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Secciones de tomografías computarizadas y reconstrucción en 3D que muestran la cavidad del cuerpo vacío de la momia ROM910.5.3 del Royal Ontario Museum. Foto: Andrew Wade
Fuente: LiveScience | Tia Ghose | 22 de marzo de 2013 (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae)
Contrariamente a los informes del famoso historiador griego Herodoto, los antiguos egipcios probablemente no eliminaban los órganos internos de las momias con enemas de aceite de cedro, según se desprende de las nuevas investigaciones sobre la realidad de la momificación.
Los antiguos embalsamadores tampoco dejaban siempre el corazón de la momia en su lugar, agregaron los investigadores.
Los resultados de la investigación provienen del análisis de 150 momias del mundo antiguo y han sido publicados en la edición de febrero de HOMO - Journal of Comparative Human Biology.
En el siglo V a.C., Herodoto, el "padre de la historia" realiza una mirada a los entresijos del proceso de momificación egipcia. El embalsamamiento fue un negocio muy competitivo, y los trucos del oficio eran secretos muy bien guardados, dice el coautor del estudio, Andrew Wade (izquierda), un antropólogo de la Universidad de Western Ontario.
Herodoto describe varios niveles de embalsamamiento: a las elites, decía él, se les practicaba una hendidura transabdominal (derecha, zona marcada por un óvalo), a través de la cual eran extraídos los órganos. Entre la clase más baja, las momias tenían los órganos carcomidos por un enema de aceite de cedro, el cual se cree era similar a la trementina.
Además, Heródoto afirmaba que el cerebro era extraído durante el embalsamamiento y en otros relatos sugiere que el corazón se dejaba siempre en su lugar.
Foto: Tomografías computarizadas y reconstrucciones de la momia RM-2718, mostrando (A) la incisión izquierda de la evisceración transabdominal vista desde el interior de la cavidad corporal; (B) el corazón intacto, con posible embalsamamiento del órgano y solidificación directa del nivel de resina, y (C) parte posterior de la momia dañada (tenga en cuenta los cortes rectos por encima, por debajo ya lo largo de la línea media).
"Muchos de sus relatos suenan más a historias turísticas, por lo que somos reticentes a tomar todo lo que dijo por su valor nominal", comenta Wade a LiveScience.
Para comprobar cómo las evisceraciones tenían realmente lugar, Wade, y su colega Andrew Nelson (derecha), buscaron, a través de la literatura científica, información detallada sobre cómo fueron embalsamadas 150 momias a lo largo de miles de años en el antiguo Egipto. También realizaron tomografías computarizadas y reconstrucciones en 3D en siete momias.
El equipo encontró que a los ricos y a los pobres por igual, muy habitualmente, se les realizaba la hendidura transabdominal, aunque para la evisceración de las elites se les practicaba a veces un corte en el ano.
Además, no había mucha indicación de que los enemas de aceite de cedro fueran usados. Y sólo una cuarta parte de las momias tenían sus corazones en su lugar. La extracción del mismo, parece coincidir con un período de transición, cuando la clase media obtuvo acceso a la momificación; por consiguiente, lograr que el corazón se mantuviera pudo haberse convertido en un símbolo de estatus después de ese momento de transición, concluye Wade.
"Las elites necesitaban algún aspecto que los distinguiera de las personas que ellos gobernaban", afirma.
Y mientras que Heródoto había sugerido que a las momias se les quitaba sus cerebros y se desechaban, Wade y sus colegas encontraron que una quinta parte de los cerebros fueron dejados en el interior de los cráneos de las momias. Casi todos los demás fueron sacados a través de la nariz, según detalla el equipo de Wade en otro estudio publicado en agosto de 2011 en la misma revista.
Después de la evisceración, los cuerpos eran frotados con un antiséptico suave como el vino de palma. También eran cubiertos con natrón, una sal natural, dejándolos secar durante varios días envueltos con lino o virutas de madera, y a veces perfumados con esencias, dijo Wade.
Los resultados muestran cuán variadas técnicas de embalsamamiento había en el mundo antiguo, añade David Hunt (derecha), un antropólogo físico de la Smithsonian Institution, en Washington, D.C.
"Mucha gente ha tomado la idea de que todo se hacía de la misma manera, pero en el transcurso de 3.000 años es evidente que no era así", comenta Hunt a LiveScience.
"Sabemos que la gente en el Sudán no siguió exactamente la misma metodología que se practicaba en Alejandría".
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