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Cráneo parcial del hominino SK-847, en el que muestra signos de una infección mandibular que probablemente le llevó a la muerte - Ian Towle
La agonía debió de ser terrible. Hace dos millones de años, un lejano antepasado nuestro se vio afectado por algo muy común en nuestros días: un tremendo dolor de muelas. Solo que por aquel entonces no había dentistas que pudieran paliar su dolor, y su infección fue inevitablemente en aumento hasta llegar al punto, piensan los científicos, de costarle la vida.
Sus noches, sin duda, fueron un infierno. Años enteros padeciendo un sufrimiento que solo podía ir a peor. Muchos de sus dientes, por ejemplo, estaban tan desgastados que los conductos reticulares internos quedaban expuestos. Sobre sus incisivos superiores, además, había por lo menos un absceso dental: una masa de pus, consecuencia de una infección que crecía sin control dentro de la mandíbula. Los investigadores creen que la infección fue tan terrible que debió llegar a su riego sanguíneo, envenenándolo y produciéndole la muerte.
Esas son las conclusiones a las que llegaron Ian Towle (izquierda) y Joel D. Irish (derecha), de la Universidad John Moores, en Liverpool, tras el exhaustivo análisis de un raro espécimen de hominino, catalogado como SK-847, descubierto en Sudáfrica en 1969. Su trabajo se acaba de publicar en la revista bioRxiv.
«En este estudio se analizaron todos los fragmentos de maxilares y mandíbulas disponibles de las colecciones de homininos fósiles sudafricanos, incluidos los especímenes asignados a 'Homo naledi, 'Paranthropus robustus', 'Australopithecus africanus', 'Australopithecus sediba' y 'Homo temprano'», escriben los autores en su artículo.
En total, inspeccionaron cerca de 20 fósiles diferentes de mandíbulas humanas halladas en el sur de Africa. Y SK-847, cuya especie no está aún clara, fue el único que mostró un deterioro dental tan pronunciado. Podría tratarse del primer absceso dental hallado hasta ahora en el género Homo, aunque otro hueso de mandíbula de edad similar encontrado en Europa podría disputarle ese «título».
«Hay un absceso bien definido y probablemente al menos dos más con daño postmortem, todos en la cara anterior del maxilar y asociados con los incisivos. (...). Los abscesos resaltan que este individuo utilizó su dentición anterior extensivamente, hasta el punto de que las cámaras pulpares estaban expuestas en varios dientes. Se trata de uno de los primeros ejemplos de un absceso dental en homininos y demuestra que este individuo fue capaz de hacer frente a varios abscesos concurrentes, que claramente perduraron durante un período prolongado». dicen los investigadores.
Recreación facial de S-847.
SK-847 debió de pasarlo muy mal, asegura Towle. En su mandíbula superior, en efecto, se aprecia un agujero rodeado por un borde. «Ahí es donde el hueso comenzó a crecer de nuevo en el lugar en que había estado el absceso. Supe de inmediato que se había formado mientras el hominino aún estaba vivo», asegura el investigador.
La falta de una higiene alimentaria básica pudo ser, para los investigadores, la causa de la infección. Con toda probabilidad, en efecto, el absceso fue causado por bacterias, que atacaron los dientes del individuo. Dientes que, por otra parte, estaban ya muy desgastados tras años enteros comiendo alimentos duros y sin cocer, muchos de ellos llenos de arena.
El desdichado hominino debió de hacer lo que pudo para combatir el intenso dolor. Puede incluso que masticara algunas plantas medicinales, como el jengibre o la mejorana, utilizados por otras culturas antiguas, aunque no hay prueba alguna de ello. Lo único cierto es que la infección, que arrastró durante años, terminó por ganarle la partida para, al final, terminar con su vida.
Fuente: abc.es | 9 de abril de 2019
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Los antepasados humanos tenían los mismos problemas dentales que nosotros, incluso sin bebidas gaseosas y dulces
Dientes fósiles de un Australopithecus africanus con evidencia de lesiones dentales. Ian Towle.
La erosión dental es uno de los problemas más comunes en el mundo hoy en día. Las bebidas gaseosas, los jugos de frutas, el vino y otros alimentos y bebidas ácidos suelen ser los culpables, aunque quizás sorprendentemente la forma en que nos limpiamos los dientes también juega un papel importante. Todo esto lo hace parecer un problema bastante moderno. Pero la investigación sugiere que, en realidad, los humanos han estado sufriendo erosión dental durante millones de años.
Mis colegas y yo hemos descubierto lesiones dentales muy similares a las causadas por la erosión moderna en dos dientes frontales de 2,5 millones de años de antigüedad en uno de nuestros ancestros extintos: un Australopithecus africanus. Esto se suma a la evidencia de que los humanos prehistóricos y sus predecesores sufrieron sorprendentemente problemas dentales similares a nosotros mismos, a pesar de la diferencia de nuestras dietas.
