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En torno al Templo Romano se están realizando actividades y espectáculos turísticos (Valerio Merino)
Fuente: ABC.es | 27 de marzo de 2014
El profesor de la UCO, Ángel Ventura Villanueva (izquierda), expuso ayer los resultados de su investigación, aún en fase de hipótesis, acerca de los orígenes del Templo Romano de la calle Claudio Marcelo, Córdoba. Durante la charla, aseguró que el complejo se levantó dedicado a nuevos dioses, y éstos no eran otros que los emperadores deificados de la dinastía Flavia, Vespasiano y Tito, y también al que estaba reinando en el momento de su construcción, Domiciano, hijo y hermano de los dos anteriores. La conferencia tuvo lugar durante las jornadas que se celebraron como consecuencia del homenaje que se prestó al arqueólogo Antonio García y Bellido, fallecido en 1972 y que trabajó en algunos de los yacimientos más importantes de España.
Durante su investigación, el profesor Ventura dijo haberle puesta fecha a la inauguración del templo cordobés: el año 85 después de Cristo, cuestión a la que el propio García y Bellido —a quien se debe la imagen actual del monumento en Claudio Marcelo, a raíz del boceto que elaboró y que se encuentra en el Museo Arqueológico— se había aproximado sobremanera. En su época, «hace de esto unos 50 años, él había calculado que el templo se había construido en el último tercio del siglo I, es decir, entre el año 60 y el año 100», puntualizó el investigador.
Es más, también se ha podido desvelar quién fue el encargado de la gestión de las obras, aunque no su nombre. «Fue el primer sacerdote de culto a los emperadores de la Bética, cuyo cargo era el de ‘flamen augustalis in Baetica primus’», abundó el profesor.
¿Y cómo se ha podido averiguar todo esto? Pues a través de una placa de 60 centímetros de altura y 85 de ancho localizada en Puerta Gallegos y que se guardaba en los fondos del Museo Arqueológico —en el Silo—, «que encajaría muy bien con el friso que estaría ubicado en el Templo Romano» y que únicamente tenía unas letras de algo más de 20 centímetros de altura con la palabra «caesar» (derecha), dijo.
El profesor Ventura había estudiado junto a su maestro, el epigrafista alemán Armin U. Stylow, todas las inscripciones de un tipo determinado que se elaboraban con letras de bronce dorado llamadas «litterae aureae», que era la técnica más lujosa del mundo antiguo para templos y otras obras monumentales públicas como los acueductos.
Precisamente, en el marco de esa investigación («Las inscripciones con litterae aureae en la Hispania Ulterior (Bae...) se topó con esa placa, que formaría parte de un conjunto mayor de entre seis y siete metros de largo para el Templo Romano, y en la que también se habla del sacerdote. El problema es que la inscripción está partida y su nombre no aparece.
Evidentemente, este descubrimiento, tras tres años de estudios, tendrá que plasmarse en alguna publicación y, aunque habrá que esperar a que aparezcan nuevos elementos que confirmen esta hipótesis «muy plausible y muy probable», tampoco hay a día de hoy ningún dato en contra de ella.
Apuesta del Ayuntamiento
El Templo Romano ha adquirido interés por su reciente rehabilitación y por la apuesta oficial por la Córdoba Romana como consecuencia de distintas actividades institucionales.
Según avanzó a ABC el concejal de Patrimonio, Casco Histórico y Naturaleza, Rafael Jaén, en tres o cuatro meses ha recibido más de 40.000 visitas y va a aprovecharse del próximo Plan Turístico de Grandes Ciudades de la Junta para poner en marcha las dos siguientes fases: la construcción, en primer lugar, de un Centro de Interpretación del Mundo Romano en las dependencias anexas del Consistorio, y la remodelación de las calles Capitulares y el primer tramo de Claudio Marcelo. El objetivo será el de «recrear un poco la antigua plaza en la que estaba el monumento». Para el primer proyecto, «que permitirá al visitante entrar dentro del propio yacimiento», hay previsto un presupuesto de 600.000 euros, mientras que para esa anunciada remodelación se prevén otros 800.000 euros.
En cuanto a actividades en torno al Templo, el próximo sábado habrá un desfile de la Legión Romana Gilena, declarada de Interés Turístico de Andalucía, que saldrá a las 11.00 horas del Mausoleo de la Puerta Gallegos hacia el Templo, donde harán una demostración de lucha romana.
