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Foto: En el centro de la imagen, con ropa azul, Carlos Lorenzo, investigador del IPHES, excavando algunos de los fósiles que ahora se presentan - IPHES
Foto: El arqueólogo y director del IPHES, Eudald Carbonell, que es también uno de los firmantes del artículo - IPHES
Fuente: Materia | Nuño Domínguez| 19 de junio de 2014
Diecisiete cráneos de homínidos, siete de ellos nuevos para la ciencia, acaban de aclarar cómo y cuándo comenzaron a surgir los rasgos característicos del rostro de los neandertales, esos primos de los humanos modernos que se extinguieron hace unos 30.000 años. Los restos se han hallado en la Sima de los Huesos de Atapuerca (Burgos), el mayor yacimiento de fósiles de homínidos de todo el mundo. Además muestra que los homínidos de la Sima de los Huesos, cuyos fósiles han sido datados de nuevo en unos 430.000 años, no pertenecen a la especie que se creía (Homo heidelbergensis) ni tampoco a la neandertal. Son una especie de punto medio entre ambos, aún sin nombre y que supone un nuevo revolcón para las teorías vigentes sobre evolución humana.
“Estos datos vuelven a poner patas arriba el origen de los neandertales”, explica a Materia Ignacio Martínez, coautor del estudio sobre los cráneos de la Sima que hoy publica la revista Science. “Si fueras un neandertal, los humanos de la Sima serían como tus tíos abuelos, hermanos de tu abuelo”, detalla Martínez.
Foto: Ignacio Martínez, tercero por la izquierda, Juan Luis Arsuaga (derecha) y otros miembros del equipo de Atapuerca
El estudio muestra que los rasgos neandertales comenzaron a aparecer progresivamente y que los primeros cambios se dieron en la cara y las mandíbulas. Solo hace falta palparse la cara para reconocer algunos de ellos, señala Martínez. Los neandertales tenían el arco de las cejas muy pronunciado y este no se hundía al pasar sobre la nariz, como sí nos pasa a los Homo sapiens. También, en nuestra especie, los pómulos se proyectan hacia afuera. Los de los neandertales estaban inclinados hacia la nariz, lo que les hacía tener una cara más triangular. Además su mandíbula tenía un encaje diferente con el cráneo. Todos estos rasgos estaban ya presentes en los homínidos de la Sima. Sin embargo, ellos no tenían los rasgos craneales característicos de neandertales propiamente dichos. En otras palabras, ”en la Sima estamos viendo en directo la aparición del característico rostro neandertal”, apunta Martínez, que trabaja en el Centro de Investigación sobre la Evolución y Comportamiento Humanos de Madrid.
Y ese rostro tenía mucho que ver con cómo masticaban los neandertales. Esta especie muestra un extraordinario desgaste de los incisivos que se ha atribuido a que usaban los dientes como una tercera mano, para sujetar cosas o incluso curtir pieles como siguen haciendo hoy algunos pueblos esquimales. Los homínidos de la Sima tienen el mismo rasgo de desgaste. “Lo más neandertal de ellos era la dentición, es como un catálogo de cómo tiene que ser un neandertal”, explica María Martinón-Torres (izquierda), otra de las coautoras del trabajo e investigadora del CENIEH. Con todo esto, el estudio afirma que los neandertales no aparecieron por un proceso lineal y con un solo grupo, sino en una serie de cambios que se produjeron en diferentes lugares y grupos, formando una especie de mosaico por toda Europa.
El estudio actual es fruto de décadas de trabajo. Desde principios de los 90 de la Sima de los Huesos se han sacado más de 7.000 fósiles humanos. Los investigadores han tenido que ir recomponiéndolos trabajosamente hasta saber, por ejemplo, que en esta acumulación de cadáveres había al menos 28 individuos. Y, por ahora, 17 cráneos, incluidos los siete nuevos que se describen en el estudio. Aún es cuestión polémica si la Sima fue un enterramiento ritual o todos esos huesos llegaron allí por movimiento de aguas o tierra, aunque el equipo de Atapuerca se inclina por lo primero.
