Red social de Arqueologos e Historiadores
Hola, María:
A lo que se refiere el catedrático e historiador Calvo Serraller es a lo que en su día anunció el que fuera director general de Bellas Artes y Bienes Culturales, José Jiménez, el cual llegó a exponer, dentro del proyecto de remodelación del MAN, que sus colecciones se verían divididas, yendo muchas de sus obras a parar a distintos y variopintos museos, como el Museo del Traje o el Museo de Artes Decorativas, etc. En fin, un auténtico despropósito que suscitó muy airadas protestas, y que todavía, como dice Calvo Seraller, no nos llega a muchos la camisa al cuerpo sobre cómo terminará finalmente tal idea. Esperemos que la idea haya quedado, como decimos en Asturias, "pa prau".
Yo, de todos modos, no confío nada en que vayamos a ver un museo arqueológico con gran cantidad de piezas (que es lo que me gustaría), pues, aparte de la idea demencial de dividir las colecciones, si no recuerdo mal, se había dicho que había que "limpiar" la "abigarrada" colección permanente. No sé, pero yo me temo lo peor. Tengo la impresión de que lo que se quiere, a pesar de haberse ganado más espacio con la reforma, es un museo "light", "asequible", como dicen algunos, "que no aburra" por la cantidad de obras expuestas y que vayan muchos visitantes.
Lo que sí parece, a tenor de esta fotografia que pongo debajo, es que no prosperó la idea (que también era una solemne tontería) de cambiar el nombre al "Museo Arqueológico Nacional" por el de "Museo Nacional de Arqueología". Por lo menos en eso ha habido suerte.
Según la foto, se ha puesto el nombre en letras de bronce en uno de los laterales del edificio (ignoro si sigue el antiguo en centro y alto del edificio) y un rampa de acceso al mismo. También parece lo que dices: las estructuras del interior parecen combinarse con las antiguas. Es difícil opinar como quedará el resultado final sin verlo "in situ" y en pleno funcionamiento.
Ya veremos en qué queda todo.
Foto
PS: Gracias Dra. Alicia por este post, que nos pone en conocimiento de cómo van las cosas en nuestro apreciado MAN.
"Tour" por la casa de las momias
El Museo Arqueológico reabre con las obras de rehabilitación aún en marcha
Vía: EL PAIS. com | Patricia Gonsálvez| 14 de febrero de 2011
Las frases más repetidas por el guía de la visita son "¿recuerdan cómo estaba?" e "imaginen cómo estará". El Museo Arqueológico Nacional abre al público sus salas con las obras todavía en marcha en una serie de tours privilegiados que permiten contemplar una transformación arquitectónica. Todavía huele a serrín, a escayola y pegamento. "¡Uy, aquí estaban las momias, fíjate!", dice una señora en medio de una enorme sala diáfana, bañada de luz y aún con polvillo sobre el suelo recién pulido. "Ahora será el lobby, al que se entra por una rampa accesible para todos", explica el guía. "Aparte de saciar el morbo que tiene ver una obra en marcha, las visitas muestran el enorme trabajo que hay detrás", dice Juan Pablo Rodríguez Frade, el arquitecto al cargo.
En otra sala, bargueños del XVII esperan encontrar su sitio en la nueva casa cubiertos con telas. El guía combina arquitectura, historia y arqueología en sus explicaciones. Habla del edificio original, levantado en el XIX por Francisco Jareño como parte de la biblioteca y de la leyenda de la división, que se supone que se realizó a mano alzada el propio Cánovas. Empezó siendo un gabinete para iniciados. La entrada al público del siglo XXI cambia de lugar y consiste en tres enormes puertas de cristal que invitan a entrar desde la calle ("siempre fue un cofre cerrado, era fundamental convertirlo en un lugar de encuentro", explica Frade). El guía se detiene en detalles arquitectónicos, como el mármol de travertino y la madera de Merbau que usa la obra, y explica cómo la cámara acorazada cuelga del techo, porque el forjado de la sala Cervantes de la biblioteca que hay debajo no aguantaría el peso. La clave de la reforma es la recuperación de los patios árabe y romano, que nacieron cubiertos, pero se abrieron en los años setenta. Se han vuelto a acristalar y llenan de luz el corazón del museo. Eso sí, en vez de vidrieras del XIX sus cristales son fotosensibles, automáticos y calendarios.
