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Miembros del equipo de excavación de la Cueva Chiquihuite ingresan al sitio. Al comienzo de la temporada de excavación de 2 meses, un serie de mulas lleva más de 1,5 toneladas de equipo a la cueva, incluidos todos los elementos de campamento, comida y agua necesarios para apoyar a alrededor de 8 personas.
Los primeros habitantes de América del Norte dejaron pocas y valiosas pistas de su existencia, una huella aquí, un arma allí y una momia acullá, lo que ha llevado a los científicos a preguntarse exactamente cuándo llegaron los primeros seres humanos a este continente.
Ahora, dos nuevos estudios informan de una fecha sorprendentemente temprana: los humanos pudieron haber estado viviendo en el continente americano hace al menos 30.000 años.
Eso significaría que los primeros colonos pudieron haber llegado antes del Último Máximo Glacial, entre 26.500 y 19.000 años atrás, cuando las capas de hielo cubrían gran parte de lo que ahora es el norte de los Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, los humanos no se generalizaron en el continente americano hasta hace unos 14.700 años, cuando la población prosperó.
"Estos estudios son fascinantes", dijo William Harcourt-Smith, un paleoantropólogo del Lehman College y del Museo Americano de Historia Natural, ambos con sede en la ciudad de Nueva York, y que no participó en la investigación. "Ahora está muy claro que los humanos modernos estuvieron en las Américas mucho antes de lo que solíamos pensar. Ha habido otros sitios y académicos que han sugerido esto, pero son los estudios rigurosos como estos los que realmente cierran el acuerdo".
En un estudio, los arqueólogos analizaron una cueva remota en el noroeste de México que contiene herramientas de piedra hechas por el hombre con una antigüedad de hasta 31.500 años, según los modelos de datación. Esto retrasaría las fechas de dispersión humana en Norteamérica hasta hace unos 33.000 años, dicen los investigadores.
En el otro estudio, un equipo de arqueólogos ha tomado dataciones ya publicadas de 42 yacimientos arqueológicos en América del Norte y Beringia (la región que históricamente conectaba el continente asiático con el continente americano), y las han introducido en un modelo que analiza la dispersión humana. Este modelo encontró una presencia temprana de seres humanos en América del Norte que la data al menos en 26.000 años atrás.
Foto: las enormes galerías de piedra caliza de la cueva Chiquihuite se mantienen constantes a 12 grados Celsius, incluso en pleno invierno cuando los investigadores trabajan en el sitio
Ambos estudios, publicados en la revista Nature, van en contra del modelo "primero los Clovis", una hipótesis que se ha mantenido durante décadas y que sostiene que los primeros humanos llegaron a América a través de Beringia cuando la última Edad del Hielo estaba terminando hace unos 13.000 años. Sin embargo, los científicos han estado cuestionando este modelo a lo largo de los años, ya que se han descubierto yacimientos cuya datación es más antigua, incluida la cueva recientemente estudiada en México.
Foto: Investigadores en busca de ADN antiguo toman muestras en la cueva de Chiquihuite, México. Crédito: Mads Thomsen.
Cueva en las montañas
En 2010, los investigadores encontraron antiguas herramientas de piedra en la cueva Chiquihuite, un lugar en las montañas situado a 2.740 metros sobre el nivel del mar y a unos 1.000 metros sobre el fondo de un valle, escriben los investigadores en el estudio. El terreno en la cueva es difícil de explorar, ya que el techo de la entrada a la cueva se derrumbó hace unos 12.000 años, por lo que el equipo realizó excavaciones a unos 50 metros dentro de la misma. Además, era tan difícil trasladarse a esta cueva que los arqueólogos decidieron vivir en ella durante dos temporadas, un total de 80 días, en los años 2016 y 2017.