No es la única polémica. Hace dos años, el paleontólogo británico Chris Stringer (derecha) publicó un estudio en el que decía que los fósiles de la Sima no eran de Homo heidelbergensis, sino neandertales. También decía que las dataciones iniciales, que situaban el yacimiento en unos 600.000 años, eran erróneas y que los fósiles eran mucho más recientes. El estudio actual acerca en parte las posturas. “Ahora están de acuerdo en que los fósiles son del linaje neandertal y no de la especie heidelbergensis”, explica Stringer en un correo. “También han revisado la datación de los fósiles”, señala, “lo que supone un acercamiento sustancial de nuestras visiones”, resalta.
El equipo de Atapuerca aduce que en 1993, con muchos menos fósiles, atribuyeron a los homínidos de la Sima a Homo heidelbergensis por falta de más datos. El Homo heidelbergensis es una especie descrita en 1907 en base a una mandíbula hallada en Alemania, con rasgos más primitivos que los de los homínidos de la Sima y que tiene unos 600.000 años. Con el paso de los años en Atapuerca se dieron cuenta de que los fósiles de la Sima no encajaban con los del Homo heidelbergensis, pero ha tenido que pasar todo este tiempo hasta hacer una declaración “oficial y conjunta” con este estudio, reconoce Martinón-Torres. Ahora el trabajo parece limar muchas asperezas y polémicas recientes.
“Este estudio ratifica ideas que defendemos desde hace mucho tiempo”, explica Antonio Rosas (izquierda), un experto en neandertales del CSIC que no ha participado en el estudio y que resalta su valía. “La colección de fósiles de la Sima no tiene igual y esto lo demuestra”.
Pero aún queda sitio para la polémica en el árbol genealógico de los humanos. Para Stringer, por ejemplo, el Homo heidelbergensis es nuestro ancestro, además de los neandertales. “Considero que heidelbergensis fue una especie con una gran expansión”, señala. “En África dio lugar a los Homo sapiens y en Europa y Asia dio lugar a los neandertales y sus parientes los denisovanos”, comenta.
En Atapuerca las cosas se ven diferentes. Dicen que fue el Homo antecessor, que vivió hace unos 1,3 millones de años en el mismo rincón de la sierra Burgalesa, el ancestro común entre sapiens y neandertales.
Y para el futuro próximo queda otra asignatura pendiente que puede levantar ampollas: ponerle nombre de especie, o no, a los homínidos de la Sima de los Huesos. “Si fueran fósiles de ratones o bisontes no habría duda de que esto es una nueva especie, pero al ser humanos hay mucha más atención y es necesario aportar muchos más datos”, concluye Martínez.
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Foto: Reconstrucción del cráneo 17. David Trueba.
Los humanos de Atapuerca ya tenían rasgos neandertales
Fuente: EL PAIS.com | Alicia Rivera | 19 de junio de 2014
Ningún yacimiento paleontológico en el mundo se acerca siquiera a la riqueza de la Sima de los Huesos, en Atapuerca (Burgos). Si un diente de un homínido supone todo un descubrimiento en cualquier sitio, en esa cueva se han recuperado ya 17 cráneos, algunos de ellos completos, y un total de casi 6.500 fósiles con unos 430.000 años de antigüedad. Un festín para los científicos que aporta conocimientos profundos.
“Los hombres de la Sima de los Huesos son el comienzo de la evolución neandertal, son los más antiguos de ese linaje”, explica Ignacio Martínez (izquierda), profesor de la Universidad de Alcalá y científico de Atapuerca. “Los rasgos de la cara y los dientes de los individuos de la sima son típicos neandertales, mientras que la forma de su cráneo sigue siendo arcaica”, continúa. “Todo apunta a que la primera evolución hacia el linaje neandertal está relacionada con la masticación, y son modificaciones que tenían que ver con el uso intensivo de los incisivos, como si utilizaran los dientes como tercera mano para ayudarse en múltiples tareas”, asevera.
