Los humanos llegaron a Sumatra hace más de 60.000 años

Imagen facilitada por la Universidad Macquaire que muestra un diente de un ser humano actual (arriba, i), con su correspondiente imagen escaneada (debajo, i) comparados con el diente de un orangután (d). EFE

Un nuevo análisis de viejos fósiles situó la llegada de los humanos modernos procedentes de África a la isla indonesia de Sumatra hace 63.000 años, unos 20.000 años antes de lo que se creía, informaron hoy fuentes académicas.

El hallazgo confirmaría las sospechas de la comunidad científica de que el sudeste de Asia fue poblado antes de hace 45.000 años, una posibilidad a la que apuntaba la presencia humana anterior a esa fecha en China y Australia, pero de la que aun no se tenía pruebas.

Estas evidencias se obtuvieron en el análisis de fósiles de dos dientes encontrados hace más de un siglo en la cueva Lida Ajer, en la planicie de Padang, en la costa oeste de Sumatra, realizado de nuevo por arqueólogos de la Universidad Macquarie de Australia. "Previamente se tenía evidencia de humanos modernos de hace 45.000 años en Borneo y de 46.000 años en Laos y con esto saltamos hasta los 63.000 o 73.000 años de antigüedad", dijo la directora del estudio, Kira Westaway (izquierda).

El yacimiento de la cueva Lida Ajer ya había sido excavado por el paleoantropólogo holandés Eugene Dubois, conocido también por descubrir al llamado "Hombre de Java", y quien visitó varias cuevas de Sumatra a finales del siglo XIX donde recuperó los dientes, un molar y un incisivo.

"Nadie dedicó mucho tiempo a tratar de determinar el significado (del hallazgo de los dientes)", dijo Gilbert Price (derecha), otro experto implicado en el estudio, de la Universidad de Queensland, en un comunicado de esta institución.

Más de un siglo después el equipo liderado por Kira Westaway fue a Sumatra en busca de la cueva donde se hallaron los dientes, una de las tareas más difíciles del proyecto que solo contaba con copias de los apuntes y un mapa que Dubois realizó durante su expedición.

Para el estudio, publicado en la revista Nature, se combinaron varias técnicas de datación de los sedimentos alrededor de los fósiles y de las capas de los depósitos de roca de la cueva y los dientes de mamíferos asociados.

Más de 60.000 años

Los resultados indicaron que los fósiles tenían una antigüedad de entre 63.000 y 73.000 años, y permitieron poner de relieve su importancia 120 años después de su descubrimiento, según el comunicado de la Universidad de Queensland. "Se logró fechar los dientes y confirmar que pertenecen a los humanos modernos, algo que fue importante para entender la evolución humana", señaló Westaway.

El hallazgo confirma que la región del Sudeste Asiático es clave para entender la dispersión humana desde África hacia Australia, pero también da cuenta de que los humanos modernos sí lograron adaptarse a los bosques tropicales. Los expertos destacan cómo las condiciones en este entorno tenían que ser muy difíciles para especies como el Homo Sapiens, adaptados a un entorno de praderas abiertas.

Foto: La entrada a la cueva de Lida Ajer. JULIEN LOUYS.

"Los bosques tropicales son lugares difíciles para vivir. Parece que es lindo y tiene agua, pero en realidad cuando uno está en el suelo puede ver que toda la comida está en las copas, en lo alto de los árboles, muy lejos del suelo", señaló Westaway.

"Esto sugiere que esos humanos estaban más avanzados en términos de inteligencia, planificación y adaptación tecnológica", añadió Price.

Estas habilidades y técnicas sofisticadas de caza son las que se conoce que tenían los humanos que poblaron Borneo hace 45.000 años, por lo que se creía que los primeros humanos de la región vivieron más cerca de la costa, donde había más recursos que les permitían subsistir. "Pero nunca se pensó que esos humanos que dejaron primero África, que estaban adaptados a las sabanas, desarrollarían esas habilidades de forma tan rápida", puntualizó Westaway. La geocronóloga y científica cuaternaria aseguró que espera seguir buscando las otras cuevas y lugares explorados por Dubois a finales del siglo XIX.

