Escanean la Valdería (León) con un dron y hallan una extensa red de canales y estanques romanos

Fuente: Diario de León | E. Gancedo | 31 de enero de 2015

Que la provincia de León, especialmente su franja occidental, es un puro surco escarbado por los romanos en una búsqueda de oro casi fanática, resulta cosa sabida. Pero lo vanguardista y singular de los métodos últimamente empleados para conocer este tipo de patrimonio quizá no lo sea tanto. El próximo jueves, la sala Región del ILC acoge a las 20.00 horas la presentación de Ruta romana del oro en la Valdería, un libro en el que los expertos Javier Fernández Lozano (izquierda), Marina Justel Cadierno y Miguel Ángel Fernández Morán desvelan los asombrosos trabajos mineros desplegados en esta comarca del suroeste leonés, habitualmente relegada frente a sus vecinas Valduerna, Maragatería y Bierzo, con las omnipresentes Médulas al frente.

«Tras el incendio ocurrido en 2012 en el área de Castrocontrigo —explica Fernández Lozano con respecto al germen de la obra—, sentimos la necesidad de devolver a estas comarcas parte de lo que habían perdido: su patrimonio. Nuestro objetivo con este trabajo fue dar a conocer los secretos que escondían los pinares y así ayudar a revitalizar toda esta zona».

Una pequeña parte del contenido del libro —que en realidad corresponde a su segunda edición, revisada— procede de un estudio llevado a cabo desde la Universidad de Salamanca y que fue recientemente publicado por la prestigiosa revista internacional Journal of Archeological Science.

«El trabajo, basado en la técnica de escanear la superficie del terreno con un potente láser aerotransportado —detalla Javier Fernández—, permitió sacar a la luz una imponente red de canales y estanques, realizar nuevos hallazgos de minas de oro y mejorar la cartografía existente, gracias también a los datos aportados por el Instituto Geográfico Nacional y los institutos geográficos autonómicos de Castilla y León y de Galicia».

Pero más allá de los avances tecnológicos realizados con el láser aerotransportado, ante todo este estudio «pone de relevancia la importancia de la minería de la Valdería y la Cabrera para explicar por qué, de un día para otro, el Imperio Romano abandona la minería aurífera de Hispania y se marcha en busca de nuevos yacimientos al este y sur de Europa», condensa Fernández Lozano, doctor en Ciencias Geológicas por la Universidad de Utrecht y en la actualidad investigador de la universidad salamantina dedicado a los sistemas de información geográfica. «Por lo tanto, nuestro trabajo tiene un gran valor a nivel histórico y añade un punto de inflexión en las hasta ahora infructuosas discusiones que venían manteniendo los arqueólogos desde los años sesenta —prosiguió—, cuando comenzaron a desarrollarse los primeros estudios sobre el oro de las Médulas con los trabajos realizados por el arqueólogo francés Claude Domergue» —y quien, por otro lado, ha elogiado personalmente el trabajo de este trío de especialistas leoneses—.

En cuanto al uso del dron equipado con cámara fotográfica, este experto en cartografía, teledetección y láser 3D sintetiza su utilidad haciendo ver que, «a diferencia de los vuelos realizados con una avioneta, el dron (también llamados UAV o vehículo aéreo no tripulado, por sus siglas en inglés), ofrece una mayor libertad de movimiento. Aunque limitado por la superficie que puede cubrir, muy inferior a la de cualquier aeroplano, su capacidad para obtener imágenes de alta resolución permite llevar a cabo trabajos de reconocimiento arqueológico de manera fácil y económica».

