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Foto: Fresco del hipogeo de los Aurelios
Vía:Noticieros Televisa | Valentina Alazraki | 10 de junio de 2011
Roma no cuenta sólo con monumentos y tesoros arqueológicos al aire libre, sino también con extraordinarios subterráneos, como el hipogeo de los Aurelios, un monumento fúnebre a caballo entre dos mundos, el pagano y el cristiano.
Se trata de tres ambientes, dos cubículos inferiores, otro en la parte superior. Ahí están sepultados varios miembros de la familia de los Aurelios, que vivieron en los primeros decenios del siglo III. Este hipogeo fue descubierto en 1919, durante el montaje de un garage. A partir de ese momento, estudiosos de la historia de las religiones de la antigüedad tardía han hecho todo tipo de interpretaciones de los frescos, algunos muy claros.
En la parte superior se encontrarían escenas pertenecientes a la tradición cristiana, como por ejemplo, la expulsión de Adán y Eva del paraíso terrestre y la creación del primer hombre por parte de Dios.
En los cubículos inferiores hay escenas paganas. En un piso de mosaico que se ha conservado en una forma esplendida, se encuentras las inscripciones con los nombres de diferentes miembros de la familia.
En la parte superior de uno de los cubículos se ha descubierto, después de las últimas restauraciones, un fresco en el que se distingue claramente a Aurelia Prima que en señal de luto se suelta el cabello para llorar por sus dos hermanos muertos, colocados sobre el lecho fúnebre. En el sector inferior de la pared hay un fresco que ilustra el momento en que Ulises obtiene de la maga Circe que sus compañeros, transformados en cerdos, vuelvan a ser hombres.
Es sumamente relevante en este monumento la co-presencia de la vida y de la muerte de una dimensión terrena y otra ultra terrena que prepara la idea de otro mundo, es decir, del paraíso cristiano. La familia de los Aurelios, sin abrazar todavía el pensamiento cristiano, lo contempla en el horizonte multi religioso típico de esa época.
De hecho, esta familia, tan notable en la Roma de la época, decide decorar su propio monumento funerario con elementos que mezclan las diversas dimensiones y las diversas tendencias religiosas.
Raffaella Giuliani, inspectora de las Catacumbas de Roma de la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra, afirmó, al mostrar por primera vez a la prensa el monumento, que su importancia y singularidad estriba justamente en la coexistencia de todos estos elementos, que quedan reflejados en la complejidad y riqueza de las decoraciones de los frescos.
La Pontificia Comisión de Arqueología Sacra, que dio a conocer los resultados de las últimas restauraciones de los frescos con láser, anunció su decisión de permitir la visita al hipogeo a pequeños grupos de personas. Grupos de un máximo de quince personas podrán acceder al hipogeo, tras haber reservado la visita.
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Foto: Hombre con túnica. Hipogeo de los Aurelios. Roma.
Vía:L'Obsservatore Romano | Fabrizio Bisconti| 10 de junio de 2011
Nuevos descubrimientos en el hipogeo de los Aurelios, monumento fúnebre a caballo entre dos mundos.
Qué multitud en las tumbas de Onésimo, Papirio y Prima.
Prometeo y Hércules se representan junto a la creación de Adán en una especie de “enciclopedia visual” que resume los temas más difundidos de los años sesenta del siglo III.
Se han dado a conocer los resultados de los estudios arqueológicos sobre el hipogeo de los Aurelios, situado en la zona de la avenida Manzoni en Roma. Publicamos pasajes de una de las intervenciones de la conferencia de prensa.
Hay ciertos monumentos que “dicen demasiado” y que se convierten en enredos inextricables de ideas, de pensamientos, de vías interpretativas, por lo cual los arqueólogos y los historiadores del arte deben afilar sus armas para desatar los nudos más apretados de las teorías que animaron a los comitentes y artífices cuando fue concebido el complejo monumental o su decoración.
