Red social de Arqueologos e Historiadores
Foto: Cuevas de Altamira. / JOSÉ LUIS LÓPEZ LINARES
Fuente: EL PAIS.com| 6 de enero de 2015
En la mañana del 28 de diciembre de 1994, el gran prehistoriador francés Jean Clottes (izquierda) recibió una llamada: un grupo de espeleólogos había encontrado lo que parecían pinturas rupestres en una cueva de Ardèche y las autoridades le preguntaban si podía ir a echar un vistazo. Lo primero que pensó es que casi seguro se trataba de una falsificación. La posibilidad de que se produzca un descubrimiento mayúsculo es muy pequeña porque el tiempo y la conservación siempre juegan en contra del arte paleolítico.
Sin embargo, Clottes, a pesar de que se encontraba fiebroso, condujo hasta Vallon-Pont-D'Arc para emitir una primera evaluación. No imaginaba que aquella mañana de diciembre iba a cambiar la prehistoria europea. Cuando Clottes se encontró con los paneles de leones al final de la cueva de Chauvet lloró de emoción. Supo inmediatamente dos cosas: no podía tratarse de una falsificación y también se dio cuenta de que esta cueva nunca podría abrirse al público, por lo menos con los medios actuales de conservación.
Con 34.000 años, Chauvet es mucho más antigua que las pinturas prehistóricas de esa calidad descubiertas hasta entonces: entre esta cueva y Lascaux (17.000 años) existe la misma distancia temporal que entre Lascaux y nosotros. Aquel hallazgo demostró que cualquier afirmación sobre la prehistoria europea puede cambiar con un nuevo descubrimiento y también que la conservación del arte tiene que ser una prioridad absoluta. Las pinturas rupestres son importantes por lo que nos dicen sobre nuestro origen, por lo que revelan sobre la vida en la Prehistoria y también porque nos demuestran que la pulsión de crear arte es tan antigua como la humanidad. Pero, sobre todo, son importantes porque son de una belleza estremecedora.
Ese viaje hasta nuestros orígenes comenzó en Altamira. Marcelino Sanz de Sautuola, aficionado a la prehistoria, descubrió en 1879 junto a su hija la sala de los bisontes de la cueva cántabra, que se encontraba en su propiedad. En su apasionante estudio sobre el arte prehistórico Los pintores de las cavernas (Turner), el periodista Gregory Curtis cuenta que, pese a que hasta el rey visitó el yacimiento, la comunidad intelectual rechazó sus conclusiones. Era imposible que unos dibujos tan bellos, precisos y técnicamente perfectos hubiesen sido realizados por lo que entonces se consideraba hombres primitivos. Émile Cartailhac, la figura más respetada de la prehistoria europea, no se cansó de humillarle en público, no está claro si porque, efectivamente, pensaba que era imposible que los hombres prehistóricos hubiesen realizado esas pinturas o porque fuese otra persona y no él el autor del descubrimiento. Sautuola falleció en 1888, a los 57 años, sin que nadie hubiese reconocido la importancia de sus bisontes, acusado de farsante y falsificador. Sólo a principios del siglo XX, cuando las pruebas comenzaban a ser abrumadoras, Cartailhac reconoció su error y arrancó el estudio del arte parietal. Altamira provocó la intuición genial de Sautuola, la idea de que ellos, los cazadores recolectores que vivieron hace miles de años, eran ya nosotros.
El interés turístico de un lugar así es indudable; pero su importancia científica es inconmensurable. La apertura semanal y por sorteo de Altamira, pese a un informe contrario del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), provocó las protestas de los expertos y la perplejidad de muchos estudiosos internacionales. En caso de peligro, y las pinturas de Altamira como las de Lascaux han estado en peligro por el exceso de visitantes, existe el consenso científico de que deben cerrarse al público y apostar por las réplicas. De hecho, esta primavera se abrió una réplica de la cueva de Chauvet que ha recibido un número increíble de visitantes: sus responsables esperaban 350.000 turistas en un año y han recibido 400.000 en los cinco primeros meses desde su apertura. Cuando se inauguró se ofreció a una serie de personalidades visitar la cueva original para comprobar la exactitud de la réplica, entre ellas al presidente francés, François Hollande, que declinó. No quería ningún privilegio. La réplica de Chauvet demuestra que se puede atraer a cientos de miles de turistas de todo el mundo sin poner en peligro el futuro del patrimonio de la humanidad y sin sacar visitas a subasta, como ha propuesto el consejero de Innovación, Industria, Turismo y Comercio de Cantabria, Francisco Martín. No se puede dejar al azar ni a la avaricia la memoria de la humanidad.
