Foto: De izquierda a derecha: Adrian Briggs, Johannes Krause, Svante Pääbo y Richard E. Green del Instituto Max Planck

Somos un poco neandertales

- Los humanos modernos se hibridaron con los neandertales tras salir de África y antes de conquistar Eurasia.


- Los no africanos llevamos en nuestro ADN entre un 1% y un 4% de material genético de origen neandertal.

Vía: elcorreo.com / L. Alfonso Gámez / 06 de mayo de 2010

El equipo internacional de científicos que ha elaborado el primer borrador del genoma neandertal ha descubierto que todos los humanos no africanos compartimos entre un 1% y un 4% de nuestro ADN con ese homínido extinto. Según los autores del estudio, que publica hoy la revista ‘Science’, esa porción del genoma es la prueba de una hibridación que ocurrió muy poco después de que los primeros Homo sapiens abandonaran África. Hace entre 50.000 y 80.000 años, un pequeño grupo de nuestros antepasados –como mucho, unos centenares– se encontró en Oriente Próximo u Oriente Medio con poblaciones neandertales, y ambas Humanidades se mezclaron. Cuando luego nuestros ancestros se multiplicaron, dividieron y expandieron por Eurasia, portaban ya material neandertal en su genoma.

Los neandertales aparecieron en Europa entre hace 200.000 y 300.000 años. Descendían de homínidos que habían abandonado África hace unos 2 millones de años. Eran más bajos y fornidos que nosotros, y también hábiles fabricantes de herramientas. Se extinguieron hace unos 27.000 años, tras la llegada al continente de los Homo sapiens, los nuestros, procedentes de África.

Los primeros restos de neandertal se encontraron en la cueva belga de Engis en 1829; pero la especie no fue bautizada hasta 1857, tras el hallazgo de parte de un cráneo y otras piezas en el valle de Neander (Alemania).



83 genes diferentes

Para obtener el ADN necesario para la secuenciación del genoma neandertal, un equipo internacional dirigido por Svante Pääbo, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, ha utilizado restos de ese homínido procedentes de los yacimientos de Vindija (Croacia), Mezmaiskaya (Rusia), Feldhofer (Alemania) y la cueva de El Sidrón (Asturias). El análisis preliminar de la secuencia y su comparación con cinco genomas de humanos actuales –un sudafricano San, un Yoruba, un chino Han, un francés y un nativo de Papúa-Nueva Guinea– ha permitido identificar 83 genes diferentes entre los neandertales y nosotros, y descubrir que hubo hibridación entre ambas especies, un fenómeno que no afectó a los Homo sapiens que se quedaron en África.

Foto: Cráneos utilizados por un equipo internacional de investigadores, con participación española, que ha descifrado el primer borrador del genoma del neandertal. CSIC.



«Los humanos no africanos llevamos ADN neandertal en, al menos, 10 de los 23 cromosomas», indica Carles Lalueza-Fox, paleogenetista de la Universidad Pompeu Fabra, codirector del proyecto de El Sidrón y uno de los coautores del trabajo. La presencia de material de ese homínido en similar proporción en poblaciones actuales europeas, asiáticas y oceánicas, y su ausencia en las africanas, apunta a que el episodio sexual tuvo que tener lugar poco después de que los antepasados de todos los no africanos salieran del continente y antes de que esa población registrara una explosión demográfica y se distribuyera por Eurasia.

Foto: El paleontólogo Antonio Rosas (en el centro ) posa junto a otros integrantes de un equipo internacional de investigadores, con participación española, que ha descifrado el primer borrador del genoma del neandertal. CSIC.



«Fue un intercambio genético no muy intenso; pero, como el grupo de ‘Homo sapiens’ implicado era muy pequeño y estaba en expansión, tuvo impacto en toda la población», explica otro de los autores de la investigación, el paleontólogo Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales y también codirector de las excavaciones de El Sidrón. Y, por eso, como indica Pääbo, ese pariente que creíamos muerto no lo está por completo. «En cierto sentido, los neandertales no se han extinguido. Viven en algunos de nosotros», recuerda el paleogenetista sueco.

