El monte Valverde (Monforte, Lugo) se afianza como el primer enclave en Galicia del Solutrense

Puntas de sílex (izquierda) y cuarcita halladas en Valverde. USC

Fuente: La Voz de Galicia.es | 14 de mayo de 2014

Los arqueólogos del proyecto «Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno de la cuenca media del Miño», coordinado por la Universidad de Santiago, publicarán próximamente un trabajo en el que se corrobora que el yacimiento paleolítico descubierto en el 2007 en el monte de Valverde, en Monforte, pertenece al periodo Solutrense. Esta confirmación otorga un especial interés científico al hallazgo, ya que es la primera vez que se registra en Galicia un rastro de esa etapa cultural de la prehistoria.

Los investigadores ya manejaban desde hace tiempo la hipótesis de que hubiese industrias solutrenses entre los numerosos artefactos -más de 2.000- encontrados en este paraje. Dos de estas piezas, en concreto, destacan especialmente por presentar un aspecto típico de la tecnología de ese periodo. Un extenso análisis de estos materiales realizado en los últimos años desmostró que entre ellos había más piezas -cerca de una docena en total- que también pueden adscribirse a ese periodo. En opinión de los arqueólogos, estos artefactos datan de una fase avanzada del Solutrense y su antigüedad rondaría los 20.000 años.

Todos los utensilios hallados en Valverde aparecieron en la superficie del terreno y presentan un excelente estado de conservación, por lo que se supone que fueron desenterrados de manera fortuita y en tiempos muy recientes por la construcción de una pista. El yacimiento se encuentra en un rellano de la ladera, en un paraje protegido de los vientos dominantes, desde el que se divisa el paso natural entre las depresiones de Monforte y Bóveda, por el que discurre la carretera LU-546. Esa ubicación, a juicio de los arqueólogos, permitiría vigilar el paso de las manadas de herbívoros, por lo que el lugar seguramente acogió campamentos de cazadores en diversas épocas de la prehistoria.

En el año 2009 se practicaron en la zona unas catas arqueológicas, pero no se hallaron restos orgánicos con los que realizar una datación radiométrica para precisar mejor la edad del yacimiento. «No parece que se conserven restos arqueológicos en el subsuelo, porque en esa zona se plantaba centeno en tiempos y la tierra está muy removida», dice Arturo de Lombera (izquierda), codirector de la investigación.

Estudio detallado

El posible carácter solutrense de este yacimiento ya fue expuesto de forma muy resumida en un congreso arqueológico celebrado en Barcelona en el 2012. Ahora se publicará un estudio detallado en Espacio, Tiempo y Forma, una revista científica de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, con lo que Valverde se situará en un lugar destacado entre los yacimientos paleolíticos gallegos.

Una cata arqueológica llevada a cabo en el monte de Valverde en el 2009. ALBERTO LÓPEZ

Grupos nómadas en tiempos de frío extremo

Fuente: La Voz de Galicia.es| 14 de mayo de 2014

La cultura solutrense se desarrolló aproximadamente entre hace 22.000 y 18.000 años, en una de las etapas más frías de la última glaciación. Las duras condiciones climáticas de esa época hicieron que gran parte de Europa quedase deshabitada y que los grupos humanos se concentrasen en ciertas zonas del continente donde el frío era menos intenso. Los yacimientos solutrenses se encuentran principalmente en la Península Ibérica, el sur de FranciaItalia y la zona balcánica. En la zona cantábrica, donde son relativamente numerosos, el más conocido es el de la cueva de Las Caldas, cerca de Oviedo.

Los arqueólogos suponen que los grupos humanos de esa época que dejaron rastros en el monte de Valverde seguían un patrón habitacional similar al que se ha registrado anteriormente en los yacimientos solutrenses del área cantábrica. «Todo indica que esos grupos nómadas pasaban el invierno en la costa y se desplazaban al interior en verano y lo más probable es que aquí sucediese lo mismo», señala De Lombera. «Los yacimientos cantábricos del interior están también en valles no demasiado altos, en torno a unos trescientos metros sobre el nivel del mar, como es el caso de Valverde», añade.

Similitudes técnológicas

Las piezas encontradas en el yacimiento de Valverde (izquierda), por otra parte, ofrecen notables similitudes tecnológicas con las de los yacimientos cantábricos. «Se trata sobre todo de puntas de cuarcita y sílex que presentan una factura muy parecida», dice el arqueólogo. Los artefactos de sílex hallados en Monforte podrían proceder de la zona cantábrica, ya que en Galicia no se encuentra de forma natural ese mineral. Los investigadores piensan además que en otras zonas de Galicia pueden aparecer más yacimientos solutrenses, tanto en la costa como en ciertos valles del interior con unas condiciones adecuadas para servir como refugio en las épocas de frío extremo.

