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Zahi Hawass, ex ministro de estado de antigüedades egipcias (Foto: Archivos de Ahram)
«Sé dónde está la tumba de Cleopatra, la reina de Egipto». Lo asegura de forma rotunda Zahi Hawass, 71 años, considerado el más prestigioso egiptólogo del mundo, durante una conferencia en un ala de la Universidad de Palermo (Sicilia), que se llenó para escuchar al famoso arqueólogo.
Se trata de uno de los más grandes misterios de Egipto. Zahi Hawas ha dedicado su vida a descubrir ese tesoro. Si definitivamente sale a la luz la tumba de Cleopatra, la última reina de Egipto (Alejandría, 69-12 a.C.), y una de las más grandes mujeres de la historia, celebrada por el arte y el cine, podría ser el descubrimiento del siglo, dicen los arqueólogos, un hallazgo «más importante aún que la tumba de Tutankamón», según Hawass.
Todos los indicios recogidos a lo largo de muchos años le conducen a un determinado lugar: a un ambiente subterráneo, a unos metros de profundidad, excavado en el terreno a la sombra de las imponentes ruinas del templo Taposiris Magna, un lugar funerario a casi 30 kilómetros de Alejandría, en Egipto.
Vista del templo dedicado a la diosa Isis en la ciudad ptolemaica de Taposiris Magna. (Efe)
Hasta allí, en un lugar sacro y seguro, los sacerdotes de Cleopatra, después de su suicidio, habrían transportado su cuerpo momificado. Y al lado, según Zahi Hawas, reposarían los restos de su gran y trágico último amor: Marco Antonio, el hombre con el que compartió el declinar de la dinastía Ptolemaica del Antiguo Egipto, cuyo reino cayó bajo el control de la Roma imperial de Octavio. Así, Cleopatra y Marco Antonio habrían unido simbólicamente un destino común de amor y muerte.
Obviamente, el célebre arqueólogo no revela las coordenadas precisas de la tumba de Cleopatra, pero está a un paso de sacarla a la luz: «Estoy muy próximo. Creo haberla encontrado. Estoy en el buen camino. Tengo grandes esperanzas de dar con ella pronto», afirma Zahi Hawass. “El lugar preciso nos ha proporcionado en el curso de las investigaciones muchos elementos que nos llevan sin duda a la tumba de la figura histórica de Cleopatra. Por esto, sabemos ahora exactamente dónde debemos excavar», añade.
Se trabaja con las tecnologías más avanzadas para desvelar el misterio. Pero la operación es compleja. En las últimas semanas, los ambientes hipogeos o bóvedas subterráneas usadas en la antigüedad para conservar los cadáveres, son inaccesibles, porque se han llenado con las aguas del lago que está en las inmediaciones. «Todo está sumergido, una condición que no nos permite excavar bien. Por tanto, lo primero que tenemos que hacer es liberar de agua la zona, un trabajo que estamos organizando. Esta es la fase más compleja. Pero el objetivo es afrontarla pronto para proseguir después con la investigación y las excavaciones», ha explicado el arqueólogo en su conferencia en Palermo.
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Dados los pasos gigantescos que ha llevado ya a cabo el investigador egipcio, Taposiris Magna ha centrado la atención de los arqueólogos de todo el mundo. Las pruebas en las que se basa Hawass es la escritura milenaria, jeroglíficos, donde «hay referencias al nombre de Cleopatra», afirma el egiptólogo, quien se muestra convencido de que «las dos sepulturas, la de Cleopatra y Marco Antonio, están en el mismo lugar», precisa Hawass, dando una explicación para este destino común de ambos personajes: «Se trata de un lugar funerario monumental digno de realeza, muy importante; no es un lugar funerario cualquiera. Y aquí han aparecido muchos elementos que se refieren a Cleopatra. En definitiva, no puede ser un sitio dedicado a personajes ordinarios, sino solamente a los más altos dignatarios».