Durante la visita el grupo se sorprende de la luz, la amplitud y la modernidad que destila un museo que siempre resultó oscuro, angosto y algo atiborrado. Sin crecer, el museo ha pasado de 14.350 metros a 20.510, y estará terminado en 2012. Las mejoras no son solo estéticas, había necesidades imperiosas como cumplir las normativas de seguridad antiincendios y de accesibilidad. Además, la reforma busca que el centro sea más solvente. Se ha incluido una cafetería con terraza y una vistosa tienda. Nada que ver con el rincón de souvenirs del antiguo, esta tiene cinco enormes escaparates. "Pero hemos evitado forzar la entrada y salida por ella", apunta Frade. El nuevo museo es alegre, fácil y luminoso comparado con el antiguo, pero no quiere convertirse en otra cosa, la tecnología está escondida, el minimalismo se compensará con las colecciones.
Dos señoras de la visita cuchichean. "Yo voy a echar de menos el antiguo, era como muy acogedor, tan oscurito...". "Ya", le dice la otra, "pero siempre estábamos aquí tú y yo solas, y hace falta que venga la gente". "Comprendo la nostalgia", dice Frade al escuchar la anécdota, "por eso hay que combinar tradición y desarrollo, tan malo me parece que los visitantes se pregunten '¿dónde está el museo que conocía?', como que opinen que apenas ha cambiado nada". Le queda la mitad del trabajo por delante. Está desarrollando la museografía, para que las piezas expuestas tengan "un discurso".
La visita tiene una última sorpresa. Se adentra por almacenes, archivos y oficinas a los que solo tienen acceso los investigadores. El orden es hospitalario, limpio y blanco. Los extintores, del tamaño de personas. Es una ocasión única para ver las asépticas tripas de un museo que renace. Quedan tres citas para colarse.
Visitas El Museo Arqueológico Nacional: obras en marcha. 26 de febrero y 12 y 26 de marzo. A las 12.00 y a la 13.00. Gratuitas, con cita previa en el 915 780 203. (http://man.mcu.es).
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A ver si alguien de Madrid, o alrededores, se anima y se apunta a una de esas visitas y luego nos comenta sus impresiones de cómo ve la reformas.
El Museo Arqueológico Nacional, la nueva joya de la corona cultural de Madrid
Sendas escaleras voladas de gran belleza
Vía: ABC | 4 de marzo de 2012
Aunque El Prado, Reina Sofía y Thyssen se lleven la fama, los visitantes y la mayoría de los presupuestos museísticos de Cultura, hay en Madrid otros museos que, pese a la altísima calidad de sus colecciones, han estado siempre a su sombra. Es lo que le ha ocurrido al Arqueológico Nacional, anclado durante décadas en «cualquier tiempo pasado fue mejor». Ya era hora de retirar de este museo ese tufo a naftalina que ha impedido valorar los grandes tesoros que alberga. El museo adolecía de instalaciones obsoletas, problemas de accesibilidad, falta de adaptación a las normativas actuales... Tenía que mejorar su comunicación interna, actualizar su discurso museológico y poner en valor su colección permanente.
El museo, obra del arquitecto Francisco Jareño y Alarcón, se abre al público en su actual sede en 1895. Se halla en el antiguo Palacio de Bibliotecas y Museos de la calle Serrano: la Biblioteca Nacional ocupa dos tercios del mismo, y un tercio, el Arqueológico Nacional. Este ha sufrido algunas reformas a lo largo de su historia. La última, en 1968, cuando estaba al frente del museo Martín Almagro.
Pero este museo, como sus propias colecciones, seguía anclado en el pasado. Se convoca un concurso de ideas en 2006: se adjudica a la UTE Frade Arquitectos S.L. y Prointec S.A. Juan Pablo Rodríguez Frade sabe muy bien lo que es remodelar museos: el Palacio de Carlos V en la Alhambra, proyecto por el que ganó el premio Nacional de Restauración; el Museo Sefardí de Toledo, el Museo Municipal de Arte Contemporáneo y el Museo de Historia, ambos en Madrid; el Museo de Medina Azahara en Córdoba... En primavera de 2010 se convoca el concurso para la museografía del museo, que gana de nuevo Frade Arquitectos, en colaboración con la UTE Acciona-Empty. El presupuesto de las obras ha sido de 33.094.008 euros. A ello ha habido que sumar 18.666.200 euros más de equipamiento y museografía. En total: 51.760.208 euros. Un presupuesto que parece «razonable» —aunque sea políticamente incorrecto decirlo en estos tiempos de crisis—, si tenemos en cuenta la complejidad de las obras llevadas a cabo o lo que nos costaron otros museos.