Los científicos presentan este viernes en la prestigiosa revista Science, en un artículo de investigación destacado, sus últimos descubrimientos de la Sima de los Huesos, incluidos siete nuevos cráneos, que han elevado a 17 la cifra de estas piezas del esqueleto clave para los paleontólogos del yacimiento. “Es la mayor colección de fósiles humanos antiguos recuperados en una excavación y su estudio arroja luz sobre el origen y evolución de los neandertales”, destaca la revista.
“Basándonos en la morfología, pensamos que la gente de la Sima de los Huesos forman parte del linaje neandertal, aunque no tienen por qué ser necesariamente ancestros directos de los clásicos neandertales”, avanza Juan Luis Arsuaga, codirector de la excavación.
Foto: Cráneo número 15
La evolución humana en el continente europeo de hace unos 500.000 años supone una encrucijada para los estudiosos. En líneas generales, el escenario que emerge a la vista tras los últimos descubrimientos es que los humanos que salieron del continente ancestral de la humanidad, África, por Oriente Medio, se extienden por Eurasia. Hace 1,2 millones de años ya estaban en Atapuerca, como atestigua la presencia de los fósiles del yacimiento de El Elefante. “Se forman poblaciones aisladas que van separándose evolutivamente y de vez en cuando hay extinciones, creemos que condicionadas por las glaciaciones”, explica Martínez. “Desde luego es un período más complejo de lo que pensábamos”.
Hace en torno a 500.000 años se sitúa en el norte de la Península Ibérica la población de la Sima de los Huesos, “que serían como una tía materna de los posteriores neandertales, no necesariamente la madre”, añade este científico. Es decir, que el ancestro directo de los neandertales sería alguna de esas poblaciones próximas a los humanos de la Sima de los Huesos, ya con rasgos que serían luego distintivos del linaje. “Lo que está claro es que no había entonces una única especie humana, sino varias conviviendo en el territorio”, remata.
Los neandertales viven en el continente europeo desde hace 200.000 años hasta que, hace unos 30.000 o 40.000, desaparecieron. Con su territorio se habían hecho los humanos actuales, nuestra especie, entrados también desde África como una nueva oleada por Oriente Medio, hace en torno a 50.000 años. Estos se cruzaron “ocasionalmente con los neandertales, pero los dos grupos tenían ya algunos rasgos de incompatibilidad”, comenta en Science Jean Jaques Hublin (derecha) experto del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania). Por esa escasa probabilidad de tener crías viables al cruzarse las dos especies, o porque los cruces fueron muy escasos, hay genes neandertales en nuestro genoma, pero no muchos. Hublin califica la Sima de los Huesos como un “tesoro paleontológico”.
Una de las primeras conclusiones que presentan en Science Arsuaga y sus colegas —firman el artículo científicos de cuatro continentes y de varias generaciones, desde los veteranos de la excavación a los becarios actuales— es que las modificaciones faciales de tipo neandertal que identifican en los cráneos apuntan hacia una evolución de tipo mosaico. Es decir, surgieron grupos de rasgos anatómicos funcionales en diferentes momentos de la evolución, descartando así la hipótesis alternativa, es decir, que la evolución fue un continuo más o menos uniforme en el tiempo.
La Sima de los Huesos es una pequeña cámara en el fondo de un sistema de cuevas en la sierra de Atapuerca, recuerdan los investigadores. Los fósiles humanos están mezclados con restos de carnívoros, sobre todo osos. La acumulación de cadáveres debió de producirse en un episodio único y no en un proceso prolongado en el tiempo. Los expertos no tienen una explicación definitiva sobre este punto. Lo cierto es que están ahí, que hay campañas de excavación desde 1984 y que el tesoro crece cada año, cuando en julio el equipo que lidera Arsuaga regresa a la cueva para continuar la delicada labor durante un mes.