Foto: Una visitante observa la réplica de la cueva de Chauvet, en Francia. / JEFF PACHOUD (AFP)
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Cantabria propone subastar entradas de las Cuevas de Altamira
Fuente: EL PAIS.com | 5 de enero de 2016
Unos volarán a la Luna en 2017 y otros podrán entrar a las cuevas de Altamira. Lo único que hará falta es dinero o una buena dosis de suerte. El Gobierno de Cantabria propondrá en la próxima reunión con el Patronato de Altamira, para la que no hay fecha fijada, un sistema de subasta de unas pocas entradas al año. El acceso será para el mayor postor y para ello tan solo se necesita interés por ver de cerca una de las grandes maravillas del hombre y poseer una fortuna que le permita hacer importantes dispendios económicos. La idea no parece ser del gusto de todos, algunos partidos como Podemos tacha de "gran retroceso" este tipo de propuestas y ha opinado que supondría "instaurar una categoría de desigualdad diametralmente opuesta" a los valores que implica el título de Patrimonio de la Humanidad que le fue otorgado en 1985.
El director del Museo de Altamira, José Antonio Lasheras, ha declinado realizar cualquier comentario sobre una iniciativa política de tales características. José María Lasalle (PP), secretario de Estado de Cultura, lo tiene mucho más claro "esa propuesta contraviene la política de precios públicos que mantienen los museos estatales. En este país el acceso a la cultura tiene que se igual para todos los ciudadanos". El responsable público no está cerrado a otras propuestas como el patrocinio empresarial. "De todas formas quien tiene la última palabra es el pleno del Patronato de Altamira donde se estudiarán todas iniciativas que ayuden a difundir una de las grandes joyas de nuestra cultura".
El consejero de Innovación, Industria, Turismo y Comercio de Cantabria, Francisco Martín (derecha), considera que Altamira es un reclamo turístico de primera magnitud que no está bien aprovechado. "No es tan solo una cuestión económica, sino una manera de poner Altamira en el circuito del turismo internacional. Lo haríamos a través de internet y no alteraría en nada al sistema sorteo semanal entre los visitantes del museo y de la réplica de la cavidad. Tan solo pediría que cinco de esas entradas se dejasen para la subasta". El consejero considera que "Hay personas que están dispuestas a pagar muchísimo dinero por entrar a la cueva original. E incluso a establecer negocios. Un afamado e importante cocinero de Nueva York me comentó que estaba dispuesto a abrir un restaurante en Santillana del Mar si tuviese asegurada la entrada a la cueva original para sus comensales. Hay muchas soluciones técnicas en el siglo XXI para que no afecten al ambiente", explica Martín, investigador del Instituto de Hidráulica e ingeniero de Caminos de profesión. "Imaginemos, por ejemplo, lo que sería colocar esa subasta en ‘The New York Times’ o que venga Bill Gates a Cantabria a visitar Altamira".
El Patronato de Altamira, encargado de proponer acciones que sirvan para un mejor cumplimiento de los fines de la institución, fomentar e impulsar la participación de la sociedad en el conocimiento y disfrute de las colecciones del museo y en el sostenimiento del mismo, lo constituyen el Ministerio de Cultura, el Gobierno de Cantabria, el Ayuntamiento de Santillana del Mar, la Fundación Botín y el Centro Superior de Investigaciones Científicas. La voz del Gobierno de Cantabria es una más entre las instituciones públicas y privadas y cualquiera de las propuestas deberá ser aprobada por el pleno del citado patronato.
