Arabia Saudí facilita el acceso a sus largamente ocultas ruinas nabateas

Foto: AFP / Archivo, Hassan Ammar

 

Fuente: AFP | Assaad Abboud| 8 de octubre de 2012 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)

 

Fotos: UNESCO.org

 

Totalmente cubierta con un velo negro, la rubia irlandesa Angela Miskelly mira alrededor asombrada al pasear por Al-Hijr, la antigua ciudad saudí de tumbas excavadas en las montañas de piedra arenisca de color rosa.

"Espectacular... maravilloso... impresionante", dice ella. "Pero ¿dónde están los turistas? Si tuviéramos un sitio como este en mi país, ¡tendríamos millones de turistas"!

El sitio arqueológico nabateo, que data del siglo II a.C., y que también es conocido como Madain Saleh, ha sido durante mucho tiempo ocultado a los visitantes extranjeros en este reino ultraconservador que rara vez se abre a los turistas.

Se cree que Arabia Saudita ha sido muy cautelosa con los arqueólogos y los científicos que tratan de estudiar sus ruinas antiguas por temor a que sus hallazgos puedan hacer brillar la luz de las civilizaciones pre-islámicas que alguna vez florecieron allí.

En años recientes, sin embargo, los propios saudíes se han aventurado cada vez más hacia estos lugares y las autoridades son más tolerantes con su curiosidad.

Descrito como el lugar más grande y mejor conservado de la civilización nabatea al sur de Petra, en Jordania, Madain Saleh es el primer sitio arqueológico de Arabia en ser inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

 

El mismo se encuentra a 320 kilómetros al norte de Medina, la ciudad santa islámica al oeste de Arabia Saudita, y se extiende alrededor de unos 15 kilómetros cuadrados.

Según la UNESCO, consta de 111 tumbas, la mayoría de ellas cuentan con una fachada decorada, pinturas rupestres, e incluso algunas inscripciones pre-nabateas.

Además, dispone de un intrincado diseño de pozos de agua que sirven como excelente ejemplo de la genialidad arquitectónica e hidráulica de los nabateos.

Los primeros nabateos habitaron la zona en el siglo II a.C., pero su antigua civilización existía ya desde el siglo VIII o VII en países del Levante, incluyendo Líbano, Siria y Jordania, e incluso, en ocasiones, extendiéndose hasta la península del Sinaí, en Egipto.

Originalmente nómadas de la península Arábiga, los nabateos fueron dueños del comercio, dominando las rutas de incienso y especias en el período pre-islámico. Su civilización se derrumbó en el año 106 d.C. a manos del imperio romano.

Después de décadas de prohibición a los visitantes, las autoridades saudíes están ahora permitiendo, cada vez más, entrar en los lugares arqueológicos pre-islámicos del reino, si bien los turistas occidentales son todavía raros en ellos.

En febrero de 2007, cuatro ciudadanos franceses fueron asesinados cuando regresaban de una excursión a Madain Saleh. Las víctimas estaban en un grupo de nueve personas francesas compuesto de tres familias que vivían en la capital saudí, Riad. Fueron asesinados cuando dos personas abrieron fuego contra ellos con metralletas, después de haberse perdido en el camino a 90 kilómetros de Medina.

Ningún grupo se atribuyó nunca la responsabilidad formal, pero las autoridades de aquel tiempo dijeron que el autor intelectual del ataque fue un presunto militante de Al-Qaeda, de 23 años de edad y con ciudadanía saudí.

Funcionarios de Madain Saleh dicen que el número de visitantes en el lugar llegó a 40.000 el pasado año, la mayoría de ellos saudíes y extranjeros residentes en el reino. Tienen la esperanza de que la cifra se duplique en el año 2012 con la relajación gubernamental a las restricciones de entrada.

Aunque el consentimiento previo es necesario para acceder a Madain Saleh, ahora se puede obtener más fácilmente desde la cercana ciudad de Al-Ola, o desde Riad. El mayor volumen de visitantes se produce entre diciembre y marzo, debido a las temperaturas más bajas en el, de otro modo, desierto abrasador.

También existen dos museos en el lugar, entre ellos uno dedicado al famoso ferrocarril del Hedjaz, construido por los otomanos a principios del siglo XX y que iba desde Damasco a Medina pasando a través de Al-Hijr. El segundo museo, que abrió sus puertas a los visitantes hace sólo dos meses, describe la ruta de peregrinación a la ciudad más sagrada del Islam: La Meca.