Es el caso del hipogeo de los Aurelios, en la avenida Manzoni, un monumento sepulcral, descubierto durante el montaje de un garage de la STA, que luego pasó a ser propiedad de la FIAT s.p.a., en el sector sudoriental de Roma, no lejos de la basílica de Santa Cruz en Jerusalén. La Superintendencia de ese tiempo continuó las excavaciones sistemáticas y el inspector Goffredo Bendinelli preparó una primera edición crítica del programa decorativo, después actualizada por el gran iconógrafo Joseph Wilpert y por el arqueólogo Orazio Marucchi. Desde ese momento, el hipogeo se convirtió en un verdadero “gimnasio” para todos los estudiosos de la historia de las religiones de la antigüedad tardía, que atribuyeron el hipogeo unas veces a un encargo pagano, otras a un encargo cristiano, otras a un encargo gnóstico.
Foto: Fresco de "El Buen Pastor". Hipogeo de los Aurelios. Roma
El programa decorativo, que afecta, de hecho, a las tres estancias funerarias propone una temática compleja, difícilmente atribuible a un único filón iconográfico, pero muestra la eclecticidad típica del clima multirreligioso que anima la atmósfera cultural, que desde el tiempo de los Severos, entre los siglos II y III, llega al imperio de Galieno, es decir, a fines de los años 60 del mismo siglo III. Un tiempo, este, atravesado por mil problemas de orden político, social, económico y militar, que halla “refugio” en el pensamiento filosófico y religioso, el cual acoge en la ideología romana las corrientes de las nuevas creencias y de las formas de fe provenientes del Oriente.
El culto a Mitra, el pensamiento judío, la filosofía neoplatónica, el orfismo, el cristianismo, la gnosis viven y conviven en una Roma multiétnica y multirreligiosa, creando también formas de sincretismo y superposiciones complejas de elaboraciones religiosas. Pues bien, el hipogeo de los Aurelios expresa justamente esta complejidad de un pensamiento elaborado por una clase social elevada, ambiciosa, quizá perteneciente al entorno de los libertos imperiales y, sin embargo, dispuesta a emular las manifestaciones monumentales de las clases más altas y adineradas de aquel tiempo.
La tensión hacia la auto-representación sugiere a esta familia, tan notable en la Roma de la época, decorar su propio monumento funerario con los temas que, sin olvidar las costumbres iconográficas de la cultura helenística y de la tradición romana, abren las puertas a un nuevo imaginario iconográfico, suspendido entre la vida cotidiana y un mundo feliz, tranquilo, sereno, proyectado hacia el más allá. Este feliz locus amoenus, de virgiliana memoria, se expresa con muchos y diversos expedientes iconográficos, que se extienden por las paredes de los tres ambientes funerarios. Dos grandes temas constelan los frescos de las tres estancias: por una parte, la gran materia filosófica, que propone decenas de intelectuales dispuestos en teorías y provisiones de virgae y rollos de la sabiduría; por otra, el argumento bucólico, con la representación de pastores crióforos y de un curioso híbrido iconográfico, o sea, una figura de un pastor-intelectual, que parece aludir a la conexión de dos temas básicos y que quiere representar uno de los Aurelios colocados en el hipogeo.
Foto: Aurelia Prima rinde luto a sus hermanos muertos
En la inscripción musiva dedicada por un Aurelius Felicissimus se recuerda la sepultura de los tres hermanos Aurelius Onesimus, Aurelius Papirius y Aurelia Prima. Pues bien, estos tres difuntos son representados en un largo ciclo de pinturas al fresco, una veces como el sabio pastor, del cual se ha hablado; otras veces como un caballero que entra en una ciudad fabulosa, que se propone como una especie de más allá urbano; otras como un rétor en el centro de un foro; otras como un comensal en un banquete celestial. El ciclo se inserta en un gran cuadro homérico, donde, según los primeros editores, se representaba el episodio de Ulises cuando vuelve a Ítaca y encuentra a Penélope en el telar entre los pretendientes.