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Monforte, un oasis en el período más frío de la Edad de Hielo

Fuente: La Voz de Galicia.es | 2 de diciembre de 2014

Las investigaciones realizadas en los últimos años en el yacimiento paleolítico descubierto en el 2007 en el monte de Valverde, en Monforte, han acrecentado considerablemente la importancia de este enclave arqueológico. En las prospecciones y catas que se efectuaron en la zona entre ese año y el 2009 se recogieron en total 2.434 artefactos líticos.

En un principio, los arqueólogos clasificaron provisionalmente un par de esas piezas como pertenecientes al Solutrense, una cultura prehistórica que se desarrolló entre hace 22.000 y 17.000 años y de la que hasta entonces no se conocía ninguna muestra en el noroeste ibérico. Pero los estudios de laboratorio han probado después que la práctica totalidad de ese conjunto es de origen solutrense.

Los resultados de estas investigaciones -encuadradas en el proyecto «Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno de la cuenca media del Miño»- se han expuesto en un estudio publicado recientemente en la revista científica Espacio, Tiempo y Forma.

El hallazgo reviste un especial valor debido al hecho de que la cultura solutrense se encuadra en uno de las etapas más frías de la última glaciación, el llamado Último Máximo Glacial, que se registró entre hace 26.500 y 19.000 años. Las condiciones extremas de esa época hicieron que gran parte de Europa quedase despoblada y que los grupos humanos se refugiasen en ciertas regiones donde el clima era menos duro. De hecho, las poblaciones solutrenses se redujeron a algunas zonas de la Península Ibérica y Francia.

Área de refugio

La presencia del yacimiento de Valverde -explica el arqueólogo Arturo de Lombera, codirector de los trabajos de campo- prueba que el valle de Lemos figura entre esas áreas de refugio, en las que un clima menos frío y más húmedo permitía la existencia de una vegetación más abundante y variada y la presencia de fauna, posibilitando la supervivencia de los grupos humanos. «Pero pensamos que la zona no fue un refugio permanente y que solo era visitada por los grupos nómadas en verano, cuando el tiempo era más soportable -dice De Lombera- y que en invierno esas bandas se desplazarían al litoral, porque en el interior el frío sería demasiado intenso».

Los investigadores creen que los pobladores solutrenses del monte de Valverde tenían contactos con el litoral cantábrico, pero señalan que también pudieron desplazarse a la costa sudoeste de Galicia. En las Rías Baixas, puntualiza De Lombera, no se han hallado rastros arqueológicos de esa época, pero eso puede deberse a la falta de investigaciones y a que muchos vestigios de campamentos solutrenses seguramente fueron sepultados por el mar, que en esa época se hallaba a más de diez kilómetros de la línea actual de la costa.

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Una época en la que Europa quedó casi desierta

Fuente: La Voz de Galicia.es | 2 de diciembre de 2014

Valverde en un mapa de la Europa solutrense. Las zonas sombreadas son las que tienen yacimientos conocidos de ese período prehistórico

La importancia del yacimiento de Valverde ya ha sido reconocida por el arqueólogo estadounidense Lawrence Guy Straus, uno de los mayores expertos en el Solutrense ibérico y codirector de las excavaciones del yacimiento cántabro de El Mirón. Straus menciona estos hallazgos en un artículo publicado en la revista Espacio, Tiempo y Forma. El trabajo incluye un mapa en el que están marcados todos los territorios de Europa donde se han hallado rastros de esta cultura prehistórica y en el que figura el yacimiento monfortino. Straus señala que este descubrimiento ayuda a aclarar la conexión entre las principales zonas de poblamiento solutrense, cubriendo el vacío que existía entre los yacimientos de Asturias y de Foz Côa, en el norte de Portugal.