Fernánde Lozano sujeta el dron y comprueba la cámara antes de un vuelo - JERÓNIMO JABLONSKI

La sorpresa de la Valdería

Siempre se mencionan las Médulas y, como mucho, la Cabrera y Maragatería a la hora de hablar de la minería romana del oro en León; ¿qué ocurre, pues, con la Valdería? «Es verdad que había quedado en el olvido en cuanto al tema del oro se refiere. Es comprensible, pues los canales que se dirigían a las Médulas son fácilmente reconocibles desde las imágenes aéreas y las explotaciones mineras pueden intuirse entre la vegetación agudizando un poco la vista. Esto no ocurre en la Valdería, donde, a diferencia de los canales cabreireses, muchos están incompletos o semidestruidos por haber sido construidos en materiales deleznables —detalla Javier Fernández—. Pero los descubrimientos realizados en la Valdería suponen un volumen y extensión de labores mineras mucho mayor de lo que se conocía hasta el momento. La cartografía detallada ha permitido descubrir una compleja red de canales y estanques que facilitó a los romanos traer el agua a las explotaciones. Además, hemos observado que, en muchas zonas, tras explotar los depósitos de conglomerados que recubrían la roca, los mineros romanos accedieron a trabajar los filones de cuarzo de la propia roca. La explotación exhaustiva de estos y otros depósitos parece darnos algunas pistas sobre lo que pudo suceder a finales del siglo I después de Cristo. Algunos autores sugieren que el abandono de las explotaciones auríferas hispanas se debió a un problema tecnológico. Sin embargo, nuestro estudio da un giro a la historia en base a los resultados obtenidos. La tecnología era tal que los romanos llegaron a capturar cuencas hidrográficas para controlar el agua. Un buen ejemplo lo encontramos en la localidad de Pozos, donde esta captura fluvial permite dirigir el agua hacia la cuenca del Duerna (al norte) o la del Eria (al sur) en función de las necesidades mineras. Estos y otros muchos avances puestos de relevancia por nuestro trabajo abogan por un problema de ‘ley’ de oro o rentabilidad a la hora de tomar la decisión de abandonar las explotaciones. Si el rendimiento y beneficio que obtenían no era bueno, abandonaban la explotación. Parecido a lo que sucede hoy en día con las compañías que se dedican a explotar este mineral en función de la oferta y la demanda del momento. Algo así debió suceder en la época del Imperio».

El libro que el jueves se presenta es, además, fruto de la colaboración directa de estos autores con la Diputación de León. «Estamos muy agradecidos por el interés que ha suscitado y creemos que es el momento de que las administraciones y los pueblos se vuelquen en apoyar iniciativas como esta, que dan a conocer y valoran el patrimonio del entorno. Creemos que conocer nuestro patrimonio ayudará a salvaguardarlo y por esta razón, si contásemos con ayudas económicas para movilizar esfuerzos, podríamos devolver a la Valdería el valor histórico que realmente tiene», arguye el ‘piloto’ del dron.

Los canales y estanques descubierto con el dron - J. FERNÁNDEZ LOZANO

En este sentido, una ruta a través de hitos de interés o actividades como la que se va a llevar a cabo el próximo 10 de mayo, promovida por la Sociedad Geológica de España en colaboración con la Asociación Española para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra y el Instituto Geológico y Minero de España «van a ayudar a todos estos pueblos a que la gente los conozca, se interese por su patrimonio y se anime a venir a visitarlos», recuerda. En cuanto a los esfuerzos realizados para convertir en red senderista una parte de los asombrosos canales romanos de la Cabrera, «cabría decir que no basta con una inversión inicial —opina— sino que también hay que conservarlos en las debidas condiciones para uso y disfrute de los visitantes: manteniéndolos limpios y cuidados».

Y es que si el objetivo inicial de estos tres expertos era dar a conocer los secretos que escondían —después de 2.000 años de olvido— los pinares valderienses y cabreireses, «creo que lo hemos conseguido —concluye—. Revistas de arqueología de todo el mundo publicaron en sus editoriales el hallazgo de todas estas nuevas infraestructuras, hasta la prestigiosa cadena de televisión americana Fox dio a conocer los hallazgos e incluso empresas mineras del oro en todo el mundo han fijado, aunque sea por unas semanas, sus ojos en estas comarcas».

