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Foto: AFP/ Israeli Museum
Fuente: FOXNEWS.com | Associated Press | 30 de abril de 2013 (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae)
Una antigua lápida de piedra caliza, cubierta con un misterioso texto hebreo que relata al arcángel Gabriel, se encuentra en el centro de una nueva exposición en Jerusalén, mientras que los especialistas todavía continúan debatiendo acerca de su significado.
La llamada lápida de la revelación de Gabriel, de un metro de altura, fue encontrada hace 13 años en las orillas del Mar Muerto, y cuenta con 87 líneas de un texto profético desconocido fechado en el siglo I a.C., en la época del Segundo Templo judío
Los eruditos la ven como una puerta a las ideas religiosas que circulaban en Tierra Santa en la época en que nació Jesús. Su forma es también única -el texto está en tinta, no tallado- y ningún otro texto religioso semejante ha sido encontrado en la región.
Los conservadores del Museo de Israel, donde se exhibe la lápida por primera vez desde el pasado miércoles, dicen que es el documento más importante que se ha encontrado en la zona desde el descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto.
"La lápida de Gabriel es de alguna manera un rollo del Mar Muerto escrito en piedra", dijo James Snyder (izquierda), director del Museo de Israel. La datación de la escritura es del mismo período, y utiliza la misma caligrafía ordenada de los textos hebreos, así como de alguna Rollos del Mar Muerto, una colección de documentos que incluyen los primeros manuscritos sobrevivientes de textos de la Biblia hebrea.
La lápida de Gabriel causó sensación en 2008 cuando el erudito de la Biblia israelí, Israel Knohl (derecha), ofreció la audaz teoría de que la desvanecida escritura de la lápida iba a revolucionar la comprensión del cristianismo primitivo, alegando que la misma incluía un concepto de la resurrección mesiánica que precedía a Jesús. Knohl basó su teoría en una línea borrosa, al traducirla como "en tres días, vivirás".
Su interpretación provocó una tormenta en el mundo de los estudios bíblicos, con eruditos convocados a una conferencia internacional al año siguiente para debatir las lecturas del texto, y con National Geographic haciendo un documental de su teoría. Al mismo tiempo, un equipo de expertos estadounidenses intentó descifrar mejor la descolorida escritura con un escáner de alta resolución, pero no obtuvo resultados satisfactorios.
Eventualmente, Knohl, profesor de la Biblia en la Universidad Hebrea de Jerusalén, aminoró el alcance de su polémica teoría original, pero el feroz debate académico que provocó siguió reverberando en todo el mundo académico, atrayendo la atención internacional sobre la lápida. En los últimos años, ha sido exhibida, junto con otras antigüedades bíblicas, en Roma, Houston y Dallas.
Los expertos de la Biblia siguen debatiendo sobre el significado de la escritura, sobre todo porque gran parte de la tinta tiene desperfectos en puntos cruciales del pasaje y, además, la lápida tiene dos grietas diagonales que dividen el texto en tres partes. Los conservadores del museo dicen que sólo el 40 por ciento de las 87 líneas son legibles, y muchas de ellas a duras penas. La interpretación del texto que se presenta en la exposición es sólo una de las cinco lecturas propuestas por los especialistas.
Todos coinciden en que el pasaje describe una visión apocalíptica de un ataque contra Jerusalén en el que Dios aparece con ángeles en carros para salvar a la ciudad. El personaje angelical central es Gabriel, el primer ángel que aparece en la Biblia hebrea. "Yo soy Gabriel", dice el escrito.
La inscripción de la lápida es uno de los pasajes más antiguos en que aparece el arcángel, y representa una "explosión de ángeles en el judaísmo del Segundo Templo", en un momento de gran angustia espiritual para los judíos de Jerusalén que estaban en busca de una conexión divina, dice Adolfo Roitman (izquierda), conservador de la exposición.
