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Un estudio detecta la unidad milenaria de la 'palma de la mano' en vasijas israelíes de la Edad del Hierro
Ortal Harush, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, sostiene una de las vasijas analizadas
Etzba, tefach, zeret, amah, ris, mil. Los antiguos israelitas tenían distintas unidades de medida. Una de las que más aparece en la Biblia, y que es la base de muchas leyes judías, es el tefach, que vendría a ser la palma de la mano de un hombre. No hace falta ser un visionario para entender que no todas las personas tienen lo mismos centímetros desde la muñeca hasta la punta del dedo medio, pero, sorprendentemente, los arqueólogos encontraron unos tarros de almacenamiento en Israel con un diámetro interior del borde del cuello con unas dimensiones que se mantuvieron inalterables durante 350 años.
Este tipo de frascos forman uno de los principales grupos de utensilios que se produjeron y se utilizaron abundantemente desde que se inventó la cerámica. La necesidad de recolectar, almacenar y distribuir productos agrícolas como granos, aceites y vino en grandes recipientes ha llenado los yacimientos arqueológicos de fragmentos de vasijas con varios diseños, tamaños y formas. Sin embargo, la medida precisa de la unidad bíblica de la tefach ha sido un tema de debate rabínico desde hace mucho tiempo.
Las vasijas reucperadas en el enclave de Khirbet Qeiyafa tenían aberturas idénticas (Israel Antiquites Authority)
Denominador común
Los investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén y de la Autoridad de Antigüedades de Israel descubrieron, sin embargo, un denominador común asombroso, el uso de las métricas originales para el Tefach, según explican en un artículo publicado en el Bulletin of the American Schools of Oriental Research (PDF, aquí).
”Es natural que los antiguos alfareros adoptaran el estándar de la anchura de la mano. Era una unidad de longitud que se usaba ampliamente en la antigüedad y se menciona tanto en fuentes asirias y egipcias como en el Antiguo Testamento”, indican los expertos.
Escanearon hasta 307 frascos de la Edad del Hierro encontrados en Khirbet Qeiyafa (Reino de Judá; principios del siglo X a. C.), frascos de “hipopótamos” del norte de Israel (Reino israelita, siglo IX a. C., apodado así por su gran tamaño y sus asas, lo que los asemeja a hipopótamos) y frascos de almacenamiento del Reino de Judá (siglos VIII al VII a. C.).
Había grandes variaciones entre los tarros, incluso en los del mismo período de tiempo y región geográfica. Solo una medida se mantenía constante: el diámetro interior del borde del cuello, que siempre medía entre 8,85 y 8,97 centímetros, estadísticamente idéntica a la amplitud de la mano humana.
Un soldado del US Army destacado en Irak usa guantes para sujetar su arma (Wikipedia).
Medidas
Para obtener más datos sobre el tamaño de las palmas masculinas, los investigadores tomaron como referencia los valores que había usado el US Army (el ejército de Tierra estadounidense) para encargar guantes para sus soldados. Las dimensiones medias se situaban en 8,67 centímetros, con una variación de ±0,48 cm.
“Aunque la altura y el peso de las personas han cambiado con el tiempo debido a la mejora de la dieta y la salud, estudios anteriores han demostrado que las dimensiones de las palmas no han cambiado mucho en los últimos 3.000 años”, señalan los especialistas.
Los arqueólogos creen que era “fácil” para los antiguos alfareros israelíes usar sus palmas como herramientas para definir el diámetro estándar de las aberturas de las jarras mientras trabajaban en el torno. Además, los frascos de almacenamiento eran artículos de usos múltiples, lo que significa que sus aberturas tenían que ser lo suficientemente grandes para permitir la limpieza entre sus diversos usos, lo que implica colocar la mano en el tarro.
Vasijas de almacenamiento de Khiyife, Hippo, Lmlk. El diámetro del borde interior del 'tefah' está delineado en rojo. (Universidad Hebrea).
Leyes hebreas
Hay, sin embargo, otro aspecto antiguo que puede explicar esos diámetros uniformes: las leyes de pureza respetadas y observadas en el Antiguo Testamento. El Libro de los Números, el cuarto libro del Tanaj hebreo (el conjunto de 24 libros sagrados canónicos del judaísmo), se ocupa de la pregunta “¿Cuál es el estado de los frascos que se dejan en las proximidades de un cadáver? ¿Son impuros o puros?”.
”Esta es la ley: si un hombre muere en una tienda, cualquiera que entre en la tienda y cualquier cosa que esté en la tienda será inmundo durante siete días. Cualquier vaso abierto que no tenga un sello alrededor quedará inmundo”. (Números 19: 14-15).
