La evidencia más antigua del canibalismo humano como práctica funeraria

Restos humanos de todo el noroeste de Europa indican que el canibalismo era una práctica funeraria. © Fideicomisarios del Museo de Historia Natural de Londres.

Los restos de huesos humanos con cortes, roturas y marcas de masticación humana encontrados en el norte de Europa muestran que algunos grupos humanos que vivieron hace unos 15.000 años se comían a sus muertos no por necesidad, sino como parte de su cultura.

Si bien en la actualidad la mayoría de las personas entierran o incineran a sus muertos, algunos de nuestros antepasados ​​hacían las cosas de manera un poco diferente.

La cueva de Gough es un sitio paleolítico muy conocido en el sureste de Inglaterra. Ubicada en Cheddar Gorge, dicha cueva es quizás mejor conocida por el descubrimiento de cráneos humanos de 15.000 años de antigüedad de los que se cree fueron utilizados como cuencos o recipientes, así como huesos que habían sido roídos por otros humanos.  

Pero, ¿las personas que vivían en la cueva de Gough eran un caso atípico espantoso, o en realidad formaban parte de una cultura caníbal más amplia del norte de Europa? Un nuevo artículo sugiere ahora que no estaban solos. Los restos humanos que datan del mismo período en todo el norte y oeste de Europa y que se atribuyen a la misma cultura, conocida como Magdaleniense, también muestran evidencias de que fueron canibalizados. Esto sugiere que comer a los muertos era un comportamiento compartido durante el Paleolítico superior tardío.

La Dra. Silvia Bello (izquierda) es una experta en la evolución del comportamiento humano que trabaja en el Museo de Historia Natural de Londres y ha formado parte de este último estudio publicado en  Quaternary Science Reviews.

"En lugar de enterrar a sus muertos, la gente se los comía", explica Silvia. "Interpretamos la evidencia de que el canibalismo se practicó en múltiples ocasiones en el noroeste de Europa durante un corto período de tiempo, ya que esta práctica era parte de un comportamiento funerario difuso entre los grupos magdalenienses. Eso, en sí mismo, es interesante, porque es la evidencia más antigua de canibalismo como práctica funeraria".

"Este comportamiento caníbal era aparentemente bastante común entre los individuos que magdalenienses del noroeste de Europa, pero no duró mucho. Hubo un cambio que supuso enterrar a los muertos, un comportamiento que se observa ampliamente en todo el sur de Europa central y se atribuye a una segunda cultura distinta, conocida como Epigravetiense".

Esto plantea entonces la cuestión de si la eventual y relativa ubicuidad de la cultura funeraria hacia el final del Paleolítico fue el resultado de que el pueblo magdaleniense adoptara el entierro primario como comportamiento funerario, o si su población fue reemplazada. 

A un cráneo humano de la cueva de Gough se le dio deliberadamente forma de cuenco después de quitar todo se interior. © Fideicomisarios del Museo de Historia Natural de Londres

El canibalismo como comportamiento funerario

Durante el Paleolítico superior tardío, hace entre 23.000 y 14.000 años, hubo dos culturas dominantes en Europa occidental, que se distinguían en gran medida por las herramientas de piedra y hueso que elaboraban.

La cultura epigravetiense se encontraba principalmente en el sur y el este de Europa, y enterraba a sus muertos con ajuar funerario de una manera que quizás consideraríamos más habitual según los estándares modernos. La cultura magdaleniense del noroeste de Europa, sin embargo, hacía las cosas de manera diferente. Procesaban los cuerpos de sus muertos, quitaban la carne del cadáver, la comían y, en algunos casos, modificaban los huesos restantes para crear nuevos objetos.

Una de las preguntas principales fue si este canibalismo fue impulsado por la necesidad, cuando tal vez la comida escaseaba o el invierno era largo y, por lo tanto, las personas responsables estaban en modo de supervivencia, o si se trataba de un comportamiento cultural. 

Las evidencias de la cueva de Gough sugieren que comer los cuerpos allí tenía una forma más ritual. Esto se debe a que existen amplias evidencias de que los responsables cazaban y comían muchos otros animales, como ciervos y caballos, mientras que la cuidadosa preparación de algunos de los restos humanos, como elaborar un cráneo como un cuenco o recipiente, así como un hueso grabado,  muestran que algunos de ellos estaban practicando el canibalismo.