El investigador señala que los conocimientos actuales sobre este período indican la existencia de varios centros de población humana en la Península Ibérica y Francia «separados por zonas de despoblado relativo o tal vez casi absoluto». En esas áreas de refugio donde sobrevivieron los grupos nómadas de cazadores-recolectores-añade- «las poblaciones podrían haber sido relativamente densas». Las similitudes tecnológicas que se han detectado entre estas diferentes poblaciones sugieren por otro lado que, pese a su relativo aislamiento, hubo relaciones entre ellas. Straus señala a este respecto que «especialmente en estos tiempos difíciles, los contactos humanos eran esenciales para el mantenimiento demográfico (la búsqueda de parejas fuera de cada pequeña banda local, la exogamia), para el intercambio de información sobre la caza y las condiciones de vida en la diferentes áreas y para obtener la posibilidad de seguridad o de rescate en momentos de crisis»

Una zona de paso

Los arqueólogos señalan que en los yacimientos del norte de Portugal se han descubierto artefactos solutrenses con características típicas del área cantábrica, algo que también sucede en el yacimiento de Monforte y que se debería a los contactos entre diferentes poblaciones de los que habla Straus. Según explica Arturo de Lombera, «estas similitudes técnicas indican que Valverde pudo formar parte de una especie de corredor entre la cornisa cantábrica y Portugal, que discurriría por los valles del interior de Galicia y bordearía las sierras orientales, que entonces estaban cubiertas por glaciares».

Útiles fabricados con cuarcitas del valle de Lemos y sílex de la cornisa cantábrica

Fuente: La Voz de Galicia.es | 2 de diciembre de 2014

Los utensilios líticos del yacimiento de Valverde fueron fabricados con diversas materias primas, entre las que hay minerales obtenidos en la depresión monfortina -como el cuarzo, la cuarcita de grano fino y el cristal de roca-, pero también otros que no se encuentran de forma natural en Galicia, como el sílex. Los arqueólogos piensan que este último material puede proceder de la cornisa cantábrica.

La tecnología de las industrias de Valverde muestra por otro lado un gran parecido con las del área cantábrica y en especial con las de la cueva asturiana de Las Caldas. Basándose en la similitud con los artefactos hallados en este último yacimiento, los arqueólogos suponen que las industrias de Monforte pueden tener una antigüedad de en torno a 19.000 o 20.000 años. El hecho de que estos objetos apareciesen en un terreno muy removido por las labores agrícolas no permite utilizar las dataciones radiométricas para determinar su edad con más precisión. Algunos de estos útiles pudieron ser fabricados en otros lugares, pero muchos de ellos -como lo indica la presencia de numerosos restos de talla- fueron confeccionados en el propio lugar.

Un puesto de caza

El yacimiento se encuentra en un rellano de la ladera sudoeste del monte de Valverde, a una altura de 380 metros sobre el nivel del mar. Desde este lugar se divisa un amplio panorama del valle y sobre todo del corredor natural que une la zona con la depresión de Bóveda, por el que discurre actualmente la carretera de Monforte a Lugo. Los investigadores suponen que los cazadores solutrenses establecieron en este paraje -no es posible saber durante cuánto tiempo- un campamento desde que el que vigilarían con facilidad el paso de los rebaños de herbívoros por el corredor que da acceso al valle.

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Así era el mundo de los monfortinos de la última Era Glacial

Fuente: La Voz de Galicia.es | 3 de diciembre de 2014

Foto: Dominio visual. Desde el monte de Valverde se avista un amplio panorama de la depresión monfortina y sus vías de tránsito, lo que facilitaría la vigilancia de los rebaños de herbívoros salvajes. CARLOS RUEDA

El valle de Lemos y el noroeste de la Península eran muy diferentes hace unos 20.000 años, cuando las bandas de cazadores paleolíticos se asentaban en el monte de Valverde, en Monforte, donde se ha descubierto el primer yacimiento gallego de la cultura solutrense. Los arqueólogos del proyecto «Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno de la cuenca media del Miño» señalan que aquellos asentamientos se produjeron durante una de las etapas más frías de la última glaciación, en la que el clima extremo y los escasos recursos obligaron a desarrollar complejos métodos de supervivencia.

En el estudio recientemente publicado que expone este hallazgo, los investigadores indican que el paisaje de Galicia en esa época se parecía muy poco al actual. Según los análisis de los pólenes fósiles, los bosques del interior eran muy escasos y estaban formados principalmente por especies del género Pinus, mientras que los árboles caducifolios suponían solo en un torno a un 5% del total. La formación más común en estas zonas era la estepa herbácea. En el litoral predominaban también las plantas no arbóreas -gramíneas y especies arbustivas como las ericáceas-, pero los bosques eran algo más abundantes, sin sobrepasar el 20% de la masa vegetal. Los árboles más numerosos eran los robles y los abedules, con una menor presencia de avellanos, fresnos, alisos y sauces. El panorama era mucho más desolado en el interior de la Península -menos húmedo que el noroeste-, donde predominaban las estepas semidesérticas.

