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Ejemplos de óstraca con inscripciones en hebreo halladas en Tel Arad. (Michael Cordonsky, Universidad de Tel Aviv y Autoridad de Antigüedades de Israel)
Investigadores de la Universidad de Tel Aviv (TAU) han analizado 18 textos antiguos que datan de alrededor del 600 a. C., procedentes del puesto militar de Tel Arad, mediante un vaguardista procesamiento de imágenes, tecnologías de aprendizaje automático y la experiencia de una experta en caligrafía.
Llegaron a la conclusión de que dichos textos fueron escritos por no menos de 12 autores, lo que sugiere que muchos de los habitantes del reino de Judá durante el período aludido sabían leer y escribir, y, en consecuencia, la alfabetización no estaba reservada, como un dominio exclusivo, en manos de unos pocos escribas reales.
El especial estudio interdisciplinario fue realizado por el Dr. Arie Shaus (izquierda), de la Universidad de Tel Aviv (TAU), la profesora Shira Faigenbaum-Golovin y el Dr. Barak Sober, del Departamento de Matemáticas Aplicadas de la TAU; el profesor Eli Piasetzky, de la Escuela de Física y Astronomía Raymond and Beverly Sackler; y el profesor Israel Finkelstein, del Departamento de Arqueología y Civilizaciones del Antiguo Cercano Oriente Jacob M. Alkow. Además, ha participado la especialista en escritura forense, Yana Gerber, una experta que ha desempeñado su trabajo durante 27 años en el Laboratorio de Documentos Problemáticos de la División de Identificación y Ciencias Forenses de la Policía de Israel y su Unidad de Investigaciones Criminales Internacionales.
Los resultados de la investigación llevada a cabo se han publicado en la revista PLOS ONE.
"Existe un animado debate entre los expertos sobre si los libros biíblicos 'Deuteronomio', 'Josué', 'Jueces', 'Samuel' y 'Reyes' fueron compilados en los últimos días del reino de Judá o después de la destrucción del Primer Templo por los babilonios", dice el Dr. Shaus. "Una forma de tratar de llegar al fondo de esta cuestión es preguntarse cuándo existió el potencial para la escritura de obras históricas tan complejas".
"Para el período posterior a la destrucción del Primer Templo, en el 586 a. C., hay muy pocas evidencias arqueológicas de escritura hebrea en Jerusalén y sus alrededores, pero se ha encontrado una gran cantidad de documentos escritos para el período anterior a la destrucción del Templo. Ahora bien, ¿quién escribió estos documentos? ¿Se trataba de una sociedad con un nivel de alfabetización generalizado o solo había un puñado de personas que sabían leer y escribir?"
Fotografía aérea de la fortaleza de Tel Arad, al fondo la zona baja.
Localización de Tel Arad y principales ciudades del reino de Judá. Imagen: Universidad de Tel Aviv
Para responder a esta pregunta, los investigadores han examinadon los escritos de óstraca (fragmentos de vasijas de cerámica que contienen inscripciones en tinta) descubiertos en el enclave de Tel Arad en la década de 1960. Tel Arad fue un pequeño puesto militar en la frontera sur del reino de Judá; su área construida era de unos 1858 metros cuadrados y albergaba entre 20 y 30 soldados.
"Hemos examinado la cuestión de la alfabetización de manera empírica, desde diferentes direcciones del procesamiento de imágenes y el aprendizaje automático", dice la profesora Faigenbaum-Golovin (izquierda). "Entre otras cosas, estas áreas de investigación nos ayudan hoy con la identificación, reconocimiento y análisis de escritos, firmas, etc. El gran desafío consiste en adaptar estas tecnologías modernas a óstraca de hace 2.600 años. Con mucho esfuerzo, fuimos capaces de producir dos algoritmos que podían comparar las letras y responder a la pregunta de si dos óstraca dados habían sido escritos por dos personas diferentes".
En 2016, los investigadores teorizaron que 18 de las inscripciones de Tel Arad fueron escritas por al menos cuatro autores diferentes. Al combinar este resultado con evidencia textual adicional, los investigadores concluyeron que, de hecho, había al menos seis escritores diferentes. Este estudio despertó un gran interés en todo el mundo.