La erosión en los dientes puede afectar a todo el tejido de los mismos y, por lo general, deja lesiones ligeras y brillantes en el esmalte y la superficie de la raíz. Si se cepillan los dientes con demasiada fuerza se puede debilitar el tejido dental, lo que, con el tiempo, permite que comidas y bebidas ácidas provoquen agujeros profundos conocidos como lesiones cervicales no cariosas.
Ian Towle
Encontramos tales lesiones en los dientes fosilizados de una especie ancestral humana, el Australopithecus africanus. Dado el tamaño y la posición de las lesiones, este espécimen probablemente habría tenido dolor o sensibilidad en sus muelas. Entonces, ¿por qué este hominino prehistórico tuvo problemas dentales que parecen indistinguibles de los causados por beber grandes cantidades de bebidas gaseosas hoy en día?
La respuesta puede venir de otro paralelo poco probable. El desgaste erosivo dental, en la actualidad, a menudo también se asocia con un cepillado agresivo. El Australopithecus africanus probablemente experimentó una abrasión dental similar al comer alimentos duros y fibrosos. Pero para que las lesiones se formen, aún habría necesitado realizar una dieta rica en alimentos ácidos. En lugar de bebidas gaseosas, tal circunstancia probablemente vino en forma de frutas cítricas y vegetales ácidos. Por ejemplo, los tubérculos (patatas y similares) son difíciles de comer y algunos pueden ser sorprendentemente ácidos, por lo que podrían haber sido la causa de las lesiones.
La erosión dental es extremadamente rara en el registro fósil, aunque esto podría deberse a que los investigadores no han pensado buscar evidencias de ello hasta ahora. Pero otro tipo de problemas, como lesiones cariosas o cavidades, se han encontrado con más frecuencia en los dientes fosilizados.
Las caries son la causa más común de dolor de muelas en la actualidad y están provocadas por el consumo de alimentos y bebidas con almidón o azúcar, incluidos los cereales. A menudo se consideran un problema relativamente moderno relacionado con el hecho de que la invención de la agricultura introdujo en la dieta grandes cantidades de carbohidratos, y, más recientemente, azúcar refinada.
Pero investigaciones recientes sugieren que este no es el caso. De hecho, ahora se han encontrado caries en dientes fósiles de casi todas las especies prehistóricas de homínidos estudiadas. Probablemente fueron causadas por comer ciertas frutas y vegetales, así como miel. Estas lesiones a menudo eran graves, como en el caso de las caries encontradas en los dientes de especies recién descubiertas como el Homo naledi. De hecho, estas caries son tan profundas que probablemente tardaron años en formarse y casi seguramente habrían causado un dolor de muelas severo.
Otro tipo notable de desgaste dental también es muy común en el registro fósil, y de nuevo podemos adivinar cómo y por qué se creó al observar los dientes de individuos actuales. Este proceso, llamado abrasión dental, está causado por frotar o sostener repetidamente un elemento duro contra un diente. Podría venir del hecho de morderse las uñas, fumar en pipa o sostener una aguja de coser entre los dientes. Estas actividades suelen tardar años en formar muescas y surcos notables, por lo que, cuando encontramos pequeños agujeros en los dientes fosilizados, nos ofrecen una información fascinante sobre el comportamiento y su cultura.
Chip Clark, Instituto Smithsonian
Los mejores ejemplos de este tipo de desgaste dental prehistórico son los "surcos de palillos", que se cree que se producen por colocar repetidamente un objeto en la boca, generalmente en los espacios interdentales posteriores. La presencia de rasguños microscópicos alrededor de estas ranuras sugiere que son ejemplos de higiene dental prehistórica, donde los individuos han usado palillos u otros pequeños objetos para desalojar restos de alimentos. Algunos de estos surcos se encuentran en los mismos dientes en forma de caries y otros problemas dentales, lo que sugiere que pueden ser evidencia de personas que han intentado aliviar su dolor de muelas.
Estas lesiones se han encontrado en una variedad de especies de homínidos, incluidos los humanos prehistóricos anatómicamente modernos y los neandertales, pero solo en las especies más relacionadas con nosotros, no en nuestros ancestros más antiguos. Esto podría significar que el desgaste dental es el resultado de un comportamiento más complejo en las especies con cerebros más grandes. Pero lo más probable es que sea consecuencia de diferentes dietas y hábitos culturales.
Lo que sí sabemos con certeza es que los problemas dentales complejos y graves, y que a menudo asociamos con una dieta moderna de alimentos procesados y azúcares refinados, en realidad existían hace mucho tiempo en nuestros ancestros, aunque con menos frecuencia. Investigaciones adicionales probablemente mostrarán que tales lesiones eran más comunes en nuestros antepasados de lo que se pensaba anteriormente, y, en última instancia, proporcionarán más información sobre la dieta y las prácticas culturales de nuestros parientes lejanos fósiles.
Fuente: theconversation.com | 1 de marzo de 2018
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