Durante ese tiempo, el equipo trabajó de manera constante, recolectando restos óseos, trozos de carbón, herramientas de piedra y sedimentos. Utilizaron dos técnicas para datar las aproximadamente 1.900 herramientas halladas en la cueva: la datación mediante radiocarbono y la luminiscencia ópticamente estimulada (OSL). Con esta última, los investigadores evaluaron cuándo los granos de cuarzo de los sedimentos habían sido expuestos por última vez a la luz solar, y, para evitar sesgar los resultados, "cuando extraíamos las muestras, la zona tenía que estar en completa oscuridad", dice el investigador principal del estudio y director de la excavación, Ciprian Ardelean (izquierda), arqueólogo de la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Las dataciónes por radiocarbono y las fechas obtenidas a través de OSL coincidieron, lo que sugiere que las mismas eran precisas, afirma Ardelean. Además, los investigadores dividieron las capas sedimentarias en dos secciones principales: una capa más joven que data entre hace 16.600 y 12.200 años, y que contenía aproximadamente el 88% de las herramientas líticas halladas, y una capa más antigua de entre 16.600 y 33.000 años que contenía aproximadamente el 12% de las herramientas restantes.
Ejemplos de artefactos líticos hallados en la cueva Chiquihuite, México.
Ardelean señaló que las herramientas líticas muestran signos claros de haber sido talladas por seres humanos, como marcas de percusión para lograr un borde afilado y puntiagudo. "También se pueden ver golpes repetidos en el mismo lugar de una herramienta, desde diferentes ángulos, cuando les resultaba más complicado separar las lascas y lo intentaban una y otra vez", relata Ardelean a Live Science.
Sin embargo, la búsqueda de material genético en la cueva solo arrojó ADN de plantas y animales (enebros, abetos y pinos, murciélagos, osos, ratones de campo, ratones ciervos y marmotas), pero no de seres humanos.
El Dr. Ardelean dijo: "No sabemos quiénes eran las personas que estuvieron en esta cueva, de dónde venían ni a dónde iban. Son un enigma completo. Solemos asumir, falsamente, que las poblaciones indígenas de las Américas de hoy son descendientes directos de los primeros americanos, pero esto no es así".
"Cuando la famosa población Clovis ingresó en América del Norte, los primeros colonos americanos ya habían desaparecido miles de años antes. Pudo haber habido muchas colonizaciones fallidas que se perdieron en el tiempo y estas no dejaron rastros genéticos en la población actual".
"El ADN humano más antiguo de las Américas actualmente se sitúa en hace 12.400 años", recuerda Ardelean: "Ahora bien, hemos demostrado que esta fecha no es la más antigua sobre la presencia humana en las Américas, sino que es la fecha de la expansión de la población en las Américas".
Fotos: pequeñas herramientas de piedra localizadas en la cueva.
Las herramientas eran de un estilo nunca antes visto por los arqueólogos, pero dicho estilo no cambió mucho en los últimos miles de años. Sin embargo, no se encontraron gran número de herramientas, por lo que parece que la cueva se usó escasamente, dijo. No obstante, puede haber más evidencias de actividad humana cerca de la entrada de la cueva, pero esa área, de momento, es difícil de excavar debido al desmoronamiento del techo de la misma, explica Ardelean.
Por lo demás, el equipo encontró evidencias de azufre, potasio y zinc, elementos que podrían ser signos de actividades humanas, tal como matar animales u orinar, aunque también es posible que los carnívoros hayan dejado estos restos cuando usaron la cueva, precisa Ardelean.
"La cueva de Chiquihuite es uno de los pocos enclaves estudiados que indican que los humanos vivieron en las Américas antes del comienzo del Ultimo Máximo Glacial", dice Justin Tackney (derecha), investigador asociado del Departamento de Antropología de la Universidad de Kansas, y que no participó en el estudio. "Si los autores tienen razón, la Cueva Chiquihuite representaría un descubrimiento muy significativo en nuestro campo, dado que el sitio se usó hace unos 30.000 años", dice Tackney a Live Science.
"Esto, además, lleva a preguntas sobre qué rutas físicas habrían tomado estos humanos para llegar tan al sur de las Américas en una fecha tan temprana, particularmente durante la extensión máxima de las capas de hielo. Semejantes fechas son tan tempranas que el enfoque ahora estará en comprobar la veracidad de esos pocos artefactos líticos tan antiguos", dijo Tackney.
"El análisis de todas estas herramientas de piedra demuestra que los humanos que usaron la cueva eran lo suficientemente flexibles como para lidiar con elementos como la altura de la misma sobre el nivel del mar", agrega Harcourt-Smith. "Además, muestra que México es una región importante en la que centrarse en relación al estudio de los primeros humanos en las Américas", apunta Harcourt-Smith.