Las diferencias entre humanos modernos y neandertales se localizan en 83 genes relacionados con funciones cognitivas; fisiología y anatomía de la piel; y desarrollo esquelético, especialmente del cráneo. «Todos estos son resultados importantes, pero es sólo el principio», advierte Rosas. Para ver la diferente expresión de los genes propios de los Homo sapiens y los neandertales, los científicos tendrán que poner a prueba algunos de esos hallazgos en cultivos y otros en modelos animales.

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Otra información complementaria:

Foto: Reconstrucción de un neandertal en una exposición en Alemania. - AFP

Los neandertales siguen 'vivos'

El primer genoma de esta especie demuestra que hasta el 4% del ADN de los humanos actuales procede de ella. Los sapiens se cruzaron con sus 'primos' en Oriente Próximo hace 80.000 años. Genes de desarrollo cognitivo y craneal diferencian a ambos

Vía: publico.es / Nuño Domínguez / 06 de mayo de 2010

Los neandertales se extinguieron hace miles de años, pero una pequeña parte de ellos sigue viva. El primer borrador del genoma de este primo de los humanos actuales demuestra que los habitantes de Europa y Asia lleva hasta un 4% de ADN neandertal. El trabajo es una confirmación casi definitiva de que ambas poblaciones se cruzaron y tuvieron hijos fértiles.

"Ha sido una sorpresa y se contradice con las opiniones que habíamos defendido antes", explica a Público Carles Lalueza-Fox (izquierda) investigador de la Universidad Pompeu Fabra y coautor del trabajo, en el que se han analizado fósiles neandertales de El Sidrón (Asturias) y de otros yacimientos.

El estudio también aporta la primera lista de genes candidatos a definir qué diferencia a los humanos modernos de sus parientes extintos, como el neandertal. Algunos son claves para el desarrollo del cráneo y otros están relacionados con el autismo o la esquizofrenia, que podría ser una dolencia exclusiva de los sapiens. "Puede parecer paradójico, pero quizás no seríamos nosotros si no padeciéramos estos trastornos", aventura Lalueza.

Son los primeros resultados de un trabajo en el que han participado decenas de investigadores europeos y estadounidenses durante cinco años. En este tiempo, multitud de estudios ya habían conseguido acabar con la imagen del neandertal como un ser rudo y primitivo en comparación con los sapiens, con los que vivieron en Europa durante unos 15.000 años. Esta última vuelta de tuerca añadirá una nueva crisis de identidad al sapiens.

"Una discusión infructuosa"

"Si podían tener hijos fértiles, entonces eran la misma especie", asegura el codirector de Atapuerca Juan Luis Arsuaga (derecha) que no ha participado en el estudio. Los autores son más cautos. "Es una discusión infructuosa", explica Svante Pääbo, investigador del Instituto Max Planck en Alemania y autor principal del trabajo. "Yo los definiría como unos humanos algo más diferentes de lo que los humanos son entre ellos pero, en realidad, no muy distintos genéticamente a nosotros", añade.

El trabajo es un hito decisivo en el debate sobre el parentesco entre los diferentes linajes humanos y el nivel de intimidad al que llegaron.

"Esto va a reavivar el debate hasta el límite del incendio", explica Antonio Rosas, investigador del CSIC y coautor del trabajo.

Los investigadores obtuvieron la mayoría del ADN utilizado para su estudio de los fragmentos óseos de tres mujeres neandertales que fueron excavados en la Cueva Vindija en Croacia. Foto: Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva / Vinken Frank



Los investigadores han taladrado los huesos de neandertales que vivieron en Croacia, España y Rusia hace entre 70.000 y 38.000 años para extraer su ADN. Tres hembras de Croacia han servido de referencia para componer un borrador del genoma neandertal que abarca un 60% del total. Las secuencias se compararon con los genomas de cinco personas actuales: un yoruba y un san del oeste y el sur de África, un chino en representación de Asia, un papuano por Oceanía y un francés por Europa.

La mítica hibridación

Los resultados han permitido intuir el lugar de la mítica hibridación. Desvelaron que tanto los asiáticos como los europeos han heredado de los neandertales una serie de secuencias genéticas que equivalen a una fracción de entre el 1% y el 4% del total de sus genomas. Los africanos, emparentados con poblaciones de sapiens más antiguas, no llevaban esas secuencias. Eso implica que el encuentro entre neandertales y humanos sucedió después de que los ancestros de los sapiens dejasen el continente negro.

