Unas runas germánicas halladas en territorio de la Gran Moravia rescriben la historia de los pueblos eslavos

Foto: Archivo de la Universidad Masaryk de Brno.

Un equipo de arqueólogos ha encontrado en el sur de Moravia un hueso con unas inscripciones que más tarde pudieron identificar como pertencientes al alfabeto rúnico. Este primer hallazgo de runas germánicas en suelo eslavo da pie a todo tipo de preguntas e hipótesis sobre la relación entre pueblos eslavos y germanos o sobre la escritura de la lengua eslava antes de la llegada de Cirilo y Metodio a la Gran Moravia.

Una costilla de vaca inscrita, hallada en 2017 junto a varias piezas de cerámica del tipo de Praga en Lány, cerca de Břeclav, va camino de rescribir la historia de los primeros eslavos. Tras descubrir un equipo internacional de científicos checos, austriacos, suizos y australianos que las inscripciones son runas germánicas, como informa la Universidad Masaryk, en Brno, surgen nuevas vías de investigación sobre los orígenes de los eslavos, sus relaciones con los pueblos germánicos vecinos y su búsqueda de una escritura propia que culminó con la llegada de los misioneros Cirilo y Metodio a la Gran Moravia en el año 862.

Ejemplo de escrtiura glagolítica. Tabla de Baška (principios del s. XII), hallada en la isla de Krk, en Croacia.

Hasta ahora se pensaba que el alfabeto glagolítico que crearon para el eslavo antiguo estos dos monjes griego-macedonios llegados de Bizancio, y del que más tarde surgió el alfabeto cirílico, que aún se utiliza en la lengua rusa, la búlgara o la serbia, entre otras, había sido la primera forma de escritura de la lengua eslava. Pero este hueso, que con las últimas tecnologías se ha datado sin lugar a dudas alrededor del año 600 de nuestra era, es ahora el documento escrito más antiguo conocido de los eslavos. Y, por lo tanto, ahora surge la duda de cuál fue la primera escritura usada por los pueblos eslavos, explicó a Radio Praga Internacional el director del Instituto de Arqueología y Museología de la Universidad Masaryk de Brno, Jiří Macháček.

Jiří Macháček, foto: Archivo de la Universidad Masaryk de Brno

“Este hallazgo no contiene ninguna palabra concreta, son runas inscritas, que es otro abecedario, con otros símbolos. En esta costilla rota está precisamente la parte final de un abecedario. Probablemente, en el resto del hueso estaría la parte que falta del abecedario. Estamos dándole vueltas a qué podría significar. Hay dos posibilidades. A veces se encuentran runas en este orden en monumentos arqueológicos porque cada runa tenía su poder mágico en la religión germana. Cuando estaban inscritas en el orden correcto tenían un poder mágico. La otra opción, que nos parece la más probable, es que este hueso pudiera servir como una especie de manual para aprender las runas o un ejercicio para alguien que estaba aprendiendo a escribirlas. No se puede descartar que sea una prueba de que los antiguos eslavos tomaran de los antiguos germanos esta escritura y que intentaran aprenderla”.

Estas runas encontradas están en futhark antiguo, esto es, el alfabeto que usaba precisamente la población germanoparlante del siglo II al VII después de Cristo en Centroeuropa. Tenía 24 símbolos y de él solo se conocen 17 muestras completas o parciales en toda Europa.

Pero este descubrimiento se dio en uno de los asentamientos eslavos más importantes, que posteriormente se convertiría en uno de los centros neurálgicos de la Gran Moravia, el primer estado eslavo de la historia, prosigue Jiří Macháček.

“El hallazgo se produjo cerca de Pohansko, en Břeclav, que es uno de los centros más importantes de la Gran Moravia. La Gran Moravia surgió en el siglo IX, esto es, 200 o 300 años después de lo que han sido datadas estas runas, pero este espacio del que hablamos, donde se unen los ríos Dyje y Morava, es uno de los lugares donde se asentaron los primeros eslavos que somos capaces de identificar como tales. Cerca de este lugar, en Lány, es donde tenemos documentado uno de los asentamientos eslavos más antiguos en nuestro territorio y en Europa Central. Parece evidente que estos eslavos fueron tomando conocimientos, técnicas y capacidades de los pueblos de alrededor y consiguieron alcanzar un nivel cultural muy alto que luego resultó en la Gran Moravia”.

