Red social de Arqueologos e Historiadores
Caballo pintado en el techo de polícromos de la cueva de Altamira. Época magdaleniense. Foto: VR database 2003.
Vía: sinc / 25 de marzo de 2010
Esta afirmación no es nueva, pero durante años antropólogos, arqueólogos e historiadores del arte entendieron estas manifestaciones artísticas como motivos puramente estéticos o decorativos. Eduardo Palacio-Pérez, investigador de la Universidad de Cantabria (UC), revela ahora los orígenes de una teoría que perdura hasta nuestros días.
“Esta teoría no es original de los prehistoriadores, es decir, quienes empezaron a desarrollar la idea de que el arte de las poblaciones primitivas estaba ligado con creencias de corte simbólico-religioso fueron los antropólogos”, explica a SINC Eduardo Palacio-Pérez, autor del estudio e investigador de la UC.
Esta idea surge a finales del S. XIX y principios del S. XX. Hasta entonces, el arte paleolítico había sido interpretado como una simple expresión estética y decorativa.
“En un primer momento los científicos veían ese arte como la forma que tenían los individuos del paleolítico de pasar su tiempo libre, esculpiendo figurillas o decorando sus herramientas”, señala Palacio. Su investigación, publicada en el último número de Oxford Journal of Archaeology, revela las razones por las cuales se pasa de esta interpretación lúdico-decorativa del arte paleolítico a otra de carácter religioso y simbólico.
La historia del descubrimiento y el estudio de este arte es larga y compleja. Por un lado, el arte paleolítico se compone del llamado arte mobiliar -piezas de piedra, asta y hueso esculpidas o grabadas- que se incluyen dentro de los depósitos arqueológicos. Estos hallazgos, que se difundieron en la comunidad científica a partir de 1864, se datan igual que el resto del material arqueológico y “prácticamente no se dudó de su origen paleolítico”.
“El problema vino años después con el descubrimiento de las pinturas en la cueva de Altamira (en 1879), publicadas por Marcelino Sanz de Sautuola y difundidas por el geólogo español Vilanova y Piera en un congreso científico celebrado en Lisboa en 1880. Ese arte compuesto por pinturas y grabados en las paredes y los techos de las cuevas, no está incluido dentro de los depósitos arqueológicos y no se sabía si era tan antiguo. La comunidad científica internacional ignoró durante 20 años su origen paleolítico”, afirma el investigador.
Palacio explica cómo estos estudios pasaron desapercibidos: “Se les escuchó, pero no se les hizo demasiado caso porque el formato de las pinturas era demasiado espectacular y demasiado 'perfecto' por lo naturalista. Se entendía que un arte tan complejo no podía haberlo realizado el hombre primitivo; algo que no sucedía con el arte mobiliar”.
Nuevos tiempos para el arte occidental
Entre 1880 y 1900 cambia la concepción del arte en la sociedad occidental. Antropólogos, arqueólogos e historiadores del Arte empiezan a considerar otras posibilidades. Cambia la teoría y la práctica artística que se están haciendo en Europa con el postimpresionismo, la aparición del Art Nouveau o la generalización de la fotografía; así como, con la llegada masiva a los museos de las metrópolis de piezas artísticas de las culturas antiguas no grecolatinas y de las “artes primitivas” de las colonias. “Todo ello produjo una transformación del propio concepto de arte”, puntualiza el experto.
“En ese momento, la concepción de los orígenes y la naturaleza del arte que tenían los occidentales y los científicos del momento se redefine. A partir de ahí se reinterpretó el arte paleolítico en una clave simbólico-religiosa, al tiempo que se acepto la antigüedad del arte parietal”, concluye el investigador.
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Referencia bibliográfica:
Eduardo Palacio-Perez, “Cave art and the theory of art: the origins of the religious interpretation of Palaeolithic Graphic Expresion”, Oxford Journal of Archaeology 29(1): 1-14, febrero de 2010
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A tenor de lo expuesto en la nota informativa sobre la tesis del profesor Eduardo Palacio-Pérez, y si leemos el resumen ampliado en PDF que ofrece "Oxford Journal of Archaeology", no puede decirse que vayamos a encontrar mucha aportación original sobre los fundamentos que llevan a catalogar el arte prehistórico como una manifestación religiosa.
