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Vía: The Independent | David Keys | 28 de febrero de 2012 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)
Nuevas evidencias arqueológicas sugieren que América fue descubierta por primera vez por gentes de la Edad de Piedra de Europa, 10.000 años antes de que los antepasados originarios de Siberia de los indios americanos pusieran un pie en el Nuevo Mundo.
Lowery Darrin examina los suelos y el pantano de turba en busca de evidencias de paisajes antiguos y de la elevación del nivel del mar en la isla Mockhorn, en Virginia. (Foto por Mike Hardesty, la universidad de Washington)
Una notable serie de varias docenas de herramientas de piedra de estilo europeo, las cuales datan entre 19.000 y 26.000 años atrás, han sido descubiertas en seis lugares a lo largo de la costa este de Norteamérica. Tres de los sitios se encuentran en la península de Delmarva, en Maryland, descubiertos por el arqueólogo Dr. Lowery Darrin (izquierda) de la Universidad de Delaware. Uno de ellos está en Pennsylvania y otro en Virginia. Un sexto fue descubierto por pescadores dragando vieras en el fondo del mar, a 60 millas de la costa de Virginia, en lo que, en tiempos prehistóricos, habría sido tierra seca.
Los nuevos descubrimientos se encuentran entre los más importantes hallazgos arqueológicos desde hace varias décadas, y suponen un avance sustancial en nuestra comprensión de la propagación de la humanidad por todo el mundo.
Foto: Puntas de proyectil de jaspe (A) y cuarzo (B) encontradas en emplazamientos de la costa del Atlántico Medio. (Imágenes cortesía de Darrin Lowery)
La similitud entre las tecnologías de las herramientas de piedra de la costa este de América y Europa ha sido señalada en el pasado. Sin embargo, todas herramientas de estilo americano y europeo, halladas antes de las recientemente descubiertas en la costa este de América, fueron realizadas hace alrededor de 15.000 años, mucho después de que los europeos de la Edad de Piedra (correspondientes a la cultura Solutrense de Francia y España) hubieran dejado de hacer estos artefactos. La mayoría de los arqueólogos habían rechazado, por lo tanto, cualquier posibilidad de una conexión. Pero los artefactos recientemente descubiertos, y datados como más antiguos, de Maryland, y otros de la costa este de América, tienen entre 26.000 y 19.000 años, y, por tanto, son contemporáneos y prácticamente idénticos con el material de Europa occidental.
Y, lo que es más, el análisis químico llevado a cabo el año pasado en un cuchillo de piedra de estilo europeo, hallado en Virginia en 1971, reveló que se hizo con pedernal originario de Francia.
El profesor Dennis Stanford (izquierda), de la Smithsonian Institution, en Washington DC, y el profesor Bruce Bradley (derecha), de la Universidad de Exeter, los dos principales arqueólogos que han analizado todas las pruebas, han propuesto que gentes de la Edad de Piedra de Europa occidental emigraron a América del Norte en tiempos de la Edad del Hielo, desplazándose (por encima de la superficie del hielo y/o en barcas) a lo largo del borde de la parte congelada del Atlántico Norte. Ellos han presentado sus pruebas detalladas en un nuevo libro, "A través del hielo Atlántico", publicado este mes.
En el apogeo de la Edad del Hielo, alrededor de tres millones de kilómetros cuadrados del Atlántico Norte estaban cubiertos de un hielo espeso durante todo el año o parte del mismo.
No obstante, la zona de cambio estacional, donde el hielo finalizaba y comenzba el océano abierto, habría sido extremadamente rica en recursos alimenticios: elefantes marinos migratorios, aves, peces, y los ahora extintos pingüinos del hemisferio norte y otras especies afines como el Gran Auk.
Stanford y Bradley han sostenido durante mucho tiempo que los seres humanos la Edad de Piedra eran perfectamente capaces de hacer el viaje de 1500 millas a través del hielo del Atlántico, pero hasta ahora las pruebas eran relativamente escasas para apoyar su pensamiento.
