Jugar a los dados con la memoria de la humanidad en Altamira

Foto: Cuevas de Altamira. / JOSÉ LUIS LÓPEZ LINARES

Fuente: EL PAIS.com| 6 de enero de 2015

En la mañana del 28 de diciembre de 1994, el gran prehistoriador francés Jean Clottes (izquierda) recibió una llamada: un grupo de espeleólogos había encontrado lo que parecían pinturas rupestres en una cueva de Ardèche y las autoridades le preguntaban si podía ir a echar un vistazo. Lo primero que pensó es que casi seguro se trataba de una falsificación. La posibilidad de que se produzca un descubrimiento mayúsculo es muy pequeña porque el tiempo y la conservación siempre juegan en contra del arte paleolítico.

Sin embargo, Clottes, a pesar de que se encontraba fiebroso, condujo hasta Vallon-Pont-D'Arc para emitir una primera evaluación. No imaginaba que aquella mañana de diciembre iba a cambiar la prehistoria europea. Cuando Clottes se encontró con los paneles de leones al final de la cueva de Chauvet lloró de emoción. Supo inmediatamente dos cosas: no podía tratarse de una falsificación y también se dio cuenta de que esta cueva nunca podría abrirse al público, por lo menos con los medios actuales de conservación.

Con 34.000 años, Chauvet es mucho más antigua que las pinturas prehistóricas de esa calidad descubiertas hasta entonces: entre esta cueva y Lascaux (17.000 años) existe la misma distancia temporal que entre Lascaux y nosotros. Aquel hallazgo demostró que cualquier afirmación sobre la prehistoria europea puede cambiar con un nuevo descubrimiento y también que la conservación del arte tiene que ser una prioridad absoluta. Las pinturas rupestres son importantes por lo que nos dicen sobre nuestro origen, por lo que revelan sobre la vida en la Prehistoria y también porque nos demuestran que la pulsión de crear arte es tan antigua como la humanidad. Pero, sobre todo, son importantes porque son de una belleza estremecedora.

Ese viaje hasta nuestros orígenes comenzó en Altamira. Marcelino Sanz de Sautuola, aficionado a la prehistoria, descubrió en 1879 junto a su hija la sala de los bisontes de la cueva cántabra, que se encontraba en su propiedad. En su apasionante estudio sobre el arte prehistórico Los pintores de las cavernas (Turner), el periodista Gregory Curtis cuenta que, pese a que hasta el rey visitó el yacimiento, la comunidad intelectual rechazó sus conclusiones. Era imposible que unos dibujos tan bellos, precisos y técnicamente perfectos hubiesen sido realizados por lo que entonces se consideraba hombres primitivos. Émile Cartailhac, la figura más respetada de la prehistoria europea, no se cansó de humillarle en público, no está claro si porque, efectivamente, pensaba que era imposible que los hombres prehistóricos hubiesen realizado esas pinturas o porque fuese otra persona y no él el autor del descubrimiento. Sautuola falleció en 1888, a los 57 años, sin que nadie hubiese reconocido la importancia de sus bisontes, acusado de farsante y falsificador. Sólo a principios del siglo XX, cuando las pruebas comenzaban a ser abrumadoras, Cartailhac reconoció su error y arrancó el estudio del arte parietal. Altamira provocó la intuición genial de Sautuola, la idea de que ellos, los cazadores recolectores que vivieron hace miles de años, eran ya nosotros.

