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Porque murió joven, a los 19 años; porque no dejó herederos; y porque en los relieves y en las estatuillas tiene una apariencia femenina. Mucho se ha especulado sobre las enfermedades y la posible causa de fallecimiento del faraón egipcio Tutankamón, como también se ha teorizado sobre quién eran sus familiares directos.
Fuente: Patricia Matey | El Mundo.es, 16 de febrero de 2010
Parte de la 'verdad' sale ahora a luz gracias a la utilización de varios métodos científicos, incluidos análisis genéticos, antropológicos y radiológicos que han sido llevados a cabo sobre su momia, como sobre otras 10 que posiblemente o definitivamente estaban estrechamente relacionadas de alguna forma con el joven faraón y que han formado parte del proyecto iniciado hace ya dos años, conocido como la Familia Real Tutankamón.
"Hemos identificado a su padre en la tumba KV 55 (la de Akenatón) y a su madre, en la KV35, aunque se desconoce su identidad", aclara Zahi Hawass, director del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto y firmante principal de la nueva investigación en la que han participado también científicos italianos y alemanes.
Para Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona, los "kits de amplificación de marcadores genéticos polimórficos empleados en la investigación, tanto en las momias masculinas como en las femeninas, son los utilizados normalmente en genética forense y permiten, efectivamente, analizar ocho microsatélites cromosómicos, lo que ha servido para la aportación más novedosa de este estudio que es saber quiénes eran los padres y otros familiares de Tutankamón".
Publicado en el último número de la revista 'Journal of the American Medical Association' (JAMA), detalla además que la malaria y las anomalías óseas parecen haber contribuido al fallecimiento del rey faraón Tutankamón. "Debido a su muerte prematura, sin dejar descendencia, ha habido numerosas especulaciones con respecto a enfermedades que pudieron sobrevenirle a él y a su familia. Sin embargo, la mayoría de los diagnósticos establecidos son hipótesis derivadas de la observación y de la interpretación de los utensilios materiales encontrados en las tumbas y no por la evaluación de los restos momificados de las personas reales", aclaran los autores del ensayo.
Una de las enfermedades que se han sugerido de forma insistente es una forma de ginecomastia (excesivo desarrollo de las mamas en los varones, normalmente como resultado de un desequilibrio hormonal) o síndrome de Marfán (enfermedad rara del tejido conectivo que afecta a muchos sistemas orgánicos y que se caracteriza por un aumento inusual de la longitud de los miembros).
"Sin embargo, las supuestas mamas aumentadas de Tutankamón, así como las de su padre, no han podido ser determinadas porque Akenatón es un esqueleto momificado y el joven faraón carece de parte frontal de la pared torácica. Por el contrario el pene de Tutankamón, hace tiempo separado del cuerpo, está bien desarrollado. En cuanto a los huesos de la pelvis están casi totalmente desaparecidos. Sin embargo, los de su progenitor, pese a estar fragmentandos, no muestran características femeninas tras su reconstrucción mediante el uso de tomografía computarizada", reza el ensayo.
A pesar de que las nuevas inspecciones en el cráneo y el tronco del joven rey no revelan información novedosa, "sí se han producido hallazgos llamativos que proceden del examen detallado del pie", comentan los investigadores. En comparación con la anatomía normal del mismo, el pie derecho de Tutankamón tenía un arco bajo. El arco longitudinal medial del pie izquierdo era ligeramente superior al normal, con la parte delantera del pie en decúbito supino y posición girada hacia adentro, similar a una deformidad del pie equino varo" (o pie zambo), agregan los autores.
Otras evidencias hacen referencia a la necrosis ósea en el segundo y tercer metartasiano izquierdos los que hacen pensar, junto con otros hallazgos, "en que la enfermedad de Freiberg denominada también como enfermedad Köhler II (una osteocondrosis, un trastorno óseo que afecta principalmente el segundo metatarsiano y que deteriora las articulaciones) estaba floreciendo en el momento de su muerte", determinan.
