¿En qué momento el sexo dejó de funcionar como un medio puramente de reproducción?

"Guerreros de Vermelhossa" luchando con los genitales decorados (Vilanova de Foz Coa, Portugal). Foto: Discovery News

 

Vía:io9.com | Robert T. González | 2 de noviembre de 2011 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)

 

¿En qué momento el sexo dejó de funcionar como un medio puramente práctico de reproducción? En otras palabras, ¿por qué  el proceso sexual se convirtió en algo más que un simple imperativo biológico, y cuándo cosas como el erotismo y la sexualidad surgen en un contexto antropológico?

El sexo y la sexualidad han sido, obviamente, pilares bien establecidos de la experiencia social colectiva de la humanidad desde hace algún tiempo, por lo que responder a preguntas como estas es comprensiblemente difícil. Y, sin embargo, la lógica dicta que hay, casi con toda seguridad, un momento en que nuestros antepasados empezaron a relacionarse con la sexualidad de una manera que difiere del resto de las especies de la Tierra. Asi es que ¿cuándo pudieron haberse producido tales cambios?

Una respuesta rápida y oscura es que la exploración de los orígenes del comportamiento sexual humano no es simple. La transición de una relación estrictamente animal con sexo a una humana -un proceso referido a veces como hominización sexual- probablemente sucedió hace mucho tiempo, en el transcurso de un largo proceso evolutivo biológico y sociológico. Al igual que muchos otros misterios hunden sus raíces en la prehistoria, es dudoso que alguna vez sepamos exactamente cuándo y cómo esta transformación se llevó a cabo.

Dicho esto, las herramientas para comprender los mecanismos del comportamiento humano (incluida la sexualidad) en la prehistoria existen. No se equivoquen, pues hay investigadores que han invertido mucho tiempo y esfuerzo a desentrañar los secretos de la antigua cultura sexual. Y, lo que es más, sus resultados están empezando a sugerir que la sexualidad muy probablemente surgió durante algunas de las primeras etapas del desarrollo cultural de la humanidad.

La búsqueda de la sexualidad


Durante siglos, los investigadores han ido acumulando colecciones de descubrimientos arqueológicos y antropológicos en un esfuerzo constante por comprender lo que la vida podría haber sido para nuestros antepasados. Entre los más esclarecedores de estos hallazgos están aquellos que implican a las obras de arte prehistórico. Durante el Paleolítico superior (alrededor de 40.000 a 10.000 años atrás), nuestros antepasados registraron diversos aspectos de su día a día en forma de representaciones artísticas, sobre todo en forma de pinturas rupestres (aunque grabados en piedras sueltas -por no hablar de esculturas talladas en huesos, piedras y cuernos- también han sido recuperados). Tales hallazgos artísticos son, sin embargo, poco comunes. Además, la mayoría de las pinturas, grabados y esculturas, que los investigadores han descubierto, son de animales. Las representaciones humanas, en comparación, son relativamente escasas.

Introducimos a los investigadores españoles Javier Angulo Cuesta y Marcos García Díez (ambos en foto a la izquierda), quienes desde 2003 han dedicado miles de horas a catalogar las representaciones de la sexualidad, la reproducción y el erotismo, en el Paleolítico superior, prestando especial atención a las representaciones prehistóricas de los genitales masculinos. (Javier Angulo es jefe del Departamento de Urología de la Universidad Europea, en Madrid, y Marcos García es antropólogo y experto en arqueología del Paleolítico en la Universidad del País Vasco).

Cuando hablé con Javier Angulo y Marcos García sobre su investigación, ellos explicaron que la escasez del arte paleolítico que representa la forma humana es uno de los mayores desafíos que contempla el estudio del comportamiento sexual prehistórico. Por ejemplo, en un artículo publicado en la revista Urology en 2009, los investigadores informaban que en el arte paleolítico europeo un total de sólo 702 representaciones de todo el cuerpo humano (a diferencia de las representaciones parciales: una huella, por ejemplo) han sido descubiertas desde 1864, y que sólo 74 de estas representaciones se pueden clasificar como inequívocamente masculinas, de las cuales algunos bocetos se muestran aquí.

Afortunadamente, Angulo y García dicen que las representaciones de la sexualidad en el arte paleolítico no se limitan a las representaciones de cuerpo entero. En su más reciente publicación, por ejemplo, los investigadores estudiaron minuciosamente las descripciones realizadas por los investigadores de la prehistoria que se remontan a antes de 1864, sólo que esta vez redujeron su enfoque hacia los llamados ejemplares "portátiles", es decir, los artefactos que se pueden llevar en la mano.

Los investigadores escriben:

"Los especialistas han descrito al menos 60 piezas arqueológicas prehistóricas con una forma sugerente fálica en el arte paleolítico europeo de un registro de 462 elementos parciales ... Desde nuestro punto de vista 42 de estas representaciones se pueden considerar formas inequívocas del genital masculino".

Curiosamente, Angulo y García dicen que cada una de las 42 "formas inequívocas del genital masculino" (por no hablar de un poco más de un tercio de las 74 representaciones de todo el cuerpo masculino que se describen en su artículo de 2009) se muestran en un estado de excitación sexual. Más curioso aún es la observación de que 30 de los 42 falos portátiles parecen estar decorados con una variedad de intrincados diseños, incluyendo  líneas concéntricas, protuberancias geométricas, serie de puntos cuidadosamente dispuestos, y formas naturalistas (incluidos los seres humanos y figuras de animales), todos las cuales, cabe mencionar, se asemejan a los diseños encontrados en las cuevas decoradas con símbolos del arte parietal Paleolítico.

