Red social de Arqueologos e Historiadores
Foto: Nacho Orejas
La exposición "La Vía de la Plata y mil caminos" presenta piezas de los yacimientos del campamento romano de La Carisa, Gijón y Lucus Asturum y de la necrópolis de Paredes
Vía: La Nueva España 20 de febrero de 2009
Más de medio centenar de piezas procedentes de excavaciones de yacimientos arqueológicos del campamento romano de La Carisa, de los de Gijón y Lucus Asturum (Lugo de Llanera) y de la necrópolis de Paredes (Siero) se exponen desde hoy por primera vez en el Museo Arqueológico de Oviedo como parte de la exposición "La Vía de la Plata y mil caminos".
Entre ellas se muestra el "depósito de Cenero", un conjunto de 200 monedas del siglo II que fueron halladas durante las obras de construcción de la autopista AS-II, restos de vasijas de barro y cerámica, piezas de cristal del siglo IV, restos de mosaicos y placas de mármol de la época romana.
"Hacia el Finisterre Cantábrico. Novedades de Arqueología Romana en Asturias" es el apartado de la exposición que engloba estos descubrimientos arqueológicos, que pasarán en un futuro a formar parte de la exposición permanente del museo.
La catedrática de Arqueología de la Universidad Autónoma Carmen Fernández Ochoa ha sido la encargada de seleccionar estas piezas con las que se pretende contribuir a comprender la presencia romana en la región.
Este apartado se ha añadido al contenido expositivo de la muestra "La Vía de la plata y mil caminos", organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) y el Gobierno del Principado de Asturias.
La muestra, la primera que acoge el recién remodelado Museo Arqueológico, será inaugurada esta tarde por el ministro de Cultura, César Antonio Molina, y permanecerá abierta hasta el próximo 15 de abril.
Esta exposición, que repasa los más de 2.000 años de una ruta occidental de la Península Ibérica que hoy se mantiene a través de la Autovía de la Plata (A-66),cuenta con treinta paneles didácticos y un centenar de piezas que han podido ser vistas ya en el Museo Romano de Astorga (León) y en el Monasterio de San Isidoro del Campo de Santiponce (Sevilla).
La Vía, cuyo trazado fue fijado por los romanos entre Emérita Augusta (hoy Mérida) y Astúrica Augusta (la actual Astorga), aunque con prolongaciones al sur y al norte, puede conocerse a través de piezas como miliarios romanos y cerámicas, relieves, epigrafías, vidrios y materiales y maquetas de maquinarias de construcción de varias épocas.
La prolongación hacia el norte de la vía, entre Astorga y Gijón es conocido como el ramal transmontano, que en la exposición abierta hoy está presente con un panel y el Ara de Lucio corona Severo, perteneciente al Museo Arqueológico de Asturias.
Para el director general de Patrimonio del Gobierno regional, José Luis Vega, es interesante de la muestra haya sido "complementada con la aportación que hizo Asturias a la romanización y a ese camino que llega hasta Gijón".
Para la presidenta de la SECC, Soledad López, se trata de un recorrido desde un millar de años antes de Cristo hasta la actualidad por un espacio que no sólo fue fundamental para el control militar de la Península, sino que también fue primordial para los intercambios comerciales. EFE
De nuevo, profesora Alicia, debo decirle, ante sus dos últimos comentarios, que me parecen escasamente ponderados los juicios críticos que emite sobre la exposición “La Vía de la Plata. Una calzada y mil caminos”.
Toma usted la presentación en “flash” que sobre la misma ha puesto la Sociedad Estatal para las Conmemoraciones Culturales (SEEC) en su portal de internet, y arremete contra dicha exposición con base a lo que allí ve sobre algunos aspectos concretos (alguno de relevancia muy menor), pero sin cotejarlo al menos con el catálogo que se ofrece y dejando de lado -o tomándo de forma interesada- las intenciones expositivas que la inspiran .
