Hallan en Jordania láminas de plomo con posibles textos sobre los últimos años de Jesucristo

Foto: Parte de las láminas de plomo con supuestos textos sobre Jesucristo

 

Vía: Mail Online | 21 de marzo de 2011 (Traducción: G.C.C.)

 

Artefactos descubiertos en una cueva remota en Jordania podrían ofrecer un relato contemporáneo de los últimos años de Jesús.

El hallazgo de los pergaminos y 70 códices de plomo -pequeños volúmenes del tamaño de una tarjeta de crédito- conteniendo la antigua escritura hebrea y hablando del Mesías y la Resurrección, ha despertado el interés de los estudiosos de la Biblia. Gran parte de la escritura está en código, pero los expertos han descifrado las imágenes, símbolos y unas cuantas palabras. Los textos podrían tener 2.000 años de antigüedad.

Algunos académicos se muestran escépticos sobre el descubrimiento, ya que han sido numerosos los fraudes y las falsificaciones sofisticadas producidas en los últimos años.

Muchos de los códices están sellados, lo que sugiere que podrían ser escritos secretos referidos en el libro apócrifo de Esdras, un apéndice de algunas versiones de la Biblia. Los textos han sido escritos en pequeñas en hojas de plomo atadas con un alambre.

El tesoro fue encontrado hace cinco años por un israelí beduino y puede haber existido desde el siglo primero, en la época de la Crucifixión y Resurreción de Jesús.

Varios expertos han examinado los escritos, incluyendo a Margaret Barker  (izquierda), ex presidenta de la Sociedad para el Estudio del Antiguo Testamento, con un reconocido conocimiento sobre los estudios de los primeros cristianos.

Ella declaró a Sunday Times cómo la intriga que rodea a estos objetos era similar al secretismo que supuso, en el mercado negro, el descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto. Hay un floreciente mercado de antigüedades en Oriente Medio y muchas figuras siniestras que participan en él. Un arqueólogo ha recibido, supuestamente, amenazas de muerte.

La Sra. Barker dijo: "Ha habido un montón de engaños. Grandes sumas de dinero han sido mencionadas, hasta un máximo de 250.000 libras se han sugerido como precio por una sola pieza".

Ella ha tenido acceso a fotografías tomadas de los códices y pergaminos, si bien se muestra cautelosa antes de confirmar su autenticidad. Pero dijo que si el material era original, entonces los libros podrían ser una evidencia "única y vital" sobre los primeros cristianos.

"Si ellos son una falsificación, ¿qué es lo que están falsificando? La mayoría de las falsificaciones se han extraído de material existente, pero no hay nada como esto que haya visto", señaló.

El propietario del material escondido es un beduino llamado Hassan Saeda, el cual vive en la aldea de Um-al-Ghanam, en el norte de Israel, según Sunday Times. Él cree que se obtuvo después de que fuera descubierto en el norte de Jordania.

 Dos muestras fueron enviadas a un laboratorio en Inglaterra, donde fueron examinadas por Peter Northover (derecha), jefe de un grupo de arqueología experto en ciencia de los materiales. El veredicto no fue concluyente sin más pruebas, pero dijo que la composición era "consistente con una gama de plomos antiguos".

Sin embargo, Philip Davies, (izquierda), profesor emérito de estudios bíblicos en la Universidad de Sheffield, está convencido de que los códices son genuinos después de estudiar uno de ellos. Él ha dicho a sus colegas en privado que cree que el hallazgo es poco probable que sea una falsificación, según manifestó Sunday Times

 

 

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El duro metal de los secretos de una cueva de Oriente Medio

 

Vía: The JC.com | Simon Rocker | 3 de marzo de 2011 (Traducción G.C.C.)

 

 Robert Feather (izquierda) quiere demostrar que los escépticos se equivocan. Ingeniero metalúrgico, con pasión por la arqueología, ha estado pidiendo ayuda para autentificar lo que él cree podría ser uno de los descubrimientos religiosos más emocionantes desde los Rollos del Mar Muerto.