El interés turístico de un lugar así es indudable; pero su importancia científica es inconmensurable. La apertura semanal y por sorteo de Altamira, pese a un informe contrario del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), provocó las protestas de los expertos y la perplejidad de muchos estudiosos internacionales. En caso de peligro, y las pinturas de Altamira como las de Lascaux han estado en peligro por el exceso de visitantes, existe el consenso científico de que deben cerrarse al público y apostar por las réplicas. De hecho, esta primavera se abrió una réplica de la cueva de Chauvet que ha recibido un número increíble de visitantes: sus responsables esperaban 350.000 turistas en un año y han recibido 400.000 en los cinco primeros meses desde su apertura. Cuando se inauguró se ofreció a una serie de personalidades visitar la cueva original para comprobar la exactitud de la réplica, entre ellas al presidente francés, François Hollande, que declinó. No quería ningún privilegio. La réplica de Chauvet demuestra que se puede atraer a cientos de miles de turistas de todo el mundo sin poner en peligro el futuro del patrimonio de la humanidad y sin sacar visitas a subasta, como ha propuesto el consejero de Innovación, Industria, Turismo y Comercio de Cantabria, Francisco Martín. No se puede dejar al azar ni a la avaricia la memoria de la humanidad.

Foto: Una visitante observa la réplica de la cueva de Chauvet, en Francia. / JEFF PACHOUD (AFP)

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Cantabria propone subastar entradas de las Cuevas de Altamira

Fuente: EL PAIS.com | 5 de enero de 2016

Unos volarán a la Luna en 2017 y otros podrán entrar a las cuevas de Altamira. Lo único que hará falta es dinero o una buena dosis de suerte. El Gobierno de Cantabria propondrá en la próxima reunión con el Patronato de Altamira, para la que no hay fecha fijada, un sistema de subasta de unas pocas entradas al año. El acceso será para el mayor postor y para ello tan solo se necesita interés por ver de cerca una de las grandes maravillas del hombre y poseer una fortuna que le permita hacer importantes dispendios económicos. La idea no parece ser del gusto de todos, algunos partidos como Podemos tacha de "gran retroceso" este tipo de propuestas y ha opinado que supondría "instaurar una categoría de desigualdad diametralmente opuesta" a los valores que implica el título de Patrimonio de la Humanidad que le fue otorgado en 1985.

El director del Museo de Altamira, José Antonio Lasheras, ha declinado realizar cualquier comentario sobre una iniciativa política de tales características. José María Lasalle (PP), secretario de Estado de Cultura, lo tiene mucho más claro "esa propuesta contraviene la política de precios públicos que mantienen los museos estatales. En este país el acceso a la cultura tiene que se igual para todos los ciudadanos". El responsable público no está cerrado a otras propuestas como el patrocinio empresarial. "De todas formas quien tiene la última palabra es el pleno del Patronato de Altamira donde se estudiarán todas iniciativas que ayuden a difundir una de las grandes joyas de nuestra cultura".

El consejero de Innovación, Industria, Turismo y Comercio de Cantabria, Francisco Martín (derecha), considera que Altamira es un reclamo turístico de primera magnitud que no está bien aprovechado. "No es tan solo una cuestión económica, sino una manera de poner Altamira en el circuito del turismo internacional. Lo haríamos a través de internet y no alteraría en nada al sistema sorteo semanal entre los visitantes del museo y de la réplica de la cavidad. Tan solo pediría que cinco de esas entradas se dejasen para la subasta". El consejero considera que "Hay personas que están dispuestas a pagar muchísimo dinero por entrar a la cueva original. E incluso a establecer negocios. Un afamado e importante cocinero de Nueva York me comentó que estaba dispuesto a abrir un restaurante en Santillana del Mar si tuviese asegurada la entrada a la cueva original para sus comensales. Hay muchas soluciones técnicas en el siglo XXI para que no afecten al ambiente", explica Martín, investigador  del Instituto de Hidráulica e ingeniero de Caminos de profesión. "Imaginemos, por ejemplo, lo que sería colocar esa subasta en ‘The New York Times’ o que venga Bill Gates a Cantabria a visitar Altamira".

