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Arichivo fotográfico del Proyecto Mary Stiner / Aşikli Höyük.
Hace unos 10.000 años un grupo de cazadores-recolectores se instaló en una llanura aluvial de la actual Turquía y permaneció en la misma durante un milenio. Todavía hoy se pueden ver los restos de las casas que construyeron. Los arqueólogos han trazado las callejas del asenamiento y descubierto esqueletos intactos debajo de los antiguos pisos de yeso de las viviendas. Se puede decir que, después de todo este tiempo, Aşikli Höyük está notablemente bien conservado.
Pero el arqueólogo Jordan Abell (izquierda) no vino por ver estas cosas la última vez que visitó Aşikli Höyük en 2017, sino que lo hizo en busca algo invisible: orina antigua.
La gente de Aşikli Höyük, como es obvio, orinaba. Y lo mismo hacían sus rebaños de ovejas y cabras. Al estimar la cantidad de orina antigua depositada en los terrenos de Aıkli Höyük, Abell y sus colaboradores han podido reconstruir la cantidad de población de humanos y animales que había la misma hace 10.000 años. A esto se le podría llamar 'arqueología urinaria'.
Vista parcial del asentamiento de Aşikli Höyük
"El método es, hasta donde veo, totalmente nuevo y creativo", dice Benjamin Arbuckle (derecha), antropólogo de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, el cual estudia la domesticación de animales en Turquía durante el mismo período.
La domesticación de ovejas y cabras es lo que hizo que Arbell y los coautores del estudio, publicado en Science Advances, se interesaran por la orina de modo preferente.
Los huesos de animales, e incluso el estiércol, hallados en Aşikli Höyük sugieren que sus ocupantes estuvieron entre las primeras personas del mundo en llevar a cabo la domesticación de ovejas y cabras. Estas gentes encerraron a estos aninales, que una vez fueron salvajes, cerca de sus hogares y aprendieron a sacrificar a los machos jóvenes para maximizar el tamaño de sus rebaños.
Una zanja profunda en Aşıklı Höyük donde se excavaron algunas de las presuntas muestras de orina (archivo fotográfico del proyecto Mary Stiner / Asikli Hoyuk).
Fue el descubrimiento de inusuales cristales de nitratina en Aşikli Höyük lo que llevó al equipo a pensar en la orina de ovejas y cabras. "Hay muy pocos lugares en la Tierra que tengan estos cristales de nitratina formados en sus suelos. Son espacios que tienden a ser muy secos y ostentan altas concentraciones de sales", dice el profesor Abell, quien ahora es investigador paleoclimático en la Universidad de Columbia, y que, junto con sus colaboradores de la Universidad de Arizona y de la Universidad de Estambul, se preguntaba si la orina era la fuente de esas sales. Para comprobarlo recogieron 113 muestras en Aşikli Höyük. Estaban especialmente interesados en los "basureros", esto es, en los antiguos montones de basura donde se habían acumulado los desechos de animales y humanos. Se aseguraron de recolectar muestras de diferentes capas, tanto dentro y alrededor de los basureros, para abarcar así los 1.000 años en que la gente vivió en Aşikli Höyük.
De vuelta al laboratorio, Abell buscó las firmas químicas de la orina (sodio, nitrato y cloro) en cada una de estas muestras. La parte difícil del proceso es que estas sales también pueden provenir de otros lugares, así como hallarse, en diversas concentraciones, en el agua de lluvia y en los sedimentos naturales alrededor de Aşikli Höyük. Entonces Abell, para superar este problema, construyó un modelo con el que intentar dar cuenta de estas distintas fuentes. Además, para asegurarse de que sus suposiciones no estuvieran totalmente fuera de lugar, comparó las concentraciones de sal en las muestras de orina tomadas en Aşkli Höyük con las del ganado de engorde actual estabulado, lo que le permitió descubrir que eran similares. El modelo finalmente estimó que un promedio de 1.790 humanos y animales orinaban cada día en Aşikli Höyük durante los 1.000 años de duración de este enclave.
Mapa que muestra las áreas de excavación y las ubicaciones de muestreo en Aşikli Höyük.
A medida que el equipo aumentó el análisis de las capas de tierra en el tiempo, se encontraron incrementos de 10 a 1000 veces más concentraciones de sales de orina al final del período de ocupación de un milenio. Esto sugiere que la población humana y/o animal de Aşıklı Höyük se estaba haciendo cada vez más grande y más densa (desafortunadamente, los arqueólogos no tienen forma de distinguir entre la orina antigua humana y animal usando el método empleado). Suponiendo que el modelo sea efectivo, estos depósitos de orina pueden verse como un registro de la transición de la humanidad de cazadores-recolectores a granjeros que domesticaban animales.
Los restos de huesos, señala Arbuckle, son evidencia de animales comidos por los humanos. "Ahora bien, es realmente difícil saber si estos son fruto de la caza o de la domesticación, o, incluso, si solo algunos de ellos fueron cazados y otros domesticados", afirma. Por otro lado, grandes cantidades de orina sugiere que los animales y las personas que los pastoreaban se quedaban y orinaban en un solo lugar.
En este punto, el uso de sales de orina para comprender el tamaño la población de Aşikli Höyük depende de muchos factores. Canan Çakirlar (izquierda), una zoóloga y arqueóloga de la Universidad de Groningen, describe el método empleado como "muy prometedor", pero también señala que no se sabe mucho sobre cómo los depósitos de orina podrían haber cambiado químicamente a lo largo de los milenios. Además, otros factores también pueden haber cambiado: de hecho, las personas y el ganado tenían dietas diferentes hace 10.000 años, lo que podría producir diferentes concentraciones de sales en la orina.
Hay que tener en cuenta, incluso, que los patrones de lluvia sobre el emplazamiento de Aşikli Höyük también podrían haber variado. Hoy en día es un lugar bastante seco, pues la región recibe alrededor de 400 milímetros de lluvia al año, lo que favorece el estudio que al respecto se lleva a cabo. "Sería más difícil estudiar los depósitos de orina en lugares más húmedos, donde la lluvia y una capa freática cambiante empañarían las finas capas de sales de orina", dice Abell.
No obstante, él espera obtener más datos sobre Aşikli Höyük el próximo año, en el que se tomarán más muestras de sedimentos en otras áreas y se estudiará la poca lluvia que cae sobre el lugar. También le gustaría obtener un poco de orina de las ovejas locales que todavía deambulan por los campos cercanos. Al fin y al cabo, diez mil años después de que los humanos aprendieron a criar sus rebaños en esta zona, todavía continúan con esta labor.
Las ovejas todavía pastan en los campos alrededor de Aşikli Höyük. (Jordan Abell)
Fuentes: theatlantic.com | Universidad de Arizona | archandanth.com | 17 de abril de 2020
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