Sin embargo, el nuevo material descubierto en Maryland, Virginia, y otros lugares de la costa este de América, así como las pruebas químicas del cuchillo de pedernal hallado en Virginia, han comenzado a transformar la situación. Ahora los arqueólogos están empezando a investigar media docena de nuevos lugares en Tennessee, Maryland, e incluso en Texas, y se espera que estos lugares proporcionen más pruebas.
Otro de los argumentos clave para la propuesta de Stanford y Bradley es la ausencia total de cualquier actividad humana en el noreste de Siberia y Alaska antes de alrededor 15.500 años atrás. Si las gentes de Maryland y de otras partes de la costa este, de hace 26.000 a 19.000 años atrás, habían llegado de Asia, y no de Europa, el primer material, datado con 19.000 años, debería haber aparecido en las dos zonas del norte, pero ninguno ha sido encontrado.
Aunque los europeos de la cultura Solutrense bien pudieron haber sido los primeros americanos, tenían una gran desventaja en comparación con los indios originarios de Asia, quienes entraron en el Nuevo Mundo a través del estrecho de Bering o a lo largo de la cadena de las Islas Aleutianas después de 15.500 años atrás.
Mientras que los autores de la cultura Solutrense sólo habrían tenido una ventana en la Edad del Hielo a lo largo de 4500 años para llevar a cabo su actividad migratoria, los indios originarios de Asia tuvieron unos 15.000 años para hacerlo. Es más, los dos últimos tercios de ese período de 15 milenios fue climatológicamente mucho más favorable y un número sustancialmente mayor de asiáticos fueron, por lo tanto, capaces de migrar.
Como resultado de estos factores, las gentes del Solutrense nativo de América (de origen europeo) fueron o bien absorbidos en parte por los recién llegados, o bien borrados sustancialmente por ellos, ya sea físicamente o a través de la competencia por los recursos.
Algunos marcadores genéticos de la Edad de Piedra de los europeos occidentales simplemente no existen en el noreste de Asia, pero sí en pequeñas cantidades entre algunos grupos de indios norteamericanos. Las pruebas científicas sobre ADN antiguo extraído de esqueletos de 8000 años de antigüedad, procedentes de Florida, han puesto de manifiesto el alto nivel de una clave de probable origen europeo en un marcador genético. También hay un pequeño número de grupos aislados de nativos americanos cuyas lenguas no parecen estar relacionados de ninguna manera con indios americanos originarios de Asia.
Pero la mayor cantidad de pruebas es probable que provenga de debajo del mar: la mayoría de las áreas donde el Solutrense podría hallarse están ahora 100 millas mar adentro.
El único sitio submarino que ha sido identificado -gracias al dragado y pesca de vieiras- estará listo para ser examinado con mayor detalle este verano, o bien con buzos de profundidad o bien con mini submarinos operados por control remoto y equipados con cámaras y brazos de agarre.
El dr. Stanford es un activo adalid de la teoría Solutrense. La excelente e ingeniosa exposición de la teoría tiene el mérito de hacer que la atención no decaiga. Continuamente aparecen artefactos que vienen a sostenerla. Uno de ellos, quizás el más espectacular y definitivo, no aparece entre las pruebas que presenta este artículo. Se habla de Tennessee, Maryland, Texas, pero no del fósil grabado de Vero Beach en Florida, sobre el cual se está manteniendo un hilo en TA
El dr. Stanford sostiene con convencimiento la autenticidad de este grabado de un mamut y así lo avalan, de manera contundente, las pruebas físico químicas realizadas.
Me pregunto porqué no ha incluido este hallazgo, tan explícito de su teoría. Creo que le guía la prudencia, por cuanto parece que hay un consenso en no autentificarlo en tanto no aparezca algo parejo que lo refrende.
Se ha informado que se ha conseguido extraer material como para dar una pista del ADN del hueso fosil, pero ahora no doy con los enlaces.
Head of the Smithsonian’s Division of Archaeology to speak at Emers...