Post de Terrae Antiqvae relacionado:

El láser de un avión descubre minas de oro romanas en León (19/11/2014)

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 8, 2015 a las 6:55pm

Tecnología de la NASA para encontrar oro romano en la provincia

Fuente:ICAL | 08/02/2015

Un grupo de geólogos de la Universidad de Salamanca aplica una tecnología de la NASA para encontrar explotaciones de oro en el Valle del Eria abandonadas por el Imperio Romano.

Gabriel Gutiérrez y Javier Fernández, geólogos de la USAL, en las murias romanas formadas por los canales de las minas de oro en el Valle del Eria cerca de la localidad de Castrocontrigo. / Eduardo Margareto / ICAL


"Los buscadores de oro cavan mucho y hallan poco". Con esta máxima definía el filósofo griego Heráclito de Éfeso a los ávidos europeos que dedicaban su vida a encontrar el mineral más preciado en la época anterior a Roma. Por entonces, los pobladores de una pequeña y orográfica comarca de la Península Ibérica, el Valle del Eria, en León, desconocían que el Imperio llegaría con fuerza para explotar hasta la saciedad sus tierras en búsca de oro junto a Las Médulas. Pero algo se dejaron por cavar, quizás bastante, cuando abandonaron, posiblemente, por motivos económicos.

En estos 2000 años el oro no estuvo escondido, pero sí cobijado por la roca dura, caliza y por la densa vegetación. Ahora, un grupo de geólogos de la Universidad de Salamanca ha descubierto estas explotaciones tras aplicar el LiDAR, una tecnología de la NASA que proporciona nuevos hallazgos y muestra su relevancia en el contexto de minería gracias a que este sistema permite, mediante un láser de alta resolución, la oscultación de zonas cubiertas por árboles o afectadas por una intensa roturación del terreno. Y todo ello de forma aerotransportada, con un láser de teledetección instalado en un drone controlado por radiocontrol con el que pueden obtener espectaculares imágenes y vídeos.

El profesor Javier Fernández Lozano, del departamento de Geología de la USAL, apunta dos ideas básicas de este estudio. Por un lado, la importancia del desarrollo de este trabajo desde un punto de vista tecnológico y su desarrollo en la Historia, ya que es "pionero para identificar explotaciones romanas y la compleja red hidráulica de canales y embalses que conecta con los ríos, lo que permite asociarlo a la labor minera".

Por otro, porque ofrece "suficiente información" para indagar sobre las razones que llevaron al Imperio Romano a abandonar España y mudarse a Dacia, en Rumanía, y a Grecia. "Todo indica que la ley del oro de estas tierras ya no era tan rica en esta zona y era menos costoso extraer en el Este", concluye.

Intensa extracción

Este estudio permite obtener un mapa detallado del funcionamiento de la minería antigua dentro de un pequeño sector del distrito romano en el Noroeste de España. "La presencia de yacimientos de oro llevó a un trabajo intensivo extractivo durante el siglo I. Aunque muchas de esas actividades estaban centradas en el área de Las Médulas y Omañas. Grandes depósitos fueron también encontrados a lo largo de los valles del Duerna y el Eria", indica Fernández Lozano, para quien los resultados complementan los trabajos previos llevados a cabo en estas dos áreas, proporcionando nuevos conocimientos dentro de las técnicos de ingeniería hidráulica y la geometría de las principales explotaciones de Roma. Este trabajo pone de relieve el ámbito de aplicación de estas antiguas minas y su impacto sobre el paisaje, que es mucho más amplio y más importante que lo que se creía.

