El ADN sitúa el origen de la humanidad en Botsuana hace 200.000 años

Cráneo de Homo sapiens idaltu. Fuente: Nature.

Nuevo giro de tuerca en la ya de por sí compleja historia de la humanidad. Un equipo internacional de investigadores, liderados por la genetista Vanessa Hayes, del Instituto Garvan de Investigaciones Médicas en Sídney (Australia), concluye que todos los seres humanos que hoy pisan la faz de la Tierra procedemos de una única población que habitó hace 200.000 años una región al sur del río Zambeze, al norte de Botsuana.

Esa zona, la actual Makgadikgadi-Okavango hoy desértica, entonces era un extenso humedal, con una vegetación exuberante, rico en recursos, y acogió a la población fundacional de la humanidad, aseguran los autores de este trabajo que publica Nature.

Cuándo, dónde y por qué surgieron los humanos modernos, la especie Homo sapiens, continúa siendo un enigma. Hasta hace apenas dos años el consenso científico era que habíamos aparecido en África 200.000 años atrás; la fecha se basaba en los restos fósiles más antiguos que se habían encontrado, en lo que ahora es Etiopía.

Sin embargo, el hallazgo en 2017 en el yacimiento de Jebel Irhoud, en el oeste..., de restos de tres adultos jóvenes de 315.000 años de antigüedad pertenecientes al linaje sapiens obligó a reescribir la historia de nuestra especie y rompió con el consenso científico de las últimas décadas.

“Los fósiles hallados hasta el momento apuntaban hacia un origen en el este de África, mientras que los estudios basados en análisis genético habían sugerido que los humanos modernos surgieron en el sur de África”, resumió en rueda de prensa Hayes. “Nosotros queríamos despejar esa incógnita”.

Para ello, los investigadores utilizaron ADN mitocondrial de grupos que viven en la actualidad en África del sur, incluidos los Joisán, poblaciones nómadas cazadora-recolectoras que se caracterizan por incorporar en sus lenguas consonantes que son una especie de chasquidos. El ADN mitocondrial está contenido en las mitocondrias, las ‘fábricas’ encargadas de producir energía en la célula, y es más pequeño que la copia completa de ADN que hay en el núcleo de todas las células del organismo. El ADN mitocondrial se hereda exclusivamente de madres a hijos, por lo que resulta muy útil para realizar estudios genealógicos.

En este sentido, Hayes y su equipo lo utilizaron para encontrar la línea materna más antigua conocida de los humanos actuales, el llamado linaje L0. Y concluyen que su origen se sitúa en la región del lago Makgadikgadi-Okavango hace 200.000 años.

Vanessa Hayes discutiendo la importancia de la región con el jefe ǀkun ǀkunta de una extensa familia Ju / ’hoansi en la región de Kalahari en Namibia. Hayes ha visitado a esta familia durante más de una década para el estudio/ Chris Bennett.

El modelo paleoclimático, clave

A continuación, usaron datos geológicos, arqueológicos y evidencia fósil para generar un modelo paleoclimático que arrojó una imagen de aquel primer hogar de los sapiens muy distinta de la actual, ahora desértica.

Entonces era un lago de proporciones titánicas -mayor incluso que el actual Victoria, que se extendía desde Namibia hasta Zimbabue, cruzando Botsuana-, el cual, cuando los humanos anatómicamente modernos llegaron allí, se había fragmentado en lagos más pequeños y había formado una zona de humedales, rica en recursos tanto para ellos como para la fauna salvaje.

“Sabemos desde hace tiempo que los humanos modernos se originaron en el sur de África pero hasta este trabajo no podríamos localizar exactamente dónde”, afirmó Hayes, para quien “la zona de humedales Makgadikgadi-Okavango fue posiblemente el origen de los humanos modernos”, aunque, puntualiza, “no podemos excluir la posibilidad de un origen policéntrico”.

Según las conclusiones de este estudio, tras llegar a la zona, durante 70.000 años los sapiens se quedaron allí y luego comenzaron a dispersarse hacia el norte y hacia el sur, seguramente motivados por los cambios en el clima. En concreto, el análisis genético muestra que hace 130.000 años un grupo del linaje L0 emigró hacia el noroeste y 20.000 años después, otro partió hacia el suroeste.

El primer grupo, siempre según los autores de este trabajo, dio lugar a poblaciones de agricultores, mientras que los que fueron hacia el sur subsistieron recolectando alimentos en la costa. Esos resultados que arroja el ADN coinciden, dicen los autores, con los del modelo paleoclimático con el que han reconstruido la evolución temporal de la lluvia y la vegetación de los últimos 250.000 años en el sur de África.

La investigadora Vanessa Hayes comenta su investigación sobre el origen de la humanidad con miembros de una comuniad de Namibia que han donado ADN mitocondrial para el proyecto. (Chris Bennett / Evolving Picture).