Supongo, Salvador, que, aparte de la razón expuesta por usted, el Dr. Stanford habrá desechado el fósil grabado de Vero Beach por la datación que, en principio, se le daba: 13.000 años BP. Es decir, se sale del rango en que se sitúa el Solutrense (entre el 22.000 y el 18.000 BP).
Y suponer que quien realizó tal grabado es un posible heredero (5.000 años después) de la cultura solutrense en América es mucho suponer.
Uno de los aspectos que hacen poco creíble la hipótesis Solutrense en América (al margen de la increíble epopeya que tal viaje supone), es que no se verifica continuidad de las culturas materiales que se sucedieron en Europa. ¿Acaso sólo se viajó a través del Atlántico norte en el periodo solutrense europeo, si es que se da por bueno tal viaje? Son demasiadas concesiones las que hay que otorgar, a mi juicio.
La lengua vasca no tiene conexión con el maya. Las "estructuras" de Bimini... en su momento se demostró que eran formaciones naturales. Las corrientes facilitaron que se desarrollaron en líneas paralelas, dando la sensación de ser una construcción humana; de hecho, dentro de alguno de los "bloques" se encontraron restos de basuras contemporáneas.
Desde luego, la inclusión de conceptos vagos como "muy semejante" o "prácticamente igual" no creo que espante a los defensores del modelo evolucionista. Ni siquiera la datación. Lo que habría que ver es si el análisis químico del pedernal que lo hace originario de Francia es indudable o hay algún "posiblemente" por en medio. Si es originario de Francia sin lugar a dudas, toda reticencia sobra.
Ciertamente, lo que no falta en los USA es financiación para las actividades científicas. Se la encuentra casi para lo que sea, siempre que los proyectos guarden determinados visos de ser verosímiles, plausibles o, simplemente, interesantes. Allí se actúa con los proyectos de investigación de igual modo que con los proyectos empresariales. Se tira de largo con la financiación con el fin de obtener, de una masa de proyectos, aquellos que reportan al final un valor añadido. La búsqueda de ideas está al orden del día, y el que no tiene una se las apaña como sea para encontrarla. Sin ideas no eres nadie. Y la competencia entre el profesorado de las universidades privadas es durísima. En este sentido, puede decirse que no hay profesor universitario, que se precie de tal y quiera subsistir en su medio, que no tenga elaborada una teoría sobre algún ámbito general de su especialidad o varias sobre aspectos concretos de la misma. Si no eres el dueño de una teoría que al menos tenga cierta repercusión e interés (y que permita recuperar la financiación de la investigación por vía indirecta: venta de publicaciones, artículos, conferencias, documentales, etc., etc.) estás fuera de juego.
Este contexto lleva a que veamos una gran profusión de resultados en la actividad académica en la que algunos de los cuales son verdaderamente notorios, pero, al mismo tiempo, a que asistamos a un derroche de teorías que guardan muy poca consistencia en sus fundamentos. En muchos casos basta con que una teoría pueda ser mínimamente considerada, y que pueda tener cierto alcance de interés entre el público, para que goce de favores financieros, publicitarios y propagandísticos. Y, entre estas últimas, yo diría que, sin perjuicio del interés de su conocimiento (pues conviene conocer las cosas), se puede incluir esta teoría -llamada Solutrense- sobre la posible llegada (que no 'descubrimiento', como se lee en otras noticias) de hombres prehistóricos europeos a América, y que se nos invita a considerar.
El mundo académico universitario -como todos los "mundos" habidos y por haber- sea español o americano, está lleno de múltiples intereses, si bien cada uno con arreglo a sus propias peculiaridades sociológicas.
Es obvio que muchos académicos españoles se prestan a apoyar a veces teorías ajenas que no tienen mucho fundamento, pero esto es como todo, se esperan contrapartidas a cambio (vía apoyo a los propios artículos, invitaciones académicas a Universidades extranjeras, congresos, etc, etc.).
Respecto a los medios propagandísticos no cabe duda tampoco que estos aprovechan aquellas teorías o descubrimientos que más susceptible son de acaparar el mediocre y acrítico nivel cultural del público, pues de lo que se trata es de rentabilizar la información que se vende.