Junto a Gabriel Gutiérrez, profesor de Geología Estructural y Tectónica de la Universidad de Salamanca, y la colaboración de Miguel Ángel Fernández, este joven geólogo oriundo de esta comarca se embarcó en una investigación que se encuentra fuera de su especialidad y que para él "es casi como un hobby". Su análisis ha traspasado fronteras y ha sido publicado en el Journal of Archaeological Science y recibido numerosas felicitaciones, incluida la del prestigioso investigador francés Claude Domergue, pionero en esta zona al calificarla en los años 70 "como el mayor complejo mundial de minería, moldeada por una imponente red de canalizaciones y depósitos de agua que convirtió a esta sierra en un enorme recipiente para lavar el oro".

¿Rentabilidad?

La agencia Ical se subió al todoterreno de la geoarqueología en una mañana soleada de primeros de enero, en la que la nieve sólo relucía en las cumbres. "La extracción del oro, a los precios actuales, es rentable con cinco gramos por tonelada. Pero en esta zona, según el Instituto Geológico Nacional, puede haber hasta 12 gramos en algunos filones difíciles de encontrar", explica Fernández Lozano, a quien le apostilla Gabriel Gutiérrez, irónicamente, que "para ello habría que encontrar un filón importante para que fuera rentable".

Imagen de una posible mina localizada desde el aire. / Eduardo Margareto / ICAL
Imagen de una posible mina localizada desde el aire. / Eduardo Margareto / ICAL

 

Mientras el vehículo sube a las cumbres, los dos geólogos se explayan: "Con el LiDAR son más fáciles de localizar las espectaculares murias, grandes piedras con más de 500 millones de años que conforman filas levantadas por los romanos para hacer canales y concluirlos en forma de embudo". Fernández Lozano asegura que de esa forma filtraban el oro en el agua con la ayuda de pieles de cordero y cazoletas y ayudados por la velocidad a la que descendía el líquido elemento. En el final del embudo, gracias a la densidad del 'aurum', el mineral se quedaba y era más fácil de seleccionar. Así se trabajó el oro desde Huelva hasta Asturias durante la época romana.

Las murias, prosigue Gabriel Gutiérrez, proceden del periodo en el que se crearon los Montes Galaicos Leoneses, hace 40 millones de años. En la zona hay dos tipos de explotaciones romanas en función del espesor y su profundidad. Por un lado, las que están a entre 30 y 50 metros, conocidas como 'ruina montium', un sistema de minería usado en la Roma Antigua basado en la fuerza del agua para derrumbar extensiones amplias de montaña de un solo golpe. Fue muy usado en Las Médulas. El otro tipo es mediante zanjas y canales por debajo de los 30 metros. "El LiDAR es capaz de superar áreas forestales y llegar al suelo gracias a un sistema informático y lo filtra", desliza Fernández Lozano.

Foto: Las Médulas

Imponentes canalizaciones

De ahí, que se hayan encontrado estos sistemas de búsqueda de oro ancestrales, compuestos por canales para transportar el agua desde los ríos hasta el área de explotación. Así, limpiaban la tierra para localizar oro. Estaban excavados en altura en la roca. Utilizaban un pico especial que los romanos habían elaborado para la piedra más débil, principalmente pizarra, pero cuando era más dura se tenían que ayudar de pequeñas explosiones que provocaban al calentar la roca, rociarla de vinagre a través de sus grietas y, una vez que se evaporaba, producía una explosión. Estaba causado por la acidez del vinagre. Así, construyeron una amplia red de canalización para llevar el agua a estos puntos que iban a explotar. El Eria y la Valduerna están llenos de este tipo de infraestructuras, visibles incluso desde la carretera LE-126 (Castrocontrigo-límite con Galicia).

Fernández Lozano define este conglomerado mientras apunta con su índice hacia la Peña Canales, en la localidad de Pozos, un alto al que parece complicado subir. "Lo de canales parece un topónimo que indica la presencia de canales romanos", comenta. Al subir con el todoterreno por un paraje espectacular, se aprecia una "captura fluvial antrópica", o lo que son lo mismo, un tipo de estanque realizado por los romanos para poder tener agua disponible en las explotaciones mineras de la cuenca del Duerna, al norte, o las del Eria, al sur.