Una cuestión aún abierta

No obstante, las conclusiones del trabajo ya han despertado recelos y estupor en los expertos que trabajan en el ámbito de la evolución humana, que consideran que la historia que cuentan Haye y su equipo es “una simplificación”.

En palabras de María Martinón Torres (izquierda), al frente del Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana (CENIEH) “Hay que abandonar esa historia lineal de que las dispersiones [humanas] son salidas lineales, como flechas, con un origen y un destino”.

Para los expertos consultados por La Vanguardia, la cuestión sobre el origen geográfico de nuestra especie está todavía abierta.

“Desde el punto de vista fósil tenemos en Sudáfrica poblaciones como las de 'die Kelders' o 'Klasies River Mouth', en torno a los 90.000 y 100.000 años, que podrían ser perfectamente candidatos para representar la fuente de las primeras dispersiones por el sur. Pero tampoco podemos descartar otras zonas y que el origen, además, fuese más complejo y reticulado, con poblaciones interconectadas y con mucha movilidad”, considera Martinón para quien probablemente hubo muchos ‘out-of-Africa’ y muchos “into Africa”, o más bien un flujo de poblaciones en ambas direcciones una vez las “puertas climáticas y geográficas estuvieron abiertas. En este sentido, añade, el periodo de los 125.000 años se conoce como el 'Green Sahara' y “fue un momento muy propicio para que los humanos modernos hubieran abandonado África por primera vez”.

Para Carles Lalueza-Fox (derecha), paleogenetista del Institut de Biologia Evolutiva (IBE, UPF-CSIC), "El trabajo tiene un problema de muestreo”, a su juicio insuficiente. Además, que Hayes y su equipo se hayan basado únicamente en ADN mitocondrial es un punto flaco. “Este tipo de trabajos requiere que se analice el ADN nuclear, porque el mitocondrial no puede dar un tipo de información como es el origen”.

Además, incide Lalueza, "Hasta el momento el linaje basal más antiguo de cromosoma Y [masculino], que es el A00, no se encuentra en Sudáfrica, sino en regiones de África central y occidental y tiene entre 300.000 y 350.000 años de antigüedad”, lo que no casaría con una población fundacional de hace 200.000 años en el sur de África. Tampoco resulta coherente, afirma este investigador, presuponer como hace el trabajo de Hayes que la distribución actual de linajes es la misma de hace 200.000 años.

“Siempre estuvimos aquí. Cuenten nuestra historia”

En la región del desierto el Kalahari, que ocupa el 70% de Bostwana y parte de Namibia y Sudáfrica, habitan diversas poblaciones de cazadores-recolectores en la actualidad que representan en muchos aspectos la forma de vida ancestral del ser humano. Los Khoisan o Joisán son el grupo étnico más importante, el cual está integrado a su vez por otros dos grupos, los Joi y los San. Quizás la característica más identificativa de los Joisán es que utilizan chasquidos o cliqueos al hablar. Cuando los investigadores entraron en contacto con clanes Joisán en la actual Botsuana, y les explicaron que pretendían tomarles muestras de ADN para estudiar el origen de la humanidad, los Joisán “Desde un principio querían que se explicara su historia. Dicen que ellos saben que siempre han estado aquí, en esta región, es una historia que se cuentan de generación en generación desde tiempos ancestrales”, explicó Vanessa Hayes durante la rueda de prensa para presentar los resultados de su estudio.

Fuente: lavanguardia.com | 29 de octubre de 2019

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El río Okavango, en la zona que, según un nuevo estudio, procede el ser humano moderno.

La genética sugiere que nuestra especie surgió en un paradisiaco humedal de Botsuana

Un estudio publicado hoy reaviva una larga polémica científica que se centra en responder una pregunta aparentemente sencilla: ¿en qué lugar se originó nuestra especie?

La respuesta aceptada por casi todos es África. Pero cuando se intenta afinar en qué país está la cuna del ser humano actual empieza la guerra. Es sencillamente imposible reconciliar lo que dice la genética —que los ancestros del Homo sapiens actual surgieron en África hace unos 200.000 años— con lo que muestran los fósiles más antiguos de esta especie, hallados en lugares tan dispares como Marruecos o Etiopía.

Ahora, un estudio liderado por Vanessa Hayes, de la Universidad de Sidney (Australia), afirma que los ancestros de los humanos actuales, los Homo sapiens con una fisonomía como la actual, provienen de un paradisiaco humedal situado en el norte de Botsuana. Se basan en el análisis de la mayor base de datos de ADN mitocondrial de los Joisán, tribus africanas que siguen manteniendo un estilo de vida nómada basado en la caza y la recolección.

La investigadora Vanessa Hayes aprendiendo a hacer fuego con la población local de cazadores hoansi en la tierra natal ahora seca del gran Kalahari en Namibia / Chris Bennett.

