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Vía: tribunasalamanca.com| E. P. | 6 de junio de 2012
Un equipo internacional de arqueólogos ha hallado dos esqueletos de la Edad Media que fueron enterrados con el pecho perforado por barras de hierro para evitar que se convirtieran en 'no-muertos', según ha publicado 'Arqueological News'. Los expertos han explicado que se trataba de una práctica habitual en Europa occidental y central cuando sospechaban que una persona era un 'vampiro'. Además, destacan que no se trata del primer caso que se encuentran en la zona lo que, a su juicio, demuestra la "seriedad" con que algunas zonas de Europa se tomaban estas acusaciones.
La tumba, que data de hace 800 años, se halla cerca de un monasterio en la ciudad búlgara de Sozopol, en la costa del Mar Negro. El director del Museo Nacional de Historia de Bulgaria, Bozhidar Dimitrov (izquierda) ha explicado que "estos dos esqueletos apuñalado con barras ilustran una práctica que era común en algunos pueblos de Bulgaria hasta la primera década del siglo 20".
De acuerdo con las creencias paganas, las personas que se consideraba que habían sido malas durante su vida podrían convertirse en vampiros después de la muerte a menos que se les propinara una puñalada en el tórax con una varilla de hierro o de madera antes de ser enterrado. La barra 'fijaba' el cadáver en su tumba y evitaba que el no-muerto se levantara a medianoche para aterrorizar a los vivos.
Según ha apuntado Dimitrov, en los últimos años, se han descubierto más de 100 personas enterradas en Bulgaria de esta forma y, en su mayoría eran "aristócratas y clérigos". En este sentido, ha apuntado que "no hay mujeres entre ellos". "No tenían miedo de las brujas", ha indicado.
Los historiadores explican que la sucesión de plagas que asolaron Europa entre los años 1300 y 1700 fomentó la creencia en los vampiros debido, principalmente, a que la descomposición de los cadáveres no se comprendía bien. Cuando los sepultureros reabrían las fosas comunes veían cuerpos hinchados por el gas, con el pelo largo y con sangre manando de la boca, lo que les hacía creer que estaban vivos.
A esto se le unía que las mortajas usadas para cubrir los rostros de los muertos a menudo se deshacían por las bacterias de la boca, revelando los dientes del cadáver. "A los vampiros se del conocía como los comedores de mortajas", ha explicado Dimitrov.
Así, según textos medievales médicos y religiosos, el "muerto viviente" chupaba la "vida útil" de los cadáveres que le acompañaban en la fosa hasta que adquiría la fuerza necesaria para regresar a las calles.
Por este motivo, también ha habido casos en los que se ha encontrado cadáveres con objetos en la boca, como los hallados en Venecia hace años. Se trata de un cuerpo del siglo XVI en el que el esqueleto porta un ladrillo en la boca con el objetivo de que no pueda 'chupar' la vida del resto de muertos de la fosa. "Para matar un vampiro había que quitar la mortaja de su boca, que era su alimento, y poner algo incomible", ha explicado el historiador.
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Vía: 24 Noticias | EFE | 11 de junio de 2012
Los arqueólogos búlgaros se han unido definitivamente a la actual moda de los vampiros con el anuncio del descubrimiento de una nueva tumba en la que su ocupante recibió un tratamiento especial para evitar que regresara de entre los muertos.
Así lo anunció hoy en la radio estatal BNR, el arqueólogo Nikolay Ovcharov, cuyo grupo científico localizó el pasado fin de semana en una iglesia en Veliko Tarnovo un cadáver que había sido enterrado con una bolsita con 30 monedas de plata “con las que pagar el transporte al más allá”.
“Tenía también las extremidades atadas, para que no escapara de la tumba”, explicó Ovcharov, quien recordó que estos tratamientos, o el de clavar un hierro en el pecho, se usaban en esta región en la Edad Media para que el muerto no volviera al mundo de los vivos.
El experto aclaró que estos ritos no se practicaban porque el fallecido hubiera sido malvado en vida, sino para evitar el riesgo de transformarse en vampiro.
Por otra parte, el director del Museo Nacional de Historia, Bozhidar Dimitrov, anunció hoy que el “vampiro” encontrado el pasado 5 de junio en Sozopol, a orillas del Mar Negro, ha sido trasladado a Sofía, donde será expuesto en breve.
Se trata de un cadáver, del siglo VIII o IX, que fue encontrado con una pieza de hierro de un arado clavada en el pecho.
“Entre fuertes medidas de seguridad y para gran alivio de las abuelas en Sozopol, el esqueleto del vampiro ha sido trasladado el domingo en el Museo Nacional de Historia“, declaró en tono de humor Dimitrov.
Dentro varios días, probablemente el próximo fin de semana, el esqueleto será expuesto en una vitrina en el museo “para que la gente conozca las extrañas creencias y supersticiones de nuestros antepasados“, declaró Dimitrov.
“A los habitantes de Sofía que teman que la presencia del vampiro pueda traer desgracias a la capital búlgara, les diré que este bebedor de sangre ha sido neutralizado con este pedazo de hierro durante la Edad Media”, bromeó el director del museo, uno de los historiadores más conocidos y respetados en Bulgaria.