Que la presentación en “flash” de lo que se ofrece, así como la exposición en sí, podrían haberse hecho mejor (con más información, con más objetos o materiales, o más idóneos, etc.) es algo que siempre va de suyo a la hora de elevar las exigencias si se desea, pero de ahí a sugerir que la esencia expositiva de lo que se ofrece induce a confusión o tergiversación sobre el sentido histórico de la “Vía de la Plata” media algún trecho que otro en el que es necesario precisar y justificar un poco más las cosas.
Tanto en la presentación en “flash” de la SEEC, como de igual manera en la exposición que se lleva a cabo en Oviedo, en ningún momento se dice que la “Vía de la Plata”, en su sentido histórico y terminológico, no fuera la que se viene reconociendo como tal, esto es, la vía que iba de Mérida a Astorga. Es más, se subraya tanto de forma escrita como gráfica mediante los mapas oportunos. Y los “mil caminos”, es decir, los ramales que parten de dichas ciudades cabeceras también quedan, a mi juicio, suficientemente aclarados en su naturaleza secundaria. Cosa lógica, por otro lado, porque, si no, se entraría en profunda contradicción con el propio rótulo de la exposición.
Y en el catálogo de la exposición (dejando de lado, si se me apura, el escrito del presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, al que parece gustarle jugar con la elasticidad del concepto “Vía de la Plata” con el fin de barrer para casa por razones obvias ya comentadas) estas premisas quedan también muy claramente reflejadas por los especialistas que han elaborado sus diferentes artículos.
Dicho sea esto en términos generales. Vayamos ahora con otras objeciones o críticas principales que usted ha manifestado (aunque no las trate yo por orden a fin de mantener mi línea argumental).
1º.- Aduce usted como un error (así debe entenderse) no advertir al público de la posible falsificación de al menos tres de las cuatro “famosas tablillas de barro de Astorga” (así se observa tanto en las imágenes de la presentación de la SEEC como en la exposición de Oviedo).
Bien, quizás pueda considerarse un error, pero es, en todo caso, una carencia informativa parcial, puesto que en el catálogo de la exposición, en los capítulos de los especialistas J.M. Roldán como M.A. Rabanal, ambos ponen de relieve este hecho de su posible falsificación. No ha lugar, por tanto, en este caso, a rasgarse las vestiduras por ello.
2º.- Manifiesta usted que en el panel sobre “Las fuentes históricas” se cita el “Itinerario de Antonino“... "pero el mapa que ponen es... de Ptolomeo". Tendrá que perdonarme, profesora Alicia, pero esto -tal como usted lo dice- aparece como un argumento también muy sesgado.
En dicho panel se cita como fuente básica para el estudio de las vías romanas dicho “Itinerario de Antonino”, pero también el mapa de Ptolomeo (por eso lo ponen y especifican su autoría para que no haya dudas), y además al Anónimo de Rávena del que también se pone una foto de una página de la edición de “Cosmographia et Guidonis Geographica” por G. Parthey y M. Pinder.
Página del Anónimo de rávena
No obstante, sugiere usted que no se pone el mapa del “Itinerario de Antonino” por lo que pueda pasar…, es decir, que se pudiera comprobar que al norte de Astorga no hay nada de nada hacia Asturias (y se diría, según se observa el mapa, que tampoco hacia Cantabria).
Ante esto, habría que decir que el mapa de Antonino que usted pone, siendo muy importante, no es la única fuente y tampoco es definitivo, y además, sí que puede decirse que podría inducir a confusión al hacer creer al público que de Astorga hacia al norte no hay ninguna vía romana siquiera secundaria.