Las pinturas rupestres de Altamira fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1985. Por recomendación de los científicos, la cueva permaneció totalmente cerrada al público durante doce años, con el objetivo de preservar el espacio amenazado por las bacterias. El 27 de febrero de 2014 comenzaron las visitas experimentales, limitadas a un grupo de cinco personas por semana, seleccionadas por sorteo entre los visitantes del Museo de Altamira donde se encuentra la réplica de las cuevas. El informe que realizó el Centro Superior de Investigación Científicas al respecto fue tajante, según la historiadora Teresa Chapa (izquierda), "la cueva debería estar cerrada al público". La prestigiosa prehistoriadora considera que "la presencia humana siempre afecta a las cuevas, puesto que supone apertura de puertas, aumento de la temperatura, introducción de organismos externos, emisión de dióxido de carbono y alteración de las condiciones lumínicas, pero la topografía de algunas cuevas puede admitir una buena recuperación si las visitas son limitadas. No es el caso de Altamira, en la que un informe científico del CSIC ha demostrado que ha llegado al límite de su capacidad de equilibrio".
Chapa Brunet es partidaria del cierre al público de Altamira cuando además existe una réplica de calidad excelente. "Las cuevas francesas de Lascaux o Chauvet están cerradas y no pasa nada. Allí se han proporcionado alternativas que permiten atraer un turismo cultural masivo, convencido además de que colabora en su conservación, a la vez que aprende, disfruta y se emociona con las recreaciones físicas y virtuales. Lo mismo puede decirse de la réplica de la Cueva de Ekain, cuya apertura no se discute. La réplica de Altamira es de una calidad excelente y sigue siendo un gran éxito. Indudablemente, seguir en esa línea, aumentando la oferta mediante las nuevas tecnologías hoy a nuestra disposición, es la mejor oportunidad de atraer al público".
¿Y al dinero? "El dinero siempre busca nuevas experiencias, aunque el ejemplo de Bill Gates que se ha aportado me parece desafortunado, teniendo en cuenta que personajes como él están a favor de la conservación a ultranza de la naturaleza y del acceso generalizado a la sanidad y la educación. Altamira no puede considerarse un producto de consumo, ni mucho menos favoreciendo un trato privilegiado a personas con un alto nivel adquisitivo en detrimento del resto. Como bien declarado Patrimonio Mundial, tenemos el compromiso ante la Humanidad de conservar la cueva en el mejor estado posible para las nuevas generaciones y eso, hoy por hoy, pasa por su cierre. Indudablemente hay alternativas, tanto vinculadas al Museo y a la réplica como a otros muchos otros recursos que la comunidad de Cantabria posee en abundancia. Habría que explorar estos nuevos caminos antes de insistir en aquellos de los que ya sabemos que no tienen salida", puntualiza la experta.
Foto: Interior de la réplica de Altamira.
Los cinco agraciados solo pueden permanecer ocho minutos en la sala de polícromos donde están los bisontes, ciervos y caballos, y entran ataviados con buzo aislante, mascarilla y zapatos de goma. Una vez terminada la fase de investigación, el Patronato decidió prorrogar las visitas con las mismas pautas preventivas, pero ya sin carácter de ensayo. Y así siguen y seguirán por el momento.
Un total de cinco personas por semana hasta un total de 425 personas han entrado por sorteo a la cueva original desde febrero de 2014. "No se está haciendo un aprovechamiento óptimo de ese recurso. Lo digo como consejero de Turismo, si fuera consejero de Cultura igual diría justo lo contrario. Tenemos un recurso natural brutal y no estamos sabiendo sacarle el provecho suficiente". El dinero que se obtenga por la subasta de esas cinco entradas irá destinado a investigación.
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Fuente: eldiario.es | 6 de enero de 2015
En una entrevista en RNE recogida por Europa Press, Miguel Ángel Revilla (izquierda) ha precisado que esa propuesta "no es más que la opinión de un consejero", en referencia al de Turismo, Francisco Martín, que en "una tertulia" ha dicho que "no estaría de más sacar algo de rendimiento a tanta petición" como hay para ver el original de la cueva.
"No se ha tomado esa decisión, ni creo que se va a tomar; yo, desde luego, no estoy de acuerdo con ella", ha recalcado el presidente cántabro, que ha insistido en que se trata simplemente de una opinión del consejero que "no ha llegado jamás" a un Consejo del Gobierno de Cantabria, que es donde los temas "se plantean, deliberan y votan".
"Mi opinión es negativa, desde luego", ha reiterado Revilla, para quien "un tema de cultura no puede estar a merced de quien tenga dinero lo pueda ver y quien no lo tenga no lo pueda ver". "Especular con eso no me parece positivo", ha apostillado.