En realidad, lo que se ofrece es una recopilación histórica -más o menos amplia- de las diferentes teorías o concepciones de lo que se entiende por arte, así como una explicación de cómo y por qué se abrió paso en aquélla, incorporando los ejemplos del arte paleolítico (parietal y mobiliar) e interpretándolos, posteriormente -gracias a la influencia de la antropología- como una manifestación religiosa. Pero -y ahí radica, a mi juicio, la grave carencia de este estudio- no entra en materia explicativa de por qué es una manifestación religiosa (¿de qué tipo?, cabría preguntarse, por ejemplo) y cuáles son, como digo, sus fundamentos, más allá de ponerla, descriptivamente, en relación con las concepciones de la magia y el totemismo.
En el post "Göbekli Tepe el santuario más antiguo del mundo, data del IX milen..., que puso José Luis Santos en agosto del pasado año, apuntaba yo la idea de tener en cuenta, respecto de la explicación de determinadas manifestaciones artísticas prehistóricas -y no prehistóricas- la teoría de la religión expuesta por el filósofo Gustavo Bueno en su obra "El animal divino".
En la presentación de dicho libro se decía, entre otras cosas:
La nueva teoría que se ofrece en este libro consiste, en efecto, en establecer tres fases históricas del desarrollo de la religión, fases que son sucesivas, sin que ello quiera decir que las anteriores queden borradas por las posteriores, puesto que una fase determinada puede reaparecer, o subsistir con otras. La idea principal es que la vida religiosa del hombre comenzó precisamente a raíz del trato con los animales –con cierto tipo de animales, en el paleolítico–. Estos animales representaron para el hombre paleolítico, y lo encarnaban realmente, el papel de númenes, es decir, de entidades que, sin ser humanas, eran sin embargo centros de voluntad y de entendimiento, entidades a las que había que engañar, rogar, obedecer o matar. Estos númenes corresponden a las figuras representadas en las cuevas prehistóricas. Esta fase primaria de la religión se acaba con la domesticación de los animales.
Interpretar, pues, el arte paleolítico, sin disponer de una teoría clara sobre el fenómeno de la religión, significa perderse en un mar de generalidades.
En este sentido, -y diciéndolo brevemente-, si seguimos la teoría de "El animal divino", y tenemos presente, a su vez, el concepto de "Espacio antropológico", constituido por los ejes, circular, radial y angular, podría entenderse las manifestaciones artísticas prehistóricas como determinaciones del eje angular, lo que nos facilita enormemente su compresión.
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Hola, Isabel:
Si se fija Ud. bien, lo que hago en mi comentario sobre el trabajo del profesor Eduardo Palacio-Pérez es advertir -ya en la primera línea- a los lectores de la sustancial diferencia de significado existente entre el título de la noticia y el título y contenido de dicho trabajo.
No es lo mismo que la noticia que recoge "sinc" títule "Las creencias religiosas son la base de los orígenes del arte Paleolítico", a lo que, en realidad, es el título del trabajo: "Cave art and the theory of art: the origins of the religious interpretation of palaeolithic graphic expression", esto es, un análisis de los orígenes de la interpretación religiosa del arte paleolítico, lo cual, a la vista está, son dos cosas muy diferentes.
Por eso, yo decía a continuación que "no puede decirse que vayamos a encontrar mucha aportación original sobre los fundamentos que llevan a catalogar el arte prehistórico como una manifestación religiosa".
Lo que encontramos, ciertamente, es lo que Ud menciona: "una reflexión detallada y sugerente de cómo se llegó a la interpretación religiosa del arte paleolítico en el paso del siglo XIX al XX". No lo que afirma el título que recoge la noticia ofrecida por "sinc", pues no se ofrece en ningún momento (en lo que he podido leer del resumen ofrecido en PDF) cuáles serían los fundamentos por los que se considera que las creencias religiosas son la base de los orígenes del arte paleolítico.
En consecuencia, se puede decir que estoy de acuerdo con Ud. No dudo que el trabajo pueda serle a Ud. -o cualquier otra persona- interesante por otros motivos (a mí particularmente no me aporta mucho, en la medida de lo que he visto), pero es evidente que ostenta la carencia que menciono. Quizás el autor tenga en mente una segunda parte que la recoja. Todo es posible.
Saludos cordiales
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