Tal parece que usted quiere empeñarse en demostrar, no ya que hacia al norte de Astorga, hacia Asturias-Gijón, no hay ninguna vía que pueda adscribirse a la denominación de “Vía de la Plata”, que es algo en lo que podemos estar de acuerdo, sino que ni siquiera hay nada de importancia que pueda asemejarse a un ramal como “ese” que llaman Transmontano, para lo cual, procede, además, a ponernos como otra prueba añadida el mapa de Villuga que en 2004 creó y digitalizo el gran experto en vías romanas Isaac Moreno.Y ante esto último, cabría argumentar, igualmente, que no deja de ser otro mapa muy interesante y valioso, pero que tampoco es definitivo como prueba de la inexistencia de ningún ramal hacia Asturias.
Y ello por la razón de que si usted lee el trabajo del propio Isaac Moreno, “Vías romanas de Astorga”, podrá comprobar que en la página 24 se dice que de las cuatro rutas principales que ha detectado:
Al oriente salía con destino principal a Zaragoza y Tarragona la vía que pasaba por León y Lancia (Villasabariego). Pero tras el cruce del río Órbigo, se dividía en una vía que se dirigía directamente a Lancia, otra a León y una tercera al norte, que por Santa Marina del Rey y el río Luna, alcanzaba la antigua Gigio (Gijón).
Afirmación que encuentra, además, su correspondencia con el camino G-62 del mapa índice (sección norte-oeste) que presenta la web “El miliario extravagante” de Gonzalo Arias, y donde podemos comprobar cómo dicho camino discurre a lo largo del río Luna para torcer luego hacia Flavionavia (con ramal a Lucus Asturum seguido hasta Gigia-Gijón).
Carmen Fernández Ochoa, haciendo referencias a los ramales, centra, en cambio, la ruta transmontana hacia el centro de Asturias a través del puerto de la Carisa (donde se han practicado importantes trabajos arqueológicos sobre el campamento romano que estableció Publio Carisio) y que vendría a coincidir, si no me equivoco, con el camino G-72 ó G-74 (a falta de mayor precisión del mapa), adentrándose, asimismo, hasta el centro de Asturias (Lucus Asturum y llegando a Gigia-Gijón).
Para más detalle sobre el ramal transmontano me remito al propio artículo de Carmen Fernández Ochoa en el catálogo de la exposición. Artículo del que, no obstante, hay que decir que pone de relieve la importancia de los hallazgos arqueológicos obtenidos en los últimos tiempos en Asturias, y que obligan, ciertamente, tal como dice la autora, “…a cambiar radicalmente el pesimista discurso histórico sobre la escasa romanización de Asturias…”.
3º.- Por último, argumenta usted, Alicia, cuando expone sus motivos de desaprobación de la exposición que nos viene ocupando, que “por algo” el ingeniero Isaac Moreno no quiso participar en el “proyecto” aunque mucho le insistieron, pero, convendrá conmigo, que ese “por algo” hay que, asimismo, matizarlo.
Es decir, la negativa de Isaac Moreno no la deduciría tanto de los argumentos críticos expuestos por usted sobre la exposición (aunque se pudieran añadir, por supuesto), sino principalmente porque, como ya se expuso aquí y es conocido, para Isaac Moreno no ha lugar a hablar de ninguna “Vía de la Plata” más allá del norte de Salamanca, y, por tanto, toda exposición que se configure en este sentido es de suponer que cuente con su rechazo.
Por cierto, sobre el famoso miliario de Milles de la Polvorosa (Zamora), del que se considera que da unidad a la “Vía de la Plata” al proporcionar con su numeral CCLIX la distancia exacta desde el punto de su hallazgo a la cabeza de ruta de Mérida, Isaac Moreno -al cual pregunté sucintamente sobre el mismo- ha contestado en su página web “Vías romanas“ lo siguiente:
El miliario de Milles de la Polvorosa no es ningún inconveniente a salvar, al contrario, es un miliario que marca la distancia a Mérida y que pertenece a una vía en concreto.
Por su situación, en la margen derecha del Esla, no pertenece a la vía más directa de las que comunicasen Astorga con Mérida, más bien al contrario, desde luego no es de la 26.
Por otro lado ¿qué relación tienen estas vías al norte de Salamanca con ningún camino de la Plata? ¿Qué documento histórico (que no historiográfico) avala semejante cosa?