Los sapiens que se expandían hacia el este se encontraron con los neandertales que habitaban Oriente Próximo. Antes de continuar su marcha hacia Asia y Europa, ambos linajes se mezclaron, posiblemente en un periodo de tiempo no muy largo y en un territorio no muy extenso, explica Rosas. En aquel lugar, los neandertales contribuyeron a forjar el ADN de los futuros europeos y asiáticos, pero no al revés, pues no han encontrado muestra de que los sapiens legasen genes nuevos a los neandertales.

Esto pone patas arriba la teoría de la Eva africana. Dice que todos los humanos actuales descienden de una población primigenia que salió de ese continente y reemplazó a todos sus parientes: homo erectus, heidelbergensis y neandertales.

"Es un estudio clave", dice Milford Wolpoff (izquierda) el investigador de la Universidad de Michigan que inventó hace años la teoría alternativa, el multirregionalismo.

"El hecho de que haya hibridación prueba que pudo haber intercambio de genes favorables entre una y otra especie", explica. Su conclusión es que sapiens y neandertales son subespecies de la misma especie.

Tampoco faltan los peros. "Es difícil de imaginar cómo los neandertales convivieron en Europa con los sapiens durante unos 15.000 años y que los europeos de hoy no muestren mayor cercanía a ellos que los asiáticos", opina Laurent Excoffier, investigador de la Universidad de Berna y valedor de la teoría de la no hibridación.

Evolución en directo

La investigación también ha sido la primera en proponer una lista de 83 genes que se han conservado durante miles de años de evolución en los sapiens y que no tenían los neandertales. Entre ellos hay genes relacionados con el desarrollo mental cuyas mutaciones provocan autismo o esquizofrenia. "Es posible que los trastornos mentales que padecemos los 'Homo sapiens' sean un daño colateral de nuestro desarrollo cognitivo", señala Carles Lalueza.

Otro gran candidato es el gen RUNX2, relacionado con el desarrollo del cráneo y la caja torácica. Cuando este gen está mutado, se producen malformaciones que abultan la frente y la hacen más neandertal. También producen una caja torácica acampanada, similar a la que muestran los fósiles neandertales encontrados hasta el momento. La colección también contiene otras adivinanzas en forma de genes relacionados con la calidad del esperma, la curación de heridas, el metabolismo o la pigmentación de la piel. Ahora habrá que adivinar su función específica, que aún se desconoce en la mayoría de los casos. "No sólo habrá que crear ratones transgénicos neandertalizados sino también otros humanizados", explica Lalueza. Cada uno de esos transgénicos llevará un año y medio de trabajo. "Esto nos abre un campo muy complicado para los próximos 10 años", concluye.

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Foto


La definición de humanidad

Por Carlos Lalueza-Fox

Vía: ELPAIS.com / 07 de mayo de 2010

Con los datos generados por el Proyecto Genoma Neandertal podemos empezar por fin a construir una definición objetiva de lo que significa ser humano. Este ideal, perseguido desde hace milenios por teorías filosóficas sin base empírica, puede acotarse estudiando aquellos genes que son diferentes entre los neandertales y nosotros.

De momento, el borrador genómico neandertal ha proporcionado un heterogéneo listado de 78 genes con cambios de aminoácido (que por tanto, presumiblemente, afectan a su función) entre ambos linajes humanos. En esta lista encontramos de todo, genes implicados en el metabolismo, en la cognición, en la fisiología, la morfología de la piel, el desarrollo esquelético o la percepción olfativa. Por ejemplo, tenemos el gen SPAG17, que interviene en el movimiento del esperma; no sabemos por qué los neandertales lo tienen distinto. También tenemos el RPTN, que codifica para una proteína que se expresa en la epidermis y la raíz de los cabellos, y el SOLH, cuya función todavía desconocemos. Hay cambios también en el AUTS2, que codifica para una proteína que se expresa en el cerebro durante el desarrollo neuronal. Este gen había sido identificado como causante de algunos casos de autismo. Otros genes asociados con el autismo, el ACCN1 y el CADP2, también parecen hallarse bajo selección positiva en humanos modernos, al igual que un gen implicado en los déficits cognitivos de los que sufren síndrome de Down (DYRK1A) y otro asociado a la esquizofrenia (NRG3).

