La antigua maravilla del mundo, los Jardines Colgantes, no estaban en Babilonia, sino en Nínive

Foto:North Wind Picture Archives / Alamy

Fuente: The Independent | David Keys | 6 de mayo de 2013 (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae)

Los Jardines Colgantes de Babilonia, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, no estaban en Babilonia, en absoluto, pero sí, en cambio, a 480 kilómetros al norte, en Nínive, la mayor rival de Babilonia, según una destacada historiadora de Oxford.

Después de más de 20 años de investigación, la Dra. Stephanie Dalley (izquierda), del Instituto Oriental de la Universidad de Oxford, por fin ha reunido suficientes evidencias para probar, más allá de toda duda razonable, que los famosos jardines fueron construidos en Nínive por el gran gobernante asirio Senaquerib, y no, como los historiadores siempre han pensado, por el rey Nabucodonosor II de Babilonia.

La Dra. Dalley propuso públicamente en 1992 la idea de que Nínive, y no Babilonia, fue el escenario de los jardines, siendo su afirmación recogida por el diario The Independent, pero se ha tomado un período de dos décadas para encontrar pruebas suficientes que lo demuestren.

El trabajo de detective realizado por la Dra. Dalley -que será publicado por Oxford University Press (derecha) a finales de este mes- proporciona cuatro piezas clave de evidencias.

En primer lugar, después de estudiar las descripciones históricas posteriores de los Jardines Colgantes, se dio cuenta de que un bajorrelieve del palacio de Senaquerib, en Nínive, en realidad retrataba árboles que crecían sobre una columnata cubierta, exactamente como se describe en los relatos clásicos sobre los jardines (izquierda).

Este fundamental bajorrelieve original, se perdió, por lo visto, hacia la mitad del siglo XIX. Cuando fue descubierto por el arqueólogo británico, Austin Henry Layard, en la década de 1840, al parecer ya estaba en tal mal estado que su superficie, con toda probabilidad, se desmoronaría rápidamente.

Entre tanto, pudo haber estado en manos del grupo británico de Layard, ligado a las esculturas de Nínive, y desaparecer cuando un barco que las transportaba se hundió en el río Tigris.

Afortunadamente, sin embargo, un artista empleado por Layard ya había ya dibujado el bajorrelieve, y ese dibujo, recientemente reconocido por la Dra. Dalley como un retrato de los jardines, había sido reproducido en el libro de Layard sobre Nínive publicado en Londres en 1853 (debajo).

La investigación adicional llevada a cabo por la Dra. Dalley sugirió entonces que, después de que Asiria hubiera saqueado y conquistado Babilonia en el año 689 a.C., la capital asiria de Nínive bien pudo haber sido considerada como la "Nueva Babilonia", constituyéndose así más tarde la creencia de que los Jardines Colgantes estaban, de hecho, en Babilonia misma.

Su investigación reveló que por lo menos otra ciudad de Mesopotamia -llamada Borsippa- fue descrita como la "otra Babilonia" ya en el siglo XIII a.C., lo que implica que en la antigüedad el nombre podría ser usado para describir otros lugares distintos de la verdadera Babilonia.

Un gran avance se produjo cuando se apercibió, en la investigación anterior, de que Senaquerib, tras  haber saqueado y conquistado Babilonia, había cambiado el nombre de todas las puertas de Nínive (izquierda) con los nombres que se habían utilizado tradicionalmente para designar las puertas de la ciudad de Babilonia. Ésta siempre había llamado a sus puertas con el nombre de sus dioses. Después de que Senaquerib saqueara Babilonia, el monarca asirio simplemente renombró las puertas de la ciudad de Nínive con esos mismos dioses. En términos de nomenclatura, estaba claro que Nínive se había convertido, en efecto, en una "Nueva Babilonia".

La Dra. Dalley comparó luego la topografía de Babilonia y Nínive, y comprobó que el paisaje, totalmente llano alrededor de la auténtica Babilonia, habría hecho imposible suministrarle agua suficiente como para mantener el tipo de jardines elevados descritos en las fuentes clásicas. De su investigación se derivaba, por lo tanto, el hecho claro que los Jardines Colgantes, tal como se describían, no pudieron haber sido construidos en Babilonia.

Finalmente, su investigación comenzó a sugerir que las descripciones clásicas originales de los Jardines Colgantes habían sido escritas por historiadores que habían visitado en realidad el área de Nínive.