El Patronato de Altamira, encargado de proponer acciones que sirvan para un mejor cumplimiento de los fines de la institución, fomentar e impulsar la participación de la sociedad en el conocimiento y disfrute de las colecciones del museo y en el sostenimiento del mismo, lo constituyen el Ministerio de Cultura, el Gobierno de Cantabria, el Ayuntamiento de Santillana del Mar, la Fundación Botín y el Centro Superior de Investigaciones Científicas. La voz del Gobierno de Cantabria es una más entre las instituciones públicas y privadas y cualquiera de las propuestas deberá ser aprobada por el pleno del citado patronato.

Las pinturas rupestres de Altamira fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1985. Por recomendación de los científicos, la cueva permaneció totalmente cerrada al público durante doce años, con el objetivo de preservar el espacio amenazado por las bacterias. El 27 de febrero de 2014 comenzaron las visitas experimentales, limitadas a un grupo de cinco personas por semana, seleccionadas por sorteo entre los visitantes del Museo de Altamira donde se encuentra la réplica de las cuevas. El informe que realizó el Centro Superior de Investigación Científicas al respecto fue tajante, según la historiadora Teresa Chapa  (izquierda), "la cueva debería estar cerrada al público". La prestigiosa prehistoriadora considera que "la presencia humana siempre afecta a las cuevas, puesto que supone apertura de puertas, aumento de la temperatura, introducción de organismos externos, emisión de dióxido de carbono y alteración de las condiciones lumínicas, pero la topografía de algunas cuevas puede admitir una buena recuperación si las visitas son limitadas. No es el caso de Altamira, en la que un informe científico del CSIC ha demostrado que ha llegado al límite de su capacidad de equilibrio".

Chapa Brunet es partidaria del cierre al público de Altamira cuando además existe una réplica de calidad excelente. "Las cuevas francesas de Lascaux o Chauvet están cerradas y no pasa nada. Allí se han proporcionado alternativas que permiten atraer un turismo cultural masivo, convencido además de que colabora en su conservación, a la vez que aprende, disfruta y se emociona con las recreaciones físicas y virtuales. Lo mismo puede decirse de la réplica de la Cueva de Ekain, cuya apertura no se discute. La réplica de Altamira es de una calidad excelente y sigue siendo un gran éxito. Indudablemente, seguir en esa línea, aumentando la oferta mediante las nuevas tecnologías hoy a nuestra disposición, es la mejor oportunidad de atraer al público".

¿Y al dinero? "El dinero siempre busca nuevas experiencias, aunque el ejemplo de Bill Gates que se ha aportado me parece desafortunado, teniendo en cuenta que personajes como él están a favor de la conservación a ultranza de la naturaleza y del acceso generalizado a la sanidad y la educación. Altamira no puede considerarse un producto de consumo, ni mucho menos favoreciendo un trato privilegiado a personas con un alto nivel adquisitivo en detrimento del resto. Como bien declarado Patrimonio Mundial, tenemos el compromiso ante la Humanidad de conservar la cueva en el mejor estado posible para las nuevas generaciones y eso, hoy por hoy, pasa por su cierre. Indudablemente hay alternativas, tanto vinculadas al Museo y a la réplica como a otros muchos otros recursos que la comunidad de Cantabria posee en abundancia. Habría que explorar estos nuevos caminos antes de insistir en aquellos de los que ya sabemos que no tienen salida", puntualiza la experta.

Foto: Interior de la réplica de Altamira.

Los cinco agraciados solo pueden permanecer ocho minutos en la sala de polícromos donde están los bisontes, ciervos y caballos, y entran ataviados con buzo aislante, mascarilla y zapatos de goma. Una vez terminada la fase de investigación, el Patronato decidió prorrogar las visitas con las mismas pautas preventivas, pero ya sin carácter de ensayo. Y así siguen y seguirán por el momento.

