La endogamia influyó en la extinción de los neandertales

Anomalías óseas de los neandertales de El Sidrón (Asturias) relacionadas con la endogamia. Grupo de Paleoantropología MNCN-CSIC

La desaparición de la faz de la Tierra de los neandertales, esa especie humana a todas luces inteligente y sofisticada que habitó Europa durante 300.000 años, es uno de los mayores misterios de la evolución humana. ¿Fue la presión del hombre anatómicamente moderno lo que acabó con ellos? ¿Acaso no fueron capaces de adaptarse a cambios en el clima? Probablemente las causas de la extinción sean varias, pero un grupo de investigadores del CSIC ha encontrado nuevas pruebas de que la endogamia, la unión de personas de ascendencia común o naturales de un pequeño espacio geográfico, pudo ser un factor decisivo.

Los científicos, que han publicado sus resultados en la revista Scientific Reports, han detectado 17 anomalías congénitas en esqueletos de  trece neandertales recuperados  de la cueva de El Sidrón, en Piñola (Asturias), todos ellos miembros de una misma familia. Estas singularidades han aparecido en la nariz, la mandíbula, las costillas, el pie y la muñeca, entre otras partes del cuerpo.

Las peculiaridades físicas eran compartidas por varios miembros del grupo, compuesto por siete adultos (cuatro mujeres y tres hombres), tres adolescentes y tres niños. Por ejemplo, al menos cuatro tenían  una en el cierre del arco anterior  o posterior de las vértebras cervicales. También son destacables las encontradas en el escafoides, uno de los huesos de la muñeca. Además, los investigadores no descartan que estas y otras singularidades se repitieran en más individuos del grupo asturiano, ya que en algunos casos los restos recuperados son pequeños.

«La malformación del pie pudo haber causado cierta cojera o un andar peculiar y algunas anomalías forman parte de un síndrome más general o están relacionadas con deficiencias inmunitarias, pero en sí mismas no son necesariamente patológicas. La clave es su señal genética», explica Antonio Rosas (izquierda), investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales y coautor del estudio.

Pocos y aislados

Según el paleoantropólogo, esos hallazgos indican unos niveles de endogamia elevados, mantenidos en el tiempo y que además aumentaron entre los últimos grupos sobrevivientes.

«Los neandertales vivían en grupos pequeños y separados geográficamente entre sí, por lo que estaban prácticamente aislados», señala. Como resultado, empezaron a cruzarse entre los miembros de una misma familia y, con el paso del tiempo, el grupo se fue reduciendo aún más, lo que al final pudo llevar a una importante disminución de la variabilidad biológica neandertal.

La información obtenida de los neandertales de El Sidrón concuerda con los estudios genéticos de los restos fósiles de otros neandertales europeos, como los de la cueva croata de Vindija y los de Altai, en Siberia. En ambos casos se produjo la endogamia. En Altai, además, hubo consaguinidad, descendencia entre hermanastros.

Huesos con anomalías congénitas dentro del grupo familiar de El Sidrón. Maxilar (A), primera vértebra cervical (B , C), segunda vértebra cervical (D), duodécima vértebra torácica (E), duodécima costilla hipoplásica o costilla lumbar (F),  escafoides central y bipartito (G), rótula tripartita (H), coalición no ósea navicular-cuboides (I), anomalía del pie izquierdo (J). Grupo de Paleoantropología MNCN-CSIC.

Entonces, ¿fueron estas uniones las que acabaron con los neandertales hace 40.000 años? Rosas cree que la endogamia pudo ser un factor importante, pero no el único. Como explica, también hay que considerar el deterioro de los ecosistemas ocupados por el avance de la glaciación, «que fragmentó las poblaciones y las dejó cada vez más aisladas, lo que a su vez favoreció la endogamia».

A esta circunstancia se suma la baja tasa reproductiva de los neandertales y unas capacidades culturales determinadas. Al final, la irrupción del Homo sapiens pudo poner la «puntilla» a un declive que ya venía de atrás.

"Lo que estamos viendo es que el proceso de pérdida de variabilidad y de endogamia viene de muy atrás. Podemos afirmar que la extinción de los neandertales no se debió exclusivamente a la presencia de los cromañones, sino que se trata de un proceso evolutivo que viene de muy atrás", comenta Rosas.

Recreación de los trece neandertales de El Sidrón - Universidad de Oviedo.

Los trece de El Sidrón

Les llaman los trece de El Sidrón y son miembros de una misma familia neandertal. Sus fósiles, entre los que destacan cuatro mandíbulas, tres maxilares, multitud de dientes y fragmentos craneales, han revelado a los investigadores importantes aspectos sobre cómo vivían estas comunidades humanas prehistóricas. Una de las más impactantes es que practicaban el canibalismo, pero también se ha podido saber que dividían algunos trabajos por sexos, conocían el uso medicinal de determinadas plantas (camomila), que su dieta incluía setas, piñones y musgo o que su cerebro infantil crecía más lentamente. Análisis genéticos de estos individuos también han ayudado a conocer que neandertales y sapiens se hibridaron hace más de 100.000 años y que los humanos modernos tenemos entre un 1% y un 4% de ADN neandertal.