La datación del yacimiento ha sido difícil. Primero se dio una antigüedad de 300.000 años, luego se subió hasta 500.000 y ahora se ha establecido en algo menos. “Las fechas más convincentes proceden de los análisis de series de uranio, de luminiscencia y de paleomagnetismo”, explica desde EE UU Warren Sharp (izquierda), especialista del Centro de Geocronología de Berkeley, quien ha trabajado en la sima y es uno de los firmantes del artículo de Science. “La datación por series de uranio de los carbonados adheridos al cráneo número cuatro indican un rango de edad entre 410.000 años y 470.000 años con la edad más probable de 434.000 años”, precisa. Y los otros dos métodos citados dan resultados compatibles, apostilla.
Con todo lo completo que es el nuevo trabajo sobre los humanos de la Sima de los Huesos, deja en el aire una cuestión importante: ¿de qué especie de trata? Los 28 individuos preneandertales se habían clasificado como Homo heidelbergensis, una especie europea algo anterior en el tiempo. Pero Arsuaga y sus colegas lo descartan ahora en su artículo, a raíz del estudio de tan abundante material fósil. Desde luego, todavía no son neandertales, aunque presenten ya algunos de sus rasgos, junto con otros primitivos. “En evolución humana, nombrar una especie es un paso delicado que hay que hacer aportando suficientes pruebas”, comenta Martínez. “Así que lo estamos valorando, pero, si hay un lugar en el mundo donde se puede nombrar bien una especie por la abundancia de fósiles es la Sima de los Huesos”, concluye.
Foto: Ana Gracia reconstruye cráneos de la Sima de los Huesos en su laboratorio. / javier trueba-madrid scientific films
El rompecabezas de reconstruir los fósiles
“Los fósiles de la Sima de los Huesos… Es como tener 28 rompecabezas de 206 piezas cada uno”, dice Ana Gracia, especialista en la reconstrucción de huesos de esta colección de fósiles de Atapuerca. 28 porque es el número, como mínimo, de individuos de los que los investigadores han recuperado ya restos en el yacimiento; 206 piezas, explica Gracia, porque es el número de huesos del esqueleto humano... de los individuos de la sima también. No es que estén los 28 completos, pero a la hora de investigarlos hay que tener en cuenta ese grupo de individuos diferentes, de ambos sexos y de todas las edades, desde preadolescentes.
Gracia, investigadora Ramón y Cajal en la Universidad de Alcalá, lleva casi 30 años trabajando en el equipo de la Sima de los Huesos y los homínidos son para ella su “otra familia”, dice. Ha visto crecer este tesoro paleontológico desde los primeros trocitos de hueso descubiertos —una decena— hasta más de 6.500 en la actualidad, recuerda. “Intentas tener todos los fósiles en la cabeza para ir averiguando a quién puede corresponder cada uno, a medida que los vamos sacando”, apunta.
Hay huesos humanos de todos los tamaños en la sima, explica Gracia, y las fracturas que presentan son muy limpias. Además, no están deformados. Ella se ocupa, sobre todo, de los cráneos. Se han recuperado ya 17: “El número 4, apodado Agamenón, apareció entero; el número 5 casi, pero está muy completo y tiene su mandíbula. Tenemos cráneos en todas las fases de reconstrucción”, añade.
El balance de todos estos años de dedicación científica a la Sima de los Huesos es rotundo para Ana Gracia: “Apasionante. Un lujo, un privilegio, un placer”.
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Atapuerca esclarece el origen de los neandertales
Fuente: ABC.es | José Manuel Nieves | 20 de junio de 2014
Durante las últimas décadas, el equipo de investigadores de la Sima de los Huesos, uno de los yacimientos más emblemáticos de Atapuerca, ha logrado reconstruir el "puzzle" humano más completo y detallado que existe deuna especie humana extinta. Hasta el momento, se han recuperado del fondo de la Sima treinta individuos extraordinariamente completos, un auténtico tesoro paleontológico que sigue aumentando de año en año con cada nueva campaña de excavación y que relata cómo se originó, a partir de homínidos mucho más antiguos, el hombre de Neandertal, la "otra" especie inteligente que compartió continente con nuestros antepasados directos.