Un total de cinco personas por semana hasta un total de 425 personas han entrado por sorteo a la cueva original desde febrero de 2014. "No se está haciendo un aprovechamiento óptimo de ese recurso. Lo digo como consejero de Turismo, si fuera consejero de Cultura igual diría justo lo contrario. Tenemos un recurso natural brutal y no estamos sabiendo sacarle el provecho suficiente". El dinero que se obtenga por la subasta de esas cinco entradas irá destinado a investigación.

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Miguel Ángel Revilla, en contra de subastar entradas para ver Altamira

Fuente: eldiario.es | 6 de enero de 2015

En una entrevista en RNE recogida por Europa Press, Miguel Ángel Revilla (izquierda) ha precisado que esa propuesta "no es más que la opinión de un consejero", en referencia al de Turismo, Francisco Martín, que en "una tertulia" ha dicho que "no estaría de más sacar algo de rendimiento a tanta petición" como hay para ver el original de la cueva.

"No se ha tomado esa decisión, ni creo que se va a tomar; yo, desde luego, no estoy de acuerdo con ella", ha recalcado el presidente cántabro, que ha insistido en que se trata simplemente de una opinión del consejero que "no ha llegado jamás" a un Consejo del Gobierno de Cantabria, que es donde los temas "se plantean, deliberan y votan".

"Mi opinión es negativa, desde luego", ha reiterado Revilla, para quien "un tema de cultura no puede estar a merced de quien tenga dinero lo pueda ver y quien no lo tenga no lo pueda ver". "Especular con eso no me parece positivo", ha apostillado.

Este debate sobre las visitas a Altamira se ha producido después de que el consejero de Turismo, nombrado por el PRC, partido que lidera Revilla, barajara en unas declaraciones la posibilidad de subastar unas "pocas" entradas al año para atraer a personas que "están dispuestas a pagar muchísimo dinero para entrar a la cueva original"

Visitas: 1868

Comentario por María // el febrero 27, 2016 a las 11:27pm

Si.Una noticia triste y esperemos que ahora no entren a  saco los que quieren convertir Altamira en un parque temático para personas con dinero.

Comentario por Percha el marzo 8, 2016 a las 8:21am

La pérdida de pigmentos amenaza la preservación de Altamira

Bisontes en la sala de policromos de Altamira.

El País / Guillermo Altares

Parece una gota normal, pero lleva en su interior una parte milimétrica de la memoria de la humanidad: las pinturas de Altamira. Hace tres años se captó por primera vez un fenómeno del que había evidencias —a lo largo de los milenios el 55% de las pinturas se han borrado—, pero que nunca se había contemplado a simple vista: cómo el agua arrastra pigmentos de las pinturas que decoran la gruta, que alberga uno de los conjuntos de arte rupestre más importantes del mundo. Este fenómeno se ha repetido en las primaveras de 2014 y 2015. Nunca había sido observado, lo que no significa que no hubiese ocurrido antes, aunque también puede ser la evidencia de una nueva amenaza que acecha al yacimiento.

La erosión por agua representa un peligro para la conservación de la cueva cántabra, patrimonio de la Humanidad de la Unesco, pero no el único: también está la presencia de microorganismos. El problema está en que los científicos no se ponen de acuerdo ni en sus causas ni tampoco en si la presencia humana influye sobre este deterioro de la gruta.

La conservación de este yacimiento ha regresado al centro del debate después de que el patronato anunciase la semana pasada su intención de estudiar la posible ampliación de visitantes —desde 2014 entran cinco personas por sorteo a la semana, tras 12 años de cierre—. El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, anunció por su parte que "en poco tiempo", las visitas iban a aumentar "de forma no grande, pero sí significativa".

"El peligro de la caída de pigmento no es a largo plazo, es un problema actual, real y grave", explica Sergio Sánchez-Moral, geólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y uno de los máximos expertos en la cueva, en cuya conservación ha estado trabajando hasta 2012. Sánchez-Moral, como sus colegas del CSIC Cesáreo Saíz-Jiménez, con el que elaboró un informe sobre Altamira para el Ministerio de Cultura, y Juan M. Vicent, experto en arte parietal y miembro de la Comisión de Seguimiento del Plan de Conservación Preventiva de Altamira, mantienen que hasta que no se conozcan las causas de los problemas, la cueva debería estar cerrada al público.