Todas estas evidencias parecen indicar que podría haber diferencias sustanciales en aspectos cognitivos entre nosotros y los neandertales. Pero un cambio genético no nos informa directamente de su repercusión en la función en el organismo vivo. Para poder entender el listado de humanidad deberemos llevar a cabo estudios funcionales con cada uno de estos genes, si es preciso mediante la neandertalización de ratones (es decir, creando ratones transgénicos con genes neandertales). Este trabajo durará muchos años, pero nos permitirá entender al fin en qué somos diferentes de los otros humanos del pasado, en qué somos únicos. Nos permitirá, en cierta manera, ser nosotros mismos.

Carles Lalueza-Fox es investigador del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF).

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Se esperaba como agua de mayo los resultados preliminares sobre el genoma neandertal, y hete aquí que el mismo ha deparado una buena sorpresa hasta cierto punto esperable. Y digo esperable, porque es evidente que esa posibilidad venía barajándose como hipótesis muy probable desde hace bastante tiempo.

El resultado viene también a confirmar que los estudios genéticos de ADN mitocondrial (que estipulaban que no se había producido flujo genético entre neandertales y Homo sapiens) no eran una fuente fiable para sacar conclusiones en este sentido. Lo que lleva indirectamente a concluir que para otro tipo de análisis estamos ante el mismo problema, resulta totalmente insuficiente.

De los datos ofrecidos hay muchas cuestiones que llaman la atención y que a buen seguro veremos comentadas con detalle en el futuro. A mí, a bote pronto, no deja de parecerme curioso que se hubiera producido hibridación en el primer contacto que los Homo sapiens tuvieron con los neandertales en Oriente Próximo, hace unos 80.000 años, pero que luego no se verifique que, tal hibridación, fuera a más en Europa hace 40.000 años, cuando los sapiens se expanden por ella. ¿A qué se debe tal cortocircuito? Es de suponer que habrá de profundizarse en esta cuestión.

Como del mismo modo habrá que replantearse la famosa teoría de "Fuera de África" (según la cual los Homo sapiens salieron de África, no se cruzaron con ninguna otra especie y las aniquilaron -de una forma u otra). Ahora habrá que modificarla, obviamente, diciendo, como sugiere el investigador Lalueza-Fox, que es "Fuera de África con hibridación en la salida".

Otro aspecto interesante es que también se ha constatado en el genoma neandertal restos cromosómicos que derivarían de cruzamientos con otros homínidos (u homininos, según la terminología actual) arcaicos, tipo Homo erectus u Homo antecessor, lo que indica que ponerse muy estricto respecto a la posibilidad de cruzamientos entre especies resulta muy poco acertado.

En fin, hay muchas cuestiones interesantes que plantear, pero al menos tenemos ya claro que los neandertales no estaban tan alejados de nosotros y que el concepto de especie habrá que también ir pensando en modificarlo. Tal como apunta el profesor Milford Wolpoff, de la Universidad de Michigan, parece más correcto concluir que sapiens y neandertales son subespecies de la misma especie.

Vídeo del CSIC

Post relacionado: Los neandertales pudieron tener hijos con los Homo sapiens

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Comentario por Rosa el mayo 7, 2010 a las 6:05pm
Muy bueno... he pasado el material a las docentes de biología para compartirlos con los alumnos del colegio, quedaron fascinados, gracias.
Comentario por Melvin L. Minaya el mayo 8, 2010 a las 1:55am
El Neandertal es la especie de Homo que más sorprende.
Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el mayo 10, 2010 a las 1:47pm

Me alegro, Rosa, que el post os haya servido para vuestras tareas docentes.

Estos últimos días se han publicado bastantes comentarios y algunas entrevistas interesantes, pero me limito a reseñar y enlazar las que me han parecido más completas como añadido informativo de la cuestión:


Una revolución de la ciencia

Las revelaciones sobre los vínculos genéticos entre neandertales y sapiens obligan a replantearse aspectos clave de la evolución humana

Vía: LNE.es / Andrés Montes / 08 de mayo de 2010

Más de medio millón de años de divergencia en las líneas evolutivas que dieron lugar al homo neandertal y al sapiens se interrumpieron en algún lugar de Oriente Medio hace entre 70.000 y 80.000 años. Ahora sabemos que el cruce entre esas dos especies -si podemos mantener todavía la distinción entre ellas- fue restringido pero suficiente para dejar una huella genética en algunas poblaciones humanas actuales. Los hallazgos que incluyen el primer borrador del genoma neandertal -el 60 por ciento del conjunto total de sus genes- enreda así las ramas de un árbol evolutivo tan complejo como incompleto.