Desde los años 80, el equipo de la Sima ha venido sosteniendo que los humanos encontrados allí están íntimamente relacionados con los neandertales. De hecho, los cráneos de la Sima son los más antiguos que existen hasta ahora con rasgos de neandertal. Las distintas dataciones llevadas a cabo hasta ahora confirman, en efecto, una antigüedad de 430.000 años, lo que los sitúa en pleno Pleistoceno Medio, una época aún poco comprendida de la evolución humana.
El origen y evolución del hombre de Neandertal es, precisamente, objeto de debate entre los antropólogos. ¿Cómo evolucionó esta especie a lo largo del tiempo? ¿Cómo llegó a adquirir sus rasgos distintivos?
Para Arsuaga, los homínidos de la Sima de los Huesos "son como una quimera, porque los cráneos tienen dos partes bien diferenciadas. La primera es la cara, que en la Sima está empezando a cambiar (a Neandertal); y la segunda son el cráneo y el cerebro, que siguen siendo arcaicos".
El estudio de los fósiles de la Sima, además, confirma la idea de que los cambios evolutivos que permiten pasar de una especie a otra no se producen de forma gradual y continua, sino que son como un mosaico.
En los cráneos de la Sima no se modifican al mismo tiempo todos los rasgos, sino que los cambios se van produciendo primero en los dientes, la mandíbula y la cara, elementos que indican una especialización del aparato masticador, mientras que otras partes del cráneo, como la calota que proteje el cerebro, y el cerebro mismo, siguen siendo arcaicos y no cambiarán hasta cientos de miles de años después.
"Gracias a los cráneos que hemos encontrado -afirma Ignacio Martínez (derecha), coautor del estudio- ha sido posible caracterizar por primera vez la morfología craneal de una población humana del Pleistoceno Medio".
Hace entre 400.000 y 500.000 años, durante el Pleistoceno, los humanos arcaicos se separaron de otros grupos del mismo periodo que vivían en Africa y el este de Asia, se asentaron en Eurasia y allí empezaron a desarrollar las características que definen el linaje neandertal. Cientos de miles de años después, los humanos modernos (nuestros antepasados), que también evolucionaron en África, se asentaron a su vez en Eurasia, donde se cruzaron con los neandertales y terminaron por reemplazarles.
El grado de divergencia entre neandertales y humanos modernos durante este período es algo que siempre ha sorprendido a los investigadores. ¿Por qué se diferenciaron tan rápido los neandertales de los demás homínidos? ¿A qué patrones de cambio se sometieron?
Para responder a estas cuestiones, los científicos necesitaban disponer de un retrato detallado de las poblaciones europeas de hace cerca de 400.000 años, un tiempo que marca las primeras etapas del linaje neandertal. Todo un desafío, ya que los registros fósiles europeos de esa época son muy fragmentarios y aislados. Pero en la Sima de los Huesos es diferente.
"Lo que hace única a la Sima -explica Arsuaga- es la extraordinaria acumulación de fósiles humanos en un mismo sitio, lo cual no tiene predententes. Nada, ni siquiera parecido, se ha descubierto nunca con respecto a ninguna otra especie humana extinta, incluyendo a los neandertales".
"El yacimiento se viene excavando de forma continuada desde 1984 -añade Ignacio Martínez-. Y después de treinta años, hemos recuperado cerca de 7.000 fósiles humanos que corresponden a todas las partes del esqueleto de por lo menos 28 individuos diferentes. Esta extraordinaria colección incluye 17 cráneos, la mayor parte de los cuales están muy completos".
Siete cráneos nuevos
Los 17 cráneos analizados pertenecen a una única población de homínidos. Algunos ya han sido estudiado antes, pero siete se presentan por primera vez en este estudio, y seis están ahora más completos que nunca, ya que los científicos han logrado añadirles nuevas piezas que aparecieron sueltas. Con estas muestras y toda la información que contienen, los investigadores han podido extraer, por fin, los rasgos definitorios de la especie.