Runa en futhark antiguo. Foto: Archivo de la Universidad Masaryk de Brno.

La Gran Moravia aceptó el cristianismo, se construyeron iglesias y se hacían joyas preciosas, destaca Macháček, que añade que probablemente ese proceso de ir asimilando las posibilidades de otras culturas se inició a finales del siglo VI y principios del VII, probablemente cuando empezaron a aprender a escribir, aunque fuera con runas germánicas.

"El descubrimiento es revolucionario, explica el académico de Brno, porque demuestra que los antiguos eslavos realmente estaban en contacto con las runas germánicas. Hasta la fecha solo existía un testimonio histórico de que los eslavos hubieran usado una escritura anterior al glagolítico".

Un relato sobre las epístolas del monje Hrabar, foto: public domain

“El monje Hrabar, de la ciudad búlgara de Preslav, a principios del siglo X escribió la obra 'Un relato sobre las epístolas', en la que describía la historia de Cirilo y Metodio, de cómo inventaron la escritura de los eslavos. Pero también decía que antes de su llegada, los eslavos usaban para escribir 'recuentos' y bocetos'. Los investigadores no se han podido poner de acuerdo en qué serían estos 'recuentos' y 'bocetos'. Algunos pensaron que se trataría de una escritura anterior, probablemente runas, pero la hipótesis fue rechazada porque nadie había encontrado runas en territorio eslavo. Ahora tenemos una prueba de que realmente los eslavos pudieron entrar en contacto con las runas germánicas y podían escribirlas, pero esto aún lo tenemos que investigar, porque se trata del primer hallazgo de runas entre los eslavos”.

¿Quién pudo hacer las inscripciones en este hueso?

El alfabeto rúnico está ligado al paganismo. Con la llegada del cristianismo a tierras germánicas en el siglo VII, desapareció con la implantación del alfabeto latino en el oeste europeo. De la misma manera que, si realmente los eslavos escribieron runas, estas desaparecerían después en el este del continente en el siglo IX a través del cristianismo, por el que se extendió el alfabeto griego o el glagolítico y, luego, el cirílico.

Con la desaparición de las runas se perdió un conocimiento y una técnica que dominaban muy pocas personas en aquellas sociedades. Siendo una técnica tan exclusiva, se pregunta Macháček quién haría las inscripciones en el hueso encontrado.

Lugar de excavación donde se halló la runa en futhark antiguo. Foto: Archivo de la Universidad Masaryk de Brno.

“Nuestro descubrimiento demuestra que tenían que estar conectados estos pueblos a nivel cultural porque las runas de esta costilla podrían estar talladas por un germano que dominara la técnica pero que viviera con los eslavos. O quizá era un eslavo –no lo sabemos– que aprendiera a tallar las runas de algún germano. En cualquier caso, tenían que tener un contacto muy estrecho. No es que todos los germanos que vivieran en nuestro territorio se marcharan y luego llegaran los eslavos en masa. Esos procesos que se dieron en aquella época, y de los que surgieron las naciones que conocemos hoy día, tuvieron que ser mucho más complicados, mucho más complejos de lo que uno podría imaginar”.

La tarea de los arqueólogos ahora, considera Macháček, es ver cómo estaban de extendidas las runas entre los eslavos. Piensa el arqueólogo que una vez que se ha dado este paso, pueden empezar a aparecer más restos inscritos con runas que no habían sido identificadas como tales. Así sucedió en un principio con la propia costilla descifrada ahora, en la que las inscripciones no son del todo visibles, y no fue fácil llegar a entender que lo que tenían frente a sus ojos eran runas germánicas halladas en un asentamiento eslavo.

Fuentes: español.radio.cz | brnensky.denik.cz | 22 de febrero de 2021

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