Ejemplos de dos óstraca hebreos hallados en Tel Arad. Imagen cortesía de Yana Gerber y la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Posteriormente, los investigadores de la TAU han decidido comparar los métodos algorítmicos empleados -que desde entonces se han refinado- con el enfoque y estudio forense. Con este fin, la Sra. Yana Gerber se unió al equipo. Después de un examen en profundidad de las inscripciones antiguas, descubrió que los 18 textos analizados fueron escritos por al menos 12 autores distintos con diversos grados de certeza. Para ello examinó las óstraca originales de Tel Arad depositadas en el Museo de Israel, el Museo Eretz Israel, el Instituto de Arqueología Sonia y Marco Nedler de la Universidad de Tel Aviv y en los almacenes de la Autoridad de Antigüedades de Israel en Beit Shemesh.
La experta en caligrafía y arqueología, Yana Gerber (izquierda), explica: "Este estudio ha sido muy emocionante, quizás el más emocionante de mi carrera profesional. Se trata de antiguas inscripciones en hebreo escritas con tinta sobre fragmentos de cerámica en el que se utilizaba un alfabeto que no me era familiar. He estudiado las características de los escritos con el fin de analizar y comparar inscripciones al tiempo que utilizaba las habilidades y conocimientos que adquirí durante mis estudios de licenciatura en arqueología clásica y griego antiguo en la Universidad de Tel Aviv. He profundizado en los detalles microscópicos de estas inscripciones realizadas por personas del período del Primer Templo, desde cuestiones rutinarias como las órdenes relativas al movimiento de los soldados o el suministro de vino, aceite y harina, a través de la correspondencia con fortalezas vecinas, hasta las órdenes que llegaban a Tel Arad desde los altos mandos del sistema militar judío. Tenía la sensación de que el tiempo se había detenido y no existía una brecha de 2.600 años entre los autores de las distintas óstraca y nosotros.
"La escritura a mano se compone de patrones de hábitos inconscientes. La identificación de los escritos a mano se basa en el principio de que estos patrones de escritura son únicos en cada persona y no hay dos individuos que escriban exactamente igual. También se supone que las repeticiones del mismo texto o caracteres realizados por el mismo escritor no son exactamente idénticos y se puede definir una gama de variaciones de escritura natural específica para cada uno. Por lo tanto, el análisis forense de la escritura tiene como objetivo rastrear las características correspondientes a individuos específicos y concluir si un solo autor o, más bien, diferentes autores escribieron los documentos dados.
Ejemplos de diferentes formas, inclinaciones, longitud relativa, ancho y puntos de intersección del eje horizontal y vertical de la letra 'taw' en distintos óstraca.
"El proceso de examen se divide en tres pasos: análisis, comparación y evaluación. El análisis incluye un estudio detallado de cada inscripción, de acuerdo con varias características, como el espacio entre las letras, sus proporciones, inclinación, etc. La comparación se basa en la observación de las características antes mencionadas, pero en varios escritos. Además, se identifican patrones consistentes, tales como las mismas combinaciones de letras, palabras y puntuación. Finalmente, se realiza una evaluación de la identidad o distinción de los escritores. Cabe señalar que, según un fallo de la Corte Suprema de Israel, una persona puede ser condenada por un delito basándose en la opinión de un perito forense en caligrafía".
Un ejemplo de diferencia significativa en la forma y ubicación de los signos de puntuación.
El Dr. Shaus aporta más detalles: "Nos esperaba una gran sorpresa: Yana Gerber identificó más autores que nuestros propios algoritmos. Debe entenderse que nuestros algoritmos actuales son de naturaleza 'cautelosa'; saben cómo identificar los casos en que los textos fueron realizados por personas con escritura significativamente diferente, pero en otros casos se abstienen de sacar conclusiones definitivas. Por el contrario, un experto en análisis de escritura a mano no solo sabe cómo detectar las diferencias entre escritores con mayor precisión, sino que en algunos casos también puede llegar a la conclusión de que varios textos fueron escritos por una sola persona. Naturalmente, en términos de consecuencias, es muy interesante ver quiénes son los autores. Gracias a los hallazgos realizados pudimos construir un organigrama completo de la correspondencia concerniente a la fortaleza militar, quién escribió a quién y con respecto a qué. Ello reflejaba la cadena de mando dentro del ejército judío".