Cleopatra (69-30 a.C. ) reina de Egipto con Marco Antonio (83-30 a.C, ). Grabado de 1881. (photoaisa@photoaisa.com / Leemage)
No tiene ninguna duda el investigador Hawas de que aquí encontrará la tumba de Cleopatra, reina que subió al trono a los 18 años, considerada por los historiadores un icono, culta y refinada, inteligente y brillante, con extraordinarias habilidades y bella, que sedujo a los hombres de su época. Mucho se ha escrito sobre su historia de amor con Julio César, interesado por motivos económicos en una alianza con Egipto. Después sedujo a Marco Antonio, con el que vivió una gran historia de amor. Prefirió morir como reina antes que sometida y verse humillada ante el pueblo romano. Su suicidio fue un gesto de orgullo. Según la leyenda, se dejó morder por una serpiente venenosa.
Durante 2.000 años Cleopatra ha seguido en el imaginario colectivo de todo el mundo, pero su figura histórica es todavía hoy en parte poco conocida y con aspectos enigmáticos. El mito y la leyenda continúan.
Fuente: abc.es | 15 de enero de 2019
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Vista aérea de las excavaciones en Taposiris Magna. PAUL OLDING
De una reina a otra. Tras una temporada sugiriendo que había encontrado la tumba de Ankesenamón, la esposa de Tutankamón, en el ramal occidental del Valle de los Reyes (Luxor), junto al sepulcro de su segundo esposo Ay, Zahi Hawass, el paradigma de egiptólogo egipcio, el hombre del sombrero, otrora todopoderoso responsable de las antigüedades de Egipto, ha soltado que está a punto de descubrir la tumba de Cleopatra VII (la famosa última reina de Egipto) en el otro extremo del país. Lo ha hecho, el anuncio, en una conferencia en Palermo, sin aportar de momento ninguna prueba.
Ha dicho que el sepulcro estaría en la antigua Taposiris Magna, hoy Abusir, a 45 kilómetros al oeste de Alejandría. Situar ahí la última morada de la más famosa reina del Nilo no es ninguna novedad, y de hecho es la hipótesis, y la obsesión, de la arqueóloga dominicana Kathleen Martínez (inicialmente una protegida de Hawass, precisamente), que la busca allí desde 2002 entre el escepticismo general. Martínez siempre ha asegurado tener indicios de que en la antigua ciudad portuaria, en el complejo del famoso templo de Osiris o sus cercanías, está enterrada la reina, y no solo ella sino también su amante Marco Antonio.
"Espero encontrar la tumba de Cleopatra y Antonio pronto", ha declarado Hawass, según Egypt Today. "Creo que están enterrados en la misma tumba. Estamos muy cerca de descubrir el lugar exacto, estamos en el buen camino, sabemos exactamente dónde excavar".
En estos años, se han hallado distintas estructuras y tumbas grecorromanas con momias en su interior, pero hasta ahora nada conclusivo sobre la presencia de Cleopatra. Martínez aseguró en su día haber excavado un templo dedicado a Isis y haber encontrado monedas con la efigie de Alejandro Magno, así como pozos funerarios que podrían pertenecer a personajes relevantes. También afirmó haber descubierto una cabeza de Cleopatra y monedas con la imagen de la soberana. Ninguno de esos hallazgos ha sido concluyente.
Por qué Cleopatra debería haber sido enterrada en Taposiris y no en una tumba real con los demás Ptolomeos, su familia, en el cementerio de la realeza en Alejandría (la opción más lógica), tiene varias posibles respuestas. Quizá por la asociación de Taposiris con Osiris, dios de los difuntos; para marcar distancias, precisamente con sus antepasados; para darse un enterramiento original e incluir a Marco Antonio... O fue una decisión política de Octavio (Augusto), vencedor de la pareja: llevarlos fuera de la revoltosa y famosa metrópoli evitaba que se creara un punto de peligroso recuerdo, añoranza y veneración de la última reina de Egipto, enemiga de Roma.