Miembro de una sinagoga en el oeste de Londres, ha publicado anteriormente un libro sobre el  Rollo de Cobre de Qumrán, el  Rollo del Mar Muerto que se cree da pistas sobre la ubicación de un tesoro en un templo sepultado. Ahora, él está tratando de establecer los orígenes de un misterioso alijo de libros de metal que podrían estar vinculados con la Cábala.

Los objetos pertenecen a Hassan Saeda, un agricultor beduino en Galilea, el cual dice que han estado en posesión de su familia desde que su bisabuelo los encontró en una cueva en Jordania hace un siglo.

Su colección consta de más de 20 códices, moldeados en su mayoría en plomo, y conteniendo mensajes crípticos en hebreo y griego, junto con símbolos como la menorá. En varios lugares de los escritos hebreos aparece Bar Kojba, líder de la revuelta judía del siglo II contra los romanos; y el místico talmúdico Shimon bar Yochai, quien se escondió de los romanos en una cueva durante 13 años.

"La primera vez que escuché algo sobre el descubrimiento fui extremadamente cauteloso", dijo Feather. "Sin embargo, cuando me dieron la oportunidad de ver y examinar algunos ejemplos ..., y visitar la cueva donde ellos dijeron que procedían, mi escepticismo quedó disipado".

 

Foto: Robert Feather visita la cueva en Jordania, donde se dice que se han encontrado las láminas de plomo.

Los libros parecen estar "relacionados con la Cábala, y la naturaleza del contenido indica un estilo de escritura de conjuro mágico", manifestó Feather. Antes del año 400 d. C., casi todos los códices antiguos estaban hechos de pergamino. Los códices de plomo "son anteriores a cualquier forma de códice por varios cientos de años y este material, en particular, fue probablemente elegido para asegurar su permanencia".

La Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA), sin embargo, ha rechazado la idea de que puedan tener  algún valor. Los expertos, que examinaron algunos de ellos, dijeron: "Dudamos absolutamente de su autenticidad". De acuerdo con la IAA, los libros son una "mezcla de estilos y períodos incompatibles ..., sin ninguna conexión o lógica. Tales aspectos falsos se pueden encontrar por miles en los mercados de antigüedades de Jordania y otros lugares de Oriente Medio".

El profesor André Lemaire (izquierda), un experto en inscripciones antiguas de la Sorbona, estaba también escéptico al decir que los escritos de algunos de los códices que había visto no tenían sentido y serían "una cuestión, aparentemente, de falsificación sofisticada".

Sin inmutarse, Feather cita las conclusiones de Peter Northover, un analista de metales de la Universidad de Oxford. En la realización de las pruebas sobre dos muestras de metal de un libro, el Dr. Northover concluye que su composición era "compatible con una gama de plomos antiguos", y que estaba claro que la corrosión de la superficie del libro no era "de una producción reciente".

La IAA sigue sin estar convencida, arguyendo que el metal podría haber sido tomado de un antiguo ataúd, mientras que los mensajes podrían haber sido elaborados más tarde.

Pero Sasson Bar-Oz, un abogado que representa al Sr. Saeda, propietario de los objetos, cree que la IAA no llevó a cabo suficientes controles. "Mi opinión, después de mucho tiempo en este proyecto, es que son auténticos", dijo.

Ahora hay una nueva esperanza para el señor Feather, quien se acercó a ayudar al Sr. Saeda por su experiencia en los metales. Un trozo de cuero, con la imagen de un cocodrilo, la cual también estaba adjunta a los libros de metal fue enviada a un laboratorio para datarlo por carbono-14. Los resultados, que acaban de regresar, indican que tiene casi 2.000 años de antigüedad. Pero Feather dice que la datación necesita ser corroborada por otras pruebas (que actualmente se están llevando a cabo) antes de que pueda estar seguro de su exactitud.

