Fuente: EL PAIS.com | José Ángel Montañés| 23 de marzo de 2014

Tras décadas de trabajos, la historia de Barcino, la Colonia Iulia Augusta Paterna Faventia, fundada ex novo por el emperador Augusto en el siglo I, es cada vez más conocida. Pero siempre hay investigaciones que dan una sacudida y hacen girar lo establecido, incluso en el sentido literal de la palabra. Es lo que ocurre con el reciente estudio de Héctor Orengo y Ada Cortés publicado en la revista Oxford Journal of Archaeology, presentado hace unos días en el Museo de Historia de Barcelona  (Muhba).

Según estos investigadores, formados en el Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC), vinculados ahora con las universidades de Nottingham y Southampton, respectivamente, el templo de Augusto de Barcino no estaba orientado hacia la plaza de Sant Jaume, como se ha asegurado hasta ahora, sino hacia la catedral, algo que implica que el foro también cambie de dirección 90 grados, siguiendo las agujas del reloj.

Hasta ahora se ha asegurado que los restos del templo, cuatro columnas completas (seis hasta 1875) sobre un fragmento del podio que se encuentran dentro del edificio del Centro Excursionista de Cataluña (Paradís, 10), es su parte inferior izquierda. Ellos afirman que es la parte derecha, tras revisar los últimos datos arqueológicos, comparaciones tipológicas y estudiar la topografía.

“Es una hipótesis nada dogmática que puede verse modificada o refrendada con nuevos estudios”, explicó Orengo ante más de un centenar de personas en el Muhba. Para este investigador, el sentido y la planta del templo han estado marcados hasta ahora por los estudios que realizó Antoni Celles en 1835, que fueron recogidos y hechas suyas por el arquitecto, historiador del arte y político Josep Puig i Cadafalch, lo que tuvo como resultado que nadie las cuestionara.

Tras revisar la documentación de los nueve sondeos que realizó Antoni Celles en 1835, los doctores en arqueología Héctor Orengo y Ada Cortés afirman que es imposible que encontrara restos del templo en los niveles que excavó y ponen en duda sus conclusiones.

En los últimos años, la instalación de sendos ascensores en los números 5 y 12 de la calle Paradís ha permitido excavar en esta zona, entre los restos de las columnas y la catedral. Allí, explicó Orengo, se han localizado grandes sillares, algunos con restos de pintura azul y amarilla y relleno de piedra, rudus, similar al del podio. También parte de una construcción con opus signinum preparada para retener agua, interpretada como un lacus o piscina alrededor de un templo. Para ellos no hay duda de que el templo (de seis columnas por 11) tenía una orientación y proporciones diferentes; no tan alargado como se asegura, que lo acercaría a la sección áurea con la que están creados otros edificios romanos de la península en ese momento, como los templos de Diana en Évora o en Emérita Augusta, “que además también tienen un 'lacus'”.

El giro del templo implica el cambio del foro, que pasaría a ocupar una gran parte del sector nororiental de la colonia. Son pocos los datos reales que se conocen del foro y su reconstrucción se basa en la forma y orientación del templo. Tras analizar la topografía antigua, para los investigadores el foro tendría, al menos, dos terrazas: una superior con el templo y otra inferior, separada quizá por un pórtico, en la que se situarían otros lugares de representación. Este nuevo foro “tendría dos lados paralelos a los ejes principales de la ciudad: el cardus y decumanus máximus, y no los cruzarían como en la versión aceptada”, por lo que encajaría mucho mejor en el urbanismo de la colonia.

Durante la realización de la tesis doctoral de Cortés, La arquitectura doméstica de las ciudades romanas de Cataluña, de 2009, la investigadora estudió los restos de la domus de Sant Iu, con su peristilo (galería de columnas) abierto, piscinas y mosaicos, determinando que esta gran casa se trataba de un edificio público, un collegium dedicado al culto de Augusto. “Era difícil entender los restos porque estaban fuera del foro, pero ahora adquieren sentido”, explica Cortés. Para ellos no es extraño, entonces, que “las nuevas comunidades cristianas, para afirmar su legitimidad, levantaran en esa zona la primera iglesia y luego la catedral”.

Orengo y Cortés no son los primeros en defender esa teoría: en 1595, el historiador y cronista Jeroni Pujades dibujó los restos de seis columnas del templo y trazó el mismo eje que ellos proponen. En 1954, Agustí Duran i Sanpere, director de las excavaciones de la zona, apuntó la misma idea tras hallar más de 40 restos de monumentos.

Joan Roca, director del Muhba, explicó tras la presentación: “No hay una posición oficial sobre esta tesis, pero la obligación del Muhba es aportar teorías científicas, debatirlas y, si es el caso, refutarlas”. Roca, no obstante, marcó distancia con otros trabajos recientes. “Hasta ahora no teníamos anfiteatro y ahora hay dos”, dijo, en referencia a sendas teorías que sitúan este enorme edificio bajo Santa María del Mar y la iglesia del Pi. Entre los objetivos del Plan Barcino que impulsa el consistorio está el localizar con precisión el foro romano. Los georadares confirmarán o no la hipótesis.

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Aquí se puede escuchar la presentación del trabajo, en catalán:

El templo y el foro de Barcino. Argumentos para una reinterpretación
Hector A. Orengo, Universidad de Nottingham y Ada Cortés, arqueóloga. 
 MP3    Audio del diálogo

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