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Fuentes: Natural History Museum | phys.org | 20 de marzo (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae)
Con 14.000 años de antigüedad esta cornamenta de reno grabada es, posiblemente, la primera pieza humana de arte mueble que fue encontrada. El especímen fue descubierto en la década de 1800 y ha estado en las vastas colecciones del Museo de Historia Natural de Londres. Su importancia científica y las claves sobre cómo fue realizada sólo ahora están siendo reveladas, informan los científicos.
Los expertos del Museo de Historia Natural han reconstruido la historia de la cornamenta. Fue hallada entre 1830 y 1848 en Neschers, Francia, por el sacerdote del pueblo local Jean-Baptiste Croizet. No existían registros conocidos de obras de arte mueble realizada por los primeros seres humanos antes de ese tiempo, y, por lo tanto, era el primero o uno de los primeros descubrimientos de arte portátil de la Edad de Piedra.
Los primeros seres humanos y el arte
El grabado muestra parte de la figura de un caballo y fue realizado por gentes de la Edad de Piedra (humanos modernos) hacia el final de la última Edad del Hielo. Aunque estas gentes fueron cazadores-recolectores, y vivieron antes de que la agricultura y la domesticación de los animales hubiera comenzado, sin embargo, eran hábiles técnicos y artistas.
En la década de 1800 se sabía muy poco sobre la historia temprana de los seres humanos, en especial el hecho de que nuestra especie había existido durante cientos de miles de años, junto con sus congéneres los neandertales. Así que la importancia de descubrimientos como la cornamenta de Neschers pasó en gran parte desapercibida en su momento.
Desde finales de 1800 muchos otros objetos tallados, junto con las cuevas pintadas, se han descubierto, lo que mostraba evidencias de que los primeros humanos habían creado arte. Los ejemplos más antiguos de representaciones artísticas encontrados hasta ahora son figurillas de marfil de animales y humanos de principios del periodo Auriñaciense (Paleolítico Superior) en enclaves de Alemania, datados entre 35.000 y 40.000 años.
Perdida y encontrada en el Museo
La cornamenta de Neschers en el museo es una historia de pérdida y hallazgo. La pieza fue adquirida por el Museo de Historia Natural (entonces el Museo Británico) en 1848 como parte de una colección mayor por 440 libras, lo que al valor actual sería alrededor de 25.500 libras. En 1881, el Museo se independizó del Museo Británico y la cornamenta se trasladó al nuevo edificio en el sur de Kensington.
Un año después la cornamenta fue puesta en exhibición y se menciona en una guía de la galería del museo, pero su importancia científica no fue reconocida. Fue eventualmente devuelta a los almacenes y quedó en el olvido hasta 1989, cuando fue redescubierta por el conservador del museo, en la sección de mamiferos, Andy Currant, y colocada en un lugar seguro del alamacén.
A pesar de esto, una vez más quedó olvidada y sin estudiar hasta que no comenzó una auditoría sobre huesos y astas posiblemente en 2010-2011. Fue entonces cuando su importancia se hizo evidente y, por último, más de 160 años después, una descripción científica completa será publicada inmediatamente.
El experto en los orígenes de los seres humanos del Museo de Historia Natural, el profesor Chris Stringer (izquierda), que forma parte del equipo de investigación, dice: "La increíble historia de este ejemplar olvidado muestra cómo un cuidadoso estudio y un trabajo detectivesco pueden dar, aunque sea con retraso, a una importante reliquia la significación que se merece".
El escaneo de la cornamenta
Otro estudio realizado por científicos del museo, utilizando un escáner de micro-CT (termografia computarizada) y microscopía en 3D, ha revelado más cosas sobre la cornamenta de Neschers.
Los resultados muestran evidencias de que la misma había sido preparada antes de ser tallada. El equipo pudo ver cómo su creador había hecho una incisión y luego la rascó repetidamente para aumentar el grabado.
También se puede decir que el contorno del cuerpo del caballo y la cabeza fue elaborado en primer lugar, y a continuación se le añadieron las características anatómicas. Estos métodos de estudio no son destructivos, e incluso pueden ser utilizados para identificar el trabajo de un artista antiguo respecto de otro.
La investigadora en evolución humana del museo, la Dra. Silvia Bello, autora principal de ambos estudios, dice: "El uso de tecnología micro de 3-Dimensiones permite una evaluación más objetiva de las características métricas de un grabado, lo que facilita la cuantificación, en lugar de la mera descripción del procedimiento técnico adoptado.
Por otra parte, los datos arqueológicos digitales tienen el potencial de permitir la conservación a largo plazo de un registro arqueológico y compartir estos datos con fines culturales, educativos y profesionales".
El documento "Perdido y hallado" ha sido publicado en Journal of Antiquity, y el del escáner en 3D micro-CT se publica en la revista Journal of Archaeological Science.
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