Entre otras cosas, la investigación ayuda a confirmar la hipótesis del modelo de acreción, que sugiere que los neandertales fueron desarrollando las características que los definen en épocas diferentes y "a saltos", y no en una simple línea continua.
"Durante décadas -explica Martínez- la naturaleza de los procesos evolutivos que desembocaron en los neandertales ha sido objeto de discusión. Y una cuestión muy importante en estos debates es determinar si el 'proceso de neandertalización' afectaba a todas las partes del cráneo desde el principio o si, por el contrario, hubo varias etapas en dicho proceso que afectaron a distintas partes del cráneo en tiempos diferentes".
La respuesta ofrecida por los fósiles de la Sima muestra, como se ha dicho, que los primeros cambios hacia la "neandertalización" se produjeron en los dientes y en partes de la cara, pero no en todo el cráneo, que seguía mostrando rasgos propios de homínidos más primitivos.
"Los fósiles de la Sima -asegura Arsuaga a ABC- cuentan con una articulación que une la mandíbula y el cráneo. Eso, junto a los cambios en los dientes, nos hace pensar que esas modificaciones tenían algo que ver con la masticación".
Como una tercera mano
Según afirma el científico, "Hasta ahora se decía que la morfología de los neandertales servía para adaptarse a los climas fríos, para resguardar el cerebro del frío, para humedecer el aire y calentarlo antes de que llegara a los pulmones... Pero estos individuos están en el Mediterráneo y creo que la explicación no procede. Creo más bien que tiene que ver con la masticación. Lo siguiente es que los molares son pequeños, por lo que los cambios que hemos detectado, que están en los dientes delanteros, no se deben a una adaptación para masticar mejor con las muelas".
"Pensamos - continúa Arsuaga- que se trata de algo relacionado con losdientes delanteros. Algo hacían con ellos, aunque no sabemos qué, que les hizo cambiar. ¿Tirar? ¿Sujetar? No lo podemos decir... En el artículo de 'Science' no nos referimos a este aspecto porque es especulación, pero es muy posible que esos dientes se especializaran mucho para tirar de objetos, para sujetarlos, como si fuera una tercera mano... No sabría decir qué, pero algo especial hacían con los dientes de delante para que se produjeran estos cambios".
El trabajo de Arsuaga y sus colegas, por lo tanto, sugiere que esas modificaciones faciales fueron el primer paso hacia la evolución de los neandertales.
"Otra cosa que me sorprendió al estudiar los cráneos -afirma Arsuaga- es lo similares que eran entre los diferentes individuos. Lo cual sugiere que todos los cuerpos se acumularon allí en un periodo de tiempo corto. Desde el punto de vista paleontológico son todos muy parecidos y pertenecen a la misma población, pero si están separados por generaciones, o por siglos, eso quiere decir que había una práctica de acumulación. Al contrario, otros fósiles de otros yacimientos europeos del mismo periodo geológico son diferentes a los de la Sima y no muestran los mismos rasgos. Lo cual implica que en la Europa del Pleistoceno Medio existía una gran diversidad entre las distintas poblaciones del continente. No imaginamos una evolución simple o lineal, todos evolucionando hacia algo, hacia los neandertales. Está todo mucho más compartimentado y luego, de vez en cuando, se dan fenómenos extremos, como las glaciaciones, en los que muchos mueren y todo cambia. Es un escenario de 'Juego de Tronos'. La evolución humana en Europa es muy dinámica y hay mucha variación".
"Encontrar un único diente aislado se considera un gran éxito en cualquier yacimiento europeo de la misma antigüedad que la Sima de los Huesos -concluye Arsuaga-. Imagine, pues, lo que significa tener la oportunidad de reconstruir pacientemente 17 cráneos completos. Es como encontrar un tesoro".