El suelo seco de Oriente Medio es rico en reliquias de la civilización antigua. Pero los expertos no desean ser atrapados por falsificaciones elaboradas. En octubre pasado, un maratoniano juicio de cinco años finalizó en Israel con dos comerciantes acusados de falsificar una inscripción en un osario (ataúd de piedra) y sugerir que podría haber tenido los restos de Santiago, el hermano de Jesucristo. El juez todavía tiene que anunciar un veredicto, y las 12.000 páginas de pruebas contradictorias demuestran lo difícil que puede ser determinar lo que es genuino de lo que no.

Las instituciones involucradas con antigüedades tienden a ser "extremadamente prudentes", dijo  Feather, "porque se han quemado los dedos en ocasiones anteriores. Un ejemplo clásico es el de las tiras de pergamino de Shapira".
 

Moisés Shapira (izquierda) era un comerciante de antigüedades del siglo XIX en Jerusalén, el cual adquirió unas tiras de pergamino que él pensó eran los primeros textos bíblicos.  

 

"Al principio fueron aclamados como uno de los mayores hallazgos históricos de todos los tiempos. Posteriormente, el Museo Británico los desechó como falsificaciones, en gran parte porque el texto difería de la versión bíblica de la época. Shapira se quedó tan angustiado que se voló los sesos en un hotel en Amsterdam", dijo Feather.

 

Ahora bien, "Cuando el primero de los Rollos del Mar Muerto fue descubierto en 1947, los investigadores vieron similitudes con los textos de Shapira  y reconsideraron sus conclusiones. Y ahora está generalmente aceptado que las tiras de Shapira fueron, probablemente, la versión más antigua conocida del Deuteronomio".

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el septiembre 29, 2018 a las 11:30am

Confirmada la autenticidad de códices de plomo con los textos más antiguos conocidos sobre Jesús

En el año 2007 se mostraron a Jennifer Solignac y David Elkington imágenes de un conjunto de libros, códices para ser exactos, recientemente descubiertos. Eran sorprendentes de una manera particular: estaban compuestos casi enteramente de plomo impuro. Los intentos de llevar los códices de plomo ante los ojos del público muy pronto condujeron a la controversia y a las críticas de quienes opinaban que eran falsos, críticas procedentes de personas e instituciones que ni siquiera los habían analizado jamás.

Sin embargo, el paciente análisis y la investigación han puesto de manifiesto el hecho de que los códices de plomo son auténticos y antiguos.

Una visita a la patria de los códices de plomo

"Se nos había mostrado un conjunto de libros o códices de extraño aspecto – una serie de placas de plomo unidas por alambre de plomo - setenta en total, y conseguimos tomar numerosas imágenes detalladas de alta definición. Ahora teníamos que descubrir el valle de donde provenían los códices. Se encuentra en el norte de Jordania. En el transcurso de varias visitas que hicimos en los años 2009 y 2011 descubrimos mucho: una cámara funeraria intacta del primer siglo, una almazara y todas las señales de que había sido habitado durante largo tiempo. Había cuevas en todas partes, y no solo eso, además sabíamos que los primeros cristianos habían estado aquí: aún había una celda monástica cristiana intacta en el acantilado".

Tumba cristiana primitiva en el yacimiento del valle situado en el norte de Jordania. (© David Elkington)

“Más importantes que los Manuscritos del mar Muerto”

Lo que estábamos viendo eran libros muy antiguos. El descubrimiento muy pronto fue descrito por el Director de Antigüedades de Ammán (Jordania) como ‘más importante que los Manuscritos del mar Muerto, y aquí estábamos en el norte de Jordania, en busca de documentos que muy bien podían cambiar todo lo que sabemos sobre el origen del cristianismo.

Los documentos vieron por primera vez la luz en el año 2007, cuando nos solicitaron una primera evaluación inicial. A primera vista parecían poco llamativos - extraños libros de cuero con un aspecto bastante machacado y, francamente, este tipo de objetos a menudo están a la venta. Desde el descubrimiento de los textos de Nag Hammadi en 1945 códices de todo tipo han inundado el mercado, la mayoría de ellos falsos.