La exposición traza el desarrollo del arcángel Gabriel en las tres religiones monoteístas, mostrándose un fragmento de los Rollos del Mar Muerto que menciona el nombre del ángel; el Códice de Damasco, del siglo XIII, uno de los más antiguos manuscritos ilustrados de la Biblia hebrea completa; el Nuevo Testamento, del siglo X, manuscrito en Bretaña, en el cual Gabriel predice el nacimiento de Juan el Bautista y su aparición a la Virgen María; y un manuscrito iraní del Corán, datado en el siglo XV o XVI, en el que el ángel, llamado Jibril en árabe, revela la palabra de Dios al profeta Mahoma.
"Gabriel no es arqueología. Él sigue siendo relevante para millones de personas en el mundo que creen que los ángeles son seres celestiales en la tierra", indica Roitman. "La lápida de Gabriel es el punto de partida de una tradición que continúa, de que sigue siendo relevante hoy en día".
La historia de cómo se descubrió la lápida es tan oscura como su significado. Se dice que un beduino la encontró en Jordania, en la orilla oriental del Mar Muerto, alrededor del año 2000, señala Knohl. Un profesor universitario israelí examinó posteriormente un trozo de tierra pegada a la lápida y encontró una composición de minerales que sólo se halla en la región del Mar Muerto.
La lápida finalmente llegó a las manos de Ghassan Rihani, un anticuario jordano con sedes comerciales en Jordania y Londres, quien, a su vez, vendió la lápida a un coleccionista suizo-israelí de Zurich, David Jeselsohn (derecha), por una cantidad no especificada. Rihani ha fallecido desde entonces. Knohl viajó a Jordania varias veces para ver si potencialmente había más lápidas, pero no fue capaz de encontrar siquiera la localización original de la lápida.
Los conservadores del Museo de Israel dijeron que Jeselsohn prestó la lápida al museo para una exhibición temporal.
Lenny Wolfe, un comerciante de antigüedades en Jerusalén, dijo que antes de que el anticuario de Jordania la comprara, otro intermediario le envió por fax una imagen de la lápida y se la ofreció a la venta.
"El fax no llegó con claridad. No tenía ni idea de lo que era", comenta Wolfe, que declinó la oferta. "Fue uno de mis mayores errores", dijo Wolfe.
Qué función tenía la lápida, dónde se mostraba y por qué estaba escrita, son aspectos desconocidos, según los conservadores del Museo de Israel.
"Todavía hay mucho que no está claro", dice Michal Dayagi-Mendels, conservador de la exposición. Los estudiosos, subraya, "seguirán discutiendo sobre la lápida durante años".
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* Monumento analizado en Israel puede cambiar la percepción del crist...(07/07/2008)
Vamos al margen de interpretaciones sobre el texto (que sobrepasan con mucho mis conocimientos), esto lo que es, es expolio puro y duro, porque digo yo que Jordania en el año 2000 tendría alguna ley de protección del patrimonio arqueológico.
Esto suelta un tufillo a pufo que............
Fuente: Faro de Vigo.es | Javier Morán | 2 de agosto de 2013
Ha pasado a exposición pública en el Museo de Israel la llamada Piedra de Gabriel, o Revelación de Gabriel, una estela descubierta hace unos 20 años en la zona del Mar Muerto, actual Jordania. La tablilla está vinculada a los manuscritos de Qumram, hallados hace ahora 65 años, y data de hace unos 2.000 años; es de piedra caliza gris, mide 90 por 30 centímetros y consta de 87 líneas de texto en hebreo antiguo escritas con tinta. Buena parte de esas líneas son ilegibles, pero el biblista judío Israel Knohl presentó hace cinco años su reconstrucción y traducción de la famosa línea 80, que según este especialista dice: "Leshloshet yamin hayeh, anos Gavriel, gozer alekha", es decir "en tres días, vivo, yo, Gabriel, lo mando".