Infografía cedida por el arquitecto Alberto Roa con una aproximación a lo que fue el Templo Romano
El Ayuntamiento reconstruirá parte del friso del Templo Romano con restos auténticos
Fuente: ABC.es | Rafael Ruiz | 28 de marzo de 2014
La imagen que toda la ciudad tiene del Templo Romano de Córdoba, la de las columnas postizas, se verá alterada en los próximos meses cuando vea la luz la siguiente fase del proyecto municipal de intervención sobre uno de los monumentos más populares de la ciudad, probablemente, porque se encuentra en plena calle, a la vista de todos. El Consistorio ha previsto que, dentro del plan de actuaciones, se reconstruirá una parte del friso que tuvo el templo de culto imperial cuando estuvo en funcionamiento y que, en parte, se salvó de la destrucción.
En realidad, el Templo Romano, al menos tal y como lo conocemos, es un enorme falso histórico sobre restos arqueológicos reales lo que no impide que sea Bien de Interés Cultural desde el año 2007. Solamente lo que está en el suelo y algún capitel es romano. La zona fue un gran terrizo hasta los años 50 cuando se produjeron las excavaciones de Félix Hernández, Samuel de los Santos y Antonio García y Bellido debido a la ampliación del Ayuntamiento proyectada por el alcalde Cruz Conde. La mayor parte del Templo se encuentra en esa cantidad de restos que se encuentran en el complejo (liberado ya de las cancelas), en el Museo Arqueológico o en alguna plaza de la ciudad donde sirven de ornamento. En su día, se decidió reconstruir el pórtico, la zona de acceso, a un complejo que era mucho mayor de lo que hoy podemos siquiera imaginar.
Lo que quiere hacer el Ayuntamiento, y pagar por medio del Plan Turístico de Grandes Ciudades, recibe el nombre de anastilosis. Es una técnica de intervención en los monumentos que reconstruye con piezas reales mezclando, a veces, con elementos nuevos. En este caso, una de las grandes piezas que se encuentra en el suelo, del tamaño de un tresillo, es la parte del friso que unía tres de las columnas del templo original. Eso es lo que se va a colocar. En estos momentos, cuesta imaginarse que esa pieza encaje en ese lugar, básicamente, porque en el suelo se encuentra el revés. El proyecto está realizado, ha sido supervisado por la Gerencia de Urbanismo y forma parte de la segunda intervención que se lleva a cabo allí.
La misión de esta actuación es sencilla y ya se ha probado en otros lugares como en el templo de Cartagena, bien es verdad que a mayor escala. Se quiere dar una impresión mucho más real de lo que fue el complejo de culto imperial, el más grande que hubo en la ciudad —aunque no el único— y que en estos momentos resulta difícil concebir. En aquella época, el siglo I después de Cristo, la zona era una gran explanada rodeada por una plaza porticada abierta por uno de sus lados y cuyas dimensiones fueron posibles gracias a la creación de unos enormes cimientos, las antérides, parcialmente visibles. Ha quedado abandonado en el archivo de proyectos no realizados la antigua idea municipal de realizar una especie de túnel bajo Capitulares para que esa parte del templo fuese visible.
El nuevo concepto del Templo Romano es el de una iniciativa de visita mucho más directa que permita conocer esa etapa de la historia de la ciudad. El trabajo lo está coordinando el edil de Patrimonio, Rafael Jaén, y ha dado buenos frutos solamente quitando las antiguas verjas y realizando actividades suplementarias. Van más de 40.000 visitas. «El Templo Romano es un imán», afirma satisfecho.
La segunda fase del proyecto, además de la reconstrucción, consiste en la creación del Centro de Interpretación de la Córdoba Romana, que se hará en la planta baja. Tendrá material audiovisual, paneles explicativos y ese tipo de material didáctico, aunque la novedad estará fuera. Los lienzos libres del propio recinto del templo se usarán para instalar unas pequeñas gradas que servirán para los grupos que asistan con guía. Se podrá visitar el centro como una especie de arqueológico al aire libre toda vez que lo verdaderamente valioso del yacimiento se encuentra en el suelo. Por último, el proyecto usa esas paredes blancas para realizar proyecciones audiovisuales que permitan conocer mucho más, de una forma amena, sobre el que fuese el principal templo.
Las actuaciones sobre las calles Claudio Marcelo y Capitulares solamente se plantearían a medio plazo y de una forma que aún no se han planteado. Probablemente, contribuyendo a una mejor ornamentación de la zona. En el Consistorio se plantea una idea. Poner las calles con pavimento de plataforma única para que la zona se parezca remotamente a lo que un día pudo ser.
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