Vamos a intentar estudiar el simbolismo humano en sus orígenes, y antes que nada hay que solucionar tres problemas que siempre hay que tener en cuenta.
1º ¿Qué podemos conseguir?
En todos los estudios de los periodos prehistóricos, hay que tener presente una premisa fundamental: es prácticamente imposible adquirir la certeza absoluta sobre las causas, formas de desarrollo y características sociales y simbólicas que dieron lugar a los patrones de conducta que tanto nos interesa. Por tanto, ninguna hipótesis podrá alcanzar este deseado nivel, pero si puede lograr un mínimo aceptable de seguridad en la argumentación de tal posibilidad teórica. Detrás de cada exposición, sobre cualquier faceta de nuestro pasado, debería existir un fundamento teórico bien estructurado, lógico y documentado, que ofrezca a la hipótesis expuesta ese mínimo adecuado de verosimilitud. Por supuesto, mucho más verosímil que la mera afirmación académica basada en el simple criterio del que lo analiza.
2º. ¿Cómo podemos realizarlo?
El método empleado en la interpretación arqueológica cada vez adquiere un protagonismo más relevante, pues dependiendo de las características de su desarrollo, así tendrán un mayor peso científico las conclusiones que obtengamos.
El principal problema que siempre se nos presenta es el de la subjetividad del método que empleemos en el estudio de los escasos datos arqueológicos. La realidad es que en todos los métodos interpretativos siempre se nos presentan dos aspectos que lastran continuamente cualquier análisis:
- El efecto humano, pues los razonamientos que realizamos están elaborados subjetivamente, pues la Razón se configura subjetivamente y sin embargo la subjetividad no constituye la Razón. La Razón se elabora exclusivamente con los conocimientos que pueda aportar su creador. Lo que no se conoce no existe para él, aunque en la realidad son aspectos realmente vigentes que limitan sus conclusiones.
- El desconocimiento de las bases reales de la conducta. Aunque sabemos que tales bases conductuales no debieron de ser iguales a las nuestras, continuamente actuamos como si lo fueran. Constantemente estamos infiriendo patrones de conducta elaborados con nuestra lógica y razonamiento, los cuales están basados en nuestra cultura, desarrollo social y simbólico.
De la primera sólo podemos tomar conciencia de su problema, lo que nos obliga intentar mejorar en lo posible los fundamentos de la segunda. No cabe duda que la ampliación teórica de los estudios multidisciplinarios parece necesario, para disminuir en lo posible el grado de subjetividad (inconsciente, o tal vez consciente) que empleamos en el análisis de los datos arqueológicos.
3º. Concretar y estructurar analíticamente el problema a estudiar. Hay que centrarse y definir lo que queremos estudiar, como en nuestro caso el origen del simbolismo humano. En este sentido lo mejor es realizar una definición.
Definición del simbolismo humano: El simbolismo es un proceso cognitivo que otorga a determinados objetos, pinturas, sonidos o conductas la representatividad de ciertas ideas, conceptos o creencias (casi siempre de naturaleza abstracta, aunque en principio deducidas de la propia naturaleza), que la sociedad ha generado y aceptado en su conjunto.
Si no estáis de acuerdo, u os parece incompleta en algún aspecto os pido que así lo expongáis.
Un saludo para todos
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