Como siempre, saludos muy cordiales.
Carmen Fernández Ochoa
Por su interés para el debate, reproduzco a continuación el artículo que Carmen Fernández Ochoa ha publicado (22/03/09) en el diario "EL COMERCIO" de Gijón.
"La Ruta de la Plata más allá del nombre"
"La Ruta de la Plata se ha convertido en los últimos años en un legado turístico capaz de integrar pueblos, villas y ciudades del occidente peninsular, cercanos todos ellos a un camino que, como un largo meridiano, transcurre de sur a norte desde Andalucía hasta Asturias. Pero detrás del eslogan turístico se esconde una realidad histórica que, a veces, sin demasiado conocimiento de causa, algunos tratan de acaparar. Esta ruta, de enorme variedad paisajística y de notable riqueza folclórica y gastronómica, es mucho más que un espacio recreativo y de esparcimiento puesto que fue lugar de paso de distintas civilizaciones y es precisamente esta condición de camino milenario lo que le imprime auténtico valor. Quizá sea bueno exponer algunos datos que ilustren un poco más el escenario de la camineria antigua en el que se inserta esta vieja ruta por si pudiera contribuir a una valoración más ecuánime del propio nombre.
1. La existencia de un camino sur-norte por el oeste peninsular se certifica a través de materiales arqueológicos ya desde época tartésica (siglo VII a.C.) que indican la existencia de relaciones comerciales entre las tierras del suroeste y la región norte. Nuestro conocimiento del valor y uso de esta ruta se incrementa a partir de la llegada de Roma a Iberia, y, sobre todo, durante el reinado de Augusto, momento en que se produce la verdadera configuración de la ruta motivada, sin duda, por la necesidad de conectar la Provincia Ulterior Lusitania con todas las tierras del noroeste recién incorporadas al Imperio.
2. Ninguna fuente romana cita la 'Ruta de la Plata' con este nombre. No poseemos ningún texto antiguo que conserve este apelativo que J. M. Roldán considera de origen árabe, derivado de 'BaLaTa' o losa, ladrillo, o sea, empedrado. Al pronunciar este sonido, la cerrazón de la B y la L producen el sonido «plata» que con el tiempo se convertiría en «plata». Se trata por lo tanto, de una referencia a las características del camino y no a la circulación de minerales ni al ancho de la calzada (vía lata) como se ha dicho en ocasiones. A principios de siglo, autores clásicos como J. R. Mélida o M. Gómez Moreno recogen las alusiones a esta vía que se llamó también «camino del lindón» por ser el límite entre los obispados de Coria y Plasencia, o 'calzada de Guinea' sin que se sepa muy bien el porqué de esta denominación. En numerosos tramos se le llama simplemente 'calzada' o 'camino romano'. En puridad, parece que este apelativo solo se conservó en las provincias de Cáceres y Salamanca aunque se aplicó por extensión a toda la ruta. El trazado estricto de Mérida a Astorga se recoge solamente en una de las llamadas 'Tablas de Barro' de Astorga (Placa III) cuya autenticidad aún no ha sido probada.
3. Del estudio de las principales fuentes itinerarias (El Itinerario de Antonino del siglo III d. C., el Anónimo de Ravenna del siglo VII d.C.) se deduce claramente que las vías romanas no funcionaron de manera unitaria sino que se ensamblaban unas con otras a lo largo y ancho de la península recibiendo diferentes denominaciones acordes con el proceso de la fijación de la toponimia de cada lugar. Además, los trazados documentados por las fuentes constituían solamente indicadores de los principales ejes de comunicación pero no reflejaban en su recopilación todos los caminos existentes derivados del trazado básico esencial. Se sabe también que de estas calzadas principales surgían otras vías, muchas de las cuales se han conocido a través de diversas informaciones arqueológicas y textuales, siendo indiscutibles los datos transmitidos por los miliarios o mojones situados junto a la propia vía y por los que aportan los yacimientos que surcaban cada una de las rutas.