En realidad, el hecho de que ninguna fuente romana nos hable de la tumba de Cleopatra (más allá de que se habría construido un mausoleo habitable, que fue el lugar adonde hizo conducir el cuerpo de Marco Antonio y donde se suicidó, según Plutarco), indica que el lugar no era en la Antigüedad visitable o se desconocía su ubicación. Sabemos que en cambio algunos emperadores visitaron la tumba de Alejandro Magno (hoy desaparecida), que era un must del turismo de la época en Alejandría. Es verdad que no habrían acudido a presentar sus respetos a la momia de la enemiga Cleopatra, pero quizá les hubiera picado la curiosidad. En cuanto a Marco Antonio, hay historiadores que dudan de que a un romano de pro, aunque hubiera hecho cosas tan excéntricas como él, se lo hubiera momificado y enterrado con una reina egipcia, contraviniendo las costumbres romanas que incluían rituales funerarios muy específicos y la incineración del cuerpo.
Hawass ha participado con Martínez en algunas excavaciones y en el estudio con radar de zonas del yacimiento, un lugar que es un complejo y peligroso puzzle con materiales de diversas épocas, incluidos restos de la batalla de El Alamein: proyectiles sin explotar y cuerpos de soldados del Eje y Aliados carbonizados en túneles y trincheras, lo que complica las cosas.Algunas zonas subterráneas están parcialmente inundadas.
Sería extraño que Zahi Hawass se lanzara en plancha sin tener evidencias serias, aunque otras veces lo ha hecho y donde dije digo, digo Diego.
Que ahora Hawass, viejo zorro, afirme que el descubrimiento de la tumba de Cleopatra está a la vuelta de la esquina puede significar que se ha hecho algún hallazgo significativo en ese sentido (en Egipto no se puede descartar nada: cosas más raras se han visto). Sería extraño que Zahi Hawass se lanzara en plancha sin tener evidencias serias, aunque otras veces lo ha hecho y donde dije digo, digo Diego. La manera de arrogarse el protagonismo de la excavación es típica de Hawass y de hecho suele ser indicio de hallazgo importante que él se ponga en primer plano.
Más probable es, sin embargo, que Hawass necesite distraer la atención de que en el Valle de los Monos (el ramal donde está la tumba de Ay) no ha encontrado lo que prometía y lo de Cleopatra sea una huida hacia adelante (que además es un chute de emoción muy conveniente para el interés por Egipto y para el turismo tras el último atentado). A Zahi mucha gente le tiene ganas. Es lógico, porque mientras él se permite a menudo fantasear, ridiculiza a los demás cuando hacen lo mismo. Habrá que esperar a ver si los hallazgos confirman la aseveración de Hawass. Qué más querríamos todos los amantes de la egiptología, la historia y hasta el cine que apareciera Cleopatra (esté como esté, que no será, que nadie se haga ilusiones, con el aspecto y la exuberante lozanía de Elizabeth Taylor en el filme de Mankiewicz de 1963). Y si es con Marco Antonio, claro, mucho mejor.
Bueno esto se complica. Ahora resulta que Hawass no ha dicho lo que dice la primera noticia, ni se está ocupando de este tema en estos momentos. En fin...
FRANCISCO CARRIÓN
Vista aérea de Taposiris Magna, donde se busca la tumba de Cleopatra y Marco Antonio. KENNETH GARRETT
Sería uno de los grandes hallazgos de la egiptología pero, de momento, figura junto a la sepultura de Nefertiti en los enigmas sin resolver que guardan las arenas o las aguas de Egipto. La tumba de Cleopatra VII y Marco Antonio permanece extraviada a pesar de los titulares que esta semana han circulado por internet anunciando su descubrimiento.
El mediático arqueólogo Zahi Hawass, el autor de las supuestas declaraciones que avanzaban el hallazgo, niega cualquier novedad en declaraciones a EL MUNDO.es. "No es cierto. No he encontrado la tumba de Cleopatra", replica en conversación con este diario, molesto por la repercusión de una entrevista erróneamente traducida en Italia y amplificada, sin la más leve confirmación, por medios de comunicación de todo el mundo.
Hasta hace dos años Hawass, ex ministro de Antigüedades del país árabe, codirigía la excavación de Taposiris Magna, un complejo monumental ubicado a unos 45 kilómetros al oeste de la ciudad mediterránea de Alejandría. En su perímetro, la arqueóloga y abogada dominicana Kathleen Martínez, estaba convencida de desempolvar el sarcófago de la última reina del antiguo Egipto (69 a.C.-30 a.C.) y el general romano.