"Este hecho demuestra que los bastones encontrados, como los de caña de azúcar, no obedecen a una cuestión meramente estética o simbólica sino a un problema físico real", explica Carles Lalueza-Fox.
Tanto Hawass como su equipo insisten en sus conclusiones "que no hay signos de ginecomastia ni de craniosinostosis (fusión prematura de las suturas craneales tras el nacimiento) o del síndrome de Marfan en el joven rey, pero la acumulación de malformaciones en la familia de Tutankamón es evidente.
Diversas patologías como, la enfermedad Köhler II han sido diagnosticadas en Tutankamón, pero ninguna por sí sola le causó su muerte. Las pruebas genéticas para Plasmodium falciparum (el parásito de la malaria) han revelado indicios de la patología infecciosa en cuatro momias, incluida la de Tutankamón. Además, la fractura de una pierna, como consecuencia tal vez de una caída, progresó hacia una enfermedad crónica [una necrosis ósea vascular, enfermedad producida por la falta temporal o permanente de irrigación sanguínea al hueso] debido a su infección por malaria. Y ambas circunstancias fueron las causas más probables de su muerte".
Para los científicos, "este estudio sugiere un nuevo enfoque en la investigación molecular genealógica y en la palogeonómica de los patógenos de la era faraónica. Una disciplina científica llamada Egiptología molecular podría establecerse y consolidarse con la fusión de ciencias naturales, ciencias de la vida, de la cultura, las humanidades, la medicina, y de otros campos".
Reservas éticas
No obstante, en un artículo de opinión que acompaña al estudio, Howard Markel, de la Universidad de Michigan en Ann Arbor (Estados Unidos) se pregunta por este tipo de ensayos y cómo deberían llevarse a cabo. "En el futuro lo que está menos claro es el desarrollo de las normas éticas con las que deben conducirse las investigaciones genéticas, médicas y radiológicas de otros humanos de la Historia. ¿Se podrán exhumar cuerpos para resolver 'puzzles' patológicos inquietantes? ¿Tienen las figuras históricas derecho a las mismas normas de privacidad que los ciudadanos normales y a disfrutarlas incluso después de la muerte? Y más pragmático, ¿qué es lo que realmente se gana con estos estudios? ¿Pueden cambiar la forma actual de pensar sobre el tratamiento y prevención de enfermedades mortales, como la gripe? ¿Van a cambiar la comprensión del pasado...?".
Para Markel, "todos los historiadores son culpables de disfrutar de la lectura del correo electrónico y de los materiales personales de los demás. Sin embargo, antes de molestar a los muertos con las maravillosas técnicas científicas del siglo XXI es esencial seguir el ejemplo de los autores de este nuevo trabajo y ponderar todas las implicaciones éticas de estos trabajos para evitar abrir una caja de Pandora histórica".
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The Tut Puzzle
By Rossella Lorenzi | Tue Feb 16, 2010 02:42 PM ET
Source: Discovery.com
Revealed in DNA study: King Tut's family tree
King Tut, the best-known pharaoh of ancient Egypt, has been puzzling scientists ever since his mummy- and treasure-packed tomb were discovered in 1922 the Valley of the Kings by British archaeologist Howard Carter.
Only a few facts about his life are known.
While he lived in Amarna, his name was Tutankhaton ("honoring Aton" -- the sun god).
When he ascended the throne in 1333 B.C., at the age of nine, and moved to Thebes, he changed his name to Tutankamun ("honoring Amun" -- a traditional cult).
He married 13-year-old Ankhesenpaaten, the daughter of Akhenaten and Nefertiti, on his accession to the throne and reigned until his death in 1325 B.C., aged 19.
He was a pharaoh of the 18th Dynasty, probably the greatest of the Egyptian royal families.
He has been believed to be either the son of the minor king Smenkhkare or the offspring of Amenhotep III, the father of the "heretic" pharaoh Akhenaten (1353-1336 B.C.)
Another leading theory suggested that King Tut was sired by Akhenaten, the revolutionary pharoah who established the capital of his kingdom in Amarna, introducing a monotheistic religion that overthrew the pantheon of the gods to worship the sun god Aton.