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Fuente:La Razón.es | J.V. Echagüe | 19 de junio de 2014
Asegura que el artículo publicado ayer en «Science» comenzó a escribirse en 1993... y todavía sigue abierto. De hecho, fue entonces cuando publicaron en «Nature» el hallazgo de los tres primeros cráneos de la sima, y aún hoy siguen deparando sorpresas. Muy satisfecho por este éxito, Juan Luis Arsuaga da las claves de un descubrimiento que nos acerca aún más a nuestros ancestros.
–Hace más de 20 años que descubrieron los cráneos y acaban de presentar novedades...
–Desde entonces hemos estado reconstruyéndolos y estudiando el yacimiento para poder datarlos. Damos una fecha, 430.000 años, por lo que estos fósiles serían los más antiguos con rasgos incipientes de neandertal. Ahora hay que estudiar los cráneos enteros y ver cómo se produjo la evolución de esta especie. Serían las «raíces» de la evolución de los neandertales. En la sima hay 28 esqueletos, y los estamos reconstruyendo poco a poco. Es un trabajo de años, incluso de generaciones. Contamos con 17 cráneos bastante completos.
–¿Cómo se gestó esa evolución del Neandertal?
–Uno podía pensar que la evolución de los neandertales, o de cualquier especie, se produce cuando todas las regiones van cambiando al mismo tiempo. Que, poco a poco, una especie se va pareciendo al Homo sapiens o a los neandertales, van cambiando todas las partes del esqueleto a la vez... Aquí vemos que no es así. Estos cráneos tienen dos partes. Primero la cara, que experimenta unos cambios asociados con la masticación. Podríamos decir que la historia de los neandertales empieza con la cara. Segundo, la bóveda craneal, la parte que contiene el cerebro, no tiene características neandertales. Por ello, son unos neandertales incipientes. Con todas las cautelas posibles, yendo más allá del artículo, parece que los neandertales empezaron a diferenciarse como una línea evolutiva distinta modificando la estructura de la cara. Y eso tiene que ver con algún uso de la boca en el que se especializaron.
–¿Qué teoría manejan?
–No diría que tiene que ver con las muelas, con la masticación, o para triturar alimentos... Tiene más que ver con el uso de los caninos. Y ahí especulamos con que podían usar los caninos como una herramienta, para tirar, para sujetar... Un uso instrumental. Pero es pura especulación.
–¿Qué sabemos hasta hoy del rostro de los neandertales?
–La cara de los neandertales es un enigma y, a su vez, una historia preciosa. Está llena de aire, está muy neumatizada, es una gran máscara. Y se ha especulado mucho al respecto. Se había especulado con que quizá tuviera que ver con la adaptación a climas árticos. Nosotros, como podemos ver en su comienzo aquí, en el yacimiento, es evidente que no estamos ante climas polares. Estamos en la meseta. La explicación climática para el origen de la cara neandertal no es compatible con estos resultados.
–Sus artículos no dejan indiferente a la comunidad científica de antropólogos. ¿Levantarán polémica?
–De eso se trata. Ojalá otros colegas lean el artículo, me hagan comentarios y me hagan ver cosas que se me han pasado. A partir de ayer, toda la comunidad científica sabrá lo que sé yo. Mi opinión es tan buena como la de cualquier otro investigador que lea mi trabajo.
–Dice que es un trabajo de varias generaciones. ¿Qué le gustaría descubrir?
–Me gustaría encontrar lo que no me espere. Siempre espero sorpresas, aunque contradigan mis teorías. Para empezar hay que seguir reconstruyendo estos cráneos. Pero un niño pequeño en el yacimiento nos vendría bien, porque la mayor parte de los fósiles pertenecen a adultos jóvenes. Así podríamos ver bien su desarrollo.
Fuente: aragoninvestiga.org | 30 de junio de 2014
El estudio de fósiles de pequeños vertebrados, liderado por Gloria Cuenca-Bescós (izquierda), del grupo Aragosaurus del Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) de la Universidad de Zaragoza, ha ayudado a conocer el origen y la evolución de los primeros neandertales hace más de 430.000 años, hallados en Atapuerca (Burgos).