Este debate sobre las visitas a Altamira se ha producido después de que el consejero de Turismo, nombrado por el PRC, partido que lidera Revilla, barajara en unas declaraciones la posibilidad de subastar unas "pocas" entradas al año para atraer a personas que "están dispuestas a pagar muchísimo dinero para entrar a la cueva original"
Espero que se imponga la cordura y no permitan mas visitas turísticas. Existen las réplicas, y supongo que también existirán filmaciones fidedignas y bien realizadas para satisfacer el placer de conocerla.
Completamente de acuerdo contigo María José. Un artículo tambien muy interesante sobre el tema, aquí.
Además ,la réplica de la cueva es muy buena.No puede ser lo mismo,claro,pero es preferible la conservación de esas pinturas que hicieron los habitantes de la zona ,humanos como nosotros , hace 20.000 años
Dá terror oir hablar al consejero :
"... Un afamado e importante cocinero de Nueva York me comentó que estaba dispuesto a abrir un restaurante en Santillana del Mar si tuviese asegurada la entrada a la cueva original para sus comensales (....)
Tenemos un recurso natural brutal y no estamos sabiendo sacarle el provecho suficiente...."
Como si las cuevas fueran un parque temático
Es de vergüenza. No sé que más decir.
El Diario Montañés
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, se ha manifestado en contra de la posibilidad de sacar a subasta algunas entradas para entrar en la cueva original de Altamira, una decisión, ha recalcado, con la que no está de acuerdo y que "no se ha tomado, ni creo que se va a tomar".
Las palabras del presidente, en una entrevista hoy en RNE, surgen tras la noticia publicada en la edición impresa de EL DIARIO MONTAÑÉS en la que el consejero de Industria y Turismo, Francisco Martín, apuntaba esta posibilidad convencido de que a quien pagaría "muchisimo dinero" por una de esas entradas. Martín quiere que el Gobierno de Cantabria proponga en el Patronato de Altamira un sistema de subasta de «unas pocas entradas», adicionales a las del sorteo semanal entre los visitantes del museo y de la réplica de la cavidad.
Sin embargo Revilla ha matizado a Martín y ha asegurado este miércoles que esa propuesta "no es más que la opinión de un consejero".
"No se ha tomado esa decisión, ni creo que se va a tomar; yo, desde luego, no estoy de acuerdo con ella", ha recalcado el presidente cántabro, que ha insistido en que esa opinión del consejero "no ha llegado jamás" a un Consejo del Gobierno de Cantabria, que es donde los temas "se plantean, deliberan y votan".
"Mi opinión es negativa, desde luego", ha reiterado Revilla, para quien "un tema de cultura no puede estar a merced de quien tenga dinero lo pueda ver y quien no lo tenga no lo pueda ver". "Especular con eso no me parece positivo", ha apostillado.
También este miércoles, en otra entrevista radiofónica, el consejero de Turismo ha reconocido que se trata de una propuesta personal que no ha planteado aún en el Consejo de Gobierno, y que sabe que no cuenta con el respaldo de Revilla en este proyecto.
Otras voces en contra
La voz del presidente no es la única en contra de este sistema de subastas. El consejero cántabro de Cultura, el socialista Ramón Ruiz, ha abogado porque las instalaciones de Altamira sean "lo más abiertas posibles a todo el mundo" y ha apostado por "democratizar el museo".
En esta misma línea, se ha manifestado Podemos, que ha calificado la propuesta de Martín de "gran retroceso" porque, a su juicio, supondría "instaurar una categoría de desigualdad diametralmente opuesta" a los valores que implica el título de Patrimonio de la Humanidad.
Tras estar 12 años cerrada al público, la conocida como la 'capilla sixtina' del arte rupestre se abrió a visitas experimentales en febrero de 2014, unas visitas enmarcadas en el Programa de Investigación para la Conservación Preventiva y Régimen de Acceso, financiado por la Secretaría de Estado de Cultura.
Desde entonces, cinco personas, elegidas por sorteo entre los visitantes del museo, y una guía acceden a su interior una vez por semana durante 37 minutos.
