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El nuevo Centro de Arte Rupestre de Cantabria, en el cuya construcción la consejería de Cultura ha invertido cuatro millones de euros. FOTOS: MARÍA CASUSO
Cantabria cuenta con uno de los patrimonios arqueológicos más importantes del mundo, lo que atrae a un buen número de visitantes cada año. En 2019, unas 150.000 personas pasaron por el Museo de Prehistoria o por alguna de las cuevas y 250.000 por el de Altamira. Son casi medio millón de personas al año, lo que demuestra su potencial turístico y la importancia que puede tener el nuevo Centro de Arte Rupestre (CAR) que se ha construido en Puente Viesgo. Un espacio destinado a ser la recepción para todos los visitantes que quieran adentrarse en el patrimonio arqueológico de la región.
Tras un año y medio de obras, llevadas a cabo por la constructora Siec, y una inversión de la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria de cuatro millones de euros (que se completa con otro millón más para los contenidos museísticos), cántabros y turistas ya pueden disfrutar de este nuevo espacio cultural.
El nuevo Centro de Arte Rupestre de Cantabria construido en Puente Viesgo, se espera que tenga un efecto dinamizador para la zona y que, con el futuro Museo de Prehistoria y Arqueología (MUPAC), sirva para tejer una auténtica red de turismo arqueológico en la región. Un modelo que se aplica en otros lugares de Europa con yacimientos prehistóricos de interés, como Francia, y que puede representar un flujo económico muy importante para las zonas rurales.
El CAR de Cantabria va a servir para explicar a los visitantes las circunstancias y valores del arte rupestre paleolítico y como una primera toma de contacto con las cuevas prehistóricas de la comunidad autónoma, cuyas entradas se podrán adquirir en este mismo espacio.
Por el momento, han entrado en servicio las zonas funcionales, como la recepción de visitantes, el hall, las taquillas, la sala de exposiciones temporales, el auditorio, el laboratorio de investigadores y otros espacios del personal, que anteriormente se ubicaban a la entrada de las cuevas de Monte Castillo.
Los arquitectos Iria de la Peña y Miguel Huelga, de Sukunfuku Studio, son los autores del edificio. A la derecha, una imagen del interior del edificio en el que se aprecian las grandes cristaleras que recubren todas las paredes que dan hacia el propio edificio.
El nuevo edificio es obra de Sukunfuku Studio, un estudio de arquitectura gijonés formado por la cántabra Iria de la Peña y el asturiano Miguel Huelga. Para ambos, ser los autores de este edificio es una oportunidad que consideran excepcional. “Pocas veces se tiene la posibilidad de materializar un programa cultural en un entorno tan privilegiado, por lo que tenemos mucha expectativas puestas en el CAR. Esperamos que sea uno de los referentes a nivel regional –y por qué no, nacional–, y que contribuya a fomentar el interés por el Arte Rupestre”, añaden.
El edificio ocupa 1.678 m2 de los 10.000 que tiene la parcela en la que está construido, ubicada en la ladera del Monte Castillo, junto a la carretera que da acceso a las cuatro cavidades allí enclavada que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2008. A la vez, está a tan solo 350 metros del núcleo de Puente Viesgo.
“El principal objetivo para nosotros era conseguir que el edificio se integrara y dialogara con el entorno natural que lo rodea”, subrayan los arquitectos. “Requería un volumen relativamente grande, rodeado de praderas sin apenas edificaciones en un paisaje de gran belleza. Nos preocupaba crear un elemento excesivamente masivo que restara protagonismo al lugar, por lo que desde un principio trabajamos para que el edificio entablara una relación con la topografía, disgregando sus volúmenes para adaptarse al entorno”, explican.
Los proyectistas decidieron dividir el interior en tres bloques: el área pública, la de recepción y servicios, y el área interna. Estos espacios se articulan en torno a un patio central, que los conecta.
Sobre estas líneas se aprecia cómo se ha usado de la piedra caliza y el hormigón en los paramentos.
Debido a la pendiente natural de la parcela, la construcción, en forma de ‘C’, crea un graderío verde que cierra el propio inmueble. Los arquitectos destacan que, de este modo, “la montaña se convierte en elemento articulador del edificio, invitando al visitante a subir y disfrutar de las vistas de Puente Viesgo desde una cota más elevada, o actuando como equipamiento asociado al patio”, ya que estas gradas naturales podrán ser utilizadas para realizar eventos al aire libre.
“La intención de este edificio es mantener la continuidad con el paisaje, dentro y fuera, y también en los materiales”, trasladan Huelga y De la Peña. Esos materiales son, básicamente, hormigón, piedra caliza y vidrio.
Sobre esta base se apoya la cubierta, de chapas de caliza sobre estructura metálica. “No se trata de una cubierta al uso, sino una parte fundamental de la volumetría y del aspecto exterior del edificio”, agregan.
“Queríamos que la geometría fuera la más pura posible, sin añadidos. Remarcando sus aristas, las uniones entre piezas, que dan el ritmo y conforman el carácter del edificio”, acotan los arquitectos. “Siempre es un reto ejecutar una cubierta sin problemas, pero hacerlo con la misma piedra caliza de la fachada ha sido todo un éxito y sin duda es el elemento más representativo del proyecto”, agregan.
Esta cubierta de piedra caliza gris de Cantabria se irá oxidando y cubriendo de musgo con el tiempo, lo que propiciará una mayor integración del edificio en la naturaleza.