Por otro lado, y respecto a las posibles publicaciones de académicos españoles, es notorio también que no tienen tanta predisposición como los americanos y anglosajones a manifestar por escrito sus teorías sobre cualquier materia, si es que las tienen. El sentido del riesgo y del ridículo es aquí acusadísimo, y si encima no se tiene necesidad de poner en juego estos aspectos, porque se es simplemente un funcionario acomodado, pues se quedan quietos. No obstante, seamos justos: para el grado de parálisis que sufre la Universidad española hay que reconocer que se hacen y se publican cosas muy decentes (a veces mejor que las americanas).
El mito de la llegada de europeos por el Atlántico es muy querido por el público estadounidense. Según lo que se va descubriendo desde hace más de dos siglos, no solo los prehistóricos, sino los egipcios, los babilonios, los cretenses, los romanos, los vikingos y quién sabe más dejaron su impronta cultural y genética por todo el Este de Norteamérica. Todo resulta un extraordinario catálogo de falsificaciones, algunas muy elaboradas, que pueblan museos locales, públicos y privados. Hay múltiples sociedades sostenidas con fondos privados exclusivamente que se dedican a investigar sobre estos objetos, que son tomados por verdaderos por más de un científico, por no hablar de alguna secta religiosa cristiana fundamentalista, por los mormones, por los supremacistas y creacionistas. Lejos estoy de pensar que el sr. Stanford y otros que sostienen la teoría Solutrense tengan punto alguno de conexión con estos grupos de presión, ni considero que exponerla alimente monstruos, solo constato el interés y los recursos que se dedican al asunto en la sociedad de los Estados Unidos.
Con relación al cuchillo y su procedencia francesa coincido con lo que ha comentado Juan, parece una broma.
A lo mejor llevaron el cuchillo hasta allí los extraterrestres (los mismos que construyeron las pirámides...).
Es raro que los análisis químicos del cuchillo de pedernal no aparezcan en el artículo base, siendo el argumento más concluyente. Si es que no he leído mal, que he ido muy deprisa.
Para una crítica detallada creo que puede echarse un vistazo aquí. La fuente no es muy académica, pero da idea de las dificultades de la teoría de la emigración desde Francia. Parece que hay objeciones difícilmente salvables
En el libro de Stanford y Bradley sí se hace mención al hueso de Vero Beach (pág.175) en el contexto de ausencia de representación humana y animal, aunque en el libro se dan algunos ejemplos y comparaciones. Es curioso que las cuatro veces que aparece Vero Beach es con errata, pues dice Viro. Solo en la biblografía viene correcto. Igual es que el autor no lo revisó a fondo
Habla también en un recuadro de la página 110, como si fuera un añadido posterior, de la bifaz solutrense francesa hallada en Virginia . En esta ocasión no parece que tenga tampoco por concluyente este objeto, sino una intrigante evidencia. La bifaz fue hallada bajo una chimenea de una casa colonial del siglo XVII en un contexto dudoso. Desde que se descubrió en 1971 en Eppes Island se tuvo por un objeto traído por algún colono, lo que no es del todo raro pues están documentados hallazgos de pedernal europeo en excavaciones de hogares coloniales, que se llevaban sus propias piedras (eslabones) en el equipaje para encender fuego, y a veces eran objetos prehistóricos. La peculiaridad de la calidad de esta piedra y los análisis efectuados han permitido identificarla con la que se produce en las canteras francesas de Grand Pressigny, en el centro de Francia. El hecho de que la piedra abareciera DEBAJO de la chimenea lleva a conjeturar al dr. Stanford que pudo estar ya de antes.
Se afina mucho con las analíticas físico químicas hoy en día, pero no conviene abusar. Me pregunto como podría llegar a manos de un inglés una bifaz hallada en suelo francés. Quizás porque también anduvieron por la zona jesuitas franceses. Quizás porque el pedernal usado en Inglaterra era de importación, sobre todo de Francia y España. Eso no hay máquina de rayos que lo penetre.
Google Books ofrece amplios fragmentos del libro en cuestión.
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