Sin embargo, fue cuando nos informaron de que estaban hechos enteramente de plomo en lugar de cuero cuando nos dimos cuenta de que estábamos ante algo único. Este hecho pronto fue confirmado por una consulta realizada al Fondo de Exploración de Palestina con sede en Londres: no pudimos encontrar nada relacionado con códices de plomo.

Símbolos grabados sobre uno de los códices de plomo. (© David Elkington)

Los códices son auténticos

El análisis inicial realizado en varios laboratorios importantes confirmó la procedencia romana del plomo. El trabajo era ahora descubrir si se trataba de plomo romano reutilizado: reutilizado por astutos falsificadores a la caza de ávidos y ricos compradores, a menudo bastante crédulos.

Diez años y quince análisis independientes más tarde supimos que los códices eran auténticos. Pero para entonces ya había comenzado una campaña para acallarlos. Surgieron voces disonantes afirmando que el metal podía ser antiguo, pero había sido trabajado de nuevo para crear estos códices.

Fue el profesor Roger Webb, del Ion Beam Centre de la Universidad de Surrey, trabajando con Matthew Hood, un analista independiente, quien finalmente fue capaz de refutar por completo esta suposición. El metal no solo era viejo, sino que además presentaba todos los signos de ser muy antiguo. Los códices eran auténticos.

La corrosión y el desgaste en torno a los agujeros y el alambre con que se encuadernaron las láminas sugieren que estas páginas se pasaron a menudo en el pasado. (© David Elkington)

En busca de señales de radiación y corrosión

La primera observación fue realmente sencilla: si no había ninguna radiación activa procedente del metal entonces no era un producto de la era moderna. Esto se debe a que en 1945 se detonaron las primeras bombas atómicas en los desiertos de nuevo México. Este acontecimiento envió polonio radiactivo al cielo, y desde ese día cualquier metal fabricado en las fundiciones de todo el mundo contiene polonio radiactivo. La ausencia de este elemento en los códices fue uno de muchos factores críticos.

Otro fue el estado de la corrosión en la superficie de los códices.

El plomo moderno no sólo es muy puro, sino también muy maleable al tacto; es como la plastilina cuando es golpeado para formar láminas. El plomo de los códices es muy impuro pero, significativamente, es frágil y en algunos casos se fractura con facilidad. Dicho en pocas palabras, nunca nadie había visto o manipulado un plomo como éste –una observación habitual de aquellos que han estado en contacto con él. Bajo el microscopio exhibe todas las cualidades de una gran antigüedad, con impurezas cristalinas brotando del metal y dejando agujeros a su paso– un proceso que requiere más de 1.800 años.

Importante acumulación de compuestos minerales en el interior de agujeros y grietas. (© David Elkington)

Dibujos de símbolos sagrados

El trabajo de los metalúrgicos estaba hecho. Ahora teníamos que averiguar qué eran –y la respuesta fue impactante: ya que en el corazón del descubrimiento había algo asombroso, algo de una profunda santidad, tanto si se es creyente como si no.

El conjunto de libros que Jennifer y yo habíamos visto tanto en Jordania como en Israel eran en su mayoría de pequeño tamaño, no mucho más grandes que el libro de bolsillo promedio. Algunos son incluso más pequeños, no mayores que la palma de la mano de un hombre. Todos ellos tienen ilustraciones de palmeras y menorás en sus láminas, además de otros símbolos. La escritura que predomina en ellos es el paleo-hebreo, una lengua que se remonta a unos mil años antes de Cristo. De forma reveladora también se observa el arameo: la lingua franca del tiempo de Jesús. Así pues, tenemos un vínculo entre dos periodos separados.

Curiosamente, uno de los aspectos más llamativos de las ilustraciones de los códices es la presencia de la arquitectura típica del Templo. En un códice puede verse el interior del Templo: en términos de la época esto habría sido visto como una imagen prohibida, así como la representación del candelabro de siete brazos. En su día éste era considerado mobiliario de Dios – y procedía del lugar más sagrado del templo, el Sancta Sanctorum o ‘Santo de los Santos’.