La investigación sobre la microfauna en el yacimiento burgalés, en la que trabaja la doctora Cuenca-Bescós desde 1994, ha permitido concretar la edad de los 17 cráneos humanos encontrados en la Sima de los Huesos en el yacimiento de la Sierra de Artapuerca (Burgos), hallazgo publicado por larevista americana Science hace unos días. El grupo de Gloria Cuenca-Bescós ha contribuido en esta publicación con la datación de los fósiles humanos por medio de los fósiles de microvertebrados.
Normalmente junto a los restos humanos y de otros grandes mamíferos se encuentran abundantes restos de vertebrados de pequeños tamaño. Los fósiles de los pequeños mamíferos –desde ardillas, marmotas, erizos, topos, murciélagos hasta conejos– constituyen una de las herramientas más útiles para conocer la edad relativa tanto de los estratos de los yacimientos como de los restos de plantas y fósiles humanos que aparecen entremezclados.
Desde el primer trabajo de Cuenca-Bescós y colaboradores, en el año 1994, la edad de la Sima de los Huesos se había fijado, mediante la microfauna, como Pleistoceno medio, período geológico que comienza hace 780.000 años y termina hace 125.000 años. Estadísticamente, la asociación se ajusta mejor a otras asociaciones de fósiles datadas en alrededor de 630.000-400.000 años, por lo que ésta sería la edad de los fósiles de la Sima de los Huesos, según la microfauna sobre la que trabaja la investigadora aragonesa.
Los resultados de este estudio han sido publicados la pasada semana como Research Article, categoría que se reserva para trabajos destacados, a los que se les concede un mayor espacio en la revista.
Uno de los aspectos más notables del trabajo es la definición del origen de la línea de los neandertales. Esta definición está basada en la población fósil de la Sima de los Huesos, tan completa que ha permitido realizar numerosos estudios cualitativos y cuantitativos de todos los huesos del esqueleto de estos primitivos humanos por primera vez en la historia de la paleontología. La anatomía ósea y recientes estudios sobre el ADN de estos fósiles permite afirmar que los fósiles humanos de la Sima de los Huesos se encuentran relacionados con el origen de los famosos humanos fósiles más cercanos a nosotros, los neandertales.
En el trabajo también han participado investigadores del Centro Mixto de Evolución y Comportamiento Humanos (Universidad Complutense e Instituto de Salud Carlos III) y de las universidades de Alcalá, País Vasco, Burgos, Rovira i Virgili, Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos, Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social, University of Adelaide, Binghamton University, National Taiwan University, Berkeley Geochronology Center, U.S. Geological Survey y Muséum National d’Histoire Naturelle de Paris.
Un proceso laborioso y preciso
Aproximadamente 30 toneladas de sedimentos se mueven y se lavan cada temporada –es decir, durante las campañas de excavación del mes de julio, en el cercano río Arlanzón, junto a Atapuerca.
Para obtener los restos fósiles de estos pequeños vertebrados es preciso tamizar y lavar el sedimento excavado, para retirar los restos de arcilla. “Esto se realiza con la ayuda de tamices de luz de malla de 0,5 mm., el más pequeño, a 2 cm, el más grande, lo que permite eliminar la arcilla estéril y concentrar los huesos”. Estos concentrados se analizan después en el Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragoza y se separan en el laboratorio con ayuda de lupas binoculares y pinzas.
Los fósiles pertenecen a muy distintos grupos de vertebrados: mamíferos, aves, reptiles, peces y anfibios, que se separan a su vez en huesos del esqueleto craneal –del que se preparan los dientes y mandíbulas—y del postcraneal.
El estudio de este material de los microfósiles de la Sima de los Huesos es de gran trascendencia, porque entre otras cuestiones, aporta un dato más a lo que hasta hoy, había sido un grupo de fósiles humanos muy controvertidos por la falta de una datación precisa.
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