Las esculturas esperan su turno para exhibirse de nuevo en todo su ...
Durante más de tres años, la mayoría de los trabajos se han llevado a cabo con parte del muse.... Se expusieron en una sala sus tesoros y ha habido visitas guiadas para que el público pudiera conocer la obra arquitectónica y una exposición con fotografías de José Manuel Ballester, que ha inmortalizado el proceso de reconstrucción. La obra arquitectónica está acabada y a punto de entregarse. Falta por saber si el nuevo museo se abrirá escalonadamente por zonas —como pretendía el anterior Ministerio de Cultura— o si Wert prefiere esperar a finales de año para inaugurarlo cuando esté completamente terminado.
Recorremos el edificio, aún con las tripas al aire, junto a su artífice, Juan Pablo Rodríguez Frade. Llama la atención que es una arquitectura anónima, sencilla, limpia, sin alardes, silenciosa. De 7.000 metros cuadrados se pasa a 9.000. Apenas habrá más obras expuestas (seguirán en torno a 12.000; más de un millón se mantienen en los almacenes), pero sí cambiará radicalmente el entorno en el que se exhiben y los servicios al visitante, que hasta ahora eran casi inexistentes. El primer gran cambio se verá ya desde la entrada. No se entrará al museo por la parte noble, como hasta ahora —reservada para personal y actos protocolarios—. Se han creado tres puertas de bronce ranurado en el ala sur.
Uno de los aspectos más llamativos de la intervención arquitectónica es la construcción de una espectacular cubierta de acero y vidrio en los dos patios (ala norte y sur). Ambos estaban cubiertos originalmente, pero en los años 40 y 50 Luis Moya desmontó las cubiertas originales. Frade ha querido recuperar este espacio como referente museográfico. Ambos tienen acceso por la planta 1. En el patio del ala norte se instalarán grandes piezas del mundo ibérico, entre ellas el Sepulcro de Pozo Moro; en el Sur, esculturas romanas. En ambos se han creado sendas escaleras voladas de gran belleza.
No se ha escatimado en la calidad de los materiales: travertino sin rellenar en el suelo y los muros; madera de Merbau (del sudeste asiático), muy resistente, que además insonoriza bastante. En los techos, la madera es ranurada. El suelo es radiante.
Visitamos la planta sótano, donde están los almacenes de obras de gran formato y peso, una sala de exposiciones temporales y dos salones de actos: uno para 200 personas (para conciertos, presentaciones), con un foyer anexo, y otro para 70. Esta zona puede funcionar a museo cerrado para eventos.
La planta baja (anteriormente era la -1, donde se exhibían las obras de Egipto) es ahora un gran espacio de acogida al visitante (vestíbulo, mostrador de información con paneles digitales...) Contará con una tienda, taquillas (las hay colectivas para colegios), guardarropa, una sala de usos múltiples para actividades didácticas o pequeñas exposiciones, una cafetería —el museo no tenía— con terraza exterior a Serrano y un jardín del que se ocupa el mismo equipo que hizo el parterre del Prado. En esta planta se ha instalado una zona, denominada «Arqueología y patrimonio», que servirá de introducción a la visita al museo. Habrá grandes paneles digitales en forma de mosaico. Será una zona interactiva, donde poder descubrir los trabajos de los arqueólogos españoles en el extranjero. Muchas piezas se agolparán en una especie de peceras que simularán los yacimientos. Aquí estará la parte dedicada a la Prehistoria.