Pero, hasta ahora, la búsqueda ha resultado infructuosa. "Se ha excavado Taposiris Magna durante los últimos ocho años. Martínez piensa que tanto Cleopatra como Marco Antonio fueron enterrados allí, pero ésa no es mi teoría. Yo no comparto esa idea", comenta un egiptólogo que ha logrado fama mundial a golpe de apariciones en documentales estadounidenses y conferencias por todo el planeta.
Zahi Hawass en el yacimiento de Taposiris Magna. KENNETH GARRETT
"Es cierto que durante todo este tiempo han aparecido monedas y estatuas con la imagen de Cleopatra y un gran cementerio en el exterior del templo pero sin rastro de la tumba de Cleopatra", apunta Hawass, embarcado ahora en la búsqueda del enterramiento de Anjesenamón, la esposa de Tutankamón (1336-1327 a. C.) y la esquiva Nefertiti.
"Yo he cooperado con Martínez pero hace dos años dejé la dirección del proyecto porque estoy ocupado con mi trabajo en el Valle de los Reyes de Luxor buscando la tumba de Nefertiti y Anjesenamón", arguye quien visitó por última vez las excavaciones de Taposiris Magna hace dos meses. "El trabajo allí sigue su marcha pero no hay ninguna prueba de la existencia de la tumba de Cleopatra. Y creo que el templo ha sido ya completamente excavado", agrega.
La tesis de Hawass sitúa el nicho de la monarca en otra localización, lejos de un recinto que fue horadado a partir de la expedición militar de Napoleón Bonaparte en 1801. "Mi sensación es que fue enterrada en el interior de la tumba que mandó construir en su palacio de Alejandría", confiesa el arqueólogo.
Existen, sin embargo, otras hipótesis. Hace tres años, en una entrevista con este diario Joyce Tyldesley, egiptóloga del Museo de Manchester y autora del ensayo "Cleopatra, la última reina de Egipto", puso en duda su envenenamiento y esbozó otra posibilidad sobre el paradero de su cadáver. "Sería fantástico hallar la tumba de Cleopatra. Pero mi tesis es que Cleopatra fue tal vez incinerada y luego colocada en una tumba en Alejandría", argumentó.
"Ninguna tumba de la tierra encerrará una pareja tan famosa", proclamaba Octavio en "Antonio y Cleopatra", la obra teatral que William Shakespeare compuso a partir del relato de Plutarco. A lo largo de la última década, la afirmación de que la vida paralela de ambos personajes yace junta en un lugar indeterminado ha sido acogida con incredulidad por la comunidad arqueológica internacional.
El misterio continúa rodeando el destino final de la mujer que, según la tradición popular, se suicidó con la mordedura de una cobra egipcia, incapaz de sobreponerse a la instantánea de Marco Antonio agonizando entre sus brazos atravesado por su propia espada al dar por cierta la noticia falsa de la muerte de su esposa.
Cautiva en su palacio de Alejandría, la hija de Ptolomeo XII -asistida por sus criadas Iras y Charmion- prefirió renunciar a la vida antes que aceptar el ocaso de la civilización faraónica y jurar obediencia a Octavio, convertido en el 27 a.C. en el primer emperador romano bajo el nombre de César Augusto. Décadas después, Plutarco la describió como escurridiza y embaucadora, irresistible en el trato por su "voluptuosidad infinita al hablar" y la dulzura y armonía del son de su voz.
"La edad no puede marchitarla. (...) Provoca más hambre cuanto más satisface", escribió de ella Shakespeare. Según el retrato robot que nos ha legado el tiempo, Cleopatra era extremadamente inteligente e instruida en ciencias naturales, Filosofía, Medicina y Matemáticas. Políglota, fue el primer miembro de la dinastía ptolemaica en hablar egipcio antiguo.
La última soberana del antiguo Egipto -que se casó con sus dos hermanos y resistió en una corte de lenguas viperinas, conspiraciones e imposturas familiares- venció a su propio óbito y se convirtió en mito. "La primera celebridad del mundo" -según el crítico estadounidense Harold Bloom- sobrevivió en un escenario. Fue personaje de ópera y William Shakespeare le devolvió la voz y el llanto. Resucitó entre fotogramas. En la piel de Elizabeth Taylor o Angelina Jolie, su última inquilina. Y consiguió incluso la dicha del recuerdo cotidiano.