En su primera visita a la antigua ciudad, Tareq al-Adawi, un saudí de la ciudad noroccidental de Tabuk, comenta que está "abrumado".

"Animo a todos los saudíes a venir a visitar este lugar", dice Madain Saleh.

Otro turista saudí, Ahmed al-Moghrabi, dijo que estaba "sorprendido por la majestuosidad del lugar".

Un pequeño equipo de arqueólogos franceses, en colaboración con colegas saudíes, están
llevando a cabo excavaciones en el lugar en un esfuerzo por preservar y entender mejor su antigua historia.

Madain Saleh, aunque probablemente sea uno de los más famosos sitios arqueológicos de Arabia, no es el único. El área consta de evidencias de otras civilizaciones antiguas. 

A sólo 22 kilómetros de Madain Saleh está Al-Ola, situada en la antigua ruta del incienso. La ciudad fue la capital de Lihyan, un antiguo reino árabe. Es el hogar de unos restos arqueológicos que datan de miles de años, incluyendo su ciudadela que tiene unos 8.000 años de antigüedad.

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Comentario por Alicia M. Canto el octubre 10, 2012 a las 8:04am

Gracias, Sr. Caso. Es impresionante. Continúa el desvelamiento de las maravillas saudíes, tanto tiempo reservadas, aunque hace un par de años vi una exposición itinerante de La Caixa que ya dejaba ver bastante de las influencias foráneas allí, normal por su posición intermedia en las rutas comerciales antiguas: desde orantes de tipo sumerio a estelas de guerrero, estatuas como kouroi griegos, o las propias y poco conocidas inscripciones nabateas.

Recordaré que José Luis Santos hizo aquí por entonces (noviembre de 2010) un también excelente reportaje: "Rutas de Arabia" exposición de los tesoros arqueológicos de Arabia ... (CaixaFòrum), que complementa ahora muy bien estas novedades arquitectónicas. Saludos.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el octubre 10, 2012 a las 8:17pm

De nada, Dra. Alicia.

Ciertamente, los ejemplos de arquitectura nabatea en Arabia no dejan indiferentes a nadie. No cabe duda que tienen allí otra Petra para asombrarse. 

Lo que no deja de tener cierta gracia es el argumento de las autoridades gubernamentales saudíes para no haber dejado hasta ahora que lugareños y foráneos visitasen tan espectacular enclave. Eso de que con ello querían impedir que se pudiese apreciar el esplendor de la cultura nabatea, pre-islámica, no deja de recordarme a la película "El planeta de los simios", cuando los jefes de los simios inteligentes impedían a sus congéneres ir más allá de un determinado límite fronterizo, pues a partir de él comenzaba el territorio donde se podía comprobar que había existido una civilización humana superior, cuyo conocimiento podía subvertir el orden simio establecido. 

Se agradece, no obstante, la nueva disponibilidad de las autoridades saudíes para que se puedan visitar tales lugares, si bien mucho me temo que todavía habrá grandes reparos por parte de los turistas extranjeros, dado que siempre se tiene la impresión de pueda aparecer algún simio de Al-Qaeda por sus entornos con aviesas intenciones.

Saludos, igualmente.

Comentario por José Luis Santos Fernández el octubre 10, 2012 a las 9:01pm

Mada’in Saleh, la enigmática y desconocida Petra de Arabia Saudita

Fue el primer lugar del país árabe en ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco pero, paradójicamente, son pocos los que conocen de su existencia. Se trata de Mada’in Saleh, una ciudad monumental tallada en roca y que fue el segundo asentamiento más importante de la cultura nabatea después de Petra. Un lugar considerado como único en el mundo, que tímidamente abre sus puertas al turismo mundial.

Arabia Saudita es un país misterioso, desconocido y muy cerrado. Tan cerrado, que muy rara vez expende visas de turismo, al contrario de cualquier otro país del mundo. Tan cerrado, que a las ciudades sagradas de La Meca y Medina está prohibido el ingreso de personas que no profesen la religión musulmana.

Por eso mismo, algunos lugares que en otros países serían atractivos culturales de interés mundial aquí pasan practicamente inadvertidos. Y eso es lo que sucede con Mada’in Saleh.