Este pasaje tuvo serias implicaciones económicas. Imagínense tener que tirar valiosas reservas de grano y aceite por el hecho de que el ‘abuelo Ezequiel’ había muerto en la tienda familiar. Es por eso que, las tradiciones judías posteriores, cuantificaron estas reglas de impureza, afirmando que el tamaño mínimo de apertura a través del cual puede entrar la impureza es la anchura de la mano por la amplitud de la mano.
Foto: Parte de una tabla para medir un 'volumen estándar', descubierta en el sitio arqueológico de 'Camino del Peregrino' en Jerusalén. Crédito de la foto: Autoridad de Antigüedades de Israel.
“La impureza no entra en un refugio, ni se aparta de él, si hay una abertura de menos de un palmo [tefach] por un palmo [tefach]” (14,1). El Mishneh Torá, el código de leyes judías religiosas realizado por Maimónides, aclara que “según la Tradición Oral, se enseñó que el verso habla sólo de un recipiente de cerámica, porque es un recipiente que contrae la impureza sólo a través de su apertura” (21.1).
Estatua de Maimónides en su ciudad natal, Córdoba, realizada en 1964 por Amadeo Ruiz Olmos.
Maimónides venía a afirmar que una abertura redonda con un diámetro máximo del ancho de una mano (o tefach) aseguraría que el contenido de la jarra siguiera siendo puro, incluso si estuviera almacenado cerca de un cadáver, lo que implicaba que los alfareros crearan frascos de almacenamiento con entradas de esas dimensiones.
Con el tiempo, diferentes rabinos intentaron convertir las medidas bíblicas tradicionales a las modernas, lo que hizo variar las convenciones sobre el tefach. Para el rabino Avraham Jaim Naeh, medía 8 cm, mientras que para el rabino Abraham Yeshaya Karelitz tenía 9,6 cm. La abertura uniforme de los antiguos frascos de almacenamiento, que mide entre 8,85 y 8,97 cm, se encuentra entre estas dos opiniones y puede arrojar luz sobre las medidas de la enseñanza bíblica.
“Quizás, la convergencia final de una abertura de un palmo mató varios pájaros de un tiro y tuvo en cuenta las tradiciones espirituales y legales respecto a la ventana mínima a través de la cual la impureza podría contaminar el contenido de un recipiente de cerámica y así inutilizarlo”, concluyen los investigadores.
Fuentes: lavanguardia.com | phys.org | timesofisrael.com | 14 de octubre de 2020
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Comentario por Luis Castaño Sánchez el octubre 15, 2020 a las 7:12pm
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Vaya tela. Y venga y dale a hablar de unidades antropométricas sin partir del Canon.
Nueve años trabajando en el tema para nada porque se siguen diciendo tonterías a troche y moche mientras mi investigación sigue sobre mi mesa porque mi falta de energía me impide seguir los caminos habituales para darla a conocer y nadie mueve un puto dedo. Hasta los huevos.
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Mis disculpas por el calentón, que ya no puedo corregir.
Por aportar algo más positivo que mi mal humor aprovecho para hacer aquí también copia y pega del comentario que he puesto en esa noticia de La Vanguardia:
Buenas tardes:
Como Licenciado en Filología (Universidad de Cádiz, 1992), descubridor del Canon en 2011 e Investigador en Metrología Histórica desde entonces, me permito realizar toda una serie de puntualizaciones sobre esta noticia basadas en mi investigación sobre las medidas antiguas.
(Nota: Emplearé mayúsculas para subrayar los puntos más importantes).
El Canon es un modelo humano ideal que aparece ya descrito por escrito en tablillas sumerias y grabado en el patrón de Nippur (Siglo XXVII AC) y que corresponde a un Hombre de 1’80 m.
Dicho modelo humano aparece también inscrito en reglas egipcias de 7 Palmas (mal llamadas “Codos”) y se transmite históricamente.
Así, el modelo es explicado de nuevo por escrito por Vitruvio en Los diez libros de Arquitectura y se transmite (con algunos errores) hasta Leonardo Da Vinci quien, en 1492, lo recoge perfectamente en su llamado “Hombre de Vitruvio”, trazado con una cuadrícula que corresponde al modelo de 24 Palmas a escala 1:10.
La Palma (empleo mayúsculas para las unidades de medida) NO es la distancia desde la muñeca hasta la punta del dedo medio de la mano. Esa unidad es la Mano = 10 Dedos.
