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Vasos cerámicos de la segunda Edad del Hierro. PROYECTO DESSOBRIGA
Roma y Grecia nos engañaron. Contrariamente a lo que escribieron en sus crónicas, el pueblo llano de los vacceos, etnia céltica desplegada en el valle Medio del Duero, conocía, consumía y elaboraba vino tinto: y lo hacía desde la Segunda Edad del Hierro, hace 2.500 años. Así pues, el lugareño del interior mesetario de la península ibérica, tildado de bárbaro por Roma y por Grecia, no desconocía el licor propio de la “civilización”, como escribieron arrogantemente algunas plumas grecorromanas.
El hallazgo en un enclave vacceo, hoy castellano, del arcaico vino de uva negra, procede del examen químico de los sedimentos depositados en una urnita cerámica extraída de las excavaciones arqueológicas en la necrópolis de Dessobriga, entre las provincias de Palencia y Burgos. El matrimonio, bien avenido, entre Arqueología y Química ha alumbrado este tesoro, que acaba con la concepción elitista del consumo de vino supuestamente foráneo y traído por la Ruta de la Plata desde otras latitudes, precisamente sobre áreas acreditadas hoy, 25 siglos después, como excelsas cosecheras.
Entre las localidades de Osorno la Mayor y Melgar de Fernamental, palentina y burgalesa, respectivamente, labora un equipo pluridisciplinar mixto hispano-francés, que despliega el llamado Proyecto Dessobriga ideado en 2013. Este plan de prospecciones y excavaciones, financiado por la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento de Osorno, la Diputación de Palencia y La Caixa-Obra Social, avanza desde entonces bajo la supervisión de la historiadora Margarita Torrione (izquierda), catedrática de la Universidad francesa de Savoya. La dirección en campo corresponde a la arqueóloga Esperanza Martín.
El descubrimiento del preciado y vetusto zumo de uva en el enclave vacceo del valle Medio del Duero lo ha confirmado una serie de análisis químicos realizados por el Laboratorio Nicolás Garnier, de la localidad francesa de Clermont-Ferrand, que colabora con el proyecto. Recientemente, Garnier reconstituyó también un aceite perfumado de 25 siglos de antigüedad que se hallaba dentro de un ungüentario encontrado en la necrópolis de Heraclea, en la Magna Grecia italiana, no lejos de Tarento.
La confirmación del hallazgo de Dessobriga contribuye a desmontar la damnatio memoriae con la que Roma condenó a la irrelevancia histórica a pueblos hostiles o simplemente distintos, como los vacceos, que habitaban la Hispania prerromana y que opusieron dura resistencia a las legiones latinas en el preludio de las costosas guerras cántabras (29-19, a.C.). Aquella contienda acarrearía importantes quebrantos a los invasores romanos por la tenaz resistencia vaccea, que en Dessobriga se desplegaba en enclaves situados entre los ríos Pisuerga y Valdavia. Con su damnatio, Roma, merced a la eliminación memorial de la alteridad de los pueblos hostiles ágrafos, se proponía confirmar su supuesta hegemonía no solo militar y política, sino también civilizatoria, sobre aquellas comunidades foráneas a las que quería someter. Entre otros desdenes, achacaba a los pueblos celtizados como el vacceo el desconocimiento del zumo de la vid, supuesta prueba de su atraso civilizatorio, ahora desmentido, lo cual acredita asimismo que también desde el Atlántico, no solo del Este, llegaron a la península innovaciones.
Imagen del Yacimiento Arqueológico Dessobriga / Junta Castilla y León
La investigación química seguida hasta descubrir vino en Dessobriga ha recorrido una senda de pasos que comenzó con el análisis de sedimentos de la pequeña urna funeraria –cuyo tamaño cabe en una mano- y que dio paso al descubrimiento de ácido tartárico, biomarcador de la uva, que se obtuvo allí asociado a los ácidos málico y siríngico. La conjunción de ácidos confirmó que se trataba de uva negra. Asimismo, en el interior del recipiente funerario, que había sido cuidadosamente depositado sobre un pequeño podio de cantos rodados en el interior de un cofre de piedra, se hallaron residuos de ácido sucínico. Este hecho reveló que el jugo de la uva hallado fue sometido a una premeditada fermentación alcohólica.
Todo lo cual demuestra la presencia de vino tinto, avalada además por el hecho de que la pequeña urna funeraria contenía también resina de coníferas, habitualmente empleada como impermeabilizante y aromatizante del vino. La presencia del vino se ha confirmado igualmente en sedimentos extraídos al fondo de otra sepultura descubierta también en las excavaciones de agosto de 2016 y se cree que obedecía a una probable libación ritual de alcance comensal-funerario.