Lassalle: «Gestionar un lugar como Altamira no es comparable a las subastas en la trata de ganado»
Fuente: ABC.es | 5 de enero de 2016
La idea de subastar entradas a la cueva de Altamira y explotarla más intensamente como recurso turístico fue formulada el domingo por elconsejero de Innovación, Industria, Turismo y Comercio de Cantabria, Francisco Martín, en una entrevista con «El Diario Montañés» que ha traído polémica. Martín propuso subastar algunas entradas porque hay «personas que están dispuestas a pagar muchísimo dinero por entrar».
Fuentes políticas no dudan de que el consejero no habría enunciado ese proyecto sin el respaldo en origen del propio presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla. Pero la polémica ha crecido de manera imparable ante lo que unos han entendido como «poner Altamira al mejor postor», «turismo VIP en la cueva solo para ricos» y todo tipo de valoraciones negativas, como la de arqueólogos consultados por ABC, que lo califican como «un disparate rupestre».
La cueva de Altamira es un bien cultural de proyección universal, una de las joyas del patrimonio mundial, que desde febrero de 2014 acoge la visita semanal de cinco personas con dos guías dentro de un proyecto que estudia al milímetro el impacto de la presencia humana en esta «Capilla Sixtina» del arte paleolítico con el fin de asegurar la supervivencia de las pinturas, que en décadas pasadas no tuvieron, desgraciadamente, los cuidados que debían.
Francisco Martín, consejero de Turismo cántabro- ABCEntre las reacciones a sus palabras destaca la del secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, quien declaró a ABC que «la gestión de un bien cultural de la categoría y proyección universal de Altamira no es comparable con las subastas propias de la trata de ganado», en referencia a la idea del consejero Martín.
Lassalle, cántabro de origen, recuerda que prima la titularidad estatal y la legalidad que rige los precios de las entradas a los museos públicos. «Esa legalidad se basa en el principio de acceso igualitario a la cultura, que es lo democrático, y convierte la idea de una subasta en puro disparate».
José María Lassalle- IGNACIO GILEl secretario de Estado confirma que el sorteo actual de los viernes, que reparte al azar cinco entradas entre los asistentes al Museo de Altamira, asegura ese principio perfectamente y está supeditado al proyecto científico de investigación sobre las condiciones de la cueva y la medición de la presencia humana en en ambiente tan frágil.
El consejero Martín -que ayer no atendió la llamada de este periódico por encontrarse «desconectado», según sus colaboradores- no enunció la idea de manera esquemática. En su entrevista del citado diario santanderino, explicaba todos los detalles: «Seríamos capaces de explotar muchísimo mejor y de forma más rentable las cuevas de Altamira si, además de las entradas que se sortean, se pudieran vender, en una especie de subasta, unas entradas adicionales. O hacer lo que me planteaba el otro día la Asociación de Hostelería: coger unas entradas y sortearlas, pero no los viernes, sino en Fitur, o entre los establecimientos hosteleros de Cantabria para que ellos puedan preparar paquetes de fin de semana».
«Nos pondría en el mapa turístico del mundo. No digo todas, sino unas pocas, aunque sean cinco de cada trescientas o cuatrocientas. Imaginemos, por ejemplo, lo que sería colocar esa subasta en ‘The New York Times’ o que venga Bill Gates a Cantabria a visitar Altamira», añade, como si Altamira no lo estuviera ya gracias al techo decorado con bisontes que conserva rastros del arte rupestre desde hace 20.000 años.
Ante la iniciativa, subraya Lassalle, «nadie se plantea esta desigualdad». El secretario de Estado reconoce que la única vez que el Patronato ha estudiado nuevas posibilidades ha sido en un marco de mecenazgo, en el que se planteó la posibilidad de abrir a la sociedad civil la financiación del Museo o del proyecto científico que hoy paga el Estado. «Imaginemos un donante que ayuda de manera importante al estudio y mantenimiento de ese proyecto que permite tener la cueva abierta al público, pongamos, con un millón. En ese marco, y en atención a ello, podría hacerse un acceso a la cueva, siempre sometido al criterio del proyecto de investigación».
Ramón Ruiz, consejero de Educación y Cultura cántabro- ABCDiversas fuerzas políticas de Cantabria entraron ayer a criticar al consejero Martín, pero seguramente la reacción que debió dolerle -como un pisotón de bisonte- fue la del consejero de Cultura de Cantabria, Ramón Ruiz, que rechazó la idea y aboga por que las instalaciones de Altamira sean «lo más abiertas posibles a todo el mundo» y ha apostado por «democratizar el museo», informa EP.
