Red social de Arqueologos e Historiadores
Una pintura de ganado salvaje, fechada hace unos 40.000 años, en una cueva de Kalimantan Oriental, Borneo, parte de un gran panel que contiene al menos otros dos animales. Fotografía: Pindi Setiawan
En su película La cueva de los sueños olvidados, de 2010, el cineasta alemán Werner Herzog mostraba “uno de los mayores descubrimientos en la historia de la cultura humana”: la gruta francesa de Chauvet, donde, hace unos 35.000 años, sus ocupantes empezaron a pintar rinocerontes lanudos, bisontes, osos y leones en las paredes. Era “el lugar secreto donde el arte comenzó”. O, en palabras del artista francés Ernest Pignon-Ernest, “el Big Bang de los creadores”.
Ubicación del área de estudio. a, Borneo se encuentra al oeste de Sulawesi. La península Sangkulirang – Mangkalihat está adyacente al borde de la Plataforma Sunda, la cual tiene una profundidad de aproximadamente 2.500 m. Por lo tanto, los karst estaban situados en lo que era esencialmente el extremo sureste de Eurasia, incluso durante los períodos del Pleistoceno caracterizado por niveles bajos del mar. b, Ubicaciones de los sitios arqueológicos incluidos en este estudio. Fuente del mapa, Shuttle Radar Topography Mission 1 Arc-Second Global por NASA / NGS / USGS; GEBCO_2014 Grid, versión 20150318 (http://gebco.net). Mapas base generados utilizando ArcGIS por M. Kottermair y A. Jalandoni.
Pero la realidad está más alejada del ombligo de Europa. Un equipo internacional de científicos ha identificado, en un rincón remoto de la isla de Borneo (Indonesia), la pintura figurativa más antigua que se conoce hasta la fecha. El dibujo, con una edad estimada de 40.000 años, muestra un animal indeterminado —posiblemente un banteng, un buey salvaje local— aparentemente ensartado por una lanza. El hallazgo se publica hoy en la revista Nature, el principal escaparate de la ciencia mundial.
Los investigadores, encabezados por el arqueólogo Maxime Aubert (izquierda), ya pelearon por el récord de antigüedad hace un lustro, cuando anunciaron el hallazgo en la vecina isla indonesia de Célebes de otro par de pinturas figurativas de poco más de 35.000 años, que representaban a dos animales similares a un cerdo. Hoy se confirma el fin del monopolio europeo sobre el primer arte refinado. El animal más antiguo datado en la cueva española de Altamira es un caballo de al menos 22.000 años.
El nuevo hallazgo en Borneo se suma al aluvión de recientes descubrimientos de obras prehistóricas. En 2014, un equipo europeo anunció la aparición del primer dibujo de la historia: un sencillo trazo en zigzag presuntamente elaborado hace 400.000 años por un Homo erectus en una concha de molusco de la isla indonesia de Java. Este febrero, científicos españoles aseguraron que un signo lineal, parecido a una escalera, fue pintado por neandertales hace unos 65.000 años en la cueva de La Pasiega (Cantabria). Y, en septiembre, investigadores europeos y africanos mostraron el que sería el primer dibujo abstracto de nuestra especie, Homo sapiens: nueve diminutas líneas rojas pintadas hace 73.000 años en la cueva sudafricana de Blombos.
Arte rupestre fechado en Lubang Jeriji Saléh. Se señalan las muestras LJS1 y LJS1A. a – c, Fotografía (a) y trazado (b, c) que muestran las ubicaciones de los espeleotemas datados (n = 2) y la pintura asociada: una gran representación naturalista de color rojizo-naranja de un animal que se advierte de perfil. Aunque la figura animal se ha deteriorado, se la interpreta como una representación figurativa de lo que posiblemente es un bóvido salvaje (banteng de Borneo). El panel c es una ampliación del área marcada por un cuadro negro en b. d, Perfiles del espeleotema que exhiben las submuestras micro- excavadas y las dataciones de las series U asociadas. Fotografía, L.-H. Fage Rastreo, L. Huntley, basado en datos publicados con anterioridad y en www.kalimanthrope.com.