Desde el interior también se ha buscado esa fusión. Las fachadas que dan al patio y la zona de acceso son acristaladas en casi su totalidad, con lo que el visitante seguirá teniendo una sensación de estar inmerso en el paisaje.
Sobre estas líneas, una infografía de Blank Exhibitions de cómo será la exposición permanente, con una reproducción de una parte de la cueva de La Garma.
Aún están configurándose los más de 500 m2 que acogerán la exposición permanente. La compañía madrileña Empty realiza el montaje diseñado por el estudio sevillano Blank Exhibitions y, si las fechas previstas se cumplen, este espacio se abrirá al público en unos cinco meses.
Bajo el título ‘Cantabria en el origen del arte’, pretende trasladar a los visitantes una experiencia inmersiva y multisensorial a través de efectos lumínicos, sonidos evocadores, imágenes fijas y móviles, e incluso olores y sensaciones ambientales.
"Será un recorrido por el arte paleolítico de la región, con una secuencia narrativa dinámica adaptada a todos los públicos”, traslada Auxiliadora Suárez, directora de contenidos de Blank Exhibitions.
Altamira y La Garma tendrán un especial protagonismo en el espacio dedicado a las cuevas de Cantabria declaradas Patrimonio de la Humanidad. Tampoco faltarán detalles de otras 70 que existen en la región con vestigios rupestres.
El edificio del Centro de Arte Rupestre está integrado en el entorno natural que lo rodea.
El contenido expositivo se va a diseñar tomando como hilo conductor las preguntas que dan respuesta a la comprensión del arte rupestre (qué es, quiénes lo hicieron, dónde se realizaron estas manifestaciones artísticas, cómo se ejecutaron, cuándo y por qué).
La sala ha sido configurado de manera que permite al visitante la libre circulación para iniciar el recorrido según sus intereses. “Es una forma de sorprender al visitante y de que se sienta inmerso”, subraya Suárez.
El diseño se pensó para crear la sensación de una especie de cueva gracias a una membrana metálica que cubrirá todo el espacio. Una malla polivalente que también permite suspender materiales expositivos y que pretende representar todas las cuevas de Cantabria en un solo espacio.
La primera de las zonas da respuesta a lo que es el arte paleolítico y quiénes son sus protagonistas, haciendo que el visitante experimente sus manifestaciones artísticas.
La segunda –el corazón del centro– se centra en las diez cuevas de Cantabria declaradas Patrimonio de la Humanidad, y va a contar con un espacio que permitirá hacer un recorrido virtual por ellas.
La tercera sala incluye un espacio de reflexión sobre las teorías que a lo largo de la historia han tratado de explicar el significado del arte paleolítico.
El equipo de Blank Exhibitions, que está en plena elaboración de estos contenidos, se muestra orgulloso de participar en este proyecto: “Ha sido un concurso que hemos hecho con mucha ilusión, plenamente conscientes de la responsabilidad que suponía hacer el Centro de Arte Rupestre de Cantabria, porque estamos hablando de un patrimonio de un enorme valor y prestigio a nivel mundial. Ha sido una experiencia maravillosa tanto por la temática como por el equipo científico con el que hemos tenido la oportunidad de trabajar, encabezado por Roberto Ontañón, el director del MUPAC y de las Cuevas Prehistóricas de Cantabria”.
El presidente regional, Miguel Ángel Revilla (cuarto por la izquierda), y varios consejeros observando los restos de la Dama Roja expuestos en el nuevo Centro de Arte Rupestre.
A falta de la exposición permanente, el CAR inicia su andadura con una gran exposición temporal sobre el yacimiento de La Dama Roja, descubierto hace 25 años en Ramales de la Victoria.
Se trata de la presentación inédita de este hallazgo, el primer enterramiento humano completo del periodo magdaleniense descubierto en la península ibérica, más concretamente en la cueva cántabra de El Mirón, que, durante esa época, conoció una ocupación intensiva de la que son testimonio los numerosos restos de caza encontrados, los miles de fragmentos de tallas de sílex y otros materiales que se usaban para fabricar útiles y armas.
El yacimiento comenzó a explorarse en 1998 y ha servido de base para más de 130 publicaciones científicas. Hoy se sabe que el cuerpo encontrado es de una mujer de entre 35 y 40 años que vivió en Cantabria hace 19.000 años. Debido a que su cuerpo fue cubierto de una pintura ocre rojiza en lo que parece un ritual funerario excepcional, sus descubridores, Manuel González Morales (Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria) y Lawrence G. Straus (Universidad de New Mexico, Estados Unidos) la bautizaron como la ‘Dama Roja de El Mirón’.
Sus restos aparecieron tras un gran bloque de piedra que había caído del techo de la cueva con unos curiosos grabados lineales que podrían asociarse a una representación de la mujer. Puesto que los enterramientos no eran comunes en esa era prehistórica, de ahí la importancia del hallazgo realizado en la cavidad de Ramales de la Victoria y la teoría de que la mujer podría ser alguien especial.
A la espera de que los turistas comiencen a conocer e interesarse por este nuevo atractivo cultural de la región, es un buen momento para que los amantes de la Prehistoria o los curiosos locales se acerquen a Puente Viesgo y conozcan algo más acerca de la herencia arqueológica de Cantabria.
María Quintana
Fuente: cantabriaeconómica.com | 4 de junio de 2023
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