Nueva carta a la Unesco

El Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid se ha sumado a las críticas ante una posible ampliación de las visitas (y a cualquier entrada a la cueva que no sea por motivos científicos). En una nueva carta enviada a la Unesco, los prehistoriadores aseguran que "el plan de ampliación de las visitas a la cueva original no se sostiene ni en datos científicos ni en un reclamo social". "Una decisión del Patronato en este sentido favorecería el deterioro de las pinturas rupestres sin atraer más turismo", señala la misiva.

El equipo de conservadores del Museo ha propuesto por su parte al Patronato y al Ministerio de Cultura reunir a los expertos en arte parietal que mejor conozcan el yacimiento, unas 20 personas, para debatir sus problemas. Aunque la decisión de abrir o cerrar es política, y no técnica, y depende del Ministerio de Cultura y el Patronato, mantienen que debe tomarse desde el conocimiento.

El director del Museo de Altamira, José Antonio Lasheras -fallecido el pasado 27 de febrero, explicaba: "Las preguntas que más nos ocupan son las que atañen a la conservación. ¿Cuál es la causa que provoca que haya agua en el techo y que arrastre pintura al suelo? ¿Qué podría hacerse para impedir, evitar o minimizar esta pérdida de pintura? ¿Qué favorece y qué perjudica el crecimiento y la proliferación de las colonias microbianas del techo pintado? ¿Qué podemos aplicar para impedir o frenar su proliferación en favor de la conservación sin riesgos inadmisibles? Para empezar a intentar responder, creemos que sería adecuado reunir un reducido número de expertos en estas cuestiones en torno a una mesa". Esas preguntas esenciales para el futuro de la cueva no tienen todavía respuesta concluyente, aunque el objetivo del Plan de Conservación Preventiva del Ministerio de Cultura es estudiar a fondo lo que ocurre en el yacimiento.

Filtración o condensación

Un artículo del propio Lasheras, publicado dentro del libro The Conservation of Subterranean Cultural Heritage, editado por Cesáreo Sáiz-Jiménez en 2014, detallaba cómo los efectos de la erosión fueron observados por primera vez. "En abril de 2013 una mancha ocre era visible en el suelo. Agua de filtración o condensación en el techo había arrastrado el pigmento, que cayó en el suelo, provocando la desaparición de áreas milimétricas de las pinturas en cuestión. Durante el proceso las partículas ocres eran visibles en las gotas a simple vista". Esto ocurre en la sala de los bisontes, la llamada Capilla Sixtina del arte prehistórico.

Sánchez-Moral afirma sobre este fenómeno: "Si el proceso es natural, la cuestión es: ¿Por qué nunca había sido detectado en tiempo real desde que la cueva se cerró?". El agua puede estar provocada por filtración, pero también por concentración. En este caso, la presencia humana sí tendría una influencia. No hay una respuesta incontestable.

El otro problema son los microorganismos. Juan M. Vicent asegura que, en la comisión de seguimiento del 10 de julio de 2015, se informó de la presencia de hongos, especialmente nocivos para los pigmentos, en alguno de los equipos instalados en el interior. Vicent asegura que "los datos más recientes a los que el CSIC ha tenido acceso indicaban algunos problemas bastante inquietantes en relación con presencia de hongos y posibles efectos de la condensación en las pinturas, cuestiones que, por cierto, cuesta no poner en relación con la presencia humana". Cesáreo Saíz-Jiménez señala por su parte: "Insistimos en la necesidad de una conservación preventiva con un estricto control de los parámetros ambientales y de la cueva. La abundante concentración de esporas de hongos y bacterias en el aire de Altamira así lo aconseja, ya que estos microorganismos están a la espera de cualquier cambio que los favorezca para producir invasiones explosivas y difíciles de controlar".