Doubts also remain about King Tut's mother. Scholars have long debated whether he is the son of Kiya, Akhenaten's minor wife, or Queen Nefertiti, Akhenaten's other wife.
Evidence that Tutankhamun was the child of Akhenaten has come from an inscribed limestone block pieced together by Hawass in December 2008.
The block shows the young Tutankhamun and his wife, Ankhesenamun, seated together. The text identifies Tutankhamun as the "king's son of his body, Tutankhaten," and his wife as the "king's daughter of his body, Ankhesenaten.”
According to Hawass, "the only king to whom the text could refer as the father of both children is Akhenaten."
Egyptologists also debated whether two fetuses found in his tomb were the stillborn children of King Tut and his wife Ankhesenpaaten, who had changed her name to Ankhesenamun, or if they were placed in the tomb with the symbolic purpose of allowing the boy king to live as newborns in the afterlife.
A series of X-rays taken by British scientist Ronald Harrison in 1968 revealed a bone fragment in his skull, prompting speculation that a blow to the head killed the boy pharaoh.
In 2005 the mummy underwent a series of CT scans, which revealed that the fragments were not broken because of an injury incurred before death, but during the embalming process.
It also ruled out that the boy pharaoh crushed his chest when falling from his chariot, as suggested by American Egyptologist Denis Forbes.
While establishing that the boy king was about 1.70 metres (4 feet, 9 inches) tall, the CT scan showed that the king had a small cleft in his hard palette, the lower teeth slightly misaligned, and the overbite characteristic of other kings of from his family.
It rejected the diagnosis of an abnormal curvature of the spine and fusion of the upper vertebrae, which would have indicated King Tut suffered from a rare disorder called Klippel-Feil syndrome, a condition often associated with scoliosis which makes sufferers look as if they have a short neck.
The most important anomaly was a fracture of the left lower femur (thighbone). Some members of the team who examined the 17,000 images of the CT scan, suggested that King Tut suffered an accident in which he broke his leg badly, leaving an open wound, with infection setting in.
Other members of the team believed it was also possible that the fracture was caused by the embalmers.
In 2007, a black, leathery, shriveled and cracked King Tut emerged with a toothy smile from his sarcophagus, showing his face to the world for the first time.
The rest of the body, which despite restoration work carried out over the past two years resembles a badly burnt skeleton, remain covered with beige linen.
Foto: REUTERS/TORONTO SUN
Como no podía ser menos, han comenzado ya salir voces que cuestionan el diagnóstico sobre la causa de la muerte de Tutankamón.
Veámos a continuación un extracto de la polémica reflejada en el artículo "¿Se explica la muerte del rey Tut?", publicada en la revista "Nature news" :
Sin embargo, otros expertos sostienen que encontrar pruebas de malaria no es sorprendente, dado que el parásito (Plasmodium falciparum) era probablemente común en Egipto entonces. Además, en regiones palúdicas las personas que sobreviven a la enfermedad en la infancia suelen adquirir inmunidad parcial que los protege completamente contra la malaria más tarde en su vida. La falta de los órganos internos en las momias provoca que un diagnóstico definitivo sea imposible. "No hay datos disponibles para evaluar que la malaria fue la causa de la muerte", dice Giuseppe Novelli, jefe del laboratorio de Genética Médica de la Universidad Tor Vergata de Roma.
Los autores también creen que la malaria encontrada es "la prueba genética más antigua de malaria en momias datada con precisión". Sin embargo, los expertos dicen que esto no es gran cosa, pues consideran que las momias de este período y anteriores han mostrado haber tenido el Plasmodium falciparum de la malaria. Además, los cambios en el genoma humano que han sido atribuidos a la influencia de la malaria muestran que la enfermedad ha existido desde tiempos antiguos.