4. La utilización del término Ruta de la Plata en el tramo asturiano, es perfectamente válida si tenemos en cuenta que la vía 24 del Itinerario de Antonio (que incluye el supuesto tramo 'único' de la Ruta de la Plata), genera otras muchas calzadas e, incluso, si consideramos que existen grandes segmentos de este camino prerromano y romano que ni siquiera conserva tal nombre. Por todo ello creemos acertada la propuesta que hemos formulado recientemente de denominar el tramo asturiano como 'el ramal transmontano de la Ruta de la Plata' que hace referencia a la realidad histórica que define este secular camino que une la Meseta con Asturias. Dicha ruta enlazaba Asturica Augusta (Astorga) la capital del convetus asturicense con Lucus Asturum (entornos de Lugo de Llanera) y coincide, además, con el primer tramo de la vía Asturica Augusta-Lucus Augusti (Lugo) citado en el Anónimo de Ravenna o Ravennate, una fuente tardía que ofrece información sobre los trazados viarios de los últimos siglos del Imperio. El camino arrancaba de Balsata (Vallata en el Itinerario de Antonino) que se situaría en Villadangos ó Milla del Páramo y desde Interamnum, lugar de difícil identificación, ascendía por el Bernesga cruzando la cordillera por el puerto de La Carisa para adentrarse en Asturias en dirección a Lugo de Llanera. Este segmento viario principal es el que podemos considerar como 'el ramal transmontano de la Ruta de la Plata'. La presencia cada vez más intensa de testimonios arqueológicos a lo largo de este trazado no ofrece lugar a dudas acerca del uso de estos caminos desde el primer tercio del siglo I d.C. Por ello, más allá del nombre, hay una realidad histórica que se impone por encima de otras interpretaciones exclusivistas más o menos justificadas."
Debo igualmente, Sra. Oliva Castrillo, darle las gracias por las informaciones que nos proporciona, desde tierras leonesas, sobre este debatido asunto de la “Vía de la Plata”.
Ahora bien, déjeme, asimismo, decirle que tengo el máximo respeto y consideración hacia las opiniones que pueda emitir, sobre este asunto -o cualquier otro-, la profesora y doctora Alicia M. Canto, dada su alta competencia profesional en estas materias de historia y arqueología que a todos nos interesan. Es más, le diré que considero todo un lujo su participación en este portal de Terrae Antiquae (como de igual modo hacía en Celtibería.Net) y así hay que agradecérselo.
No suele abundar que profesores universitarios tan capacitados intervengan -a través de internet- en estos debates manifestando sus opiniones, al tiempo que aportan información y aclaran ideas o conceptos. Quizá otro gallo nos cantara -en orden a elevar el nivel de conocimientos de este país- si procedieran tan altruistamente como hace la doctora Alicia M. Canto.
Pero convendrá usted conmigo -al igual que supongo la propia profesora Alicia- que este explícito reconocimiento no es óbice para que puedan presentarse discrepancias u opiniones alternativas siempre y cuando vayan mínimamente fundamentadas. No debe confundirse nunca un distinto parecer argumentado -y hecho educadamente- con un ataque a la persona con la que se discrepa. Al fin y al cabo, de lo que se trata es de buscar y profundizar, entre todos, en la verdad de las cosas mismas.
Mis opiniones respecto a este polémico asunto de la “Vía de la Plata”, y, en concreto, sobre la exposición “La Vía de la Plata. Un calzada y mil caminos”, creo haberlas dejado suficientemente claras y precisas. No obstante, siempre puede abundarse en ello para mayor aclaración.
Yo he sostenido desde el principio que estoy totalmente de acuerdo en que el concepto de “Vía de la Plata” -tal como han manifestado profesores de relieve- sólo debe aplicarse, en puridad, a la vía que va de Mérida a Astorga (sin dejar del olvidar que hay que tener muy presente las importantes objeciones que al respecto ha manifestado -y de las que hemos dejado constancia- el gran experto en calzadas romanas, el ingeniero Isaac Moreno).