Su nombre es la marca de unos cigarros con los que miles de egipcios llenan de nicotina sus pulmones a falta de libras para costear caladas de tabaco extranjero. El eco de la mujer que cautivó a Julio César y Marco Antonio habita cualquier páramo. Roma trató en vano de descubrir su sepultura. Su lecho permanece intacto. Dos milenios después de su muerte, su lugar de reposo sigue siendo un interrogante perdido en las aguas del Mediterráneo o bajo las arenas del desierto.
Bueno, tampoco se puede decir que nos coja por sorpresa el desmentido de Zahi Hawass. El anuncio del hallazgo de la tumba de Cleopatra era demasiado espectacular como para darlo por seguro sin antes no ver alguna prueba de ello.
Lo que sí extraña es que Hawass no lo hubiera desmentido inmediatamente al día siguiente de haberse publicado en multitud de medios de comunicación, los cuales, por otra parte, si interpretaron mal sus palabras, o las tradujeron equivocadamente, se pasaron cuatro pueblos con semejante error. Una noticia así hay que confirmarla por activa o por pasiva, pero, en fin, en estos tiempos de proliferación de fake news cabe esperar cualquier cosa como esta o parecida.
Zahi Hawass, con una estatuilla de Tutankamón.
El famoso arqueólogo egipcio Zahi Hawass, responsable de antigüedades de su país durante la presidencia de Hosni Mubarak, ha reconocido que en contra de las declaraciones que se le han atribuido, no se está en absoluto cerca de hallar la tumba de la reina Cleopatra. El mes pasado, medios de todo el mundo avanzaron que el descubrimiento del sepulcro en el que yacería no solo Cleopatra sino su amante Marco Antonio era inminente, basándose en supuestas afirmaciones de Hawass vertidas durante una conferencia en la Universidad de Palermo. La noticia levantó enorme expectación, aunque ya hubo quien puso sordina al anuncio.
Ahora, en un artículo escrito por él mismo y publicado hace unos días en el diario egipcio Al-Ahram, Hawass afirma que los medios malinterpretaron sus palabras y le atribuyeron falsamente el que la tumba estuviera a punto de ser localizada en el gran templo de la ciudad de Taposiris Magna, 45 kilómetros al oeste de Alejandría. El arqueólogo egipcio asegura que durante su conferencia ya dijo que la teoría de que Cleopatra reposa allí no es suya, sino de la dominicana Kathleen Martínez, que excava en el lugar. Subraya que él nunca ha creído en esa hipótesis. “Los egipcios nunca enterraban en el interior de un templo”, señala Hawass, “los templos eran para rendir culto, y este lo era para el de la diosa Isis, es por lo tanto improbable que Cleopatra fuera enterrada ahí”.
Añade que lo más probable es que la tumba de la reina se encuentre en el área de Al-Selsela, en Alejandría, bajo el agua a causa de el hundimiento de la zona de los puertos y palacios de los Ptolomeos a lo largo del tiempo.
Al respecto indica que de dónde deben esperarse en todo caso noticias del descubrimiento de la tumba es de la misión de arqueología submarina que excava cerca del antiguo barrio real, en la actualidad sumergido. Apunta que el equipo ha hallado una “excitante estructura” en el límite de una puerta monumental que con su granito y cobre y revestimiento de plomo “podría ser parte de la puerta de la tumba de Cleopatra”.
Hawass aprovecha para decir que de cara al proyecto de un nuevo filme sobre Cleopatra, él no se inclina por Lady Gaga o Beyoncé; prefiere a Angelina Jolie.
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Hombre eso de que los egipcios no enterraban en el interior de templos… Yo no tengo mucha idea, pero este mismo fin de semana, en uno de los canales de pago que se dedican a la historia (creo que era National Geographic), hablaban de la búsqueda de la tumba de Cleopatra y aparecía la excavación del templo de Taposiris Magna y había numerosas tumbas (de hecho abrían una), así que por eso no será ;-)
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