En esta misma línea, se ha manifestado Podemos, que ha calificado la propuesta de Martín de «gran retroceso» porque, a su juicio, supondría «instaurar una categoría de desigualdad diametralmente opuesta» a los valores que implica el título de Patrimonio de la Humanidad.
Fuentes del Gobierno de Cantabria aseguraron a ABC que están sorprendidos por la resonancia tremenda que ha tenido el caso, que achacan a las palabras llamativas como «subasta» y «dinero» que se mezclaron en el titular de la entrevista, aunque no negaron que estuvieran en las frases con las que el consejero Martín explicó su idea. En todo caso piden que se entienda «en el contexto de un consejero de Turismo, que tiene buenas ideas y quiere poner en valor los recursos turísticos de la región. Desde ese punto de vista, consideraba que el sistema de sorteo o de subasta podría dar más resonancia y rendimiento a las Cuevas», aseguró uno de sus colaboradores a ABC.
Mientras tanto, los bisontes esperan pacientemente su cita semanal con cinco ciudadanos elegidos por azar para contemplar los abismos del tiempo en el lienzo de la cueva más famosa del mundo. ¿Necesitan más?
Fuente:eldiariomontanes.es | 8 de enero de 2016
El consejero de Turismo de Cantabria, Francisco Martín, ha asegurado que "hay un mundo" entre la idea que él planteo en torno a la subasta de entradas de Altamira y el debate que se ha generado a raíz de su propuesta. Hoy ha querido zanjar polémicas entre su postura y la del presidente regional, que se opone, y ha insistido en que su idea se limitaba a un par de entradas para generar así "un poquito de marketing turístico" en la región. En cualquier caso, cree que "el presidente siempre tiene razón" y si Revilla “entiende que (la idea) no es adecuada, no es adecuada y punto". Y zanja la polémica hasta tal punto que ha dicho que la propuesta no se planteará al Consejo de Gobierno. "No hace ni falta".
Martín cierra aquí el debate sobre la subasta, pero abre otro. Cree que sería "sano" reabrir el debate en torno a las visitas a Altamira, y plantear si los cinco accesos semanales permitidos en la actualidad se deben sortear en "la entrada" a la cueva (el sorteo se realiza entre quienes visitan los viernes el Museo y la Neocueva anexos a la cavidad original) o se podrían sortear, por ejemplo, "dos meses antes" y "por Internet", y que "todo el mundo" pudiera optar al acceso a la conocida como 'capilla sixtina' del arte rupestre, declarada Patrimonio de la Humanidad.
A su juicio, el Patronato de Altamira sería el "foro adecuado" para mantener ese debate que debería llevarse a cabo de forma "reposada", "sin acritud" ni "descalificaciones", y sin que se lancen "dardos envenenados", como a su juicio ha ocurrido estos días, en los que ha "contemplado con paciencia la porquería que me caía encima", en alusión a las críticas no a la propuesta, sino a lo que "la gente ha entendido" sobre ella.
En este punto, y para finalizar, Francisco Martín ha reiterado que se trata de una idea suya, que ha puesto sobre la mesa -como hará con otras que tiene, pues para eso le "pagan"-, y "si no resultan adecuadas, no pasa nada", ha concluido.
El consejero ha hecho estas declaraciones a los periodistas al término de una reunión con los accionistas y comité de empresa de Sniace, y en la que, entre otros, también ha participado Revilla.
En cuanto a las precisiones sobre la idea que lanzó la pasada semana, Martín ha reiterado hoy que su propuesta era "coger dos de las 250 entradas" a la cavidad y "subastarlas" a nivel internacional, para hacer "marketing" para el turismo regional, algo que ahora "ya ni siquiera hace falta", pues se ha estado hablando durante "tres días" de Altamira a nivel nacional. "Objetivo cumplido", ha apostillado.
Y como lo importante sería la repercusión y no la recaudación, el dinero de esas dos entradas "hiperdeseadas" podría destinarse a fines sociales, como la Cocina Económica, o de investigación, para algún proyecto relacionado con Altamira, por ejemplo.
