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Imagen de la cabeza encontrada en el yacimiento.
Un nuevo hallazgo ocurrido en las excavaciones que se realizan en el Cerro de los Almadenes (Segovia) ha servido para ir completando el puzle de este tesoro arqueológico situado en Otero de Herreros. La localización se produce coincidiendo con la edición número trece de las excavaciones en el lugar, que ha conseguido ser declarado Bien de Interés Cultural.
Las labores arqueológicas han destapado la cabeza de una escultura que parece corresponder con el cuerpo de una dama que salió a la luz en el verano de 2019. De este modo se completaría la figura del que puede ser uno de los principales hallazgos de las investigaciones en este importe enclave minero y metalúrgico de la antigüedad. Se trata de una matrona romana sedente que ya fue depositada en el Museo de Segovia ese mismo año.
Aunque las investigaciones más exhaustivas deben confirmar si la cabeza localizada ahora corresponde a dicha escultura hallada el 24 de julio de 2019, todo apunta a que se completaría así la figura escultórica. La escultura corresponde al tipo de matrona sedente común en los primeros siglos del Imperio Romano, etapa de la que se conservan distintos ejemplos que se identifican, generalmente, con representaciones de distintas divinidades (Juno, Ceres…) o de mujeres de alto rango, destacando especialmente dentro de este grupo las que se identifican con Livia Drusila, tercera esposa de Octavio Augusto.
La de los Almadenes está realizada sobre piedra caliza. En un primer momento apareció sin cabeza y sin la base. Con unos 80 centímetros de altura, ahora podrá verse de forma íntegra. Este elemento está considerado de suma importancia por cuanto puede identificarse con los modelos ‘oficiales’ de la etapa imperial y constituye, por tanto, una prueba relevante de la importancia que tuvieron las construcciones romanas de Los Almadenes.
Tanto es así que los responsables de las excavaciones sostienen que con este hallazgo se abría una nueva línea de investigación sobre el contexto que lleva a la presencia de la escultura en esta zona de la actual provincia de Segovia. Nace un nuevo proyecto, continuidad de las investigaciones realizadas en la última década en la que también se han localizado elementos importantes como una batería de hornos de fundición de cobre o lavaderos en lo que fue un centro neurálgico de la captación de cobre, un metal estratégico en la Antigüedad.
Base romana encontrada en las excavaciones del Cerro de Los Almadenes, en Otero de Herreros en 2020. / E.A.
En el año 2020 también apareció la base de un elemento ornamental romano que parecía pertenecer a una fuente, lavabo o algo similar. La pieza también fue trasladada al Museo de Segovia para precisar su datación exacta y su funcionalidad. Esta base consta de una placa de pizarra o esquito, labrada y con incrustaciones de mármol con los bordes decorados. Sobre la base se dispone otra pieza de mármol octogonal con los bordes moldurados. En el momento del hallazgo presentaba numerosas roturas y disgregaciones, lo que obligó a que su extracción se realizara mediante poliuretano expandido para inmovilizar la pieza en un molde rígido para evitar daños mayores.
Ese mismo año de 2020 se encontró una cabeza de piedra caliza que, aunque en principio se pensó que podría formar parte de la escultura de la dama sedente, los estudios posteriores confirmaron que era la reproducción de un soldado romano y, por tanto, de una escultura más.
Gracias a la relevancia de este conjunto, la Junta de Castilla y León aprobó el pasado mes de junio la declaración como Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica.
El expediente fue incoado en 2021. En esta declaración se delimita un entorno de protección atendiendo a la ubicación del complejo minero metalúrgico. Es una amplia zona de explotaciones de cobre que ha sufrido la profunda transformación del lugar desde tiempos protohistóricos hasta comienzos del siglo XX. Se conoce como un lugar vinculado al trabajo de la minería y metalurgia del cobre durante los primeros tiempos del Imperio Romano.
Fuente: eladelantado.com| 2 de agosto de 2022
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La cabeza sobre cuerpo hallado en 2019. / EL NORTE
El Museo de Segovia ha recibido en depósito la cabeza femenina hallada el pasado día 1 de agosto en el Cerro de los Almadenes por el equipo de la Sociedad Española de Historia de la Arqueología que desarrolla la investigación en el yacimiento arqueológico de Otero de Herreros desde 2009.
Una vez la pieza en el Museo, se ha procedido a comprobar si este elemento pertenece a la escultura de mujer recuperada en el mismo yacimiento, y en una zona cercana, hace tres años. La cabeza encaja perfectamente en la figura, apreciándose claramente la continuidad de las líneas de talla, en la parte delantera de la imagen, cuello y velo, e incluso las líneas de corte que se realizaron para decapitar intencionadamente la talla; así mismo, la parte trasera coincide igualmente con las marcas de la herramienta con la que se trabajó el dorso.
En el año 2019 se produjo el hallazgo en el Cerro de los Almadenes de la estatua de piedra caliza de una mujer vestida 'a la romana', sin cabeza y que estaba representada sentada, siguiendo un modelo escultórico utilizado en los primeros años del Imperio Romano para la recreación de figuras de divinidades o personajes de alto rango, dentro de la estatuaria oficial de esos momentos. La pieza también había perdido parte de la base y está ejecutada en un estilo poco pulcro, de aspecto tosco. Es de reducido tamaño, entre 70 y 80 centímetros de altura en la parte conservada.