Pero este caso es algo de mayor trascendencia, no se trata de una reacomodación de linajes o de matizar cuestiones sólo aptas para quienes se dedican a desentrañar la parte de la historia de la vida que nos toca más de cerca. El descubrimiento tiene la entidad suficiente como para que algunos de los científicos que contribuyeron a ello hablen estos días de «cambio de paradigma». Aclarar ese concepto puede servir para fijar la relevancia de esta novedad paleoantropológica. Los paradigmas son los grandes ejes del conocimiento que rigen en la ciencia en un momento dado, todo aquello que delimita con certeza el terreno de juego de los científicos. Alterar esos puntales del saber provoca una revolución científica, tal y como el epistemólogo estadounidense Thomas Kuhn expone en su libro más conocido, «La estructura de las revoluciones científicas», y que proporciona toda una manera de entender el desarrollo de la ciencia. A uno de esos cambios acelerados Kuhn lo llamó «revolución copernicana», que no es otra cosa que el fin de 1.400 años de visión geocéntrica del Universo para dar paso a un modelo en el que el sol se convierte en el centro de nuestro mundo. La de ahora está lejos de aquel cambio que trastocó incluso la propia concepción del hombre. Pero no le va a la zaga en cuanto a que dinamita lo que hasta ahora era el consenso científico sobre la relación entre sapiens y neandertales. A saber: que se trata de dos especies distintas y, como tales, de su posible cruce no cabe esperar descendencia fértil.

Quienes hasta ahora atribuían ciertas peculiaridades corporales, como las detectadas en el esqueleto de un niño en el yacimiento portugués de Lagar Velho, a la hibridación de ambas especies defendían con mucho valor una posición de total marginalidad en la comunidad científica. Acercarse a esa postura incluso propiciaba dudas sobre la solvencia científica de aquellos que iban contra lo que era de común aceptación. Eric Trinkaus, uno de los más conocidos expertos norteamericanos en neandertales, hubo de afrontar los reproches de Ian Tatersall, conservador del Museo Americano de Historia Natural, quien lo acusaba de arrimarse al hallazgo de Lagar Velho para dar que hablar y reflotar su carrera de investigador. La amistad entre Trinkaus y Tatersall no sobrevivió a aquella controversia.

Los paleontropólogos siempre dejaron abierta la posibilidad de cruces entre los neandertales y aquellos sapiens salidos de África. La fuerza de la pulsión sexual en nuestra especie hace imposible descartar esos contactos. Carles Lalueza, uno de los firmantes del artículo publicado en «Science», afirmaba hace cinco años en su libro «Genes de neandertal»: «No sabemos si hubo cruzamientos entre neandertales y cromañones, pero, si los hubo, éstos debieron ser claramente minoritarios y fallidos desde un punto de vista evolutivo». Está claro que a partir de ahora habrá que reescribir muchos libros.

En la misma publicación, Lalueza recoge las intenciones de Svante Pääbo, que encabeza el equipo dedicado a descifrar el genoma neandertal, y que manifestaba que su interés no era «saber si hubo sexo entre neandertales y humanos modernos, sino en si los neandertales contribuyeron a los genes de los humanos modernos». La contestación a la cuestión formulada por el investigador es ese rastro de genes neandertales de entre un 1 y un 4 por ciento presente en el genoma de algunos humanos modernos.

Pero con esa peculiaridad del devenir de la ciencia, hallar una respuesta no da sosiego sino que multiplica los frentes de ataque del investigador. ¿Qué preguntas se abren ahora con ese cambio de paradigma? Lo primero aclarar si resulta sostenible mantener que neandertales y sapiens son especies diferentes, si ese cruce exitoso tiene la fuerza suficiente para echar por tierra algo que se podría considerar como un dogma de la biología de no ser porque en ciencia no cabe la verdad imbatible.

