Si seguimos la definición de simbolismo, vemos que el proceso se compone de varios componentes.
- Psicobiológicos: que nos aportan la capacidad cognitiva de crear las ideas o abstracciones que se quieren simbolizar. La simbolización es una correspondencia directa, en principio, y mucho más compleja con posterioridad, de estas ideas (parte simbólica invisible) y los objetos, sonidos y conductas (hecho simbólico visible). Naturalmente estas capacidades son adquiridas evolutivamente, si bien sólo como potencialidades a desarrollar.
- Sociales: es absolutamente necesario que exista un mínimo consenso social a todo el proceso, pues va enfocado a las relaciones sociales.
- Lingüísticos Es imprescindible un lenguaje que sirva de transmisión, enseñanza y almacenaje en la memoria de tales procesos simbólicos. Este lenguaje es el primer elemento simbólico de nuestro género, por lo que sería el inicio del simbolismo humano.
La complejidad del simbolismo vendrá dada por las características de las abstracciones que realicemos y que simbolicemos. Esto nos lleva a una crucial pregunta ¿Existen abstracciones básicas y fundamentales para la realización del simbolismo que conocemos? Si es así, de nuevo aparecen nuevas preguntas ¿Cuáles son? y ¿Cómo aparecen?
Siempre que se habla de simbolismo en el Paleolítico, o se menciona como simple hecho de imposible averiguación (el ocre encontrado en los yacimientos musterienses se relaciona con un posible simbolismo ¿cuál?), o se intenta relacionar con conductas religiosas, mágicas, artísticas, sociales, o con procesos conocidos en la actualidad. Sin embargo, estas relaciones simbólicas, aunque sus componentes sean muy elementales, no son los conceptos simbólicos más elementales.
Para cualquier conducta mínimamente simbólica, incluso en el caso de que se trate de las formas más elementales como indicar acciones (comer, caza, etc), siempre hay que tener la referencia (por lo menos en el pasado con un simbolismo inicial o poco elaborado) de quién hace la acción, dónde y cuándo, ya sea de una forma directa (yo, nosotros, ahora, etc.) o indirecta (dando a entender a los oyentes ciertos datos al respecto). Sin estas referencias simbólicas, tal simbolismo cae en la simple manifestación de deseos sin querer realizar una conducta conjunta. Por ejemplo, podría ser el prototipo del lenguaje de los primates actuales.
Parece claro que cierto desarrollo de estos conceptos abstractos que no se dan en la naturaleza como hechos fácilmente observables, sino que hay que extraerlos de la misma por procesos cognitivos complejos (abstracción), son imprescindibles para el inicio de todo simbolismo conceptuado como conductas religiosas, mágicas, etc. Pues en todas ellas siempre hay componentes de individualidad, y una ubicación en un tiempo y espacio determinado, lo que por lógica hay que crearlo con anterioridad.
Habrá que analizar por separado cada uno de estos componentes básicos.
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