En este punto, ha subrayado que en el Gobierno reciben "miles" de peticiones y de forma "constante" para ver la cueva original, y ha indicado al respecto que una persona de fuera de Cantabria "no entiende" que se tenga personar en la región para participar en el sorteo.
Fuente: elcorreo.com | 22 de febrero de 2016
Hubo un tiempo no muy lejano en que la gente entraba en Altamira como el que se planta delante del Acueducto de Segovia o el Alcázar de Toledo. Entre los años 1982 y 2001 las visitas no seguían ningún control y cada año bajaban a la cueva unas 11.000 personas (45 por día laborable). Y no parecía mal a nadie. Como tampoco fumar en los hospitales o conducir sin el cinturón de seguridad. Hoy las cosas son muy distintas gracias a la ‘revolución pacífica’ de Gaël de Guichen (izquierda), padre del actual régimen de visitas a la cueva.
«Cuando nosotros empezamos a trabajar, el Patronato nos pidió responder tres preguntas», recuerda este ingeniero químico francés. «Primero, después de diez años cerrada, cuál es el estado de las pinturas. Segundo, si puede absorber la presencia de humanos. Y tercero, si podemos hacer un programa de conservación preventiva para el futuro».
Varios meses después de concluir su trabajo, Altamira es un ejemplo de cómo cuidar el patrimonio cultural. La cueva no solo abrió, sino que cada semana recibe a cinco visitantes y dos expertos sin que eso suponga un riesgo para el ecosistema. «Creo que la presencia humana limitada y controlada no daña las pinturas. Las pinturas se dañan naturalmente y no podemos hacer nada. En Altamira la mitad del dibujo está dañado porque lleva 18.000 años sufriendo infiltraciones. Se daña y hay que aceptarlo. Cuando nosotros estábamos trabajando cayó una gota con un milímetro cuadrado de pigmento. ¿Qué podemos hacer? ¿Cerramos la cueva? Yo pienso que, dentro de otros 18.000 años, los españoles verán una cueva de Altamira un poco más dañada. Pero es la naturaleza. Necesitamos aceptar esto», insiste.
¿Pagar por entrar?
El principal argumento que esgrimió su equipo para reabrir Altamira fue que la temperatura y la humedad de la cueva apenas cambian con la entrada de turistas. La visita dura unos 37 minutos, de los que solo ocho discurren por la celebérrima sala de los bisontes. En ese tiempo, la temperatura asciende de 14,18 a 14,41 grados. Una variación mínima que se deshace en apenas 120 minutos, que es lo que tarda la cueva en recuperar su temperatura original.
Aprovechando el éxito de las visitas, a comienzos de año el consejero de Turismo cántabro deslizó la idea de «subastar» algunas entradas para explotar económicamente la cueva. «Hay personas dispuestas a pagar muchísimo dinero por entrar en Altamira», defendió. Esta propuesta generó posturas enfrentadas, pero Gaël de Guichen no lo ve mal siempre que la gente pueda seguir entrando gratis y no se modifique al régimen de visitas de la cueva.
«Esa idea no es nueva -explica-. Cuando iniciamos el trabajo en 2012 ya la gente decía que se podía. Se puede, ¿por qué no? Para mí, el patrimonio está para enriquecer la cultura de la gente. Yo vivo en Roma y, para un americano que llega a Roma, ver algo con 2.000 años de antigüedad es increíble. Para los europeos, algo de 2.000 años es relativamente normal. Pero algo de 18.000 años... Y con esa calidad en la pintura... La gente debería verlo sin pagar. El Estado debe mostrar esto al máximo de personas siempre que no se dañe».
Lo cierto es que el Patronato de la Cueva, en su última reunión, aprobó el planteamiento de aumentar mínimamente el número de visitas que acoge la cueva, siempre de manera controlada y experimental, y también la posibilidad de que esas entradas se puedan sortear en internet, para que no solo tengan opción los visitantes del museo que cada viernes entran en el sorteo, sino solicitantes de otros lugares del mundo.
Visitantes en la neocueva de Altamira, el pasado abril.