Otras preguntas guardan relación con nuestra propia naturaleza. El genoma neandertal es la forma que tenemos de conocernos por contraste con otra especie. Hasta ahora el genoma del chimpancé era una referencia para indagar en lo más profundo de lo que somos. Pese a la extrema proximidad, el chimpancé, con quien empezamos a diverger hace seis millones de años, no tiene la cercanía a nosotros que conserva el neandertal, quien también se ampara bajo el género humano.

Desde la perspectiva del procedimiento, el hallazgo de esos vínculos encumbra la genética como disciplina indispensable para la paleoantropología. Si hace pocas semanas Pääbo conseguía definir una nueva especie -la mujer X- sólo por sus diferencias genéticas, ahora queda en evidencia el potencial de su disciplina para trastocar los fundamentos de toda una ciencia.

Y el yacimiento de Sidrón alcanza en apenas una década una relevancia que es mérito de quienes allí investigan, empezando por el desaparecido Javier Fortea.

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A destacar es también la información proporcionada por QUO.es en los siguientes apartados, y en los que cabe subrayar el último, con entrevista a Erik Trinkaus:

EL DESCUBRIMIENTO. El estudio del ADN de tres fósiles de neandertales publicado en Science demuestra mediante el estudio de su genoma (y la comparación con el de humanos actuales) que estos se mezclaron con los cromañones con los que convivieron sobre la faz de la Tierra.

LA OPINIÓN DE LOS EXPERTOS. QUO ha entrevistado exprofeso, entre otros, a Antonio Rosas, investigador del CSIC que ha participado en el estudio del genoma, Juan Luis Arsuaga, codirector de Atapuerca, y Carles Lalueza Fox, de la Unidad de Biología Evolutiva de la Universidad Pompeu Fabra.

QUO, EN LA PRESENTACIÓN MUNDIAL DE LOS RESULTADOS. Pilar Gil asistió a la teleconferencia que los científicos que han desvelado el genoma del neandertal dieron esta semana. Y pudo preguntarles en nombre de QUO.

¿Y SI NO ES NINGUNA NOVEDAD? Hemos hablado con Erik Trinkaus, que ya dijo en 2007 que los neandertales se habían hibridado con otros homínidos. Y es muy crítico con esta investigación.

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Foto: Marco de la Rasilla

Una interesante entrevista con Marco de la Rasilla, director del equipo del Sidrón puede verse en este enlace al diario El Comercio.

Comentario por María // el mayo 10, 2010 a las 10:57pm

He borrado un comentario anterior algo confuso;

Me preguntaba si las poblaciones híbridas eran solo las que habían llegado a Europa o si algunas se habrían quedado en Oriente próximo; en el mapa parece que no, pero me parece un poco ilógico, si la hibridación fue por esa zona. Supongo que para saberlo tendrían que haber analizado muestras de poblaciones de países árabes.


También me pregunto si no habría sido interesante analizar muestras de poblaciones nativas americanas para ver si las gentes asiáticas que colonizaron el continente americano llevaban esa herencia neanderthal.


También me pregunto si habría sapiens que llegaron a Europa sin hibridar.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el mayo 11, 2010 a las 1:59am

Hola, María:

Precisamente lo que se ha descubierto es que la similitud genética entre neandertales y humanos no africanos es idéntica con independencia de su origen geográfico, es decir, nos parecemos por igual a los neandertales tanto los europeos como los asiáticos, los árabes de Oriente Próximo, los habitantes de Papúa Nueva Guinea y los habitantes de América (que son asiáticos que colonizan esa parte del mundo).

Que hubiera H. sapiens que llegaran a Europa sin que se hubiera producido hibridación con los neandertales podría considerarse posible, pero como quiera que esos sapiens (o sus descendientes) se acabarían mezclando con otros sapiens que llevarían previamente genes neandertales los habrían heredado.

De todos modos, ten en cuenta que se dice en el estudio que la hibridación se produjo, en primera instancia, hace 80.000 años, pero no se constata que posteriormente se hubiera producido flujo genético cuando los sapiens ya se expanden de modo notable por Europa hace 40.000 años. Lo cual no quiere decir, según el investigador David Reich, que haya que descartarlo totalmente, sino que todavía no se tiene la capacidad científico-estadística necesaria para detectarlo.