La orden de ángel Gabriel (precisamente el que anuncia la encarnación de Dios en los Evangelios), va dirigida al "Príncipe de príncipes", un personaje al que Knohl describe como líder judío que se rebeló en el año 4 antes de Cristo contra la monarquía herodiana, sostenida por Roma. Ese líder, Simón de Perea, actuó en la Transjordania, zona en la que se supone que fue hallada la tablilla, y se declaró rey; como tal tuvo seguidores que lo consideraron un mesías de liberación. El emperador Augusto aplastó la rebelión, pero los seguidores de Simón lo proclamaron resucitado a los tres días.
A partir de esta reconstrucción, Knohl lanzó varios desafíos al cristianismo: a) "la creencia en un mesías resucitado existió antes de la actividad mesiánica de Jesús"; b) "el concepto de la resurrección propio del cristianismo tendría su origen en la tradición judía anterior"; y c) "esta teoría ofrece nuevas ideas sobre Jesús, no como redentor de la Humanidad, tal como lo concibe el cristianismo, sino como un mesías cuyo objetivo era redimir a su pueblo judío".
Pues bien, las columnas del templo no se conmovieron cuando el biblista judío lanzó sus tres desafíos. Gran parte de los expertos en los orígenes cristianismo permanecieron idénticos y los que se manifestaron lo hicieron afirmando que ese triple reto de Knohl (autor del libro "El mesías antes de Jesús", traducido en 2004), ya estaba perfectamente incorporado a las investigaciones, tanto a las confesionales (católicas, protestantes, judías?), como a las críticas.
En efecto, una larga tradición recorre el judaísmo con hitos como el siervo sufriente de Isaías, los tres días de Oseas o el martirio de los Macabeos, entre otros varios más, por ejemplo, Jonás y sus tres jornadas en el vientre de la ballena. El grito de guerra de Julius Wellhausen -"Jesús fue un judío; no un cristiano"-, es ya muy antiguo y nadie niega que a excepción de los saduceos todos los coetáneos de Jesucristo profesaban la creencia en la resurrección de los muertos. Si sobre la novedad o, por el contrario, las repeticiones de Jesús con respecto a otras creencias, hubo algún susto como el que Knohl ha querido reactualizar, habría que datarlo a comienzos del siglo XX, cuando el estudio comparado de las religiones trazó las similitudes de los hechos y dichos de Jesús con las creencias orientales de su tiempo.
Superada aquella crisis -Jesús no era tan novedoso y único como se pensaba-, la continuidad o la ruptura del cristianismo con respecto a su entorno religioso quedó mejor acotado. Ahora bien, al menos un tema en la línea de Knohl sigue siendo espinoso: ¿el mensaje de Jesús era netamente judío o, por el contrario, universal? Las investigaciones críticas no dudan de lo primero, mientras que atribuyen lo segundo al genio teológico de Pablo. Por su parte, los trabajos confesionales tratan de aminorar la supuesta cesura entre Jesús y el Apóstol de los Gentiles.
Es una zona caliente de la historia del cristianismo y en ella se hallaría la respuesta a una pregunta esencial: ¿cómo pudo extenderse el cristianismo del modo que lo hizo, hasta convertirse en la religión de Occidente? Una de las explicaciones sería que precisamente lo hizo a hombros de judíos y del judaísmo, que en el siglo I sumaba entre cuatro y seis millones de adherentes dentro del Imperio Romano (entre un siete y un diez por ciento de toda la población, siendo la minoría religiosa más extendida). Pese a las hostilidades contra Roma en la propia tierra judía, los judíos de la diáspora o de Roma gozaron de diversos privilegios de culto al tiempo que en sus sinagogas la nueva secta cristiana, más vital y menos formalista en aquel tiempo, atraía continuamente a los creyentes hebreos. En un momento dado, el judaísmo decidió constreñirse como religión de prosélitos y de elite, mientras que el cristianismo optó por la universalidad. Pero no podría haberlo hecho si antes no hubiera avanzado gracias al judaísmo. A Knohl debería parecerle suficiente.
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