Al realizar el estudio de la historia post-asiria de Nínive, se dio cuenta de que Alejandro Magno había acampado, ciertamente, cerca de la ciudad de Nínive en el año 331 a.C., justo antes de que derrotara a los persas en la famosa batalla de Gaugamela. Se sabe que el ejército de Alejandro acampó al lado de uno de los grandes acueductos que llevaban agua, por lo que la Dra. Dalley cree que fue el escenario de los Jardines Colgantes.

Alejandro Magno tuvo entre su personal a varios historiadores griegos, como Calístenes, Cleitarchos y Onesícrates, cuyas obras se han perdido para la posteridad, pero significativamente fueron utilizadas en ocasiones como fuentes por autores que varios siglos más tarde describieron los jardines en obras que han llegado hasta nuestros días.

"Han supuesto muchos años encontrar las evidencias que demuestran que los jardines, y su sistema asociado de acueductos y canales, fueron construidos por Senaquerib en Nínive, y no por Nabucodonosor en Babilonia. Por primera vez se puede demostrar que los "Jardines Colgantes" realmente existían", dice la Dra. Dalley.

Una impresión artística de lo que podrían haber sido los Jardines Colgantes de Nínive en el 700 a.C.
Terry bola / Stephanie Dalley

Los "Jardines Colgantes" fueron construidos como una colina artificial de unos 25 metros de altura, toscamente semicircular, en forma de teatro con varios niveles. En su base había una gran piscina alimentada por pequeños arroyos de agua que fluían por debajo de sus lados. Los árboles y las flores fueron plantadas en pequeños campos artificiales construidas en la cima de columnatas cubiertas. Todo el jardín tenía unos 120 metros de diámetro y se estima que se regaba con un mínimo de 35.000 litros de agua traídos por un canal y un sistema de acueducto de hasta 50 kilómetros de distancia. Dentro del propio jardín el agua se elevaba mecánicamente mediante grandes bombas de bronce en forma de tornillo.

El constructor, recién revelado de los Jardines Colgantes, Senaquerib de Asiria -y Nabucodonosor de Babilonia, que ha estado asociado tradicionalmente a ellos- fueron dos líderes militares agresivos. La campaña de Senaquerib contra Jerusalén fue inmortalizada, unos 2500 años después, en un poema de Lord Byron, quien describe cómo "los asirios vinieron abajo como un lobo sobre el redil", sus cohortes "relucientes, de color morado y oro."

El gobernante asirio Senaquerib subido a un carro, en un bajorrelieve del palacio de su nieto, en el que se  representa los jardines. Stephanie Dalley

Ambos también fueron conocidos por la destrucción de edificios religiosos emblemáticos. Nabucodonosor de Babilonia destruyó el Templo de Salomón en Jerusalén, y de acuerdo con una tradición mucho más tardía se convirtió temporalmente en una bestia por sus pecados contra Dios. Senaquerib de Asiria destruyó los grandes templos de Babilonia, un acto del que se dice conmocionó al mundo mesopotámico. De hecho, la tradición sostiene que, cuando más tarde fue asesinado por dos de sus hijos, fue como un castigo divino por la destrucción de los templos.

Curiosamente, puede ser que los Jardines Colgantes fueran la primera de las siete 'maravillas' del mundo que se han descrito. Senaquerib mismo se refirió a los jardines de su palacio, construido en torno a 700 a.C., o poco después, como "una maravilla para todos los pueblos". Y es sólo ahora, sin embargo, que la nueva investigación ha revelado por fin que los jardines de su palacio eran, de hecho, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Algunos historiadores han pensado que los Jardines Colgantes pueden incluso haber sido puramente una leyenda. La nueva investigación demuestra, finalmente, que en realidad existieron.


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Grabado coloreado a mano, del siglo XVI, de los Jardines Colgantes de Babilonia. Fue dibujado por el artista holandés Maarten van Heemskerck,  curiosamente con la Torre de Babel al fondo.

Los Jardines Colgantes de Babilonia: antiguos escritos proporcionan claves sobre la desaparición de esta maravilla del mundo antiguo

Fuente: The Guardian | Dalya Alberge | 5 de mayo de 2013 (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae)


El paradero de una de las siete maravillas del mundo antiguo -los legendarios Jardines Colgantes de Babilonia- ha sido uno de los grandes misterios de la antigüedad. La incapacidad de los arqueólogos para encontrar rastros de los mismos entre las antiguas ruinas de Babilonia llevó a algunos incluso a dudar de su existencia.