Y también he dicho que no veo ningún problema en que puedan calificarse como ramales o caminos secundarios a las vías que partían de dichas cabeceras principales, tal como se ha presentado en la exposición “La Vía de la Plata. Una calzada y mil caminos”. A mi juicio, y, como es de rigor, a juicio de los profesores que han participado en la elaboración y justificación de dicha exposición, en modo alguno se vulnera o se lleva a confusión que tales caminos secundarios puedan adscribirse bajo el rótulo de “Vía de la Plata” que queda reservado para la vía principal, esto es, Mérida-Astorga.
Un ramal, como menciona el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española en su cuarta acepción, es la “parte que arranca de la línea principal de un camino, acequia, mina, cordillera, etc.”. No ha lugar, por tanto, a confusión, salvo que se sea torpe de entendimiento. Si la profesora Carmen Fernández Ochoa argumenta que puede hablarse de un ramal transmontano de la “Vía de la Plata“, nadie tiene por qué entender que esté haciendo alusión a que es propiamente la continuación de la vía principal (como tal) llamada “de la Plata”. Dice lo que dice, que es un ramal, como de igual modo se dice que una corriente natural de agua puede ser afluente de un río principal. Bien es verdad, que el inconveniente puede surgir para algunos cuando se menciona “Vía de la Plata” en su definición (o de modo exclusivo), pero no cuando se utiliza en toda su extensión el concepto del mismo, esto es, “ramal transmontano de la Vía de la Plata”. Por otro lado, tampoco le he oído ni leído que haya afirmado que Gijón es cabecera principal de la vía susodicha (eso lo han dicho otros como se verá más adelante).
No encuentro tampoco, en este sentido, contradicciones o puntualizaciones severas en la noticia “Catedráticos de tres universidades excluyen a Gijón de la Vía de l... por cuanto que todos ellos, primero, no se refieren para nada al contenido y sentido de la exposición aludida; y, segundo, se limitan a subrayar el carácter unitario de la “Vía de la Plata” que va de Mérida a Astorga, considerando que todo lo demás son “prolongaciones” (Narciso Santos Yanguas), “añadidos” o “enlaces” (Manuel Abilio Rabanal), “secundarios” (Valentín Cabero).
Todo ello muy lógico, porque la exposición de marras se nos aparece configurada -como ya he mencionado por activa y por pasiva- de acuerdo a unos criterios que para nada vulneran la significación histórica de la “Vía de la Plata” en lo que respecta a su trayecto principal entre Mérida y Astorga, y a los ramales o vías secundarias que partían de ella. Téngase en cuenta que esta exposición, mientras fue mostrada en Mérida, Astorga, Sevilla, Santiago de Compostela y Oviedo, no ha recibido críticas de ningún tipo (al menos a mí no me constan) sobre su esencia y contenidos expositivos, más allá de la que ha tenido a bien desarrollar aquí, en Terrae Antiquae, nuestra amable y estimada profesora Alicia M. Canto. Ni siquiera el alcalde de Astorga, Sr. Juan José Alonso Perandones dijo nada en contra cuando la exposición pasó por su ciudad y tampoco ahora que todavía se puede ver en Oviedo. Al contrario, la ha puesto de ejemplo demostrativo en apoyatura de sus reivindicaciones en medio de la polémica que ha mantenido o mantiene con autoridades municipales gijonesas y autonómicas asturianas para evitar que se falsee la significación histórica de la “Vía de la Plata” con esa otra institución de carácter empresarial-turístico-comercial que se hace llamar “Red de Cooperación de Ciudades en la Ruta de la Plata”.
