Un estudio propone que los grabados de un pilar de Göbleki Tepe (Turquía) pueden ser un calendario solar, al tiempo que marca el impacto de un cometa

Göbekli Tepe es un antiguo santuario construido entre los años 9.600 y 8.200 a.C. en la ciudad de Sanliurfa, Turquía. iStock.

Un equipo de científicos ha descubierto que las marcas en un pilar de 12.000 años de antigüedad en el complejo arquitectónico de Göbekli Tepe, Turquía, representan el calendario solar más antiguo del mundo. Estas marcas, que adornan la macro construcción de recintos similares a templos, con símbolos intricadamente tallados, podrían registrar un evento astronómico que tuvo un impacto crucial en la civilización humana.

La nueva investigación científica, llevada a cabo por la Universidad de Edimburgo, y publicada en la revista Time and Mind, sugiere que los pobladores de aquella cultura podían haber registrado sus observaciones del Sol, la Luna y las constelaciones en forma de un calendario solar, creado para llevar un registro del tiempo y marcar el cambio de las estaciones.

En la misma también concluyen que hace 11.000 años, el enjambre de fragmentos de un cometa impactó contra la Tierra provocando una mini-Edad del Hielo, conocida como Dryas Reciente, la cual duró alrededor de 1.200 años y acabó con la existencia de grandes animales y galvanizó el desarrollo de las prácticas agrícolas de las sociedades complejas.  

¿Y cómo han llegado a esta conclusión? Según cuenta el doctor Martin Sweatman  (izquierda), de la Escuela de Ingeniería de Edimburgo, los grabados que recubren uno de los pilares de Göbleki Tepe, conocido como la Piedra del buitre o Pilar 43, podrían representar el calendario solar más antiguo del mundo, y habrían sido tallados para recordar ese devastador evento astronómico. 

El nuevo estudio de los símbolos en forma de 'V' tallados en uno de los pilares del sitio ha descubierto que cada 'V' podría representar un día. Esta interpretación ha permitido a los investigadores contar un  calendario solar de 365 días que consta de 12 meses lunares más 11 días adicionales. Las marcas podrían haber sido creadas, además, para conmemorar el impacto de un cometa que devastó la Tierra hace casi 13.000 años, en el 10.950 a. C.

A la izquierda de la imagen, plano de los recintos de Göbekli Tepe. A la derecha Pilar 43 de Göbekli Tepe, localizado en el recinto D, el cual, los investigadores dicen que podría estar conmemorando el impacto de un cometa que marcó el inicio de una mini Edad del Hielo.

Los investigadores de la Universidad de Edimburgo contaron 365 días de 12 meses lunares con 11 días adicionales, pues suponen que cada marca en forma de 'V' en el pilar representaba un día.

El pilar está dividido en dos secciones con filas de dichos símbolos en forma de 'V' en la parte superior y símbolos cuadrados más pequeños en la parte principal inferior, en la que se muestra una especie de buitre con una 'V' grabada en el cuello y sosteniendo un símbolo de disco circular sobre un escorpión, del que se cree representa la constelación de Escorpio. Asimismo, los expertos dicen que si el escorpión representa realmente esa constelación, el buitre que se encuentra a su lado coincidiría con la posición de la constelación de Sagitario. Al mismo tiempo. se han encontrado también otras estatuas cercanas que posiblemente representan diferentes deidades con marcas en forma de 'V' similares en sus cuellos. 

El equipo también identificó un pájaro alto inclinándose hacia una serpiente que se retorcía, lo que podría representar la constelación otoñal de Ofiuco. En este sentido, el descubrimiento de todo ello ha sugerido que la gente de Göbleki Tepe registraba fechas utilizando la precesión, el movimiento del eje de la Tierra, lo cual afecta a la posición de las constelaciones en el cielo.

El túmulo de Göbekli Tepe visto desde el sur. (Foto: K. Schmidt, DAI).