Imagen: Croquis de Dubois de la cueva de Lida Ajer copiado directamente de su cuaderno de campo. Su bosquejo aproximado de la localización de la cueva cerca de la aldea de Payakumbuh tiene anotaciones agregadas para hacer las características más claras. Museo Naturalis, Países Bajos / Kira Westaway

Fuente: 20minutos.es | 10 de agosto de 2017

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el septiembre 18, 2017 a las 6:11pm

                                                     El legado de Dubois

Hace 130 años, el médico militar Eugène Dubois encontró un yacimiento de fósiles en una cueva de la isla de Sumatra. Buscaba el mítico “eslabón perdido” que, según sus convicciones, encontraría algo más tarde en la vecina isla de Java. En Sumatra, Dubois consiguió reclutar a varias decenas de trabajadores convictos y contó con la ayuda de dos ingenieros en aquella lejana y compleja región del sureste de Asia. Los resultados no fueron los deseados y la expedición, que duró tres años, fracasó en parte por el fallecimiento de uno de los ingenieros. Aun así, Dubois consiguió recuperar materiales del yacimiento de la cueva de Lida Ajer.

La colección de restos recuperados incluía dientes de orangután, junto con los de otros mamíferos difíciles de identificar, además de un incisivo y un molar superior humanos. Pero la posible antigüedad del yacimiento era demasiado reciente como para satisfacer la hipótesis de Dubois. Había que encontrar una forma humana de aspecto intermedio entre el de nuestra especie y el de los simios antropoideos. Los dientes humanos de Lida Ajer eran muy similares a los nuestros y no aportaban nada interesante para Dubois. Aquel hallazgo pasó inadvertido y se ha hablado muy poco de él en la literatura científica. Apenas se citan los restos fósiles de las especies encontradas en un par de artículos científicos, que sitúan el yacimiento en el Pleistoceno Tardío, sin más precisión.

Diferentes vistas del segundo molar superior permanente del yacimiento de Lida Ajer. Fuente: Nature.

Por fortuna, un equipo liderado por K.E. Westaway, de la universidad de Sidney, ha conseguido nueva información sobre la antigüedad de los diferentes niveles del yacimiento paleontológico de Lida Ajer, donde no se han encontrado herramientas u otras evidencias de actividad humana. Además de revisar la morfología de los fósiles, las investigaciones se han centrado en realizar dataciones fiables de la brecha fosilífera. Se utilizaron los métodos de las series de uranio para las neoformaciones calcáreas de la cueva (espeleotemas) y el ESR para el esmalte en el esmalte de los dientes. Los resultados han sido publicados en la revista Nature durante la tercera semana de agosto ¿Qué interés puede tener esta revista tan prestigiosa en publicar la antigüedad de un yacimiento excavado hace 130 años y con registro fósil muy pobre?

Como bien observó Dubois hace más de un siglo, los dos dientes humanos pertenecieron a individuos de nuestra propia especie. El segundo molar superior es pequeño y ya había reducido el tamaño de ciertas cúspides. El incisivo superior tiene la raíz muy corta y su morfología es muy similar a la de las poblaciones recientes del este de Eurasia. Pero la antigüedad obtenida sitúa estos dientes en el rango de 73.000 y 63.000 años. De nuevo, los datos confirman que nuestra especie partió de África mucho antes de lo que se suponía hace tan solo una década. El sureste de Asia fue ocupado por nuestra especie hace unos 100.000 años, según han mostrado yacimientos como los de Zhiren o Daoxian (China). Las fechas que se van obteniendo en las diferentes islas del archipiélago de Indonesia también “envejecen” la presencia de Homo sapiens en el sureste de Asia.

Además, se vuelve a constatar la enorme resistencia de los neandertales ante los intentos de salida de África de las poblaciones de nuestra especie por el Corredor Levantino. Hace al menos 120.000 años pudimos pasar hacia Eurasia por el estrecho de Bab el-Mandeb, en el llamado “cuerno de África”. Ocupamos sin aparente dificultad todo el sur de Asia, cruzando a continuación brazos de mar hacia el continente australiano en un relativamente breve lapso de tiempo. Sin embargo, el paso por el norte fue detenido en el Corredor Levantino a las puertas de Eurasia. Hace solo 40.000 años pudimos pisar por primera vez tierras europeas, tras haber coexistido e hibridado con los neandertales, que impidieron nuestro avance nada menos que durante 80.000 años.

Nos preguntamos si en el sur de Asia las poblaciones de Homo erectus fueron más permisivas y hospitalarias. Tal vez no estaban allí para impedir nuestro viaje, o quizá habían reducido su densidad demográfica. La posibilidad de mestizaje entre Homo sapiens y Homo erectus fue propuesta a raíz de la publicación de los restos del yacimiento de Zhiren, en el sur de China. Pero sin datos genéticos esa evidencia del registro fósil es poco consistente. Faltan yacimientos por explorar para responder al nuevo enigma que nos plantea el estudio de la evolución de nuestra especie.

Fuente: quo.es| 14 de septiembre de 2017

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