De acuerdo con el estudio de los técnicos del Museo de Segovia y del Servicio Territorial de Cultura y Turismo, la cabeza recuperada tres años después de ese descubrimiento es incuestionablemente la de aquella estatua y ha sido encontrada en las proximidades del lugar donde se produjo el primer hallazgo, junto a una estancia que sugiere la existencia de un lugar con un destacado papel en el ámbito de las costumbres ceremoniales, rituales o de representación oficial dentro del mundo romano. Se cierra así provisionalmente uno de los capítulos más interesantes de la investigación en este yacimiento.
Foto: Momento del descubrimiento de la escultura romana de una dama sedente descabezada.
La zona de estos hallazgos es un espacio singular, a cuyo interior se accede por una angosta escalera de piedra enfrentada y alineada con otra estructura existente en el extremo opuesto de la estancia que, a la luz de los datos que ha proporcionado su excavación, puede interpretarse como un pequeño altar, mesa de ofrendas o similar, tras el que estaría situado el soporte de la estatua que, por cierto, apareció arrojada a los pies de la escalera de acceso a este lugar.
Los técnicos del Servicio Territorial de Cultura y Turismo señalan que queda mucho trabajo aún para completar el estudio de la escultura y de la construcción con la que parece estar íntimamente relacionada, pero no es aventurado formular la hipótesis de que puede tratarse de un lugar con ciertas características de 'santuario', algo común en los complejos arquitectónicos de corte administrativo, militar, etc., dentro del mundo romano, teniendo en cuenta la importancia que esos momentos se dio a los establecimientos de singular valor económico o estratégico, como sin duda fueron las minas de cobre de Otero de Herreros.
Una vez en el Museo, tras una completa documentación de la pieza, se procederá al tratamiento de restauración, cuyas líneas generales coincidirán con el tratamiento aplicado en el resto de la escultura.
En concreto se va a proceder a la limpieza de los estratos de tierras adheridas, concreciones y cualquier otro tipo de depósitos. También se recuperarán posibles muestras de color, como en el cuerpo de la imagen donde ya se recuperaron trazas de color, que se han llevado a analizar al Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León; de modo que si se encuentran muestras en esta parte, se podrán comparar y permitirán conocer la posible policromía que recubría la pieza.
Se va a acometer la consolidación de zonas descohesionadas y el pegado de fragmentos, ya que durante los trabajos de extracción de la pieza se han recuperado numerosos restos de caliza que podrían corresponder a las faltas que actualmente presenta la obra; lo que permitiría la reintegración de estas zonas.
Dependiendo de la fase anterior y con una valoración de la pieza, podría ser necesaria la reintegración volumétrica de alguna zona que interfiera en la lectura y compresión de la imagen.
Por último, se procederá al montaje de la cabeza que precisará casi con toda seguridad de la inclusión de un vástago que asegure la unión entre piezas.
Tras todos estos tratamientos, la imagen se podrá exponer para ser mostrada al público, con todo tipo de apoyos para la compresión de su contexto, técnica y función.
El yacimiento es conocido en la bibliografía arqueológica, desde su identificación por el investigador francés C. Domergue en 1979, como un lugar vinculado al trabajo de la minería y metalurgia del cobre durante los primeros tiempos del Imperio Romano. Desde el año 2009 se suceden las investigaciones por parte de un equipo de la Sociedad Española de Historia de la Arqueología y la de 2022, que concluyó el pasado 5 de agosto, ha sido la decimotercera campaña de excavaciones en este enclave.
El yacimiento arqueológico es singular por los elementos excepcionales de tipo minero-metalúrgico de distintas épocas que contiene, entre los que destacan los correspondientes a la secuencia cronocultural de épocas Altoimperial romana y Tardoantigua, a la que pertenecen varias zonas de explotación y extracción de mineral, con bocaminas y galerías mineras relacionadas con la explotación del recurso en esas épocas.
Los descubrimientos hechos desde 2009 ponen de manifiesto la magnitud del asentamiento, desde el punto de vista de la importancia que el enclave minero tenía para Roma en los primeros momentos del Imperio, bajo los mandatos de Augusto y de Tiberio. Se sabe por los estudios realizados que el momento más álgido de la explotación minera en este lugar se produjo entre los siglos I a.C. y I d.C. y se sabe que contaba con cinco baterías de hornos, tanto de fundición como de tostación.
El beneficio de esta mina continuó durante toda la etapa romana y parece que pudo experimentar un nuevo momento de auge en la Tardoantigüedad, periodo al que pertenecen las baterías de hornos de fundición que constituyen un unicum en la península ibérica. Con distinta intensidad, la explotación minera continuó en la zona hasta el siglo XX y, aunque se trata de un yacimiento romano, existen pruebas objetivas de su explotación desde la Prehistoria reciente, a partir del Calcolítico.
Fuente: elnortedecastilla.es| 8 de agosto de 2022
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