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Foto: La ministra de cultura de Renania-Palatinado, Doris Ahnen, junto al arqueólogo Axel von Berg (izquierda) y el también arqueólogo Ulrich Himmelmann, observando el tesoro encontrado.
Fuente: ABC.es | Reuters| 19 de febrero de 2014
Un cazatesoros aficionado, con un detector de metales, ha descubierto un tesoro de oro y plata en un bosque de Alemania que data de los tiempos de los romanos, lo que ha alimentado la especulación de que pueda ser el legendario tesoro nibelungo que inspiró las óperas de Richard Wagner.
Foto: Tazón de plata.
El tesoro encontrado en el estado occidental de Renania Palatinado, que podría tener un valor aproximado de un millón de euros, contiene piezas importantes, como cuencos de plata, broches y otras piezas de joyería de vestidos ceremoniales y pequeñas estatuas que adornaban una gran silla, según explicaron los arqueólogos de la región.
Foto: Figuras de plata.
«En términos de cronología y geografía, el descubrimiento encaja con la época de la leyenda de los nibelungos», dijo Axel von Berg (izquierda), el arqueólogo jefe de la región, citado por medios alemanes. «Pero no podemos decir si pertenece realmente al tesoro nibelungo», dijo, añadiendo que quien lo poseyó «vivió bien» y pudo haber sido un príncipe.
El tesoro, encontrado cerca de Ruelzheim, en el sur del estado, se encuentra ahora en el departamento cultural estatal de Mainz, pero las autoridades sospechan que no tienen todo el tesoro.
Los fiscales han comenzado una investigación contra el hombre que lo descubrió porque sospechan que puede haber vendido una parte, posiblemente a un comprador extranjero, dijo el departamento. «El lugar en el que fue encontrado estaba completamente destrozado por una actuación inadecuada», dijo en un comunicado.
Foto: Adornos de oro.
Tanto si el tesoro es el famoso «Rhinegold» o no, parece que fue enterrado apresuradamente por su propietario o ladrones alrededor del año 406-407 d.C., cuando el imperio romano se comenzaba a derrumbar en la zona a lo largo del Rin, dijo Von Berg en un comunicado.
Según la leyenda nibelunga, el guerrero Hagen mató a Sigfrido y enterró su tesoro en el río Rin. El Rin ha cambiado su curso muchas veces a lo largo de los siglos, de modo que el tesoro no tendría por qué estar bajo el agua.
Foto: Adornos de oro de una prenda ceremonial.
Aunque es un mito, la historia está basada en la caída de los burgundios en el siglo V. Renania Palatinado se enorgullece de tener el tramo más largo del Rin, salpicado de castillos y anclado en la leyenda que ha inspirado a poetas, pintores y músicos alemanes.
Foto: Bandeja de plata.
Foto: Detalle de la bandeja de plata.
Foto: Bandeja de plata doblada con figuras en relieve.
¿De dónde viene el oro del Rin?
Fuente:ABC.es | 20 de febrero de 20104
«El oro del Rin», lienzo de Hans Makart
Hagen, el asesino de Sigfrido, dejó caer el tesoro «junto al hoyo, en el Rin»: eso es todo lo que «El cantar de los nibelungos» nos cuenta sobre el fenomenal tesoro, aunque aún añade otro dato que todavía nos deslumbra: hicieron falta doce carretas yendo y viniendo durante cuatro días para acarrearlo.
En realidad el Rin siempre ha estado lleno de tesoros. Las tribus germánicas se aventuraban con frecuencia al otro lado de su frontera natural para saquear a sus vecinos romanos. Exquisitas vasijas finamente elaboradas por los mejores orfebres del Imperio eran aplastadas o partidas sin piedad para que pudieran repartirse el botín más fácilmente. Los bárbaros resultaban especialmente vulnerables cuando cruzaban el Rin en balsas sobrecargadas con el preciado metal, así que los romanos aprovechaban ese momento para contraatacar desde la orilla. El oro, naturalmente, iba a parar al río. Aun hoy los arqueólogos encuentran con relativa frecuencia muestras de estos históricos saqueos.
Posiblemente ése fuera el origen de la leyenda. Ni dragones, ni gigantes. Tan sólo un violento choque cultural y el impulso de la codicia. Pero eso no ha impedido que generaciones de alemanes soñaran y sueñen todavía con el fastuoso tesoro. Sobre todo a partir de 1755, cuando «El cantar de los nibelungos» fue redescubierto y convertido en epopeya nacional.