Algunos de los huesos humanos encontrados en la cueva de Gough muestran evidencias de haber sido trabajados, lo que implica que el canibalismo tenía una función ritual. © Fideicomisarios del Museo de Historia Natural de Londres.

El Dr. William Marsh es un investigador del Museo de Historia Natural que ha estado estudiando los restos humanos encontrados en la cueva de Gough para su doctorado.

«Para contextualizar mejor la cueva de Gough, revisé todos los yacimientos arqueológicos atribuidos a las cultura del Paleolítico superior, esto es, la Magdaleniense y la Epigravetiense», explica William. Él pudo encontrar 59 yacimientos en toda Europa de esta época que tenían restos humanos, de los cuales 13 mostraban evidencia de canibalismo, 10 de práctica de enterramientos, y dos que mostraban evidencia combinada de entierro y canibalismo. De lo que se dio cuenta fue que la práctica de comerse a los muertos estaba bastante localizada y se encontraba en sitios de Europa occidental y central y hasta en el Reino Unido.

"El hecho de que encontremos que el canibalismo se practicaba en múltiples ocasiones durante un corto período de tiempo, en un área bastante localizada y únicamente por individuos atribuidos a la cultura magdaleniense, significa que creemos que este comportamiento fue realizado ampliamente por los magdalenienses, y, por lo tanto, era un comportamiento funerario en sí mismo", dice William.

En este contexto, comer a los muertos puede verse como algo diferente en la práctica, quizás sin significado, de las cremaciones, los entierros o la momificación.

La investigación encontró que la evidencia de canibalismo humano estaba bastante localizada en todo el noroeste de Europa durante el Paleolítico superior. ©William Marsh.

Cambiando las prácticas funerarias

A partir de esto, William y Silvia pudieron comprobar si se había realizado algún análisis genético en los restos humanos hallado en estos yacimientos. Esto permitiría a los investigadores ver si existía algún vínculo entre quienes practicaban, según qué comportamientos funerarios.

Sorprendentemente, las evidencias genética parecen sugerir que los dos grupos que practicaban comportamientos funerarios diferentes eran poblaciones genéticamente distintas. Todos los yacimientos en los que se han encontrado evidencias de canibalismo muestran que las personas formaban parte de un grupo genético conocido como 'GoyetQ2', que habitó en lo que hoy es Bélgica, mientras que todos los entierros más comunes eran de personas que pertenecían al grupo genético 'Villabruna' que vivió en la actual Italia.

Si bien ambos grupos vivían en Europa al mismo tiempo, los individuos que mostraban ascendencia GoyetQ2 están asociados con la región que abarca la frontera franco-española, mientras que la ascendencia Villabruna la portaban individuos que habitaban la región italo-balcánica. Esto implica que cuando la práctica de comerse a los muertos terminó y los entierros más convencionales se convirtieron en algo común en el noroeste de Europa, no fue debido a la difusión de ideas, sino más bien por el pueblo epigravetiense que reemplazó al magdaleniense. 

"En esta época, durante el período terminal del Paleolítico, se observa un cambio tanto en la ascendencia genética como en el comportamiento funerario", explica William. "La ascendencia y el comportamiento funerario asociados al Magdaleniense son reemplazados por la ascendencia y el comportamiento funerario asociados al Epigravetiense, lo que indica un reemplazo de la población a medida que los grupos epigravetianos migraron al noroeste de Europa".

"Creemos que, en lugar de ser un ejemplo de difusión transcultural, el cambio en el comportamiento funerario identificado es un ejemplo de difusión démica en el que esencialmente una población entra y reemplaza a otra población distinta".

Curiosamente, esto refleja cómo los investigadores creen que la agricultura llegó al Reino Unido unos 6.000 años después.

Aún quedan dudas sobre las prácticas funerarias de estos antiguos humanos. Por ejemplo, William y sus colegas ahora están tratando de descubrir si estos humanos canibalizados estaban relacionados entre sí o si estaban comiendo a personas ajenas a sus grupos inmediatos. 


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