Foto: los investigadores examinando las diferentes capas sedimentarias de la cueva. Mads Thomsen
Viajes a través de América del Norte
El otro estudio mencionado extrae datos arqueológicos de los primeros asentamientos en América del Norte. En particular, los investigadores estaban interesados en saber cuándo los humanos comenzaron a ocupar cada zona, "ya que las personas suelen estár presentes en una región antes de que se cree un enclave arqueológico", dice la investigadora principal del estudio, Lorena Becerra Valdivia (izquierda), arqueóloga de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, y de Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia.
"Es razonable suponer, por ejemplo, que hubo seres humanos en América del Norte antes de que podamos ver su rastro en México, en la Cueva Chiquihuite", argumenta Becerra Valdivia a Live Science en un correo electrónico. "Por tanto, nuestro estudio trata de identificar patrones de migración humana a gran escala hacia y a través del continente americano a lo largo del tiempo".
Después de analizar datos de 42 enclaves arqueológicos en todo el continente, los investigadores encontraron que "mientras había humanos en América del Norte, antes, durante e inmediatamente después del Último Máximo Glacial, las poblaciones se expandieron significativamente por todo el continente, en realidad, mucho más tarde, durante un período de clima cálido abrupto al final de la Edad del Hielo, el cual comenzó hace unos 14.700 años", dice Becerra Valdivia, quien también fue co-investigadora en el estudio de la Cueva Chiquihuite.
Foto: El arqueozoólogo Joaquín Arroyo-Cabrales, izquierda, y la experta en datación por radiocarbono Lorena Becerra-Valdivia, centro, revisan los restos de animales encontrados en la cueva de Chiquihuite. Devlin Gandy
Este análisis se basa en el hecho de que las tres tradiciones principales de tallado de herramientas de piedra -Clovis, Western Stemmed (tallado del oeste) y Beringia- comenzaron todas aproximadamente al mismo tiempo, así como en la evidencia genética, la cual apunta a un aumento demográfico. Este crecimiento de la población probablemente jugó un papel en la disminución de los grandes animales, como los mamuts y los camellos, aunque el cambio climático al final de la última Edad del Hielo también contribuyó a ello, dijo.
Dataciones y situación de los enclaves arqueológicos detectados a lo largo del tiempo y analizados en el estudio liderado por la profesora Becerra Valdivia.
"Parece, por tanto, que las llegadas iniciales de seres humanos no tuvieron un impacto marcado e inmediato en el declive de la megafauna", señala Becerra Valdivia. "Fue la expansión y el crecimiento de la población posterior lo que lo provocó".
Becerra Valdivia reconoce que, debido a que este estudio se enfoca solo en América del Norte, se necesita una investigación similar en América del Sur. "Solo al desbloquear la historia de la ocupación humana inicial allí, en América del Sur, podremos ver la imagen completa y comprender el patrón de migración de modo global".
"El modelo estadístico empleado en este estudio hace algunas estimaciones sobre las fechas de ocupación, que provocan que sus conclusiones sean más abiertas a la interpretación y el debate", aduce Harcourt-Smith. "Sin embargo, también muestra que si tomamos un enfoque de evidencia total de la primera ocupación de las Américas, los datos sugieren (solo sugieren) que los humanos pueden haber existido desde hace 30.000 años, lo cual es extraordinario", añade Harcourt-Smith. "Obviamente, necesitaremos más pruebas sólidas, como restos humanos o ADN, para respaldar esta sugerencia, pero es emocionante pensar en ello".
Fuentes: livescience.com | phys.org | 22 de julio de 2020
Foto: Aunque la luz solar llega a entrar brevemente, a mediodía, en la galería principal de la cueva, el área de excavación a lo largo de la pared norte de la caverna requiere constante uso de iluminación artificial con la ayuda de generadores eléctricos. Ciprian Ardelean.
Cuando los investigadores llegaron por primera vez a una cueva en lo alto de las montañas desérticas del centro-norte de México, esperaban aprender cómo era el medio ambiente allí hace miles de años. Pero el descubrimiento inesperado de lo que creen es una antigua punta de proyectil condujo a una excavación de una década que podría reescribir la historia de las Américas.
Según un artículo publicado hoy en la revista Nature, el sitio, conocido como cueva Chiquihuite, puede contener evidencias de ocupación humana de hace unos 30.000 años, aproximadamente hace el doble de tiempo de lo que se estima sobre cuándo llegaron los primeros humanos al continente americano.