Fuentes: abc.es | elmundo.es | 8 de febrero de 2019

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 21, 2019 a las 1:08am

                               Extinción de los neandertales

Tenemos la inmensa suerte de contar en nuestro país con yacimientos singulares del Cuaternario. Muchos de ellos se han encontrado en tiempos recientes, gracias a disponer de mejores medios y, sobre todo, de la formación de buenos científicos. El yacimiento de la cueva de El Sidrón, en Asturias, y el equipo que ha desarrollado un proyecto asociado es un buen ejemplo de ello. Comprendo que suene raro hablar de que a la ciencia española le va bien, pero en el ámbito de la arqueología y la evolución humana hemos tenido una “edad de oro”, de la que todavía seguimos obteniendo buenas rentas.

Hace un par de semanas, varios investigadores españoles, liderados por Luis Ríos y Antonio Rosas, publicaron un detallado estudio de las anomalías óseas que presentan los 1674 restos fósiles humanos obtenidos del yacimiento de El Sidrón. El trabajo se publicó el 8 de febrero en la revista ScientíficReports, y puede leerse libremente.

El yacimiento de El Sidrón, cuya antigüedad está bien fijada en unos 49.000 años antes del presente, no solo ha proporcionado una cantidad inusual de restos fósiles de la especie Homo neanderthalensis, sino que ha contribuido de manera decisiva en la determinación del genoma de los neandertales. Además, y de acuerdo con las observaciones que se han realizado en este trabajo de investigación, el yacimiento de El Sidrón presenta datos objetivos para apoyar una hipótesis cada vez más sólida sobre la extinción de los neandertales.

Excavación en la cueva de El Sidrón (Concejo de Piloña, Asturias). Fuente: fotografía del Equipo Investigador de El Sidrón.

Durante años, la desaparición de este grupo humano ha sido objeto de debate. Recuerdo más de media docena de hipótesis. Por descontado, la idea más extendida está relacionada con nuestra presunta superioridad. Nos vemos a nosotros mismos como una especie superior, capaz de competir con enorme ventaja. Los neandertales no hubieran supuesto ningún problema para nosotros. Pero esa hipótesis ha ido perdiendo fuerza a medida que se conocían las herramientas y el modo de vida de los primeros Homo sapiens. En particular, el hecho de que tardáramos unos 50.000 años (o quizá más) en superar la barrera de los neandertales en el Corredor Levantino antes de asentarnos definitivamente en Europa, es una prueba definitiva en contra de nuestra supuesta superioridad.Recientemente se postuló que los neandertales practicaron en exceso el canibalismo, hasta producir su propia extinción. Esa hipótesis no va por mal camino, pero hay que recordar que el canibalismo ha sido un comportamiento muy común a lo largo de toda la genealogía humana.Las evidencias más antiguas tienen casi un millón de años (Homo antecessor) y puede haberse producido de manera recurrente por todas las especies humanas, incluida la nuestra. En todo caso, habría que preguntarse si el canibalismo se practicó con mayor frecuencia en la población Neandertal y, de ser así, cuál fue la razón.

La genómica ha sido capaz de observar un hecho, quizá decisivo en este debate. La diversidad genética de los neandertales de ciertos yacimientos es muy pobre, denotando quizá la baja densidad demográfica de este grupo humano. En este punto, es importante recordar que desde que tenemos constancia de poblaciones directamente relacionadas por los neandertales, se han sucedido nada menos que cinco períodos glaciales, con un promedio de 50.000 años de intenso frío. Las poblaciones neandertales se movían hacia regiones mediterráneas, donde encontraban refugio. Durante las cuatro épocas cálidas (interglaciares) las poblaciones neandertales se expandieron y promovieron lo que yo siempre denomino “el Imperio de los neandertales”. Posiblemente, este grupo humano alcanzó el Pacífico, como siempre explica nuestro colega Robin Dennell. Pero la última glaciación fue intensa y devastadora. Comenzó hace unos 70.000 años, cuando nuestra especie ya estaba llamando a la puerta. Es posible que muchos grupos desaparecieran a causa del frío, mientras que otros quedaron atrapados en refugios del norte. Algunas poblaciones se protegieron del frío en las templadas áreas próximas al Mediterráneo. La dispersión jugó a favor de la endogamia y, por tanto, al debilitamiento genético de la especie.

Los 16 individuos identificados en el yacimiento de El Sidrón muestran un repertorio de hasta 16 anomalías congénitas, según nos muestran Luis Ríos y sus colegas. La lista de anomalías, bien conocidas en nuestra especie, incluyen detalles óseos en costillas, vértebras, huesos del pie y en el aparato dental. Es evidente que estos grupos experimentaron una fuerte endogamia debido a la baja densidad demográfica de la población. Cuando estos hechos estaban sucediendo, las poblaciones de Homo sapiensaún no habían desarrollado todo su potencial. Sus habilidades tecnológicas no eran superiores a las de los neandertales, pero sin el problema añadido de la endogamia, estuvieron en disposición de disputar los mejores territorios de aprovisionamiento de recursos. En unos pocos miles de años, nuestra especie se apoderó de toda Europa. El cambio fue tan veloz, que la arqueología no es capaz de afinar lo suficiente para detectar la transición. Los estudios genómicos irán revelando datos en estos próximos años. Estoy convencido de que la hipótesis de la auto-extinción de los neandertales por endogamia y debilitamiento genético se irá consolidando.

Fuente: quo.es | 19 de febrero de 2019

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