Ejemplo de conservación
Hace una semana, Gaël de Guichen impartió una conferencia en el Instituto del Patrimonio Cultural de España en la que comparaba el estado de Altamira con el de otras dos cuevas de importancia mundial, Lascaux y Chauvet, ambas en Francia. Las circunstancias de Altamira provocan que juegue con cierta desventaja, pues se encuentra a muy poca profundidad: apenas seis metros frente a los ocho de Lascaux y los 60 de Chauvet. Esto hace que sea mucho más vulnerable a las filtraciones de agua, enemigo natural de los pigmentos que la adornan.
Son precisamente Chauvet (32.000 años de antigüedad) y Altamira (18.000) las que mejor se conservan por lo poco que se ha trabajado sobre ellas. En Lascaux instalaron un sistema de aire acondicionado que permitiera la entrada de visitantes y desató un problema de microorganismos que puede afectar a las pinturas rupestres. Trataron de combatirlos con cal viva y fue peor el remedio que la enfermedad. Hoy la cueva está cerrada al público, aunque se está realizando una copia exacta, en la línea de lo hecho por el Museo de Altamira.
Como las más de 500 personas que en los últimos dos años han entrado en Altamira no han supuesto «afecciones significativas», el Patronato del Museo Nacional y Centro de Investigación acordó la pasada semana estudiar en qué número y condiciones se pueden incrementar las visitas, que se reanudaron de forma experimental en febrero de 2014 tras permanecer la cavidad doce años cerrada al público.
Ahora pueden acceder cinco personas elegidas por sorteo los viernes entre quienes estén visitando el museo. Acompañados por un guía y ataviados con buzo, gorro y mascarilla, los afortunados se adentran en la cavidad durante 37 minutos, ocho de los cuales se reservan para admirar los bisontes del techo de la famosa sala de los polícromos, que da a Altamira el sobrenombre de ‘Capilla Sixtina del arte rupestre’.
El órgano encargado de analizar y determinar la ampliación de las visitas a esta cueva Patrimonio de la Humanidad es la Comisión de Seguimiento del Plan, que será coordinada por José María Ballester, nombrado por el Patronato para el cargo. Además, el experto deberá evaluar la posibilidad de abrir el sorteo en internet a personas de todo el mundo.
Revilla quiere a Obama
Asimismo, Ballester tendrá que estudiar si entre las visitas experimentales se pueden encajar accesos puntuales para personalidades de «relieve mundial», como el presidente de EE UU, dado el interés de Barack Obama por conocer Altamira, según apuntó el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla.
Tanto el aumento de visitantes como los accesos excepcionales se harán respetando principios de acceso igualitario a la cultura y los criterios de precios que rigen la entrada a todos los museos estatales, por lo que se descartaría la subasta de entradas que propuso -y retiró ante la polémica suscitada- el consejero de Turismo de la región, Franciso Martín, integrante del Patronato.
Al frente de Altamira desde 1991 José Antonio Lasheras, nacido en Barcelona en 1956, llevaba al frente del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira desde 1991 y es el máximo impulsor del proyecto de la llamada 'Neocueva', que se abrió en 2001 y está considerada la reproducción más fiel que existe de la original y muy similar a como se conocía hace 15.000 años.
Licenciado en Filosofía y Letras, antes de llegar al Museo de Altamira formó parte del Museo de Zaragoza dedicado a la arqueología provincial romana y fue museólogo en la Subdirección de Museos Esttatales del Ministerio de Cultura hasta 1990.
Conservador de Museos del Estado, es autor de múltiples publicaciones científicas y divulgativas sobre arte rupestre, el paleolítico superior y sobre museología, así como centradas en la Cueva de Altamira, ubicada en Santillana del Mar y que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 1985.
En una entrevista publicada en Heraldo de Aragón en 2009, José Antonio Lasheras decía: "Fui barcelonés de nacimiento e infancia. Uncastillo es mi pueblo; el de mis padres, mi mujer, mis hijas; el de mis amigos de adolescencia y de ahora mismo... Sí, fue así: en ese marco, de adolescente, empecé a disfrutar observando, leyendo y reflexionando sobre lo que llamamos Arte. En la facultad tropecé antes con los buenos profesores de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología que con los de Arte; y me orienté pronto hacia la Arqueología".
El Museo de Altamira, creado en 1979, cerró el año 2015 con un total de 263.753 visitantes, según los datos facilitados por el Ministerio de Cultura.
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