Se conoce la práctica, en la necrópolis de Dessobriga, de procesos rituales que incluyen la cremación de restos, así como la instalación de ajuares machacados en hoyos acondicionados, así como la realización de pequeñas hogueras en su interior. Otras evidencias encontradas durante la última campaña veraniega señalan posibles usos funerarios mucho más remotos. Los pueblos celtas incineraban a sus muertos, no los inhumaban, e incluían ajuares o pertenencias de los finados en las cistas donde depositaban sus cenizas.
Foto: Dos miembros del equipo trabajando en el laboratorio. / Antonio Quintero
En la Segunda Edad del Hierro, el vasto territorio de la importante etnia vaccea que ocupaba la zona occidental del río Pisuerga y era frontera natural que les separaba de los Turmogos, cubría gran parte de la Tierra de Campos, en el valle Medio del Duero. El consumo de vino entre los vacceos —no su cultivo y tratamiento— se atribuía exclusivamente, hasta ahora, a las élites ecuestres y guerreras, como producto foráneo importado y de prestigio propiciador de alta posición social. Así lo proponían los trabajos publicados sobre la necrópolis de Las Ruedas en elyacimiento vacceo-romano de Pintia, en la cercana provincia de Valladolid. Pero en Dessobriga, el disfrute del vino trascendió del mero consumo elitista. Y ello se manifiesta porque el área de su necrópolis actualmente explorada corresponde a una zona donde se depositaban los restos incinerados de artesanos, según atestigua la cultura material allí exhumada, no de guerreros ni oligarcas locales.
Cachas de hueso decoradas. PROYECTO DESSOBRIGA
Por otra parte, sondeos realizados en 2015 en Dessobriga detectaron el tendido del foso de una muralla semiperimetral de más de 400 metros de longitud perteneciente a la primitiva ciudadela militar vaccea. Fueron hallados, asimismo, una moneda epigrafiada del caudillo galo Contoutos, así como armamento romano, lo cual da cuenta de la presencia allí de tropas auxiliares. Ello avala la hipótesis según la cual Dessobriga ocupó un lugar estratégico en los prolegómenos de las llamadas Guerras Cántabras, entre los años 29 y 19 antes de nuestra era, que en el año 26 registró a la llegada de Augusto al valle del Duero en Tierra de Campos; de las cosechas cerealeras él abasteció a sus legiones durante la campaña militar que dirigió contra el indómito norte de la Península, bastión rebelde en la Hispania resistente a la invasión romana.
Fuente: elpais.com | 14 de marzo de 2017
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Un equipo de expertos hispano francés continúa explorando la historia del yacimiento arqueológico de Dessobriga, situado entre los términos municipales de Osorno la Mayor (Palencia) y Melgar (Burgos), donde se han hallado evidencias de un poblamiento continuado desde la primera Edad del Hierro hasta la época romana.
Del 31 de julio al 19 de agosto, voluntarios de varias universidades españolas han trabajado con arqueólogos, geólogos, restauradores, topógrafos y epigrafistas del 'Proyecto Dessobriga' según ha informado a Efe la historiadora de origen palentino y catedrática de la la Universidad de Saboya, Margarita Torrione, que promueve y dirige científicamente este proyecto.
Un proyecto que trata de abrir nuevas perspectivas y de aportar respuestas sobre las sociedades protohistóricas y su entorno en el noroeste peninsular, en particular sobre los núcleos fortificados de la provincia de Palencia, entre la Edad del Hierro y la romanización del territorio durante el Alto Imperio.
Los primeros sondeos, realizados en 2013, han continuado con varias campañas de excavación en años sucesivos, que han ido descubriendo lo que fue la ciudad vaccea y romana de Dessobriga.
En concreto los objetivos de la campaña arqueológica de este año, dirigida en campo por la arqueóloga Esperanza Martín, se centran en la ampliación del área de la necrópolis de incineración (Edad del Hierro) localizada en la zona suroeste del yacimiento, así como de un gran edificio de época vacceo-romana situado en el altozano de Las Cuestas, áreas de trabajo iniciadas en la pasada campaña 2016.
El análisis de estos espacios y de los materiales recuperados contribuirán a desvelar el papel que jugó este oppidum en los prolegómenos y durante el conflicto cántabro-astur contra Roma (29-19 a.C.), así como en la ulterior etapa de pacificación y organización del territorio.
En definitiva, el proyecto pretende sacar a la luz el suelo milenario de Dessobriga e incorporar su trayectoria humana a la historia de los pueblos de la Tierra de Campos, así como estudiar y dar a conocer el yacimiento dentro y fuera de España, inscribiéndolo en la configuración de nuevos recorridos culturales.
El 'Proyecto Dessobriga' cuenta con el apoyo financiero del Ayuntamiento de Osorno, la Junta de Castilla y León y la Diputación de Palencia. Paralelamente, la Asociación de ámbito provincial PRODEARPA (Proyecto Dessobriga de Arqueología y Patrimonio), creada en 2016, potencia la labor de investigación sobre este yacimiento, contribuyendo a su divulgación cultural y social con ayuda de la Fundación Obra Social La Caixa.