Aprovecho, de paso, para apuntar otros dos enlaces interesantes que pueden servir para aclarar dudas:

Antonio Rosas responde a preguntas de los lectores de "El Mundo".


Los humanos modernos no africanos comparten entre 1 y 4% de los gen...

Comentario por María // el mayo 11, 2010 a las 6:48pm

Gracias Guillermo. Creo que también yo tengo que pensar más antes de preguntar :-)) y leer más despacio

Comentario por Carmen L. el mayo 11, 2010 a las 11:31pm
Recomiendo la discusión y FAQ (¡con una divertida explicación de lo que significan esas siglas!) que está habiendo sobre el tema en el blog del Paleofreak: http://www.paleofreak.blogalia.com/historias/66783 y http://paleofreak.blogalia.com/historias/66758 aunque hay algunas intrusiones gili-trollescas que mejor es saltárselas.
Comentario por Alicia M. Canto el mayo 13, 2010 a las 1:02pm
Por gentileza de Rui Miguel da Costa Pinto, a través de Archport, enlace a un completo informe sobre el tema, en Science:

The Neandertal Genome
Comentario por ignacio el mayo 15, 2010 a las 2:53am
Vaya, que pedazo de noticia. Siempre tuve la extraña certeza de que alguna mezcla se habria producido. Creo que si estudiasen la población de la península ibérica, quizás encontrasen mas marcadores genéticos de esa hibridación. Porque se produce solo hace 80.000 años, al iniciarse la expansión, y no también, durante los casi 60.000 posteriores en determinadas poblaciones aisladas europeas¿¿ Hay mucho por investigar aun aqui.
Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el mayo 16, 2010 a las 10:25pm

Se agradece ese enlace, Dra. Canto.

Otra información complementaria aparece hoy en la LNE:

Carlos Lalueza-Fox

Lalueza-Fox: «El debate sobre si hay dos especies o una no lo podemos solucionar»

Vía: LNE.es | 2 M. S. M. | 16 de mayo de 2010

La certeza de que el hombre moderno tiene vínculos con los neandertales que poblaron Europa hace tambalearse la hasta ahora firme idea de que son dos especies que no pueden mezclarse con éxito. «Es un debate que no podremos solucionar», anticipa Carles Lalueza-Fox, que echa en falta una definición de especie que funcione bien en todas las situaciones y esté ampliamente aceptada. Para el paleogenetista, autor de «Los genes del neandertal», «el concepto de especie no deja de ser algo conveniente, que necesitan todos los biólogos para trabajar, desde los taxónomos hasta los ecólogos y los conservacionistas».

La hibridación de neandertales y sapiens dispara las dudas. Para algunos el hecho de que se haya producido intercambio genético entre las dos poblaciones obliga a replantearse la cuestión y preguntarse si no sería más acertado hablar de subespecies o incluso de un mismo linaje. Los investigadores de Sidrón no lo ven así y sostienen que aunque haya habido descendencia de ese cruce hay que seguir hablando de dos especies. «Somos conscientes de que muchas especies no han desarrollado incompatibilidades reproductivas y eso lo descubrimos a veces cuando las juntamos artificialmente, por ejemplo, en un zoológico», señala el científico. Añade que neandertales y sapiens hacía poco que habían divergido (unos 400.000 años), por lo tanto todavía podían ser fértiles, como descubrieron cuando se encontraron en el Próximo Oriente.

A todo ello, Lalueza-Fox une la diferencia morfológica que nos separa. Físicamente los neandertales eran muy diferentes de los humanos modernos. «Creo que debemos pensar en ellos como humanos más diferentes de nosotros que lo que somos nosotros de cualquier otro humano, más diferentes de lo que somos un africano y un europeo». Para sumar un elemento más de discordia ha aparecido recientemente la muestra de Denisova (Rusia) más conocida como Mujer X, cuyo ADN es muy diferente al de las dos especies citadas y de las que fue contemporánea.