Lo que aquí se muestra son dos ejemplos de la ornamentación genital que Angulo y García han observado. Estos particulares falos han sido tallados en marfil. En el falo de la izquierda su eje está adornado con 6 series de puntos equidistantes, y fue hallado en la famosa cueva de Vogelherdde, Alemania. Se estima que tiene más de 30.000 años, y es, posiblemente, el falo decorado más antiguo de la historia.

El falo de la derecha fue descubierto en la cueva de Mas d'Azil, ubicada en el suroeste de Francia, y es uno de los más ricamente decorados de los encontrados. "Este falo, tiene una antigüedad de aproximadamente 14.000 años, y ostenta detalles anatómicos con una decoración completa", escriben los investigadores.  Ellos continúan:

"Varias líneas de puntos pequeños cruzan el glande del pene. Cada lado del surco del  balano prepucial está perforado, y de estas pequeñas perforaciones descienden dos lineas, hechas de múltiples marcas, hasta la base del pene. Estas líneas están limitadas por ocho líneas paralelas formadas por triángulos. Otras líneas oblicuas cruzar el cuerpo del pene y se unen en la uretra".

Los diseños observados en 30 de los 42 falos portátiles, explican los investigadores, "probablemente representan decoraciones producidas por escarificaciones cutáneas, cortes, perforaciones y tatuajes", y bien podrían "proporcionar una pista sobre el origen antropológico de los actuales tatuajes y 'piercings' genitales".


Encontrando el presente en el pasado

Pequeña pieza portátil de arte fálico con un dibujo sobre ella. Encontrada en la cueva de Tito Bustillo, en Ribadesella, España. Foto: Discovery News.

 

 

Hay, por supuesto, una serie de preguntas que subyacen en las conclusiones extraídas por  investigadores como Angulo y García. Las principales entre ellas serían "¿por qué?" y "¿y qué?". ¿Qué añaden hallazgos como estos a nuestra comprensión de la cultura prehistórica y la sexualidad? ¿Por qué es incluso importante entender cómo nuestros antepasados se relacionaban con el sexo, en primer lugar?

El estudio de los artefactos prehistóricos, incluso los sexuales, es crucial si queremos ecomprender a nuestros antepasados en su comportamiento diario. El hecho de que la mayoría de las representaciones artísticas prehistóricas no sean de seres humanos, por ejemplo, sino de animales, probablemente representa la dominación de una mentalidad zoomorfa en las sociedades del Paleolítico Superior. Por extensión, sin embargo, el hecho de que muchas de estas caracteristicas formas humanas cuenten con órganos genitales masculinos erectos sugiere que el sexo y la sexualidad eran probablemente lo máximo en la lista de consideraciones antropomórficas de las gentes de la prehistória. De acuerdo con Angulo y García:

"El interés de estas gentes se muestra tanto en la reproducción como en la sexualidad, lo que es patente en sus obras. Sin embargo, la sexualidad y la procreación eran complementarias, pero diferenciadas en su mente, ya que existen imágenes que pueden ser consideradas altamente eróticas y no todas son de carácter reproductivo. Muy probablemente el comportamiento sexual de los seres humanos del Paleolítico pudo haber tenido un alcance más amplio que la reproducción en sí misma.

Del periodo Magdaleniense (16,000-10,000 a. C.) en adelante, las evidencias artísticas proporcionan imágenes expresivas y narrativas de sexo como reproducción, placer y, posiblemente, juego. Sin duda, reflejan una vida sexual variada. El amor sensual y el apetito sexual son innatos en la humanidad. Se podría decir que sus prácticas sexuales eran, al menos desde esa época, similares a las nuestras".

Los autores en su explicación aconsejan otro punto notable a considerar: que tan importante como estos hallazgos son para nosotros la comprensión de las costrumbres sexuales prehistóricas, en lo que pueden  enseñarnos acerca de nuestra propia cultura moderna.

Cuando les pregunté a Angulo y García ¿por qué es importante entender cómo nuestros antepasados se relacionaban con el sexo y la sexualidad, explicaron que cuanto más aprendemos sobre el comportamiento sexual de nuestros antepasados, más entendemos hoy en día que diversas actitudes y prácticas sexuales (el 'piercing' genital y los tatuajes, por ejemplo) son, contrariamente a muchos prejuicios sociales, religiosos y personales, una reminiscencia de ese pasado.

 

 

"El sexo es cultura", explica García, "no sólo biología. El sexo, durante miles de años, ha sido placer,  juego y erotismo".

 

 

Referencias

Angulo & García Díez. 2006. Diversidad y sentido de las representaciones masculinas fálicas paleolíticas de Europa occidental. Actas Urol Esp http://dx.doi.org/10.4321/S0210-48062006000300003

Angulo & García-Díez. 2009. Male Genital Representation in Paleolithic Art: Erection and Circumcision Before History. The Journal of Urology http://dx.doi.org/10.1016/j.urology.2009.01.010

Angulo, García-Díez, and Martínez. 2011. Phallic Decoration in Paleolithic Art: Genital Scarification, Piercing and Tattoos. The Journal of Urology http://dx.doi.org/10.1016/j.juro.2011.07.077

 

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Comentario por wilfrido tsuchida martinez el noviembre 20, 2011 a las 7:14pm

ok grazie per il contributo illuminante ...

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