Esta ciudad abandonada es el segundo sitio arqueológico más grande e importante dejado por los nabateos. ¿Cuál es el primero? Nada menos que la archiconocida Petra, en Jordania, parte de las nuevas siete maravillas del mundo moderno, que recibe la sorprendente cifra de 3 mil visitantes diarios.

En cambio, Nada’in Saleh no recibe más de 15 mil visitas anuales. Al no ser un lugar relacionado con el islam, no causa mucho interés entre los saudíes, pero aún así fue el primer lugar del país en ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 2008. Y la escasez de gente que lo frecuenta termina siendo toda una ventaja: los pocos que tienen la suerte de llegar hasta aquí pueden presenciar los palacios y gigantescos templos tallados de hasta 16 metros de altura, sin la necesidad de hacer fastidiosas colas ni son “atacados” por una horda de vendedores ofreciendo souvenirs.

Según los estudios arqueológicos, las inscripciones más antiguas encontradas en Mada’in Saleh datan del segundo milenio antes de Cristo y están escritas en arameo. Sin embargo, el resto de los vestigios arquitectónicos pertenecen al período de dominación de la cultura thamud (pueblo mencionado en el Corán) y la nabatea, entre el primer milenio antes de Cristo y el siglo II d.C. La ciudad fue algo así como la capital nabatea del sur, mientras que Petra lo fue del norte.

Los nabateos, pueblo comerciante que distribuyó incienso en toda Arabia y Mesopotamia, con los beneficios conseguidos del constante comercio comenzaron a construir (o más bien dicho tallar) los imponentes monumentos que emergen de la roca sólida aquí, en Mada’in Saleh.

'Las Piedras' y el Corán

Del período de esplendor de la ciudad, hoy es posible contemplar 111 templos funerarios, 94 de ellos decorados, así como obras hidráulicas, murallones, escalinatas, columnas y torres. Incluso, presenta una grieta natural entre las rocas igual que Petra, aunque de un tamaño más pequeño.

Los musulmanes tienen su propia historia acerca de Mada’in Saleh. Hasta hace poco su visita era mal vista dentro de la sociedad saudí, ya que muchos consideraban al lugar “maldito”. En el Corán se relata que esta zona, nombrada como Al-Hijr, estaba habitada por los thamud, quienes se desviaron del camino de Dios al comenzar a esculpir la roca y al adorar a otras deidades. Para hacerlos regresar al camino de la virtud, Alá envió al profeta Saleh. Los thamud no creyeron mucho en este enviado divino y le pidieron una prueba milagrosa para demostrar que decía la verdad. ¿Cuál? Hacer aparecer un camello hembra de entre las rocas. Y el profeta invocó a Alá y no solo apareció el camello, sino que el animal fue capaz de beber agua y producir leche para todo el pueblo. Sin embargo, los thamud siguieron adorando a sus dioses, trataron de matar al camello y al propio Saleh. Alá, enfurecido por la reacción, envió un terremoto para acabar con la ciudad.

Más adelante, en el Corán se menciona que, en uno de sus numerosos viajes, el profeta Mahoma se detuvo a descansar en los restos de Mada’in Saleh y dijo que todo musulmán que entrara a la ciudad debería recapacitar acerca de las acciones del antiguo pueblo para no volver a caer en los mismos errores.

Pero la visión algo negativa del mundo musulmán ha ayudado a mantener los restos de la urbe de piedra casi intactos. De hecho, se encuentra en mejores condiciones de conservación que Petra. Además, esta imagen de “maldita” ha ido cambiando paulatinamente y en la actualidad hay unas pocas agencias de turismo locales que ofrecen recorridos con guías a la zona.

Mada’in Saleh se encuentra ubicada a 320 km al sur de Petra y a 22 km de la ciudad de Al-Ula, en el Noroeste de Arabia Saudita. Para llegar desde Medina, son unas cuatro horas en auto; sin embargo, para los no musulmanes el trayecto se hace más largo, debido a que se tiene que realizar el recorrido por fuera de las ciudades santas.

Fuente: P.A. | Diario La Tercera.com, 29 de septiembre de 2012

Fotos por gentileza de © Sammy Six

Comentario por José Luis Santos Fernández el febrero 17, 2013 a las 11:40am

Arabia Saudí abre una milenaria joya arqueológica oculta durante un siglo

Fuente: EFE | La Vanguardia, 17 de febrero de 2013

Suliman al Asad. Riad (EFE).- Arabia Saudí ha abierto al turismo una milenaria joya arqueológica, Patrimonio de la Humanidad, cuyo acceso estuvo prohibido casi un siglo por motivos religiosos y que guarda una gran similitud con el cercano enclave de Petra, en Jordania.