Dessobriga extiende su cronología desde la Primera Edad de Hierro hasta el periodo Altoimperial romano (siglos VIII a.C a III d.C).
Según las investigaciones fue un primitivo castro, luego una protociudad vacea (oppidum) posteriormente romanizada (mansio) y posee una necrópolis de incineración asociada que remonta a la Edad de Hierro.
Su emplazamiento fortificado de altura, en el límite de las provincias de Palencia y Burgos, y su privilegiada ubicación estratégica junto al material arqueológico encontrado en las excavaciones realizadas desde 2014 apuntan a que Dessobriga desempeñara un papel estratégico en los prolegómenos de las Guerras Cántabras y durante la etapa de pacificación del territorio.
Actualmente es uno de los yacimientos mejor documentados mediante prospección geomagnética y fotografía aérea. EFE
Fuente: lavanguardia.com | 3 de agosto de 2017
Estudiantes de arqueología, en una de las parcelas del yacimiento de Dessobriga. / MANUEL BRÁGIMO
La vía de Aquitania se trata de una calzada romana de 400 kilómetros que, en el siglo II a. C., conectaba las ciudades francesas de Narbona y Burdeos. Como muchos caminos principales, la vía de Aquitania se bifurca en otras sendas, y en este caso, una travesía secundaria enlazaba la ciudad de Burdeos con Astorga, en León. En esta calzada alternativa, Pallantia (Palencia) cobra relevancia en el recorrido, al convertirse Dessobriga en un punto de referencia en el comercio entre los pueblos vacceos y, a la vez, en un espacio para el abastecimiento de las legiones romanas.
«La vía de Aquitania es muy amplia y como toda calzada principal tiene tentáculos. Equivale a un esquema viario que viene desde Italia hasta Hispania (España). Posiblemente se trata de una idea de Augusto para permitir transportar el vino de Italia a la Galia», precisa Margarita Torrione (izquierda), historiadora de origen palentino y catedrática de la Universidad de Saboya, autora y directora científica del proyecto Dessobriga.
El territorio arqueológico de Dessobriga se localiza en la zona centro-oriental del término municipal de Osorno la Mayor, sobre el altozano de Las Cuestas, plataforma a 880 metros de altitud, y se adentra por el este en el municipio burgalés de Melgar de Fernamental, donde ocupa una superficie no inferior a 194 hectáreas. Es uno de los yacimientos actualmente mejor documentados mediante prospección geofísica y fotografía aérea y posee una necrópolis de incineración ubicada en una ladera del 'oppidum' (protociudad vaccea), que se remonta a la Primera y Segunda Edad del Hierro.
«Las excavaciones de este año se han centrado en documentar un gran edificio de unos 50 metros longitudinales, del período vacceo (siglos IV a I a. C.) reutilizado ulteriormente por los romanos a finales de la República o comienzos del Principado de Augusto», explica Torrione. «No sabemos aún con exactitud si se tratan de edificios con actividad funcional, económica, administrativa o incluso viviendas», señala Román Rodríguez (derecha), arqueólogo del yacimiento de Dessobriga.
El Proyecto Dessobriga se inició en 2013 con una amplia prospección geomagnética que, sumada a varias campañas de fotografía aérea entre 2013 y 2016, más las tomadas con dron en 2018, han permitido obtener una documentada radiografía del subsuelo y desvelar el acceso al 'oppidum' y 'mansio' romana de Dessobriga del ramal de la Vía Aquitana. Estos sondeos sirvieron para ubicar las viviendas vacceas y romanas, necrópolis de incineración en la periferia de la ciudad y un almacén de grano. La presencia de este almacén permitió deducir que Dessobriga se trataba de un poblado comerciante, como señalan las monedas encontradas y la cantidad de cereal acumulada en dicho local.
Dessobriga aparece citada en un texto romano, el 'Itinerario de Antonino', catálogo de rutas del Imperio Romano compilado hacia finales del s. III d. C. Desde su posición, de marcado carácter estratégico, se domina un amplio panorama de llanura y se controlan los caminos naturales de comunicación. Estas privilegiadas condiciones y el material militar y monetario recuperado sugieren la posibilidad de que Dessobriga desempeñara un papel estratégico en los prolegómenos de las Guerras Cántabras (29-19 a. C.) y en la consecutiva etapa de pacificación del territorio.
Dessobriga permite trabajar a estudiantes de arqueología en el yacimiento de Osorno la Mayor. También cuenta con un laboratorio donde transportan los hallazgos para su limpieza. Esta labor arqueológica no sería posible de no ser por la financiación que recibe por parte del Ayuntamiento de la localidad o la Junta, que ha invertido 7.260 euros en el proyecto Dessobriga.
Además, la sala de exposiciones del Centro Cultural de Osorno contará con una exposición hasta finales de agosto que abarca todos los yacimientos de la provincia de Palencia, desde cuevas de la prehistoria hasta ciudades romanas de la Edad Antigua.
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