Representación de la menorá de siete brazos en uno de los códices. (© David Elkington)

¿Fue esta la razón por la que los códices fueron sellados y escondidos en cuevas? ¿Porque eran objetos santos que representaban secretos prohibidos a todo el mundo menos a los iniciados? El Segundo Libro de Esdras (14,25-46), un antiguo texto hebreo-cristiano, nos habla de la confección de noventa y cuatro libros - setenta de los cuales fueron más tarde escondidos en una cueva.

Sin embargo, más reveladora resultaba la mención de un pequeño libro en Apocalipsis 5 . (Éste se traduce a menudo – y erróneamente – como un rollo manuscrito, pero el griego original dice biblioridion – término que significa libro, no rollo). Este libro coincide con la descripción del códice principal del descubrimiento, un pequeño libro con siete sellos por un lado. En su portada hay un retrato de una típica figura del Nazareno. La descripción de éste parece que concuerda con la dada en el Apocalipsis, lo que significa sólo una cosa: que se trata de un Apocalipsis. No nos referimos al fin del mundo evidentemente, sino más bien a un libro sobre una visión, acerca de los secretos del templo.

Según los eminentes expertos hasta ahora implicados en la evaluación de la lengua y la iconografía de los códices, el hecho de que estos textos existan bajo la forma de un libro apunta a la probabilidad de que sean documentos del cristianismo primitivo – los más antiguos descubiertos hasta ahora. Las traducciones realizadas hasta el momento parecen apuntar en esa dirección.

Pero el texto no parece ser más que un conjunto aleatorio de citas de Proverbios, Salmos, Daniel y otros libros del Antiguo Testamento. ¿Qué es lo que estaban intentando transmitir realmente?

Símbolos en uno de los códices de plomo. (© David Elkington)

Testimonia

Bueno, la respuesta es que si leemos el resto de las citas estos pasajes comienzan a revelar mucho. En esencia estos libros son testimonia. Dan testimonio da la verdad tal y como fue revelada de boca del Mesías. Estos libros nos hablan de la venida de un Mesías, de un gran Rey que liberará a su pueblo – y los liberará de la opresión: pero nos hablan de una liberación de este mundo, de la liberación de la carga de tener que pagar impuestos al César. Hablan de un gran acontecimiento que el Mesías ha venido a supervisar, y también de muchas otras cosas.

La aparición de estos libros ya había sido predicha. En la década de 1950, el Dr. Hugh Schonfield estaba traduciendo el Documento de Damasco, uno de los Manuscritos del mar Muerto, cuando se dio cuenta de que el texto hablaba de un libro de metal, un objeto muy sagrado que, según sugería el texto, tenía un retrato del Santo en su cubierta. Ésta es una buena descripción del códice principal del descubrimiento.

 ‘El rostro de Dios’ en los códices de plomo. (© David Elkington)

¿Podría ser éste el primer icono de la historia? ¿El icono del que derivan todos los demás iconos? ¿Ha vuelto Cristo, como él mismo predijo en el Nuevo Testamento?

El cristianismo tiene sus secretos.

Y cuando se tiene un secreto, se tiene poder sobre quienes lo desconocen. Tal vez por esa razón ciertas personas y organizaciones tienen miedo de estas reliquias sagradas. También podría ser la razón por la que un Papa medieval, Inocencio III, dio instrucciones para que estas reliquias fuesen localizadas y posteriormente destruidas.

Sólo el tiempo lo dirá.

Imagen de portada: Un auténtico códice a la izquierda junto a una falsificación moderna a la derecha, burda en comparación y traicionada por todos los signos de la manufactura moderna: la pátina no es desigual, ya que obviamente ha sido aplicada, y no está desgastado por el paso del tiempo. Fuente: (© David Elkington)

Autor: David Elkington

Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.

Fuente: ancient-origins.es | 14 de septiembre de 2018

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