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Templo del Gran Jaguar en Tikal
Si Tikal es hoy Patrimonio de la Humanidad mucha (o toda) culpa de ello la tiene que en el pasado fuera uno de los mayores centros urbanos de la civilización maya. En la actual Guatemala, la ciudad fue creciendo desde el siglo III a. C. hasta el siglo IX d. C., que llegó a su cumbre. Pero qué pasó para que en apenas cien años se extinguiera su población, que o falleció o se marchó despavorida del lugar.
Ahora la Universidad de Cincinnati (UC) se ha propuesto resolver el enigma con un equipo formado por arqueólogos, geógrafos, botánicos, biólogos, químicos y antropólogos y parece que ya tienen los primeros resultados: los embalses en el corazón de una antigua ciudad maya estaban tan contaminados con mercurio y algas que el agua que allí se almacenaba no se podía beber: “Los arqueólogos y antropólogos han estado tratando de averiguar qué le sucedió a los mayas durante 100 años”, explicó David Lentz, profesor de Ciencias Biológicas y principal autor del estudio.
El biólogo de la UC David Lentz explicando el alcance de las investigaciones llevadas a cabo en Tikal.
Aun así, los hallazgos no descartan que, como se ha venido teorizando desde hace años para explicar la desaparición de la civilización, fueran las sequías del siglo IX las que contribuyeran a la despoblación total, además de que “la conversión de los reservorios centrales de Tikal de lugares que sostienen la vida a lugares que inducen enfermedades habría ayudado práctica y simbólicamente a provocar el abandono de esta ciudad”, explica el estudio publicado en “Nature Scientific Reports”.
Dentro del proyecto, un análisis geoquímico ha dado con que los dos depósitos más cercanos al palacio y al templo de la ciudad contenían niveles tóxicos de mercurio. Sustancia que los investigadores siguieron hasta un pigmento que los mayas usaron para adornar edificios, objetos de barro y otros bienes. Parece que, durante las tormentas, el mercurio (85%) y el azufre (15%) en el pigmento se filtró en los depósitos donde se depositó en capas de sedimento a lo largo de los años. Sin embargo, también ha confirmado el estudio que las reservas de agua potable sin contaminar eran abundantes.
“Encontramos dos tipos de algas verdeazuladas que producen químicos tóxicos. Lo malo de esto es que son resistentes a la ebullición. Hizo que el agua en estos depósitos sea tóxica para beber”, reconocen los investigadores de las dos cianobacterias “culpables”: Planktothrix y Microcystis. Un descubrimiento que hace "improbable que los habitantes de Tikal bebieran esa agua porque habría tenido un aspecto y un sabor desagradable”, dijo Kenneth Tankersley (izquierda), profesor asociado de antropología en la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Cincinnati. “Habría habido estas grandes floraciones de algas, y nadie querría beber esa agua”.
Recursos preciosos
Los investigadores encontraron niveles más bajos pero aún tóxicos de mercurio en los sedimentos de depósitos más distantes llamados Perdido y Corriental, que también habrían proporcionado agua potable para los residentes de la ciudad durante el siglo IX d. C.
El estudiante graduado de UC Brian Lane sale del embalse de Perdido. Foto / Nicholas Dunning
Hoy, Tikal es un parque nacional y un sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Los investigadores creen que una combinación de factores económicos, políticos y sociales llevó a las personas a abandonar la ciudad y sus granjas adyacentes. Pero el clima, sin duda, también jugó un papel, dijo Lentz. “Tienen una estación seca prolongada. Durante parte del año, llueve y moja. El resto del año, es muy seco y casi no llueve. Entonces tuvieron problemas para encontrar agua”, añade.
La coautora Trinity Hamilton (derecha), profesora asistente de biología en la Universidad de Minnesota, trabajó en el análisis del ADN antiguo de las cianobacterias que se hundieron hasta el fondo del depósito y fueron enterradas por siglos de sedimento acumulado.
"Por lo general, cuando vemos muchas cianobacterias en el agua dulce, pensamos en floraciones de algas nocivas que afectan la calidad del agua", dijo Hamilton.
Los reservorios cerca del templo y el palacio probablemente habrían sido hitos impresionantes, al igual que la piscina reflectante en el National Mall de Washington D.C.
"Habría sido una vista magnífica ver estos edificios pintados de vivos colores reflejados en la superficie de estos depósitos", dijo el coautor Nicholas Dunning, jefe de geografía de la Facultad de Artes y Ciencias de la UC.
El profesor de geografía de la UC, Nicholas Dunning, ha llevado a cabo varios proyectos de investigación sobre los antiguos mayas en lugares como Tikal. Foto / Joseph Fuqua / UC Creative + Brand
“Los gobernantes mayas se atribuyeron, entre otras cosas, el atributo de poder controlar el agua. Tenían una relación especial con los dioses de la lluvia”, dice Dunning. "Entonces el depósito habría sido un símbolo bastante potente".
Tankersley dijo que un pigmento popular usado en paredes de yeso y en entierros ceremoniales se derivaba del cinabrio, un mineral de color rojo compuesto de sulfuro de mercurio que los mayas extraían de una zona volcánica cercana conocida como la Formación Todos Santos.
Un examen minucioso del sedimento del reservorio utilizando una técnica llamada espectrometría de fluorescencia de rayos X con dispersión de energía descubrió que el mercurio no se filtraba al agua desde el lecho de roca subyacente. Del mismo modo, dijo Tankersley, se descartó otra fuente potencial de mercurio: la ceniza volcánica que cayó en América Central durante las frecuentes erupciones habidas. La ausencia de mercurio en otros depósitos cercanos donde las cenizas habrían caído descartó a los volcanes como los culpables.
En cambio, dijo Tankersley, la culpa era de la gente. "Eso significa que el mercurio tiene que ser de origen antropogénico".
Un modelo de Tikal en el Museo Nacional de Arqueología y Etnografía en la Ciudad de Guatemala muestra los impresionantes depósitos de agua de los palacios y templos de la ciudad. Los investigadores de la UC encontraron niveles tóxicos de mercurio y cianobacterias en dos de los depósitos centrales de Tikal. Foto / Nicholas Dunning / UC
Con su color rojo brillante, el cinabrio se usaba comúnmente como pintura o pigmento en toda América Central en ese momento. “El color era importante en el antiguo mundo maya. Lo usaron en sus murales para pintar el yeso de rojo y lo emplearon en los entierros. Lo combinaban con óxido de hierro para obtener diferentes tonos”, dijo Tankersley. "Pudimos encontrar una huella mineral que mostraba más allá de toda duda razonable que el mercurio en el agua se originó a partir del cinabrio", agrega.
Tankersley dijo que las antiguas ciudades mayas como Tikal continúan cautivando a los investigadores debido al ingenio, la cooperación y la sofisticación necesarias para prosperar en esta tierra tropical extrema. "Cuando miro a los antiguos mayas, veo gente muy sofisticada con una cultura muy rica", concluye Tankersley.
El equipo de la UC está planeando regresar a la península de Yucatán para buscar más respuestas sobre este notable período de la civilización humana.
Fuentes: Universidad de Cincinatti | larazon.es| 26 de junio de 2020
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