El ADN mitocondrial es una información genética que pasa de madres a hijos. En manos de los genetistas funciona como un reloj evolutivo que muestra el grado de parentesco por vía materna entre diferentes poblaciones y permite calcular la antigüedad del linaje original, conocido como L0, el más antiguo conocido que sigue existiendo en la actualidad.

El estudio, publicado en Nature, ha leído el genoma mitocondrial de 1.217 africanos de ese linaje. Los autores del trabajo sitúan su origen hace unos 200.000 años entorno al lago Makgadikgadi, que fue el mayor de África. En aquella época el lago ya había empezado a secarse y formó una plétora de lagunas menores y humedales idóneos para que prosperasen grupos de cazadores recolectores.

Los investigadores han reconstruido el clima de los últimos 250.000 años. Según sus resultados este entorno, que en la actualidad es un desierto, pudo mantener a los primeros humanos modernos durante 70.000 años. Después, hace unos 130.000 años, se abrió un pasillo verde hacia el noreste que facilitó la primera migración humana hacia esa zona. Hace 110.000 años, otro grupo salió de esa patria original en Botsuana para dirigirse hacia el suroeste de África.

Estudios genéticos anteriores han desvelado que justo en esa época sucedió la primera gran migración de humanos fuera de África. Esa oleada no prosperó, pues ninguna población actual de fuera de África lleva su ADN. Sería otra migración posterior, hace unos 70.000 años, la que tuvo éxito y pobló el resto del planeta. Mientras, los descendientes del primer grupo de humanos en los que se centra el estudio de Hayes nunca dejaron África, de hecho nunca dejaron de ser cazadores y recolectores, pero su distribución geográfica actual sigue reflejando las antiguas migraciones desde ese “hogar ancestral” en el norte de Botsuana.

Aunque no se puede descartar que haya múltiples orígenes para el Homo sapiens dentro de África, los autores del estudio sostienen que el humedal del Makgadikgadi es la “posible patria” de la humanidad actual, al menos por vía materna.

Reconstrucción virtual de una mandíbula 'sapiens' hallada en Misliya, Israel, de unos 180.000 años (Gerhard Weber, University of Vienna).

Sorprendentemente el estudio no menciona que hay muchos fósiles que no encajan en su relato. Los restos más antiguos de Homo sapiens que se han hallado hasta el momento son de hace unos 300.000 años, 100.000 antes que el hogar ancestral, y aparecieron en Jebel Irhoud (Marruecos), lejísimos de Botsuana. Los otros restos fósiles de sapiens más antiguos conocidos, de hace unos 200.000 años, se encontraron en Etiopía, en una zona también alejada del norte de Botsuana. Incluso fuera de África, en el Monte Carmelo, en Israel, han aparecido fósiles de sapiens muy antiguos, de hace unos 180.000 años.

Sobre los restos de Marruecos, Hayes aduce que su trabajo se ha limitado al análisis genético de personas actuales y que hasta que no sea posible extraer ADN de esos fósiles, algo extremadamente complicado debido a la pobre preservación del material genético en estos climas y con tanta antigüedad, no hay forma de saber si estaban emparentados o no con los humanos actuales.

Probablemente este trabajo no zanje la polémica de si los humanos provienen de un único origen o son resultado de mezclas entre diferentes grupos llegados de lugares diferentes. “Este trabajo presupone que la humanidad ha estado congelada los últimos 100.000 o 200.000 años, es decir, que allí donde surgieron los linajes más basales es allí donde se encuentran hoy en día”, advierte el genetista del CSIC, Carles Lalueza-Fox. “Otro problema es que el ADN mitocondrial es un único marcador genético, e inferir los cambios genómicos a partir de éste es problemático. Por ejemplo, en un reciente trabajo, veíamos que una migración básicamente masculina  transformó toda la ancestralidad ibérica hace unos 4.000 años pero dejó intacta la composición materna (mitocondrial). En África, mi equipo tiene en prensa un trabajo paleogenómico con muestras antiguas africanas donde mostramos que había varias poblaciones ancestrales en el continente que contribuyeron al origen de nuestra especie y que proporcionan un panorama mucho más complejo que el mostrado aquí”, resalta.

“Es un estudio interesante pero, como muchos otros que se concentran solo en una pequeña parte del genoma, en una sola región, en un solo tipo de herramientas de piedra, en un fósil excepcional, no logra capturar toda la complejidad de nuestros orígenes”, resalta Chris Stringer (izquierda), paleoantropólogo del Museo de Historia Natural de Londres.

“Si se analiza el ADN masculino, el del cromosoma Y, las poblaciones más ancestrales provienen del oeste de África mientras que otro trabajo que analizaba el genoma de las poblaciones ancestrales que salieron de África las situaba en el Este del continente”, añade.

Fuentes: elpais.com | agenciasinc.es | 28 de octubre de 2019

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