Es decir, la exposición mostró desde su primera apertura al público el “Ramal transmontano de la Vía de la Plata” sin que ello suscitara o transcendiera alguna crítica u objeción académica o mundana de relieve (salvo la que he referido de la profesora Alicia M. Canto), y sólo surge y adquiere valor el cuestionamiento de su relevancia cuando estalla la polémica a raíz de las declaraciones de la Consej..., al manifestar -sin ningún empacho-, en un acto en León, que Gijón era cabecera de la “Vía de la Plata”. Declaración contra la que saltó, lógicamente, el alcalde de Astorga (tal como reconoce él mismo -como causa de su actitud- en el listado de comentarios de esta edición digital del periódico EL COMERCIO) y arremetiendo, ya de paso -puesto que se incardina con ello-, contra el frívolo proceder de la “Red de Cooperación de Ciudades en la Ruta de la Plata”, que, en su afán por moverse atendiendo, de modo preferente, a motivos políticos-turísticos-comerciales-empresariales, parece no importarle en demasía cuidar las formas del rigor histórico que cabe exigir de una promoción de la “Vía de la Plata” entendida incluso en su sentido lato.
Es en el fragor de esta polémica cuando la arqueóloga Carmen Fernández Ochoa publica el artículo "La Ruta de la Plata más allá del nombre", en un intento de aclarar al público en general cuál es el alcance, desde su perspectiva, del llamado “Ramal transmontano de la Vía de la Plata”. En él no dice, como es lógico, nada que difiera de lo ya expuesto en el capítulo que al respecto publica en catálogo de la exposición que nos ocupa.
Y si subrayo esta obviedad es para poner de manifiesto la profunda contradicción en la que cae el alcalde de Astorga al criticar tan furibundamente a la autora con su artículo “El timo en la Vía de la Plata tiene nombres”. Pues, ¿cómo es posible que sea precisamente ahora cuando al alcalde de Astorga le parecen aborrecibles los argumentos que ofrece Carmen Fernández Ochoa (tanto en el artículo referido como a su trabajo en el catálogo) y no lo hubiera manifestado antes, esto es, a lo largo de todo el año anterior y a lo largo de las diferentes muestras de la exposición en cuestión? ¿Cómo es posible, por ejemplo, cuando inauguró en Astorga “La Vía de la Plata. Un calzada y mil caminos”, declarara que “la ciudad «tiene una gran relevancia» en esta exposi... y no se acordara de mostrar -en ese momento o más tarde- su oposición u objeciones a las tesis de Carmen Fernández Ochoa? Sencillamente, porque no había lugar, dado que la exposición se presentaba como una síntesis de acuerdo tras largos años de desencuentros o en... entre la denominada “Red de Cooperación de Ciudades en la Ruta de la Plata” y la “Asociación de Pueblo en Defensa de la Vía de la Plata” que preside el propio alcalde de Astorga.
Es entonces evidente que al Sr. Perandones se le puede decir que pierde los papeles en esta ocasión, al observarse que le ha podido la interpretación política (y se diría que hasta psicologista) sobre Carmen Fernández Ochoa (“apagafuegos”, “asesora indebida”, “embarcadora”, que se deja “azacanear“, “encubridora de timos históricos” etc., todo eso sugiere que es). De dirigir sus dardos dialécticos contra las autoridades asturianas, el alcalde, Sr. Perandones, pasa a dirigirlos, sin solución de continuidad, contra la arqueóloga y su aportación a la exposición. No parece que pueda decirse que haya aquí ni poca ni mucha coherencia y mucho menos un proceder prudencial político en aras a llegar a acuerdos que permitan superar las diferencias existentes.
Poner en un plano de igualdad la esencia expositiva de “La Vía de la Plata. Una calzada y mil caminos” con los propósitos que han venido alentando a la “Red de Cooperación de Ciudades en la Ruta de la Plata” es, a mi juicio, un error (a pesar de que se observa que esta red de ciudades parece procurar ir eliminando algunos de sus burdas propuestas como la de hacer casi coincidir la Vía de la Plata con la carretera N-630 ó, peor todavía, con la autovía de la Plata).