Diagnóstico diferencial
El daño en los pies del Rey Tut también puede ser objeto de explicación alternativa, dicen los expertos. Un diagnóstico de la necrosis no se puede hacer claramente con las imágenes publicadas, dice Gino Fornaciari, director de palaeopathology en la Universidad de Pisa en Italia, y agregó que podría ser secundaria a la malaria. Philippe Charlier, científico forense en el hospital Raymond Poincaré de Garches, en París, está de acuerdo en que un diagnóstico equivocado no se puede descartar, diciendo que la necrosis se observa puede ser resultado de "la combustión o aplastamiento por las sales del embalsamamiento, o al betún". Otras deformidades del pie relatadas en el periódico también puedes ser debidas al vendaje y el embalsamamiento, dice Fornaciari.
Foto: Gino Fornaciari , Director de palaeopatología en la Universidad de Pisa, Italia.
En apoyo de su hipótesis los autores (del diagnóstico oficial) sostienen que la presencia de bastones en la tumba del Rey Tut, se basa en que pudo haber padecido algún daño para caminar, y que las semillas, frutos y hojas, encontradas pueden haber sido una "farmacia para el más allá", para ayudar a tratar las enfermedades del Rey Tut después de la muerte.
Fornaciari afirma que los bastones fueron utilizados a menudo en el antiguo Egipto, y otras culturas orientales, como un símbolo de poder. Mientras que, según Charlier, las semillas, frutos y hojas, se encuentran en las tumbas como "bienes sepultos" para la vida futura, y no son necesariamente para tratamientos médicos.
"Nunca seremos capaces de demostrar que murió a causa de la malaria", admite el co-autor Albert Zink, jefe del "Instituto de las momias y del Hombre de Hielo" en EURAC (Academia Europea de Bozen) en Bolzano, Italia, aunque la evidencia del parásito de la malaria plantea la posibilidad. Zink está seguro del diagnóstico de osteonecrosis, argumentando que el crecimiento de hueso nuevo, en reacción a la necrosis, muestra que se produjo antes de la muerte. La osteonecrosis por sí sola no es mortal, pero podría haber sido un factor que contribuyó a la desaparición del Rey Tut, argumenta.
También está de acuerdo en que las explicaciones alternativas para los bastones y los materiales vegetales son posibles, pero dice que el uso terapéutico de dichos bastones, y la presencia de productos procedentes de plantas normalmente se utilizaban para tratar la fiebre, lo que proporciona una evidencia circunstancial digna de mención. Él rechaza las sugerencias de que el grupo exageró los datos, pero está de acuerdo en que las afirmaciones del periódico sobre la causa de la muerte son, en última instancia, especulativas.
La fractura de la pierna -según un informe realizado el pasado año por un equipo que incluía a Rühli y Hawass-, podría por sí sola representar la causa de la muerte, posiblemente como resultado de una infección, argumenta Rühli.
Foto: Frank Rühli, Jefe de Anatomía Aplicada y jefe del proyecto suizo momia de la Universidad de Zurich. Participó en el TC análisis de Tutankamón en 2005.
La huella genética de las momias reales, y el árbol familiar resultante, es más convincente que la causa de la muerte del rey Tut, aunque la mayoría de los investigadores coinciden en que los datos facilitados en los periódicos no permiten una evaluación completa. Eske Willerslev, un experto en ADN antiguo de la Universidad de Copenhague, y coautor de un artículo publicado la semana pasada en Nature en el cual presentaba un informe sobre el genoma humano más antiguo secuenciado hasta ahora, dice que no está convencido de los datos de las huellas digitales tomados.
Rühli, que el pasado año pasado fue co-autor de un meta-análisis sobre los estudios de palaeopatología de las antiguas momias de Egipto, y está preparando un libro sobre propuestas de normas mínimas para publicación, dice que, a pesar de las críticas, los investigadores merecen crédito. Advierte que la evaluación de patologías en momias antiguas es notoriamente difícil, debido a los efectos de confusión derivados del embalsamamiento y el tiempo, y porque la mayoría de los órganos internos están desaparecidos. Añade que el estudio en sí es de rigor científico en un campo en el que muchas publicaciones han sido a menudo de mala calidad. La presentación de los resultados, sin embargo, puede ser un poco "exagerada", concluye.
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