Ahora, una académica británica ha acumulado una gran cantidad de evidencia textual que demuestra que los Jardines Colgantes fueron construidos en Nínive, a 480 kilómetros de Babilonia, en el siglo VII a.C.

Después de 20 años de estudio, Stephanie Dalley, de la Universidad de Oxford, ha llegado a la conclusión de que los Jardines Colgantes fueron construidos por los asirios en el norte de Mesopotamia -en la actual Irak- y no por sus grandes enemigos los babilonios, en el sur.

Ella cree que su investigación demuestra que tal hazaña de ingeniería y arte fue lograda por el rey asirio, Senaquerib, en lugar del rey de Babilonia, Nabucodonosor.

Las pruebas presentadas por Dalley, una experta en lenguas antiguas del Medio Oriente, surgieron al descifrar escritos cuneiformes de babilonios y asirios, y de la reinterpretación de textos griegos romanos posteriores. Entre ellos se incluye una inscripción asiria, del siglo VII a.C., que ella descubrió y que había sido mal traducida en la década de 1920, cuyos pasajes se reducían a un "absoluto disparate".

La Dra. Dalley se sorprendió al encontrar una descripción del propio Senaquerib en la que hablaba de un "palacio sin rival" y una "maravilla para todos los pueblos". Él describe la maravilla de un tornillo elevador de agua realizado con un nuevo método de fundición de bronce, y, por tanto, anterior a la invención del tornillo de Arquímedes (derecha) en unos cuatro siglos.

Dalley dijo que ello era parte de un complejo sistema de canales, presas y acueductos, para llevar el agua de montaña, desde 80 kilómetros de distancia, a la ciudadela de Nínive y sus Jardines Colgantes. Los escritos registraban el agua que ascendía (a los Jardines Colgantes) "todo el día".

Sargón II (a la derecha) con su hijo el príncipe Senaquerib en un bajorrelieve de Dur-Sharrukin (Museo del Louvre).

Recientes excavaciones han descubierto restos de acueductos. Uno, cerca de Nínive, era tan grande que Dalley dijo que sus restos parecían un tramo de autopista desde el aire, y que llevaban una inscripción fundamental: "Senaquerib rey del mundo ... Sobre una gran distancia yo tenía un curso de agua dirigido a los alrededores de Nínive ... "


Habiendo dado a conocer su teoría, por primera vez, en 1992, la Dra. Dalley presenta ahora una gran cantidad de pruebas en un libro, El Misterio de los Jardines Colgantes de Babilonia, que Oxford University Press publicará el próximo 23 de mayo. Ella espera una opinión académica dividida, pero las evidencias la convencen de que los jardines de Senaquerib cumplen con los criterios para ser una maravilla del mundo: "magníficos en su concepción, espectacular en ingeniería y brillante en lo artístico".

La Dra. Dalley dijo: "Que Los Jardines Colgantes fueron construidos en Babilonia por Nabucodonosor el Grande es un hecho aprendido en la escuela y ... 'verificado' en las enciclopedias ... Para desafiar tal verdad universalmente aceptada, podría parecer el colmo de la arrogancia, un revisionismo propio de eruditos... Pero la Asiriología es una disciplina relativamente reciente ... Hechos que parecían seguros se vuelven superfluos". 

El palacio de Senaquerib, con escalones de piedra semi-preciosa y una entrada custodiada por colosales leones de cobre, era magnífico. La Dra. Dalley recopiló textos antiguos que revelan un jardín que recrea un paisaje de montaña. Se alardeaba de terrazas, paseos con pilares, plantas y árboles exóticos, y corrientes de agua ondulantes.

Las siete maravillas aparecen en los textos clásicos escritos siglos después de la creación de los Jardines Colgantes, sin embargo el historiador Flavio Josefo, del siglo I d.C., fue el único autor en nombrar a Nabucodonosor como creador de los Jardines Colgantes, dijo la Dra. Dalley. Ella halló una amplia confusión sobre los nombres y lugares en los textos antiguos, incluyendo el Libro de Judith, confundiendo los dos reyes.

Vista de la Puerta de Adad en Nínive, desde el norte, a las afueras de la ciudad. La reconstrucción de los excavadores iraquíes quedó inconclusa: lo visible es la estructura de refuerzo de hormigón que estaba destinada a ser cubierta con ladrillos de adobe. La mayor parte del muro de piedra de contención es la antigua estructura original. 

Lo poco que queda de Nínive -cerca de la actual ciudad de Mosul- hasta ahora ha sido explorado, pero se ha considerado demasiado peligroso llevar a cabo más excavaciones.

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