Bulgaria arrojó el guante a la vecina Rumanía como origen pagano de la leyenda de los vampiros al albergar Sofía el esqueleto de un supuesto "bebedor de sangre" hallado hace días en una tumba medieval en la localidad de Sozopol, a orillas del Mar Negro.
Vía: La Razón.es |Efe/Vladislav Púnchev | 14 de junio de 2012
El supuesto vampiro, o mejor dicho, un esqueleto de hombre que en vida medía unos 175 centímetros, pero cuya identidad y edad todavía se desconocen, fue enterrado en una casa con un trozo de hierro de un arado clavado en el corazón y se halla a partir de hoy en el Museo Nacional de Historia en Sofía.
El personaje, que data del siglo XIV, es una muestra de la costumbre pagana consistente en atravesar el corazón de fallecidos con una hoja metálica para que no resucitaran de entre los muertos.
Así lo explicó hoy a la prensa el director del museo, Bozhidar Dimitrov, al presentar el hallazgo, tras datar el origen de la creencia en los vampiros en la Edad Media o incluso más temprano, en la época precristiana o primeros siglos de los conversos cristianos en el reino búlgaro.
"Los vampiros son parte de la mitología búlgara y la creencia en ellos data de la época precristiana, pero el cristianismo los rechazó", explicó Dimitrov, un conocido historiador búlgaro.
Según el científico, la creencia popular en aquella época consistía en que al morir una persona su alma iba al reino celestial, donde recibía el reposo eterno, aunque esta prerrogativa solo valía para las almas de los justos y sin pecados, y que habían respetado las entonces normas morales.
Por el contrario, las almas de los malvados se quedaban en sus cuerpos y muchas veces salían de la tierra para beber sangre, primero de animales y posteriormente de seres humanos, según la leyenda.
Por ello, para prevenir que el difunto se convertiera en un vampiro, en la noche inmediatamente después del entierro, y siempre antes de medianoche, un grupo de valientes exhumaba el cadáver y le clavaba un hierro o un palo de madera en el pecho.
"Los más ricos usaban hierro y los pobres clavaban madera", aseguró Dimitrov, tras añadir que así se creía que el peso del material presionaría al muerto y no le permitiría levantarse.
El profesor subrayó que el hecho que tales ritos existieran en las tierras de lo que hoy es Rumanía no debe extrañar a nadie, ya que este territorio formaba parte del reino búlgaro hasta el siglo XIV, cuando el país cayó bajo el yugo otomano.
Dimitrov pone en tela de juicio la percepción de que Rumanía sea la cuna del vampirismo, creada gracias a la novela "Drácula", publicada en 1897 por el irlandés Bram Stoker y basada en cuentos populares de la región sobre un gobernante local llamado Vlad Tepes.
Apuntó también que el esqueleto en cuestión ha sido encontrado detrás de una iglesia medieval, un lugar reservado especialmente para enterrar a personas importantes y de alto rango social, como alcaldes, recaudadores de impuestos, consejeros municipal o sacerdotes.
"Pero podría ser también un pirata marítimo que actuaba en esta región en aquella época. Era conocido como Krivich, o el Curvo en búlgaro", supuso Dimitrov.
Y recordó que poco después del primer hallazgo, se encontró una segunda tumba un cadáver también atravesado por un hierro, del que se sospecha que, por la constitución de los huesos y la cercanía a la primera tumba (tan solo 50 centímetros), podría ser su esposa.
"Lamentablemente, los huesos de la supuesta esposa están en muy mal estado y no se pueden trasladar. Por eso, nos vimos obligados divorciar a la pareja", bromeó Dimitrov.
Con este tema tiene relación esta noticia del Daily Mail online: Rare skeleton of 'vampire' discovered in Britain with spikes throug...
Muy buenas.
Percha, gracias por el enlace, gracias a él, he visto un dato que me lleva a un tema que compartí hace tiempo sobre los enterramientos boca abajo y del que no he podido avanzar mucho. En el enlace aparece un texto en negrita entresacado del autor Matthew Beresford, y su obra de From Demons to Drácula, Desde los demonios a Drácula, donde se dice que durante el periodo Anglo-Sajón los castigos para ladrones, asesinos y traidores consistía en enterrarlos en el fango, cara abajo, decapitados, o clavados con estacas, y, posteriormente, para individuos de conducta desviada que transigieron las reglas de la sociedad: los adúlteros, los que quebrantaban la paz, o rompían juramentos.
Throughout the Anglo-Saxon period the punishment of being buried in water-logged ground, face down, decapitated, staked or otherwise was reserved for thieves, murderers or traitors'
Por lo que me sigue extrañando la petición del personaje del romance en el que pide que se le entierre boca abajo, lo primero porque sería una costumbre muy antigua que quedaría en recuerdo en este texto, y lo segundo porque igual lo pidió a modo de castigo personal para redimir una pena oculta durante su vida.
Dani, he encontrado el artículo en el que se basa la noticia que puse el otro día. En el se ponen ejemplos de otros enterramientos parecidos a este, algunos de hace ¡27.000 años!
The Dangerous Dead: The Early Medieval deviant burial at Southwell,... por Matthew Beresford
Saludos
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