"Por ejemplo, en el área de Tel Arad, cerca de la frontera entre los reinos de Judá y Edom, había una fuerza militar cuyos soldados se conocen como 'Kittiyim' en las inscripciones, los cuales muy probablemente eran mercenarios griegos. Alguien, posiblemente su comandante judío u oficial de enlace, solicitó provisiones para la unidad Kittiyim, y escribe al intendente de la fortaleza en Tel Arad 'dar harina, pan y vino a los Kittiyim', etc. Y ahora, gracias a la identificación de la escritura, podemos decir, con una alta probabilidad, que no solo había un comandante judío que escribía, sino también al menos cuatro comandantes diferentes. Ello es concebible, pues cada vez que se enviaba a un oficial a unirse a la patrulla estos se turnaban".
Posible reconstrucción de las relaciones entre las inscripciones de Arad y diferentes escritos según el análisis forense.
Según los investigadores, los resultados arrojan nueva luz sobre la sociedad judía en vísperas de la destrucción del Primer Templo, así como sobre el escenario que llevó a la compilación de los textos bíblicos.
El Dr. Barak Sober (izquierda) informa: "Debe tenerse en cuenta que se trataba de un pequeño puesto de avanzada, uno más de una serie de puestos de control en la frontera sur del reino de Judá. Dado que encontramos al menos 12 autores diferentes de 18 textos en total, podemos concluir que había un alto nivel de alfabetización en todo el reino. Los comandantes y los oficiales de enlace en el puesto de avanzada, e incluso el intendente Eliashib y su adjunto Nahum sabían leer y escribir. Y como alguien tenía que enseñarles a leer y escribir, debemos asumir la existencia de un sistema educativo apropiado en Judá al final del período del Primer Templo. Esto, por supuesto, no significa que hubiera una alfabetización casi universal como la que existe hoy en día, pero parece que sectores significativos de los residentes en el reino de Judá fueron alfabetizados. Tal circunstancia es importante para la discusión sobre la composición de los textos bíblicos. Si solo hubiera dos o tres personas en todo el reino que supieran leer y escribir, entonces es poco probable que se hubieran podido componer textos complejos".
El profesor Israel Finkelstein (derecha) concluye: "Quien escribió las obras bíblicas no lo hizo por nosotros, para que pudiéramos leerlas después de 2.600 años. Lo hicieron con el fin de promover los mensajes ideológicos de la época. Hay diferentes opiniones sobre la fecha de la composición de los textos bíblicos. Algunos estudiosos sugieren que muchos de los textos históricos de la Biblia, desde Josué hasta II Reyes, fueron escritos a finales del siglo VII a. C., muy cerca del período de los óstraca de Tel Arad. Es importante preguntarse para quién se escribió estos textos. Según determinado punto de vista, había eventos en los que las pocas personas que podían leer y escribir se presentaban ante el público analfabeto y les leían los textos. Pero una alta tasa de alfabetización en Judá, como la que propone este trabajo de investigación, sitúa las cosas bajo una luz diferente".
Restos de la fortaleza de Tel Arad en el desierto de Negev. Wikimedia commons.
"Hasta ahora, la discusión sobre la alfabetización en el reino de Judá se ha basado en argumentos circulares, en lo que está escrito dentro de la Biblia misma, como por ejemplo sobre los escribas existentes en el reino. Hemos cambiado la discusión a una perspectiva empírica. Si en un lugar remoto como Tel Arad hubo, durante un corto período de tiempo, un mínimo de 12 autores de 18 inscripciones, y teniendo en cuenta la población de Judá que se estima en no más de 120.000 personas, eso significa que la alfabetización no fue el exclusivo dominio de un puñado de escribas reales en Jerusalén. El intendente del puesto de avanzada de Tel Arad también tenía la capacidad de leer y apreciar los textos", concluye el profesor Finkelstein.
Fuentes: phys.org |timesofisrael.com | 10 de septiembre de 2020
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