La cuestión de cuándo la gente llegó por primera vez a las Américas se ha debatido durante más de un siglo. Durante gran parte de ese tiempo, la teoría reinante puso la llegada en hace unos 13.500 años. Pero los arqueólogos ahora están explorando sitios que siguen retrasando esta datación, incluidos algunos que informaron haber encontrado signos de presencia humana más allá de 30.000 años atrás. La evidencia que respalda esas afirmaciones es muy controvertida, y este último descubrimiento suscita más controversia todavía.
"Todo el mundo sabe que cuando entras en el ring a este nivel, estás buscando un debate internacional, lo vas a conseguir y debes tener tu defensa preparada", dice Loren Davis (izquierda), un arqueólogo de la Universidad Estatal de Oregón. “Para mí, es inevitable. Continuaremos empujando esto hacia atrás, hasta que no se pueda ir más allá".
Al excavar en el piso inclinado de la cueva, a una profundidad de tres metros, el director de la excavación y el autor principal del artículo, Ciprian Ardelean (derecha), arqueólogo de la Universidad Autónoma de Zacatecas, y sus colegas investigadores, han desenterrado miles de piedras que identificaron como cuchillas, puntas de proyectil, y lascas producidas por el proceso de fabricación de herramientas. Lo que dicen es que son implementos y lascas de un tipo de piedra caliza que no se ha encontrado en la cueva y se cree que fue traída a la misma.
Los arqueólogos también descubrieron trozos de carbón entre las capas de sedimentos. Si bien es imposible decir si este material fue quemado por manos humanas, o por eventos naturales, la datación mediante radiocarbono mostró que su antigüedad oscila entre 32.000 y 12.000 años.
Los investigadores no encontraron restos humanos y muy pocos huesos de animales. Sin embargo, detectaron la presencia de ADN humano en las capas de sedimentos. Pero no está claro si el material genético fue dejado por personas antiguas, o si la excavación o el entorno fue contaminado por ADN de humanos modernos.
"La principal contribución de Chiquihuite es que trae otra pequeña luz, otra señal pequeña de que hay algo allí", dice Ardelean, quien ha dirigido excavaciones en la cueva desde 2011.
Cualquier visitante de la cueva de Chiquihuite hoy asumiría que los humanos nunca habrían elegido ese lugar para vivir, dado que habría sido muy inhóspito. Pero podrían estar equivocados.
El equipo extrajo polen antiguo y ADN de los sedimentos y encontró signos de que los alrededores desolados de la cueva alguna vez fueron mucho más fríos, más verdes y más húmedos. En un nivel profundo de la excavación, datado en hace 28.000 años, descubrieron evidencia del abeto Douglas, un árbol que ya no es nativo de México, así como un trozo de piedra que los investigadores creen que es una cuchilla hecha por humanos.
Cuando los glaciares en todo el mundo alcanzaron su máxima extensión hace unos 24.000 años, y lo que es conocido como el Último Máximo Glacial, o LGM, el paisaje alrededor de la cueva habría estado arbolado, con enebros, pinos y abetos, y salpicado de lagos y aguas termales. "Se habría visto como Oregon o Columbia Británica", dice Ardelean. "No lo reconocerías, en absoluto".
La antigüedad extrema reclamada para la cueva Chiquihuite no concuerda con la opinión ampliamente aceptada de que seres humanos de Asia caminaron sobre un puente terrestre a través del Estrecho de Bering y entraron en las Américas cuando las capas de hielo que cubrían Canadá durante el Último Máximo Glacial (entre 26.500 a 19.000 años atrás) comenzaron a retirarse. Por esta y otras razones, el descubrimiento es recibido con precaución por expertos externos que han revisado los datos presentados en Nature.
Las piedras que los investigadores creen que son herramientas creadas por manos humanas han sido objeto de un escrutinio particular. Si bien los investigadores demostraron que la piedra utilizada provenía del exterior de la cueva, algunos expertos se preguntan si son artefactos humanos reales o si fueron creados por procesos geológicos naturales.
Loren Davis, el arqueólogo del estado de Oregón que dirige las excavaciones en el enclave temprano de Cooper's Ferry, en Idaho, señala que los entornos de cuevas también crean muchas piedras fracturadas de modo natural que pueden malinterpretarse como artefactos.