En una época en que Alemania era todavía una nación sin estado, fragmentada en cientos de territorios independientes, el tesoro del Rin se convirtió en un símbolo de la ansiada unificación que permanecía bajo las aguas en espera de un Sigfrido capaz de aniquilar al dragón que lo protegía. Pero la inevitable vinculación del oro con la codicia, defecto vinculado con el prejuicio antisemita, mancillaba este glorioso sentido simbólico. Richard Wagner, que le dedicó una ópera entera («El oro del Rin»), resolvió la paradoja haciendo que para su ingenuo héroe Sigfrido el tesoro solo significara «la voz de la naturaleza». Su enemigo Alberich, en cambio, lo deseaba para «apoderarse del mundo».
El nazismo terminaría afianzando esta perspectiva: el dragón que protege el tesoro no sería otro que Ahasvero, el judío errante. Podemos imaginarnos quién era, a sus ojos, el nuevo Sigfrido llamado a derrotarlo.
«No tiene sentido plantearse si es o no el tesoro del nibelungo»
M. Arrizabalaga / ABC
El descubrimiento en un bosque alemán de un tesoro de la época de los romanos valorado en un millón de euros ha desatado todo tipo de conjeturas. ¿Es el tesoro de los nibelungos que inspiró al compositor alemán Ric...?
Para Enrique Bernardez Sanchís, catedrático de Filología de la Universidad Complutense de Madrid y autor de «Los mitos germánicos» (Alianza, 2002), la pregunta no tiene sentido. «La idea del 'tesoro del Rin' es meramente mítica»,subraya.
«Se trata de una leyenda, que reúne una serie de personajes que vivieron a lo largo de tres generaciones y en sitios muy separados entre sí», explica Bernardez, que resume:«La leyenda construye un mundo que nunca existió como tal».
Durante tiempo se ha pensado que el famoso tesoro del nibelungo (en realidad, Nibelungen no es plural, sino el genitivo singular) era fruto de la batalla de Teutoburgo (o Teutoburgenwald), en la que elcaudillo Arminio derrotó a las legiones romanas hacia el 20 de nuestra era, explica el catedrático, «pero en general se prefiere llevar el mito/leyenda de los nibelungos a los siglos V y VI».
Solo en algunos de los poemas sobre el tema que abundan sobre todo en Escandinavia y en particular en Islandia aparecen referencias al mítico tesoro. Éste habría sido un añadido posterior en la Edad Media que sí recoge el cantar alemán, Nibelungenlied, «el más tardío y el que contiene menos elementos históricos», destaca el especialista en lingüística y filología nórdica.
Richard Wagner «hizo un collage a partir de las diversas fuentes, en un 85% islandesas y noruegas y un 15% del Nibelungenlied o Cantar del Nibelungo». El conjunto de la historia «es por tanto una invención de Wagner y difícilmente podríamos esperar que tuviera mucha 'realidad histórica'», añade el autor de «Los mitos germánicos».
En Worms, próxima al lugar donde se ha hallado el tesoro, se desarrollan buena parte de las historias del mito, pero «no podemos esperar que éste corresponda al tesoro del Rin, igual que nadie puede pensar en encontrar los restos de la serpiente o del dragón que lo guarda en algunas versiones de la leyenda».
El hallazgo no es algo nuevo, ya que se han descubierto muchos tesoros de la época junto al Rin, buena parte de ellos bolsas de cuero o vasijas con monedas y objetos. Sin embargo, es «interesante», a juicio del catedrático, porque se piensa que pudo pertenecer a un rico patricio que ante alguna amenaza o problemas con los «bárbaros» lo escondió con idea de recogerlo más tarde y, como tantos otros, no pudo. Eso explica, según Bermúdez, que fuera enterrado de forma apresurada a apenas medio metro de profundidad y que tenga cierta unidad y no sea una mera acumulación de objetos.
No corresponde al fruto de una batalla, como otros tesoros encontrados en diversos lugares del mundo «germánico» con armas y objetos valiosos rotos. «Se destrozaban como muestra de que se ofrecían a los dioses y no se iban a usar por los vencedores de la batalla», señala Bernardez.
Los cuencos de plata, broches de oro, joyas y pequeñas estatuas que se conservan tras la excavación inapropiada que realizó el cazatesoros datan de la época romana, al parecer del periodo imperial tardío. «Coincide temporalmente con los más de cien años en que se desarrollan estas leyendas, pero no tiene sentido plantearse si es o no el tesoro del nibelungo», remarca el catedrático.
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