El animal de 40.000 años de Borneo se encuentra en la cueva de Lubang Jeriji Saléh, un lugar de difícil acceso situado a 200 metros de altura en una montaña en medio de la jungla. La caverna, de 140 metros de longitud, también alberga unos 20 dibujos posteriores de animales y humanos, además de unas 300 impresiones de manos, realizadas pegando las palmas a una pared y soplando pigmento encima. El buey ensartado, de color naranja rojizo y pintado con el dedo o una brocha, sería el primer dibujo figurativo conocido, pero no la primera obra de arte figurativa. "Las pinturas de Borneo tienen una edad similar a unas estatuillas talladas de Alemania datadas en 35.000-40.000 años”, reconoce el propio Maxime Aubert, en referencia a varias figuritas de marfil de mamut, como la llamada Venus de Hohle Fels.
Paneles ocre y morado de plantillas de mano superpuestas sobre viejas plantillas de mano rojizas / naranjas. Los dos estilos están separados en el tiempo por al menos 20.000 años, dicen los científicos. Fotografía: Kinez Riz
El prehistoriador alemán Nicholas Conard (izquierda), de la Universidad de Tubinga, fue uno de los descubridores de esas esculturas. “Estuvimos solos durante mucho tiempo teniendo las mejores pruebas de un arte figurativo temprano: instrumentos musicales, imaginería mítica y ornamentos tridimensionales en la Jura de Suabia, una sierra al suroeste de Alemania. Uno esperaría que aparecieran innovaciones similares en muchos contextos alrededor del mundo, a medida que los humanos modernos se expandieron desplazando a los arcaicos”, afirma Conard.
Hace 40.000 años, durante la última glaciación, Borneo no era una isla, sino la punta oriental del continente euroasiático, según subraya el equipo de Aubert, de la Universidad Griffith, en Southport (Australia). “Parece que el arte cavernario se desarrolló y evolucionó más o menos de la misma manera y al mismo tiempo que en el otro extremo del mundo”, señala el arqueólogo. La duda es si los habitantes de lo que hoy son Indonesia y Europa occidental inventaron el arte simbólico cada uno por su cuenta o si los humanos modernos que colonizaron el planeta desde África ya eran unos artistas solventes.
“Está claro que en torno a los 50.000-60.000 años hay una población que tiene capacidad simbólica clara y entre las manifestaciones de esta capacidad simbólica está el arte rupestre. A una especie la define su biología y su cultura. Al Homo sapiens, culturalmente, lo define el arte”, opina María Martinón Torres (derecha), directora del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, en Burgos. “Homo sapiens ya es capaz de hacer arte, esté donde esté, esa capacidad artística es parte del pack sapiens y de ahí la simultaneidad de las expresiones artísticas en Europa y el sureste asiático”, sostiene.
El prehistoriador Marcos García Diez (izquierda), de la Universidad Isabel I (Burgos), participó en la investigación de las pinturas presuntamente neandertales en la cueva cántabra de La Pasiega. A su juicio, "el hallazgo de Borneo rompe la visión eurocentrista de que el arte surgió en Europa”. Las obras indonesias confirman que el arte refinado no fue un fenómeno específico de Europa. Y, según subraya García, las pinturas neandertales demuestran que tampoco era una exclusiva de nuestra especie.
Los neandertales se extinguieron hace unos 40.000 años en sus últimos reductos del sur de la península ibérica, pocos milenios después de la llegada de los Homo sapiens a Europa. “Es posible que el origen del arte de los 'sapiens' provenga del conocimiento del arte rupestre previo de los neandertales o de interacciones con ellos”, especula el prehistoriador Marcos García Diez. Hace un par de meses, sin embargo, el arqueólogo Maxime Aubert puso en duda la datación de las pinturas de la cueva cántabra de La Pasiega, los 65.000 años que justifican su atribución a los neandertales. El equipo de García Diez acaba de publicar en la revista Science una defensa de sus resultados.
Fuente: elpais.com | 7 de noviembre de 2018
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
"La imagen más antigua que hemos encontrado es un gran dibujo de un animal, de un tipo de vaca salvaje que todavía hoy vive en las selvas de Borneo, y tiene una antigüedad mínima de 40.000 años. Es el primer ejemplo de obra de arte figurativa conocido en el mundo". El profesor Maxime Aubert, de la Universidad de Griffith en Australia, es categórico sobre los resultados de su investigación, que se publican este miércoles en la revista Nature. Este arqueólogo y geoquímico lleva años trabajando junto a sus colegas del Centro Nacional de Investigación de Indonesia para acceder y analizar diferentes representaciones pictóricas en cuevas remotas de Borneo y la vecina isla de Célebes.