Estos ríos llevan muy poca agua, sobre todo en época estival, por lo que los romanos la almacenaban procedente de la fusión de la nieve para llevar a cabo la explotación de las minas a principios de la primavera. No obstante, las condiciones climáticas eran algo diferentes en el siglo I d.C que en la actualidad, ya que se sabe por estudios antiguos (libro de Geographyca de Estrabón) que el clima era más húmedo y frío que en la actualidad.

Y, ¿todos estos hallazgos los facilita el LiDAR? Fernández Lozano sostiene que los datos obtenidos tras cada recorrido del drone constan de una compleja nube de puntos que debe ser procesada mediante software informático para filtrar y clasificar la información. "Tras este proceso se construye un modelo matemático representado por una malla o modelo digital del terreno que simula de forma fidedigna la superficie del terreno en tres dimensiones y que nos permitió cartografiar y analizar las formas identificadas", asiente.

Este trabajo, recuerda, ha permitido mejorar en muchos casos la cartografía de zonas mineras romanas llevada a cabo por otros investigadores en la zona de la Valdería (entre las poblaciones de Truchas y Castrocontrigo) y realizar nuevos hallazgos, "permitiendo completar el registro de labores mineras y el complejo sistema hidráulico utilizado para llevar a cabo las labores de extracción del oro".

El LiDAR facilitó también realizar una clasificación de las labores mineras y el cálculo de volúmenes de algunos de los embalses utilizados para el acopio del agua. Para ello, prosigue Fernández Lozano, fue importante conocer la metodología utilizada por los romanos a través de textos antiguos como los de Plinio el Viejo, procurador romano encargado de realizar el seguimiento de las labores mineras en Hispania.

Y los romanos dejaron estas tierras...

Pero por alguna razón, los romanos abandonaron estas tierras. Existen dos hipótesis. Por un lado, podría ser que no tuvieran suficiente capacidad tecnológica para seguir con estas explotaciones, "aunque esta idea no tiene mucha fuerza por la presencia de una importante red de canales", según advierte el geólogo. Por otro, el factor económico, ya que "arrasaron hasta las rocas más duras", que era más costoso, antes de salir al Este de la actual Europa.

Una investigación que resolvería numerosas dudas al respecto sería la aplicación del LiDAR en Las Médulas, donde "seguro" que se encontrarían depósitos aún sin conocer, según señala Fernández Lozano. "Pero dentro de 50 años vendrán otros con otras herramientas más avanzadas y se descubrirán", sostuvo.

En los montes cercanos al Valle del Eria, el grave incendio de agosto de 2012 motivó que quedaran a la luz áreas en las que se apreciaban las explotaciones y que antes había sido difícil de identificar. "Hasta ahora, por aquí ha pasado mucha gente para valorar las explotaciones de oro. Se han llevado a cabo muchos sondeos y cribados en el río Eria. También muchas mordidas al monte para analizar los gramos por tonelada de oro", sostiene. De hecho, recuerda que se solicitaron hasta cuatro licencias para sondear en el vecino Valle de la Valduerna por parte de empresas irlandesas y canadienses, pero en principio han caducado.

Esta tecnología, concluyen los dos expertos, además de abrir nuevas puertas para la investigación minera antigua en el Noroeste Peninsular podría tener multitud de usos en otros campos tan diversos como la investigación forense o la policial, a causa de la rápida obtención de datos y la posibilidad de modificar los parámetros de visualización, la intensidad o el brillo, lo que facilita la identificación de aspectos relevantes para el análisis de resultados. Con la aplicación de esta herramienta tecnológica en la búsqueda de oro, este grupo de geólogos sigue la estela de otros muchos que han continuado en las últimas cuatro décadas.

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