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Punzón de metal descubierto en Tel Tsaf (Israel). Foto: PLOS ONE
Fuente: Past Horizons | 27 de mayo de 2014 (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae)
El origen de la metalurgia en el antiguo Cercano Oriente está bien atestiguado en el Levante sur, con ricos conjuntos de artefactos de cobre de la cueva Nahal Mishmar (izquierda) y los únicos anillos de oro de la cueva Nahal Qanah (derecha) lo que lo confirma como el principal enclave durante la segunda mitad del V milenio a.C.
Sin embargo, muchas preguntas importantes acerca de la metalurgia del Calcolítico en el Levante sur siguen sin respuesta, como, por ejemplo, ¿de dónde venían los materiales utilizados en los procesos, adónde fueron los bienes finales producidos, y cuál era la dinámica de producción? Nuevas preguntas siguen surgiendo, y recientes descubrimientos obligan a que interpretaciones anteriores sean reconsideradas.
En este sentido, una nueva evidencia ha salido a la luz en forma de un punzón de cobre en un entierro del Calcolítico Medio, en Tel Tsaf, en el valle del Jordán, Israel, lo que sugiere que la tecnología de fundición de metal se introdujo en la región tan pronto como a finales del VI milenio a.C.
Fase del Calcolítico Medio
Tel Tsaf es un enclave arqueológico al sur-este de Beit She'an, y entre 2004-2007 un gran proyecto de excavación fue llevado a cabo por Yosef Garfinkel (izquierda), de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Tel Tsaf se data entre el 5100-4600 a.C., a veces llamado Calcolítico Medio, un período poco conocido en la arqueología del Levante, posterior a la datación de la fase de Wadi Rabah y previo a la datación de la fase del Ghassulian calcolítico.
El complejo arquitectónico de adobe del sitio incluye edificios con patios combinando sus formas rectilíneas con habitaciones redondeadas, así como silos para almacenar grano, y un gran número de instalaciones para cocinar. Cuatro entierros fueron descubiertos, dos de los cuales fueron encontrados en el interior de los silos de grano. Los silos descubiertos con estructuras de patios alcanzaban una capacidad de almacenamiento que se estima de 15 a 30 toneladas, mucho más allá de las necesidades anuales de una familia; una clara una indicación de la acumulación de excedentes en una escala sin precedentes en el antiguo Cercano Oriente.
Tel Tsaf proporcionó un rico conjunto de más de 2.500 cuentas hechas de cáscara de huevo de avestruz, artículos de obsidiana procedentes de Anatolia o Armenia, cuatro fragmentos de cerámica Ubaid importada desde el norte de Siria o Mesopotamia, y una concha nilótica de Egipto. Estos hallazgos muestran unas conexiones de una distancia y diversidad inesperadas.
Un pequeño descubrimiento con grandes implicaciones
Un artículo publicado -en abierto- en la revista PLOS ONE, examina la composición química del pequeño punzón de cobre y revisa su contexto por primera vez.
Izquierda: Vista general de un silo redondo con grandes piedras en el centro. Derecha: Primer plano del entierro de una mujer con un cinturón de 1.668 cuentas en su pelvis. (PLOSONE)
El objeto fue encontrado en la tumba de un esqueleto articulado de una mujer adulta, la cual tenía aproximadamente 40 años de edad. Se describe como un pasador alargado hecho de cobre fundido, con una sección transversal redondeada. Es de 41 mm de largo y tiene un diámetro máximo (cerca de la base y en la mitad de su longitud) de 5 mm. El diámetro cerca de la punta es de 1 mm. El color de su exterior es verde debido a la oxidación y corrosión, mientras que el núcleo es de color rojizo. La punta estrecha tiene signos de movimiento de rotación y restos de un mango de madera se notan en su base, en el extremo opuesto, lo que sugiere su uso como un punzón. Desafortunadamente este artefacto está completamente corroído, por lo que ha sido imposible examinar la estructura del metal y su técnica del producción. Sin embargo, saber su composición fue posible utilizando un análisis Niton ED-XRF.
Familia de comerciantes de alto estatus
Los resultados indican que el punzón estaba hecho de estaño y cobre natural, traído de un lugar distante, probablemente el Cáucaso, y transportado al Valle del Jordán a través de redes de intercambio de larga distancia, las cuales también trajeron obsidiana, elementos de grava y otros bienes procedentes de Armenia, Anatolia y Siria, a través del Corredor Levantino. Esto hace deducir un alto estatus de los ocupantes de Edificio I; una familia o grupo selecto dentro de la comunidad, el cual muy posiblemente controlaba el cultivo y el almacenamiento local de grano, así como el comercio a larga distancia.
Foto: Vista general del patio del Edificio 1. PLOS ONE
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