Paulatino deterioro

El Plan de Conservación Preventiva, elaborado entre 2012 y 2014, mantiene que el lento y paulatino deterioro de las pinturas es inevitable y tiene que ver con procesos naturales, independientes de la presencia humana. Para los expertos del CSIC, las causas de los problemas que padece la cavidad no están identificadas y sí creen que pueden tener que ver con la presencia humana. "Los visitantes provocan que aumenten las partículas en suspensión y que se produzca condensación en el techo que puede provocar la corrosión del sustrato", señala Sánchez-Moral. "Emiten vapor de agua con la respiración y ese vapor de agua condensa porque la cueva está más fría (13-14ºC) que el cuerpo humano (37ºC)", añade.

Alfonso Muñoz, subdirector general del Instituto del Patrimonio Cultural de Españadel Ministerio de Cultura, que coordinó el Plan de Conservación, puntualiza que, por ahora, no hay ninguna propuesta concreta para aumentar el número de visitantes. "El programa de investigación amplió mucho el conocimiento sobre la cueva: siempre se había pensado que el principal problema era la acción de microorganismos conectada con la presencia humana, pero hemos descubierto que el problema es el agua de infiltración que va arrastrando pigmentos. Es la causa de que haya desaparecido el 55% de la bóveda", afirma Muñoz. Sin embargo, aclara que se trata de un plan flexible y que, según vayan cambiando los parámetros, puede modificarse el régimen de acceso. "En cualquier caso, los visitantes representan entre el 3 y 5% de la estancia en la cueva", prosigue.

Mientras sigue la polémica, se acerca la primavera, el periodo en que desde hace tres años se observa una gota que arrastra, milímetro a milímetro, una parte de nuestro pasado.


La crisis de Lascaux


Cesáreo Saíz-Jiménez fue uno de los expertos que estudió Lascaux, un yacimiento del sur de Francia que sufrió varias crisis que estuvieron a punto de acabar con sus pinturas y que, asegura, "llevaron a someter a la cueva a tratamientos contra algas, bacterias y hongos que llegan hasta la actualidad". Aunque Saíz-Jiménez mantiene que cada cueva es diferente, la lección de Lascaux es la espiral diabólica en la que entró la gruta porque "los tratamientos para combatir unas invasiones han originado otras y cada vez resulta más difícil combatir estas". Lascaux permanece cerrada al público al igual que Chauvet, las dos cuevas cuyas pinturas son comparables en calidad con las de Altamira.


Comentario por María José Grech el marzo 8, 2016 a las 5:33pm

Está claro que mientras se aclaran los diversos expertos que estudian la conservación de la cueva, y en vista de la aceleración que se está produciendo en la destrucción de las pinturas de Altamira, lo sensato sería su cierre inmediato, en las mismas condiciones en las que permanecen las de  Lascaux y Chauvet. Altamira podria beneficiarse de la experiencia francesa, y aportar a la misma estudios sobre la influencia que el cambio climático está teniendo en su mantenimiento y conservación. No creo que deba pasarse por alto la afluencia de público (por pequeña que esta sea) en la condensación de humedad sobre las pinturas, ni menospreciar que el año 2015 ha comtemplado las temperaturas mas altas históricamente registradas, sin que se pueda afirmar que esa tendencia a subir vaya a remitir, a estabilizarse o a continuar. En cualquier caso es un factor externo cuya magnitud no se debe desestimar. Es nuestra responsabilidad y debería ser prioritaria la salvaguarda de este gran tesoro de nuestra prehistoria, para nuestros hijos y para el resto del mundo, por encima de cualquier otro tipo de consideraciones, económicistas o no. Si se destruyen o deterioran las cuevas solo habrá un inmenso daño sin ningún benefico a cambio, para nadie.

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