La recentísima restauración efectuada con el revolucionario uso del láser –que el año pasado recuperó la estancia de los apóstoles en Santa Tecla– ha permitido leer mejor esta singular megalografía. En la parte superior, donde los iconógrafos del pasado reconocían el palacio y los rebaños de Laertes, se ha descubierto de nuevo Aurelia Prima que, en señal de luto, se suelta el cabello para llorar por sus dos hermanos muertos, colocados sobre el lecho fúnebre en el interior de un recinto funerario. En el sector inferior –siguiendo alguna interpretación del pasado– se asiste al momento en que Ulises obtiene de la maga Circe que sus compañeros, transformados en cerdos, vuelvan a ser hombres. El relato, que se desarrolla en el X canto del la Odisea, se inserta bien en la temática funeraria de aquel tiempo, si se tiene en cuenta que fue precisamente Circe quien indicó al curioso Odiseo el camino para un viaje al Hades. Las nuevas escenas descubiertas se insertan perfectamente en el sistema multirreligioso encabezado por el sincretismo elaborado por los Aurelios, que comporta también dos enigmáticas escenas donde se puede reconocer tanto a Prometeo que crea al hombre y a Hércules en el jardín de las Hespérides, como la creación de Adán y la expulsión del Edén.
Estas incertidumbres y estas co-presencias nos hablan de una atmósfera rica de tensiones ideológicas, que miran, por lo demás, a crear una condición ultramundana, suspendida en el cosmos, en equilibrio entre una sed terrena y una ultraterrena, que prepara la idea de otro mundo listo para representar el paraíso de los cristianos, reservado, en este caso, a un grupo privado, a una familia de clase alta. Poco tiempo después o en los mismos años, justo en la primera mitad del siglo III, nacen las catacumbas comunitarias destinadas a la sepultura de todos los hermanos, que se han adherido a la nueva fe. El hipogeo de los Aurelios, en este contexto, representa un antecedente singular, fuertemente auto-representativo, de una gens que, sin abrazar el pensamiento cristiano, lo contempla en el horizonte multirreligioso del tiempo.
Arqueólogos del Vaticano revelan pinturas del siglo III ocultas bajo el suelo de Roma
La Pontificia Comisión de Arqueología Sacra es el organismo del Vaticano encargado de cuidar las catacumbas y los objetos relacionados con los primeros cristianos. Ahora acaba de mostrar al público por primera vez esta cámara funeraria subterránea del siglo III. Se trata de un “hipogeo” que perteneció a la familia de los Aureli.
Fuente: Romereports.com, 16 de junio de 2011
Raffaella Giuliani, arqueóloga, Pontificia Comisión de Arqueología Sacra:
“Las pinturas representan la vida de los Aureli. Como puede verse, era una familia rica que poseía muchas casas. Las pinturas muestran la construcción de sus villas y jardines en la Roma imperial. Se inspiran en poemas de Homero, en particular en la Odisea”.
Desde hace 10 años, un equipo de arqueólogos ha restaurado este hipogeo que fue descubierto en 1919, 17 siglos después de su construcción. La restauración de esta cámara subterránea ha revelado algunos datos de la familia de los Aureli y de la transición del paganismo al cristianismo.
Mons. Giovanni Carrù, Secretario, Pontificia Comisión de Arqueología Sacra:
“En los frescos se ve la transición entre el paganismo y la vida cristiana. Son frescos de temas clásicos, paganos. Pero incluyen algunas imágenes cristianas. Estamos en un punto intermedio, en el momento en que el cristianismo, la religión que viene de Oriente empieza a entrar en Roma”.
Fabrizio Bisconti, Director Arqueológico, Catacumbas de Roma:
“El hipogeo está totalmente adornado con frescos. Los hemos restaurado con tecnología láser. Eso nos ha permitido descubrir una escena nueva. Se trata del lamento de Aurelia ante el cadáver de sus dos hermanos”.
El hipogeo sólo podrá visitarse reservando entrada ante la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra, que espera conservar este espectacular tesoro romano, y mostrarlo al mayor número posible de personas.
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