La construcción de Madaen Saleh ("las ciudades de Saleh") se inició hace unos 5.000 años, en el extremo noroeste del reino saudí, no lejos de la ciudad de Tabuk.

El acceso a esta zona estaba vetado desde que la dinastía Al Saud tomase el control del país en 1932, en estricto cumplimiento de la orden del profeta Mahoma de no entrar allí salvo llorando y en ayunas, por el triste destino del pueblo que la habitó.

Según la tradición, el área estaba habitada por la tribu de los tamudeos, antepasados de los árabes, que poseían una cultura avanzada y la capacidad de esculpir inscripciones, además de construir casas y palacios en las montañas.

El Corán relata que Dios envió a los tamudeos a su profeta Saleh, para conseguir que este pueblo dejaran de adorar a ídolos.Los incrédulos tamudeos pidieron a Saleh que demostrara que era un mensajero divino, por lo que el profeta convirtió una roca en una gran camella que tenía la capacidad de producir leche suficiente para toda la tribu, con la que se elaboraban los más exquisitos quesos y mantecas.

Sin embargo, envidiosos, los tamudeos decidieron matar a la camella para librarse de Saleh.La respuesta divina, continúa la tradición, fue terrible y acabó con el exterminio de esa tribu, mientras Saleh y unos pocos creyentes la abandonaban a la carrera.

A fines del pasado diciembre, la Organización General del Turismo y la Arqueología saudí anunció que iba a abrir la zona a las visitas del público y que estaba dispuesta a recibir a turistas.

En 2008, la UNESCO designó a Madaen Saleh Patrimonio de la Humanidad, convirtiéndose en el primer lugar arqueológico saudí con ese reconocimiento.

Madaen Saleh tiene una superficie aproximada de unos quince kilómetros cuadrados y contiene alrededor de 138 tumbas, algunas de ellas con inscripciones que registran la importancia que poseía el muerto en la sociedad, su nombre, y a veces su edad.

Asimismo, alberga viviendas y mausoleos esculpidos en la roca de la montaña, también con inscripciones. La zona fue habitada posteriormente por asirios, nabateos (autores de las principales construcciones y que tenían su capital en la cercana Petra) y romanos.

Durante los últimos cinco años, las autoridades arqueológicas saudíes desplegaron un gran esfuerzo para convencer a los dignatarios religiosos de que aceptaran la apertura de este lugar al turismo.

El presidente de esa institución, el príncipe Faisal bin Salman, dijo en septiembre último que se había puesto en contacto personalmente con los ulemas para instarles a visitar la zona.

Dos prestigiosos clérigos aceptaron el llamamiento, los jeques Abdalá Al Mutleq y Abdalá al Mania, que visitaron Madaen Saleh en un gesto con el que se espera que contribuyan a romper el temor religioso a entrar en la zona.

Desde ese mismo lugar, los ulemas invitaron a conocer los lugares arqueológicos del área "para aprender la experiencia de lo que sufrieron antiguos pueblos y estudiar la historia".

Pese a ello, otros clérigos consideraron que esos recorridos no están permitidas por el islam.En declaraciones a Efe, el vicepresidente de la Organización General de Turismo y Arqueología, Ali al Gaban, predijo que la vecina zona de Al Ulaa experimentará un fuerte progreso económico en un futuro próximo, con la creación de empleos y la apertura de hoteles.

Además, Gaban destacó que esta zona arqueológica incluye también una estación del mítico ferrocarril Al Hejaz, construido por los turcos otomanos y que unió entre 1908 y 1916 Damasco con la ciudad santa saudí de Medina.

En la estación de esta línea, inmortalizada en la película "Lawrence de Arabia" por los ataques que sufría a manos de este oficial británico y sus aliados árabes, queda todavía un vagón, explicó Gaban.

"Nuestra institución ha preparado un museo del ferrocarril y otro sobre las sendas que seguían los fieles en su peregrinación a los santuarios (de La Meca y Medina). Además, ha instalado servicios y señales que dan al visitante información histórica sobre cada monumento arqueológico", subrayó el responsable saudí.Por el momento, la joya arqueológica, oculta durante tanto tiempo, ya ha comenzado a recibir a turistas locales y algunos de Europa y Asia.

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