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Es curioso que emplee el argumento de que "neandertales y sapiens hacía poco que habían divergido (unos 400.000 años), por lo tanto todavía podían ser fértiles, como descubrieron cuando se encontraron en el Próximo Oriente", cuando recientemente hemos visto que la paleoantropólogo, Aida Gómez Robles, presentaba hace escasos días su tesis doctoral donde afirma que la separación entre neandertales y sapiens habría que remotarla a hace un millón de años, lo cual entraba en contradicción con los datos obtenidos del genoma neandertal.

Si tuviera razón Aida Gómez Robles, el argumento ofrecido por Carles Lalueza-Fox sería irrelevante, puesto que si hubo hibridación, tras una divergencia de hace un millón de años (500.000 ó 600.000 años más), ello quiere decir que ambos, neandertales y sapiens, estaban, genéticamente mucho más próximos de lo que se ha venido creyendo y argumentando como especies separadas.

Es decir, si tras un millón de años de divergencia los neandertales y sapiens mantenían la capacidad genética para tener descendencia fértil, eso quiere decir que seguían siendo sumamente similares en términos genéticos, y, en consecuencia, a pesar de las diferencias antómico-morfológicas, no cabría hablar de dos especies distintas, sino, a lo sumo, de subespecies de una misma especie.

En resolución, parece más acertado quedarse con su diagnóstico de que el debate sobre si hay dos especies o una parece bastante complicado, hoy por hoy, de solucionar.

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A título de curiosidad también es interesante la siguiente noticia:

Foto: Fragmento de fémur extraído del yacimiento de Piloña, identificado como «SD-1253», que sirvió de base para los recientes hallazgos.

El hueso de Sidrón que remueve la ciencia

Vía: LNE.es | M. S. MARQUÉS | 16 de mayo de 2010

Es un fragmento de apenas cuatro centímetros del fémur de un joven sobre cuyo final todavía se sabe poco. Extraído del barro de la cueva piloñesa de Sidrón -que proporciona unas condiciones de conservación excepcionales- en el verano de 2005, su identificación como la muestra «SD-1253» no dice nada al profano. Las dos iniciales hacen referencia a su procedencia, y el número, el de su orden de extracción, da una idea de la fecundidad del yacimiento asturiano. Ahora el «SD-1253» -junto a huesos procedentes de las excavaciones de Vindija, en Croacia- ha removido los fundamentos de nuestra historia evolutiva con la fuerza impensable que a veces tienen las cosas pequeñas. Ese fragmento nos coloca en el umbral de un cambio en la concepción de lo que somos desde el punto de vista antropológico.

El fósil fue desenterrado en la galería del osario de la cueva piloñesa hace ya cinco años, en la primera campaña en la que se aplicó el protocolo de extracción limpia desarrollado por el equipo que trabaja en el yacimiento, una técnica que constituye toda una aportación de este grupo y que tiene como objetivo evitar la contaminación de los restos óseos con material genético de los propios investigadores. La calidad de la pieza, que conserva una alta cantidad de ADN a pesar de llevar depositada en el fondo de la cueva casi 50.000 años, fue decisiva para los análisis que contribuyeron a desvelar la participación de la especie Neandertal en nuestro genoma. La muestra fue clave en la secuenciación de parte del genoma de Sidrón que los investigadores propusieron para obtener datos con los que comparar los resultados de las muestras de Vindija (Croacia) con las que arrancó el «proyecto Genoma».

El fragmento de fósil resultó ser la mejor pieza de las quince de la cueva asturiana analizadas para conocer su aporte genético. Permitió secuenciar 2,2 millones de nucleótidos (los eslabones químicos que forman el ADN) del neandertal de Sidrón, lo que supuso un 0,1 por ciento del total del genoma, una cantidad nada desdeñable. Pero no fue la única contribución de la muestra, que también se empleó para determinar más de 10.000 posiciones variables en el genoma. Carles Lalueza-Fox, experto en paleogenética y uno de los responsables de la investigación de Sidrón, considera que los fósiles asturianos «serán cruciales para obtener regiones cromosómicas con mayor detalle y fiabilidad, y también para cualquier proyecto de diversidad neandertal que pueda hacerse en el futuro».

Ahora sabemos que nuestros ancestros se mezclaron con los neandertales en Oriente Próximo hace unos 70.000 años, rompiendo así más de medio millón de años de divergencia evolutiva de los precursores de ambas especies. De esa unión llevamos un 2% de ADN.

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