten que esa especie desconocida podría tener entre 550.000 y 765.000 años. Es difícil precisar más, porque la genética está basada en la tasa de mutación, que es variable, y no sirve para datar.
María Martinón-Torres, coautora del artículo y directora del Cenieh. (EFE).
Su ubicación tampoco está clara y esta cuestión es la que ponen sobre la mesa Bermúdez de Castro y Martinón-Torres en el artículo de Quaternary International, que revisa todos los hallazgos relevantes de África. Para algunos autores, los fósiles del yacimiento de Jebel Irhoud (Marruecos), con 300.000 años de antigüedad, ya se podrían considerar de Homo sapiens. En cambio, otros afirman que los primeros fósiles con los rasgos que definen claramente a nuestra especie desde el punto de vista anatómico serían los de Omo Kibish (Etiopía), que tienen 230.000 años. En cualquier caso, el problema es que en este continente no se han encontrado registros que marquen una tendencia evolutiva hacia Homo sapiens. Más bien, al contrario, hay hallazgos que se alejan mucho de ese ancestro común que debería presentar características ya muy próximas a nosotros, por ejemplo, el cráneo de Bodo (también de Etiopía), de hace 600.000 años.
Cráneo de Bodo (Etiopía), datado en 600.000 años.
"Si nos vamos hacia atrás en el tiempo, no encontramos ninguna evidencia que nos diga que el ancestro común está en África, pero eso es lo que propone la mayor parte de la gente, simplemente, porque siempre hemos pensado que todo sale de este continente. Sin embargo, nosotros y otros colegas creemos que Eurasia también tiene un papel destacado en la evolución durante los últimos dos millones de años", comenta el paleoantropólogo. De hecho, además del Homo antecessor de Atapuerca, en Asia se han encontrado el Homo floresiensis, el Homo luzonensis y los desinovanos (aún no clasificados como especie o subespecie).
Estos ejemplos muestran que algunas especies humanas evolucionaron lejos de su origen africano, pero la cuestión es encontrar al misterioso pariente común que iba a dar lugar a los neandertales europeos y a los sapiens de África. ¿Dónde deberíamos buscarlo? "Nuestra propuesta es fijarnos en un punto intermedio. En Oriente Próximo hay fósiles de hace 300.000 o 400.000 años que se denominan mosaicos, es decir, tienen características que recuerdan a los europeos, a los asiáticos y a los africanos. Esto nos está diciendo que pueden estar relacionados con ese ancestro que nadie encuentra", aclara el experto, que también es investigador del Cenieh.
Foto: El paleoantropólogo francés Jean-Jacques Hublin posa con una calavera del Homo Sapiens descubierta en Jebel Irhoud, Marruecos. AFP.
En ese sentido, "siempre se dice que hemos salido de África, desde las primeras especies humanas hasta nosotros; pero ¿y si volvimos a entrar?", se pregunta el experto. La paleoclimatología y la paleogeografía apoyan esta idea. Algunos trabajos explican que el paisaje del noreste de África y de la península arábiga ha sufrido transformaciones radicales. "Durante las fases interglaciares, las lluvias son abundantes y el Sáhara reverdece, así que los homínidos se pudieron mover con facilidad en estas condiciones", apunta Bermúdez de Castro. Además, hay yacimientos en la península arábiga, hoy desértica, que evidencian la existencia de fases tan húmedas como para albergar hipopótamos. En definitiva, en ciertos momentos del Pleistoceno, era un lugar propicio para el movimiento de especies. "Los humanos pueden haber salido de África, pero también pudieron regresar, porque en realidad Oriente Próximo no es más que es una prolongación de este continente o también una zona de transición o un cordón umbilical entre continentes", añade el experto.
Foto: Reconstrucción de los fragmentos del espécimen denominado Nesher Ramla, el cual vivió en la zona del actual Israel hace entre 400.000 y 130.000 años. (Universidad Complutense).
El puzle de la evolución humana es cada vez más complejo, pero los investigadores del Cenieh creen que si se encuentra la pieza del ancestro común en Oriente Próximo, encajaría perfectamente con todo lo que sabemos hasta ahora. "Sería una especie 'hermana del 'Homo antecessor' de Atapuerca, que probablemente habría coincidido o estaría muy próxima en el tiempo, pero no en la ubicación, y que habría evolucionado en esta zona para después migrar hacia África, ya convertida en 'Homo sapiens', y a Europa, como 'Homo neanderthalensis'".
¿Cómo sería exactamente esa especie aún no encontrada? Algunos investigadores tratan de resolver la cuestión mediante algoritmos matemáticos. El resultado une las características que encontramos en fósiles de neandertales y en 'sapiens' antiguos y actuales, pero hay expertos que consideran que la realidad sería diferente. Por ejemplo, el británico Chris Stringer considera que el ancestro común debe ser un mosaico con caracteres arcaicos y modernos, pero no una mezcla intermedia. "Nosotros estamos totalmente de acuerdo. Por ejemplo, la cara de 'Homo antecessor' es moderna y podría ser una característica común", apunta Bermúdez de Castro.
Restos fósiles de 'Homo antecessor'. (EFE).
De hecho, considera que el ancestro común podría parecerse mucho a esta especie de Atapuerca. Un trabajo publicado por Nature en 2020 avala esta idea. Los investigadores lograron secuenciar proteínas del esmalte de un diente de Homo antecessor de 800.000 años y encontraron que tenían una estrecha relación con Homo sapiens, neandertales y denisovanos. A pesar de que la península ibérica es un lugar muy aislado, rodeada por el mar y los Pirineos y apartada del meollo de la evolución, hasta aquí habría llegado este grupo emparentado con el antepasado de los humanos modernos que aún no ha aparecido.
¿Por qué aún no se han encontrado los fósiles clave en Oriente Próximo? "Estoy seguro de que hay numerosos yacimientos por explorar, que nos darían muchas pistas", comenta el codirector de Atapuerca. Sin embargo, apenas se ha explorado esta posibilidad. Aunque en Israel se está excavando mucho, en otras zonas de la región es mucho más difícil debido a los conflictos bélicos o a problemas económicos. "Son lugares muy complicados", lamenta, pero tarde o temprano, la única manera de confirmar o refutar la hipótesis de los paleoantropólogos españoles será que aparezcan nuevos fósiles que encajen en el edificio de la evolución humana.
Mientras tanto, Bermúdez de Castro sigue revisando la bandeja de entrada de su correo. Los expertos internacionales han acogido de forma bastante favorable su planteamiento. "Al menos, no están en desacuerdo, no hay reacciones adversas", comenta. "La mayoría coincide en que el paradigma actual está un poco anquilosado". Por eso, si en el futuro los hallazgos confirman la nueva hipótesis, "estaré encantado de haber levantado la liebre".
Fuente: elconfidencial.com | 20 de agosto de 2022
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