La entrada a la cueva de Kalimantan Oriental, Borneo. Fotografía: Pindi Setiawan.
Al hablar de arte figurativo se hace referencia a la representación de objetos mediante imágenes reconocibles, a diferencia de aquellas que plasman símbolos o figuras geométricas. Durante mucho tiempo se había asumido que el origen de ese salto cognitivo y cultural se produjo en las profundidades de las cuevas europeas. Sin embargo el descubrimiento que se publica ahora en Nature implica que en otras regiones del planeta se estaba desarrollando al mismo tiempo la capacidad de reproducir la realidad mediante imágenes. El momento y el lugar exacto donde nació esa facultad y cómo llegó a producirse en extremos opuestos del mundo sigue siendo un misterio.
"Parece que dos de las primeras provincias en crear arte rupestre se desarrollaron en una época similar, durante la Edad de Hielo, pero en dos rincones opuestos de Eurasia: una en Europa y otra en Indonesia", explica el profesor Adam Brumm (izquierda), arqueólogo de la Universidad Griffith y coautor del estudio. Durante la mayor parte de la última glaciación Borneo se encontraba aún unido a la punta más oriental del continente euroasiático, pero a más de 13.000 km de las regiones europeas que produjeron las obras más célebres del arte prehistórico.
Entre esos ejemplos se encuentran las pinturas de la cueva de Chauvet, en Francia, que tendrían entre 35.300 y 38.800 años de antigüedad y que representan rinocerontes lanudos, mamuts y bisontes. También las figuras de marfil halladas en cuevas de la región alemana de Suabia, que se atribuyen a la misma época. En España dataciones recientes sitúan algunas de las figuras representadas en el techo de los polícromos de Altamira (Cantabria), en 35.600 años de antigüedad, mientras que las formas humanas de la cueva Tito Bustillo (Asturias) se estima que tienen más de 30.000 años. Ejemplos no figurativos como el disco rojo de la cueva cántabra del Castillo se remontan a más de 40.000 años.
Figuras humanas de Kalimantan Oriental, Borneo de Indonesia. Este estilo está fechado en al menos 13.600 años atrás, pero posiblemente podría llegar a la altura del último máximo glaciar hace 20.000 años. Fotografía: Pindi SetiawanEn 2018 un artículo que ocupó la portada de Science revelaba que algunas de las pinturas en diferentes cuevas españolas podrían tener hasta 65.000 años lo que, de acuerdo con los autores, implica que tuvieron que ser creados por neandertales. Entre ellas se encuentra una hallada en la misma Cueva de La Pasiega, un conjunto conocido como La trampa. Sin embargo no se ha podido datar con exactitud los dibujos del bisonte y el caballo que se incluyen en el conjunto.
Uno de los mayores desafíos en la investigación del arte rupestre es, precisamente, la datación. En este caso los científicos se han basado en los depósitos minerales que cubren los dibujos: el agua que fluye a lo largo de las paredes de las cuevas forma delgadas capas de calcita llamadas coraloides (conocidos también como palomitas de maíz por su forma) que contienen rastros de uranio. El grado de descomposición radiactiva de este elemento es el que proporciona información sobre el tiempo transcurrido desde su utilización y el que permite establecer un marco temporal para esas obras.
Las dataciones también permiten afirmar que se produjo un cambio importante dentro de la cultura local hace unos 20.000 años, dando lugar a un nuevo estilo de arte (que comienza a incluir representaciones de seres humanos), en un momento en el que el clima de la última glaciación estaba en su punto más extremo. "Quiénes eran esos artistas de la Edad de Hielo de Borneo y qué les sucedió es un misterio", señala Pindi Setiawan (derecha), arqueólogo indonesio y miembro del mismo equipo.
Origen en África
Se cree que los primeros habitantes llegaron a Borneo como parte de una oleada migratoria que partió de África hace 60.000 años, probablemente a través del Mar Rojo y la Península Arábiga. "Nuestra investigación sugiere que el arte rupestre se extendió desde Borneo hasta Célebes y otros territorios más allá de Eurasia, tal vez llegando con los primeros pueblos que colonizaron Australia", explica Aubert, quien también señala que el archipiélago es un paso vital entre Asia y el continente australiano.