"Lo que hay que recordar es que los humanos no tienen el monopolio de la física requerida para romper rocas", dice Davis.
También le preocupa la falta de otros signos de ocupación humana en los depósitos de la cueva, como hogares y huesos de animales con marcas de corte.
"Puedes tener una gran lista de todas las cosas que puedes esperar ver en un sitio, y [los investigadores de Chiquihuite] no tienen nada excepto una piedra rota", dice Davis. "Y si quitas las piedras, realmente no hay nada". Si bien considera que la investigación es "intrigante", se reserva un juicio al respecto.
Luego está el hecho sorprendente de que el estilo de fabricación de las herramientas, la forma distintiva en que las mismas parecen haber sido formadas, es completamente único.
"Es muy curioso que el conjunto de herramientas sea tan diferente a todo lo que alguien haya conocido antes", dice el arqueólogo Tom Dillehay (izquierda), de la Universidad de Vanderbilt. “¿Cómo es posible que no esté relacionado con nada de lo encontrado anteriormente? Bueno, es posible".
En 1997, Dillehay presentó evidencias de que seres humanos llegaron a la punta de América del Sur, en un sitio conocido como Monte Verde, en Chile, hace unos 14.500 años, mil años antes de lo que se estimaba en ese momento. Su anuncio provocó furor, pero finalmente sus hallazgos fueron confirmados.
Dillehay señala que recibió críticas similares sobre las herramientas de piedra que encontró en Monte Verde, y cree que algunos de los proyectiles de Chiquihuite pueden ser precursores de puntas posteriores encontrados en el centro-norte de México.
Pero también expresó sus dudas sobre la aparente falta de evolución tecnológica que se observa en los artefactos de piedra. Según las fechas de radiocarbono del carbón extraído del piso de la cueva, el uso de la misma por los humanos abarcó unos 20.000 años. Dillehay señala que hay cambios marcados en las herramientas de piedra utilizadas en Monte Verde a lo largo de miles de años, y, sin embargo, durante un período mucho más largo, las piedras de Chiquihuite no muestran signos de evolución en las técnicas de fabricación de las herramientas halladas.
El profesor de la Universidad de Oregón, Dennis Jenkins (derecha), que dirige unas excavaciones en el enclave de Paisley Caves, está preocupado porque muchas de las supuestas cuchillas de piedra encontradas no parecen particularmente afiladas, según las fotos presentadas en el artículo de Nature. "Sin embargo, hay algunas que definitivamente parecen artefactos potenciales", dice. Y el hecho de que el material pétreo utilizado tenga su origen fuera de la cueva agrega peso a la afirmación de que fue traída y diseñada para su uso por humanos, dice Jenkins.
Varios otros investigadores externos contactados por National Geographic declinaron hacer comentarios y dirigieron sus consultas a Michael Waters (izquierda), director del Centro para el Estudio de los Primeros Americanos en la Universidad Texas A&M, y un experto preeminente sobre el poblamiento de las Américas. Waters revisó el documento publicado, pero también se negó a comentar nada, y en su lugar proporcionó a National Geographic la revisión científica que escribió en 2019, en donde concluye que los datos genéticos y arqueológicos actuales no respaldan una ocupación de las Américas antes de hace 17.500 años.
El equipo de Chiquihuite está preparando otro documento sobre su investigación, y Ardelean confía en que los nuevos datos proporcionarán apoyo adicional para sus conclusiones. No obstante, Ardelean le recuerda repetidamente a su equipo que la cueva Chiquihuite es solo uno de los muchos sitios que están dibujando una imagen más completa y compleja de cuándo y cómo llegaron los seres humanos a las Américas.
"Creo que este estudio muestra que necesitamos volver a examinar lo que creemos saber sobre el poblamiento de las Américas, y debemos estar abiertos a un período de tiempo mucho más largo", dice Devlin Gandy, miembro del equipo de Chiquihuite y arqueólogo de la Universidad de Cambridge.
"Las profundas dataciones proporcionadaedatos dee Chiquihuite, sin duda van a ser disputadas vorazmente", dice Jenkins. "No tengo ninguna duda al respecto".
Fuentes: nationalgeographic.com |zacatecasalminuto.com | 22 de julio de 2020
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