La Palma es el ancho de 4 Dedos más 4 Marcas = 7’5 cm. Ese es el valor ideal de dicha unidad, valor que aparece en las citadas reglas egipcias de 7 Palmas, en la mesa de medidas de Leptis Magna y en el modelo de Leonardo.
Por supuesto, “Es natural que los antiguos alfareros adoptaran el estándar de la anchura de la mano. Era una unidad de longitud que se usaba ampliamente en la antigüedad y se menciona tanto en fuentes asirias y egipcias como en el Antiguo Testamento”.
Pero la cuestión es que para estudiar bien esa unidad antropométrica (y muchas otras) es necesario partir del modelo humano correcto (y del estudio de los textos antiguos que lo describen; y del estudio de los patrones que recogen las antiguas unidades de medida antropométricas) o de lo contrario se seguirán cometiendo infinidad de errores, como aquí.
Porque en esta noticia se dice (y no sé si también en el artículo original porque me ha sido imposible acceder al mismo) que “el diámetro interior del borde del cuello, que siempre medía entre 8,85 y 8,97 centímetros, estadísticamente idéntica a la amplitud de la mano humana”.
Bien, pues es muy posible que ese valor de entre 8’85 cm y 8’95 cm aparezca, pero ese valor NO corresponde a la Palma. Quizá corresponda a una variación (que encontramos por ejemplo en la mesa de medidas de Leptis Magna) en la que el módulo de 7 Palmas (idealmente 52’50) es dividido en 6 partes iguales (de 8’75 cm cada una) QUE YA NO SON PALMAS.
En cuanto a la afirmación “Aunque la altura y el peso de las personas han cambiado con el tiempo debido a la mejora de la dieta y la salud, estudios anteriores han demostrado que las dimensiones de las palmas no han cambiado mucho en los últimos 3.000 años” es relativamente correcta.
Pero sería mucho más correcto señalar que lo que tenemos, probablemente, es que una vez establecido el Canon y grabado en patrones físicos, es este modelo ideal el que se transmite sin apenas modificaciones a lo largo de la Edad Antigua, como vengo explicando desde 2011.
Remito, por ejemplo, a mi ponencia “Hombre y Medida: Una Historia de la Metrología”, en el VI Congreso Español de Metrología en San Fernando, Cádiz, en 2017.
Atentamente,
Luis Castaño Sánchez. Licenciado en Filología (UCA 1992). Investigador en Metrología Histórica.
Más información sobre mi investigación en mi página de perfil en Academia.edu:
https://independent.academia.edu/LuisCasta%C3%B1o
Para quien prefiera ver vídeos dejo enlace a mis entrevistas en:
Ventana a la Historia (2015):
https://7tvandalucia.es/jerez/ventana-a-la-historia/2-27-18112015-l...
Zona Historia TV (2018):
http://ondacadiz.es/programa/zona-historia/2018-10-14
Por último, dejo enlace al último vídeo que he realizado sobre mi investigación.
Se trata de una versión francesa de mi conferencia “Hombre y Medida: Una Historia de la Metrología” en el VI Congreso Español de Metrología en San Fernando, Cádiz, en 2017.
https://www.youtube.com/watch?v=f8NjLgEl0HA
El vídeo es de 2019 y no recoge las últimas novedades de mi investigación, que sigue en curso.
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Mano
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Toda la información del Canon está recogida en las reglas egipcias.
En este sentido, recomiendo leer mis dos artículos publicados en la revista Egiptología 2.0:
Sistema de medidas egipcio:
http://egiptologia20.es/sistema-de-medidas-egipcio-bases-teoricas-p...
Hombre, medidas, pirámides:
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Vaya. No salió la imagen de la Palma. La subo de nuevo:
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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el octubre 15, 2020 a las 10:45pm
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Se agradecen, como siempre, tus espléndidas y didácticas aclaraciones, Luis.
No cabe duda que, en esto de la metrología histórica, a muchos de los catalogados expertos sobre la materia todavía les falta por aclararse bastante en conceptos y nociones al respecto, como por ejemplo -y que bien subrayas- la diferencia entre la medida de la mano y la palma, y, sobre todo, el hecho de que nunca aporten la referencia o canon de medida del tamaño del hombre sobre el cual habría que aplicar y/o derivar los resultados de las medidas que dicen descubrir.
Un saludo muy cordial y que sigas con tu magnífica investigación sobre metrología histórica.
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Muchas gracias, siempre, por tus amables palabras, Guillermo.
Hace un momento he enviado un mail a la redacción de La Vanguardia con mis observaciones sobre la noticia en cuestión. Espero que respondan algo y poder hablar del tema con ellos. Ya veremos.
Un cordial saludo.
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