En 2014 el mismo equipo publicó una primera investigación en la que revelaban muestras similares en la vecina isla de Célebes, correspondientes al mismo periodo. Concretamente en la región de Kalimantan se hallaron representaciones similares, algunas de ellas utilizando manos como plantilla (una técnica conocida como estarcido). De acuerdo con los autores esto sugiere que en el archipiélago ya había una tradición de arte rupestre hace entre 50.000 y 40.000 años.
Fuente: elmundo.es | 7 de noviembre de 2018
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------
En The Guardian leemos la opinión crítica del profesor Paul Pettitt:
Paul Pettitt, profesor de arqueología paleolítica de la Universidad de Durham, señala que "al pie de la letra" los resultados apuntan a un patrón similar para el desarrollo del arte en dos extremos de Eurasia hace más de 40.000 años.
"Lamentablemente, este trabajo dice más sobre la competencia académica y la lucha por las fechas tempranas que sobre el surgimiento del arte", indica.
"Acojo con beneplácito el impresionante descubrimiento y documentación de una importante región de arte primitivo, pero tengo considerables reservas sobre la pertinencia de las muestras fechadas para el arte que se encuentra debajo. No está claro que las edades mínimas más antiguas estén clara e inequívocamente relacionadas con el arte figurativo".
Banteng pintado hace 35.500 años en Borneo. / PINDI SETIAWAN
«Es lo mismo que están haciendo en Chauvet hace 40.000 años», dice el prehistoriador Diego Garate. Para el investigador de la Universidad de Cantabria, lo más sorprendente es lo que se parecen temáticamente el arte rupestre de aquellos humanos de Borneo y el de sus contemporáneos del arco atlántico, desde el 'templo' francés de Chauvet hasta la cueva cántabra de El Castillo con sus manos en negativo.
«Da la sensación de que los humanos de ambos extremos de Eurasia, separados por miles de kilómetros, compartían una misma tradición cultural. Hay siluetas de manos, figuras animales con líneas en el interior para representar el pelo...».
A su juicio, se abre ahora un extraordinario terreno inexplorado para los investigadores. «Coincidiendo con la llegada de 'Homo sapiens' a Europa y el sudeste asiático, aparece casi de forma simultánea en las dos regiones el arte parietal. O surge independientemente en ambas zonas o los humanos llegan ya a esos dos lugares con arte».
Foto: Exploradores británicos, en la cueva de Borneo / Robbie Shone / Barcroft Media / Getty Images
El parecido temático le hace sospechar, en principio, que esa habilidad sale con nuestros antepasados de África o surge poco después de abandonar el continente. «Tiene que haber algo anterior, en Europa del Este, Oriente Próximo, Tailandia, Camboya, India...», aventura el experto del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria.
«Hasta hace cuatro años, nadie pensaba que hubiera arte rupestre tan antiguo en el otro extremo del mundo. Este final del eurocentrismo es muy sano. Nos abre la mente», afirma Garate, para quien el trabajo de Aubert «hace gala de una metodología muy depurada con protocolos muy estrictos. Es muy sólido».
Fuente: elcorreo.com | 7 de noviembre de 2018
Nadie puede saber cómo pensaban y sentían nuestros ancestros. Los restos fósiles craneales permiten conocer el tamaño y la forma aproximada de su cerebro. Pero poco más. Tan solo el registro arqueológico puede aproximarnos a su mente. Podemos inferir las habilidades cognitivas de los humanos ancestrales estudiando los objetos que crearon, gracias a la fortuna de una conservación casi al límite de lo imposible. La capacidad para representar símbolos con un cierto significado, que no siempre alcanzamos a comprender, se nos antoja un hecho muy cercano en el tiempo. De manera sistemática negamos esa capacidad mental a otras especies diferentes de la nuestra. Tampoco concedemos el beneficio de la duda a los primeros “sapiens” que surgieron en tierras africanas hace más de 200.000 años.
Cuando la arqueología nos muestra el esplendor de cada manifestación cultural con decenas de hallazgos, hemos de recordar y reconocer que el origen de esa manifestación puede ser mucho más antiguo. La probabilidad de que el mismo momento de la innovación de cualquier elemento cultural de la prehistoria pueda aparecer en un yacimiento determinado es nula (=0). Tan solo cuando ese elemento cultural pasaba el trance de ser adoptado por los grupos de una determinada región y terminaba por socializarse a una parte significativa de la población, la probabilidad de su hallazgo en excavaciones profesionales aumentaba de manera considerable ¿Cuántas innovaciones culturales se habrán perdido en la larguísima historia del género Homo?