Los investigadores suponen que los pobladores de Valverde solo visitaban el valle de Lemos en verano, ya que en invierno -con unas medias de temperatura de en torno a cero grados- la zona era demasiado inhóspita y hostil. En los períodos invernales se desplazarían a las áreas litorales, que también eran muy distintas de las de hoy. El nivel del mar estaba entre 100 y 140 metros por debajo del actual y las rías eran valles fluviales donde algunos reductos boscosos se alternaban con zonas pantanosas.

En cuanto a la fauna, cabe suponer que en el valle de Lemos hubo importantes rebaños de herbívoros, ya que el asentamiento de Valverde está necesariamente vinculado a la caza. Sin embargo, en el interior de Galicia se conocen muy pocos registros fósiles faunísticos de esa época. En la Cova da Valiña -en Castroverde- se recuperaron restos de renos a los que las dataciones por carbono 14 asignaron edades de en torno a 21.000 y 16.000 años. Los investigadores opinan que el fósil de mamut hallado en 1961 en O Incio -el único conocido en Galicia- puede pertenecer a esta etapa fría. Sin embargo, estos restos nunca han sido objeto de una datación radiocarbónica, por lo que se desconoce su antigüedad real.

En diversos yacimientos del Solutrense del área cantábrica se han catalogado fósiles de diversas especies -caballo, ciervo, gamo, rebeco, oso pardo, oso de las cavernas, lobo, zorro y pantera europea, entre otras-, que también pudieron formar parte de la fauna del interior de Galicia.

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La industria solutrense, una tecnología sofisticada para tiempos muy difíciles

Fuente: La Voz de Galicia.es | 3 de diciembre de 2014

Los investigadores señalan que el amplio conjunto de artefactos encontrado en el monte de Valverde supone una muestra representativa de la industria solutrense, caracterizada por una sofisticación técnica mucho mayor que la de otras etapas culturales del Paleolítico. Por una parte, el conjunto destaca por la variedad de materias primas utilizadas para fabricar los útiles líticos, que fueron seleccionadas con cuidado por su calidad para la talla. Los arqueólogos han podido catalogar nueve minerales diferentes, algunos de ellos de distintos tipos. Las herramientas de sílex están hechas con seis variedades diferentes de este mineral, que no se encuentra de manera natural en el territorio gallego. Esta diversidad contrasta con las industrias del Paleolítico Inferior halladas en la zona de As Lamas -decenas de miles de años más antiguas-, elaboradas principalmente con cuarcitas.

Percusión blanda

Por otro lado, los científicos resaltan la complejidad de las técnicas empleadas para fabricar estos artefactos. Los análisis de laboratorio indican que una buena parte de ellos fueron elaborados con el método denominado de percusión blanda, que consiste en tallar la piedra con instrumentos de madera o de astas de cérvidos. Algunas de las piezas de sílex muestran señales de tratamiento térmico, es decir, que fueron calentadas al fuego para incrementar su dureza y facilitar su conservación.

Las industrias de Valverde -como las de otros yacimientos solutrenses- se caracterizan además por el pequeño tamaño de muchas herramientas, que contrasta con el gran formato y la pesadez de muchos artefactos del Paleolítico Inferior. Algunas de ellas consisten en minúsculas láminas dentadas de cristal de roca de solo dos centímetros de longitud. En bastantes casos es difícil determinar la utilización que tuvieron estos instrumentos. Los arqueólogos han podido comprobar que ciertas piezas sufrieron fracturas de uso -puntas de lanza empleadas en la caza- y fueron posteriormente reparadas.

Autovías prehistóricas. El mapa muestra las supuestas rutas de los nómadas del Paleolítico Inferior. Estos caminos pudieron seguir siendo usados decenas de miles de años después, en el Máximo Glacial

Valle de Lemos, una parada en el camino del gran invierno glacial

Fuente: La Voz de Galicia.es | 10 de diciembre de 2014

El hallazgo de un yacimiento del período solutrense en el monte de Valverde, en Monforte -el primero que se ha encontrado en Galicia-, refuerza la hipótesis de que el valle de Lemos fue una zona de refugio para los grupos humanos del Paleolítico durante la etapa más fría y seca de la última glaciaciónentre hace 26.500 y 19.000 años. Los investigadores que estudian este asentamiento dentro del proyecto «Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno de la cuenca media del Miño» suponen que la zona fue también un importante cruce de caminos para los grupos de cazadores nómadas que se desplazaban por el noroeste ibérico en ese período de frío extremo.