Yo siento que Alicia M. Canto no lo vea así y sostenga que la manipulación que se hace en esta exposición está clara, y que en realidad lo está desde la propia definición de la llamada “Red de Cooperación de Ciudades en la Ruta de la Plata”. Pero, en fin, es su opinión y tiene sus argumentos que se podrán compartir o no.
Como de igual modo debo decir que no comparto su opinión (siempre discutible) cuando dice que al sur de Mérida no puede hablarse tampoco de ramal o prolongación hasta Sevilla, porque en el “Itinerario de Antonino” la ruta 23 aparece bien diferenciada y definida. Es un modo de ver el mapa de rutas de Antonino, a mi juicio, de modo muy fundamentalista. Si así procediéramos tendríamos igualmente que concluir que tanto la ruta 24, de Emerita a Caesaraugusta, como la 26, de Asturica a Caesaraugusta, son igualmente rutas bien diferenciadas y definidas y que impiden concluir que consideremos como una unidad con entidad propia -y como tal “Vía de la Plata“- el trayecto entre Mérida y Astorga si no acudimos al famoso miliario de Milles de la Polvorosa (del que ya sabemos, para colmo, lo que opina Isaac Moreno de su inútil solución).
Hay que subrayar, además, que el propio profesor J. M. Roldán Hervás no deja de reflejar este parecer sobre el “Itinerario de Antonino” tanto en su escrito “El Camino de la Plata: iter o negotium” como en su contribución al catálogo de la exposición “Los miliarios de la Vía de la Plata”. Pero incluso en el primer escrito citado, se diría que parece admitir que la “Vía de la Plata” discurriera hasta Sevilla cuando escribe:
Y todavía en el caso del Camino de la Plata que, por Sevilla y Badajoz, alcanza Mérida y, con ella, nuestra calzada, podría incluso pensarse en su carácter de cauce de transporte de riquezas, en relación con el comercio de las Indias, con origen y destino en el puerto sevillano, que circulaban por todo el oeste peninsular. Sirvan de autoridad los versos de Lope de Vega:
“Mejor es que la lleven a Sevilla si cabe en el Camino de la Plata”>>
En definitiva, se podrían aportar muchas más cosas y más argumentos de debate. Al fin y al cabo, esta problemática “Vía de la Plata” tiene más ramales (no sólo físicos) de lo que parece. Por poner un ejemplo: la discusión sobre el alcance o grado de romanización que experimentó el territorio de Asturias. Una polémica que ya viene de lejos (con unos de sus hitos en la exposición “Astures, pueblos y culturas en la frontera del Imperio Romano” de ... de la que fue comisaria científica Carmen Fernández Ochoa) y que a buen seguro se reemprenderá con la última publicación del profesor Narciso Santos Yanguas.
En cualquier caso, no sé hasta qué punto se puede concluir que todo esta problemática sobre la “Vía de la Plata” puede considerarse que discurre por terrenos muy de lamentar (estas cosas son como son y está en la propia dinámica de la interpretación de estas materias), pero esperemos que no termine de ese modo.
Comentar
Bienvenido a
Arqueologia, Historia Antigua y Medieval - Terrae Antiqvae
Terrae Antiqvae es una Red Social sin ánimo de lucro. Necesitamos tu apoyo para el mantenimiento del sitio. Apadrina esta Comunidad
Derechos de Autor:
Terrae Antiqvae® is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Información legal: Terrae Antiqvae® es Marca registrada por José Luis Santos Fernández. Marca nº 2.679.154 - Clase 41, Madrid, España. Reservados todos los Derechos. En Internet desde Julio de 2001.
Normas de la Comunidad (Aviso Legal): Netiqueta - Términos de servicio
© 2024 Creado por José Luis Santos Fernández. Tecnología de
¡Necesitas ser un miembro de Arqueologia, Historia Antigua y Medieval - Terrae Antiqvae para añadir comentarios!
Participar en Arqueologia, Historia Antigua y Medieval - Terrae Antiqvae