La primera planta alberga el corazón del museo: el mundo ibérico. «España, lugar de encuentros» acoge Protohistoria, Hispania (incluyendo Roma) y parte del arte medieval (hasta Al-Andalus). En una de las salas hay repartidos por el suelo espectaculares mosaicos. Un grupo de técnicos se afanan por instalar uno de ellos en la pared. El proceso es complejo. Nos dice Frade que los habrá tanto en el suelo como en las paredes. La entreplanta entre los pisos 1 y 2 estará dedicada a la exposición de numismática. El museo atesora una colección de más de 300.000 piezas. Llegamos a la segunda planta: «De gabinete a museo». Se completa el arte medieval, a partir de los Reinos Cristianos. Se mantienen las salas nobles del museo. En el ala de la calle Villanueva se ha instalado el departamento de numismática con la impresionante cámara acorazada: un espacio muy singular que descansa sobre la sala Cervantes de la Biblioteca Nacional. Está suspendida y es un gran reto arquitectónico. Además, esta planta alberga Próximo Oriente, Egipto, Nubia —hay una sala impresionante dedicada al Nilo—, Grecia y la Edad Moderna.
Instalación en una pared de un imponente mosaico
Las dos plantas restantes no son expositivas. La tercera acoge almacenes «visitables» de obras de menor formato y despachos de conservadores. La cuarta: Gerencia y Dirección, una biblioteca con luz cenital, sala de lectura, el archivo histórico... Un espacio en doble altura en las plantas 3 y 4 ocupa el área de restauración que, durante los trabajos del edificio, se ha instalado provisionalmente por todos los rincones. Un equipo trabaja con unas preciosas vigas mudéjares en uno de los patios, mientras otro se ocupa en una de las salas de devolver todo su esplendor a unos paños bordados del siglo XVII. Se crean «in situ» peanas y vitrinas con moldes de cada una de las piezas para que encajen a la perfección. Esperando su turno para lucir de nuevo espléndidas, las esculturas permanecen ocultas, envueltas con plásticos. Parecen fantasmas.
Queda ya muy poco para que la Dama de Elche, la Dama de Baza, la Esfinge de Agost, la Leona de Baena, el Toro de Osuna, la Gran Dama Oferente, la Dama de Ibiza, la Estatua sedente de Livia, y tantos tesoros que alberga este museo, luzcan como nunca en su nueva y espectacular casa. Un Museo Arqueológico para el siglo XXI.
No sé,yo hubiera preferido que en vez de tanto presupuesto para travertino y madera del sureste asiático se hubiera posibilitado el que salieran a la luz varias de esas piezas que siguen en los almacenes;espero que al menos no hayan dejado de exponer algunas para dejar sitio a la cafetería y al gran vestíbulo de recepción de visitantes.
Me he encontrado en un blog algunas reflexiones interesantes sobre el "nuevo" M.A.N. y el cumplimiento de sus funciones.
El nuevo Museo Arqueológico Nacional
El autor es profesor de Bellas Artes en la UCM, y en su blog hay bastantes menos "paridas" de las que con su título amenaza. Sobre museos, arqueología y otros muchos aspectos, y buenas fotos, propias o antiguas, como las dos curiosas que rescato debajo, del Museo en 1895 y 1905. Me ha sorprendido bastante, y pensé que a otros podría también resultarles de interés.
Coincidimos en lamentar que no se aprovechara la oportunidad para hacer un museo de nueva planta en otro espacio, en la triste quasi ocultación interna del soberbio edificio neoclásico debido al arquitecto Francisco Jareño y Alarcón (1818-1892) y de aquella bella luz natural que tenía, y en algunos otros detalles, como seguir exponiendo materiales no antiguos, no tan "arqueológicos, que quedarían más coherentes en otros museos especializados.
Algún punto de vista crítico siempre es de agradecer. El principal, para mí (y para otros muchos expertos, que en su día no consiguieron convencer a los políticos), que no se decidiera permitir a la asfixiada Biblioteca Nacional, su gemela univitelina, una necesaria expansión, y de paso se aprovechara la oportunidad para concebir un nuevo gran museo con criterios del siglo XXI, sin tener que renunciar a exponer, como ha pasado, la mayor parte de sus piezas (incluso tres mil menos que las que antes se exponían), gastando en -supongo- costosos y lejanos espacios para guardarlas. Quizá los 65 millones de euros que nos ha costado la reforma lo habrían permitido.
Ver en TA, de José L. Santos, 29-3-2014: "El Museo Arqueológico Nacional salta del siglo XIX al XXI"
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