En un estudio publicado en inglés en el 2011 en el libro To the West of Spanish Cantabria, los arqueólogos trazaron un mapa de las supuestas rutas seguidas por los grupos humanos en épocas anteriores de la prehistoria, durante el Paleolítico Inferior, cuando el clima era mucho menos riguroso. Estos itinerarios seguirían las vías naturales de tránsito por las que también debieron de moverse los rebaños de herbívoros salvajes. En ese mapa, el valle de Lemos es un cruce entre las rutas que unían el interior de Galicia con las costas atlántica y cantábrica, el interior de la Península y el norte de Portugal. A lo largo de estos corredores naturales se han hallado yacimientos arqueológicos que indican la presencia de los humanos.

El yacimiento de Valverde, según explica el arqueólogo Arturo de Lombera, sugiere que esas grandes rutas siguieron siendo utilizadas durante el Máximo Glacial y que en esa etapa la depresión monfortina continuó siendo a la vez un refugio y un cruce de caminos. 

Los análisis de los depósitos sedimentarios y de los pólenes fósiles indican que una gran parte del territorio gallego se volvió inhóspita en el Máximo Glacial. Las zonas más altas se convirtieron en estepas herbáceas con una vegetación pobre, mientras que los macizos montañosos quedaron cubiertos de hielo y nieve. Pero en algunas zonas más bajas -los valles fluviales del Miño y del Sil, las Rías Baixas y las depresiones lucenses y ourensanas-, el clima parece haber sido algo menos frío y más húmedo, por lo que pudieron sostener una vegetación y una fauna más abundante y variada. De esta manera también pudieron funcionar como áreas de refugio para la escasa población humana.

Las hipótesis que barajan los investigadores apuntan a que los pobladores del período solutrense sobrevivieron durante varios milenios moviéndose por estas zonas de refugio, siguiendo las vías naturales que ya habían sido utilizadas por sus antecesores en épocas anteriores. Pero para corroborar esta teoría -puntualiza De Lombera- «habrá que encontrar en estas zonas otros yacimientos que puedan encuadrarse en ese período».

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Colgante gravetiense de Cova Eirós, hecho con un diente de carnívoro

Montañas heladas y sin habitantes

Fuente: La Voz de Galicia.es | 10 de diciembre de 2014

Los arqueólogos suponen que las sierras orientales lucenses quedaron totalmente deshabitadas durante la etapa más fría de la glaciación, ya que la presencia de glaciares y nieves perpetuas y la escasez de vegetación y fauna debieron de convertirlas en un territorio no apto para los grupos humanos. En los yacimientos de Cova Eirós (Triacastela) y Valdavara (Becerreá) se han encontrado rastros arqueológicos de épocas inmediatamente anteriores y posteriores al Último Máximo Glacial, pero en esas zonas no se conoce ningún asentamiento del mismo período que el del monte de Valverde.

En Cova Eirós se descubrió hace pocos años el rastro de una ocupación de la cultura gravetiense -la primera hallada en Galicia-, que fue datada en unos 26.000 años. Esa época se sitúa en los inicios del Máximo Glacial, cuando la zona aún podía ofrecer unas condiciones soportables para los humanos. En los siguientes milenios, según la hipótesis que manejan los investigadores, eso ya no sería posible. Cova Eirós está a una altura de unos 780 metros sobre el nivel del mar. Un poco más arriba, entre los 800 y los 900 metros, los glaciares y la nieve perpetua eran el paisaje predominante durante la última glaciación.

Por otro lado, en el mismo yacimiento se encontró un nivel sedimentario datado en unos 17.000 años, en la última etapa del Máximo Glacial, cuando el clima se iba volviendo progresivamente menos frío. En ese período aún no hay evidencias de ocupación humana en la zona.

Fuertes vientos

El análisis de las capas de terreno de esa época sugiere una formación eólica en los sedimentos del piso de la cueva. Es decir, que el suelo de la cavidad se formó en gran parte con tierra arrastrada por vientos muy fuertes. Los pólenes fósiles indican por otro lado que la vegetación era muy pobre y escasa. Las condiciones climáticas y biológicas que se desprenden de esos datos apuntan a que el valle de Cancelo -donde se encuentra la gruta- todavía era un lugar demasiado inhóspito para los grupos humanos, lo que posiblemente sucedía en otras zonas de montaña situadas a parecidas alturas. La repoblación de estos territorios, en opinión de los especialistas, debió de llevarse a cabo de forma muy paulatina durante los siglos y los milenios que sucedieron al Último Máximo Glacial.

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