Representación de un bóvido en la cueva de Lubang Jeriji Saléh, en la actual isla de Borneo. Imagen tomada por el equipo de Maxime Aubert, autores del hallazgo y estudio de las manifestaciones artísticas de esta cueva.
Ahora sabemos que hace al menos 50.000 años los humanos de nuestra propia especie eran capaces de expresar la realidad en las paredes de las cuevas. Y lo hicieron en lugares alejados por miles de kilómetros. ¿Tal vez una convergencia cultural? Es posible, pero de lo que estoy convencido es que ese “realismo” no surgió de manera espontánea gracias a un determinado “rubicón” mental. La luz de nuestra mente no se encendió como lo hace una bombilla cuando activamos el interruptor de nuestra casa. La capacidad simbólica de Homo sapiens tuvo necesariamente que desarrollarse miles de años antes de que se manifestara en todo su esplendor. Es más, las manifestaciones culturales abstractas de los seres humanos, tanto de Homo sapiens como de otras especies, podrían ser mucho más antiguas de lo que imaginamos. Quizá todavía están por aparecer o tal vez no hemos sido capaces de interpretarlas. Si nos acercamos al estudio de cualquier yacimiento con el prejuicio de que determinados humanos tenían límites en su mentalidad nunca podremos atribuirles ciertas capacidades.
Una reflexión adicional que se desprende del artículo de Maxime Aubert y sus colegas está relacionada con el debate de la primera expansión de Homo sapiens fuera de África. Puedo estar de acuerdo con aquellos colegas que dudan de la antigüedad de ciertos yacimientos del sureste de Asia. Esos yacimientos abogan por una primera expansión de nuestra especie hace unos 120.000 años a través del estrecho de Bab el-Mandeb. Para ciertos expertos, la única expansión de Homo sapiens fuera de África sucedió hace unos 50.000 años, tras superar la barrera demográfica de los neandertales en el corredor Levantino.
Las pinturas de la cueva de Lubang Jeriji Saléh, que incluyen la silueta de las manos de aquellos humanos, alcanzan una antigüedad de hasta 50.000 años. Con sinceridad, me cuesta admitir que los investigadores hayan tenido la suerte de dar con las manifestaciones artísticas de los primerísimos colonos del sureste de Asia. Imposible saber cuánto tiempo duró la travesía desde África hasta esas regiones, ni cuánto tiempo vivieron allí los miembros de Homo sapiens antes de que algunos “maestros” de la pintura figurativa dejaran su arte a la posteridad. Nos esperan todavía muchas sorpresas y no cabe dar por zanjado el debate científico de la primera expansión de nuestra especie. Cabe recordar que inmensas regiones del sur de Eurasia permanecen sin explorar por cuestiones de inestabilidad política y social. La arqueología y la paleontología han realizado un trabajo inmenso en algunas regiones del planeta, sacando a relucir la punta del iceberg de nuestra evolución biológica y cultural. Lo que nos falta por conocer sigue esperando en las entrañas de miles de yacimientos.
Fuente: quo.es | 13 de noviembre de 2018
Comentar
Bienvenido a
Arqueologia, Historia Antigua y Medieval - Terrae Antiqvae
Terrae Antiqvae es una Red Social sin ánimo de lucro. Necesitamos tu apoyo para el mantenimiento del sitio. Apadrina esta Comunidad
Derechos de Autor:
Terrae Antiqvae® is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Información legal: Terrae Antiqvae® es Marca registrada por José Luis Santos Fernández. Marca nº 2.679.154 - Clase 41, Madrid, España. Reservados todos los Derechos. En Internet desde Julio de 2001.
Normas de la Comunidad (Aviso Legal): Netiqueta - Términos de servicio
© 2024 Creado por José Luis Santos Fernández. Tecnología de
¡Necesitas ser un miembro de Arqueologia, Historia Antigua y Medieval - Terrae Antiqvae para añadir comentarios!
Participar en Arqueologia, Historia Antigua y Medieval - Terrae Antiqvae