En cualquier caso, el descubrimiento más importante es que los antiguos habitantes de Göbekli Tepe parece que querían conmemorar principalmente el catastrófico impacto de un cometa. El equipo de investigación ha estado trabajando en el lugar durante mucho tiempo y determinó en un estudio  de 2021 que el cometa impactó hace unos 13.000 años, basándose en los altos niveles de platino y nanodiamantes que se forman durante las explosiones de alta energía de los cometas. Este evento celestial ocurre cuando la órbita de un cometa cruza la Tierra provocando una colisión entre objetos que puede tener grandes consecuencias. El equipo también descubrió otro pilar que representaba la corriente de meteoritos Táuridas que duró 27 días y se cree que es la fuente de los fragmentos del cometa.

El equipo de investigación ha empleado un sofisticado software para emparejar las posiciones de estos símbolos grabados en piedra según la situación de las estrellas, lo que les ha permitido fechar este acontecimiento catastrófico en torno al año 10.950 a. C., justo en el momento en el que empezó el Dryas Reciente, según los datos aportados por los núcleos de hielo obtenidos en Groenlandia. Los fragmentos del cometa se habrían estrellado contra la Tierra y habrían acabado con varias especies de animales grandes, lo que marca el mayor impacto de un cometa desde el evento que acabó con los dinosaurios hace 66 millones de años.

Izquierda: una escena alrededor de Escorpio de Stellarium. El asterismo de la tetera de la constelación de Sagitario está resaltado en amarillo. Derecha: un boceto del Pilar 43. Crédito: Dr Martin Sweatman

El Dr. Martin Sweatman, quien ha dirigido esta controvertida investigación, dijo: "Parece que los habitantes de Göbekli Tepe eran agudos observadores del cielo, lo cual era de esperar, dado que su mundo había sido devastado por el impacto de un cometa. Este acontecimiento podría haber desencadenado la civilización al iniciar una nueva religión y motivar el desarrollo de la agricultura para hacer frente al clima frío, y, al mismo tiempo, posiblemente, sus intentos de registrar lo que vieron sean, de algún modo, los primeros pasos hacia el desarrollo de la escritura milenios después".

De hecho, las consecuencias habrían influido en la evolución de la flora y la fauna (por ejemplo, en la desaparición del mamut lanudo), y podrían haber contribuido también al nacimiento de la agricultura, un acontecimiento fundamental que habría impulsado el desarrollo de la civilización en el Creciente Fértil.

Posición del sol y las estrellas en el solsticio de verano 10.950 a. C. Martin Sweatman, Stellarium.

Según los investigadores, los símbolos grabados debieron de haber tenido una gran importancia para la población de Göbekli Tepe, lo que sugiere que aquel evento y el clima frío que siguió al impacto del cometa probablemente afectaron en gran medida a su forma de vida. Pero además de los grabados del Pilar 43, los investigadores han destacado otro que muestra a un hombre sin cabeza y que a su juicio podría simbolizar un desastre humano y una gran pérdida de vidas. 

De confirmarse, este hallazgo respaldaría la controvertida teoría de que un impacto cósmico de gran magnitud pudo ser el responsable de la caída repentina de las temperaturas en ese momento, ya que los gases tóxicos habrían envenenado el aire y cubrirían por completo el cielo provocando que la temperatura cayera en picado.

Representaciones de la Luna y el Sol encontrados en el Pilar 18 (a), siete pájaros que simbolizan las Pléyades en la base del Pilar 18 (b), y hebilla de cinturón y piel de zorro que recuerdan un cometa en el Pilar 18 (c) de Göbekli Tepe. El disco del cielo de Nebra, descubierto en Alemania, que muestra símbolos para el Sol, la Luna, las Pléyades y, posiblemente, un cometa (d). Alistair Coombs.

Los investigadores también han comparado los grabados de los pilares con símbolos encontrados en otros artefactos antiguos para confirmar si sus interpretaciones se ajustan a la posible representación de un calendario solar y al impacto crucial de un cometa.

Esto ha incluído el disco celeste de Nebra, del II milenio a. C., hallado en Alemania, el cual muestra al Sol, la Luna y las Pléyades (un cúmulo de estrellas en la constelación de Tauro) y que se cree mide el solsticio de verano e invierno. La última característica en la parte inferior de este disco es la que muestra una forma larga y curvada con líneas paralelas que podrían haber representado un cometa, según el estudio. 

Fuentes: dailymail.com.uk |nationalgeographic.com.es | ed.ac.uk/news |  6 de agosto de 2024

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