Aparte de la nuestra, no quedan especies de homínidos en la Tierra.
Fuente: BBC.Mundo | 21 de octubre de 2015
Hace dos millones de años en África, numerosas especies de aspecto humano deambulaban por el planeta. Algunas eran parecidas, otras muy particulares. La última de estas especies se descubrió en septiembre del 2015, en Sudáfrica. Se cree que los cientos de huesos encontrados pertenecieron a una nueva especie, conocida como Homo naledi. Como esta, puede haber más especies extintas de homínidos esperando ser descubiertas.
Nuestra especie apareció hace aproximadamente 200.000 años, cuando todavía existían muchas otras especies. Sin embargo, hoy solo quedamos nosotros. ¿Por qué sobrevivimos, mientras que todos nuestros parientes más cercanos desaparecieron?
La extinción es parte de la evolución. No sorprende que algunas especies de aspecto humano –homínidos– hayan desparecido. Pero no es tan comprensible que el mundo tenga espacio para solo una especie humana. Nuestros parientes vivos más cercanos son los chimpancés, los bonobos, dos especies de gorilas y dos de orangutanes.
¿Cuestión de dieta?
Hay algunas pistas sobre por qué algunos de nuestros antepasados tuvieron más éxito que otros. Hace millones de años, cuando muchas especies de homínidos convivían, comían principalmente plantas. Pero a medida que se mudaron de los bosques a las sabanas, se volvieron cada vez más carnívoros.
El cráneo de un Australopithecus.
El problema fue que los animales que cazaban también iban teniendo menos plantas para comer, así que en general, había menos comida para todos. Esa competencia llevó a que algunas especies se extinguieran.
"A medida que la evolución humana empujó a algunos de sus miembros a ser más carnívoros, fueron quedando cada vez menos de ellos", dice John Shea (izquierda), de la Universidad Stony Brook, en Nueva York.
Pero el cambio en la alimentación no fue la causa de que la Tierra se convierta en un planeta de una sola especie humana.
Hace 30.000 años, los humanos modernos convivían con otros tres homínidos: los Neandertales en Europa y Asia occidental, los Denísovas en Asia y los Hombres de Flores -apodados "Hobbits"-, en la isla del mismo nombre, en Indonesia..
- Se cree que los Hombres de Flores desaparecieron hace 18.000 años, por una gran erupción volcánica, según evidencia geológica.
- De los Denísovas solo se tiene un dedo pequeño y dos dientes, por lo que no sabemos por qué desaparecieron.
- En el caso de los Neandertales -de los que sabemos mucho porque hay muchos fósiles-, la evidencia arqueológica sugiere que estos fueron desplazados de su hábitat poco tiempo después de que nosotros lo ocupáramos, según Jean Jacques Hublin (derecha), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig, Alemania.
Caza poco eficiente
Cuando llegamos a Europa, hace solo unos 40 mil años, los Neandertales llevaban viviendo ahí más de 200.000 años, tiempo más que suficiente para adaptarse al clima frío del lugar. Vestían ropa de abrigo, tenían herramientas sofisticadas de piedra y eran espléndidos cazadores. Estaban mejor adaptados que los humanos modernos para cazar en los bosques.
Pero rápidamente, el clima se volvió más frío, y los bosques, más abiertos, como las sabanas africanas a las que los humanos modernos estaban acostumbrados. Los bosques menguaron y ya no sirvieron para mantener a los Neandertales. Estos no adaptaron su estilo de caza a las nuevas circunstancias, dice John Stewart (izquierda), de la Universidad Bournemouth, en el Reino Unido.
Los humanos modernos, en cambio, parecían cazar una gama más amplia de especies: animales grandes y pequeños, como liebres y conejos. Por el contrario, hay poca evidencia de que los Neandertales hayan cazado mamíferos pequeños, de acuerdo a algunos análisis arqueológicos realizados en Iberia, lugar donde los Neandertales resistieron por más tiempo.
Sus herramientas servían mejor para cazar animales grandes. Pese a que hay evidencia de que comían aves, deben haberlas atraído con los restos de otros animales muertos, en vez de cazarlas directamente.
"Los humanos modernos parecían tener un número mayor de alternativas de solución frente a los problemas", dice Stewart. Esta habilidad de innovar y adaptarse puede explicar por qué reemplazamos a los Neandertales tan rápido. Cuando llegamos a Europa, teníamos herramientas más variadas que los Neandertales. Incluso más innovadoras y letales, según la evidencia arqueológica.
El hombre de Neandertal produjo herramientas, pero no arte.
Arte, pegamento social
Pero también creamos otra cosa que nos ayudó a superar a cada una de las otras especies de la Tierra: el arte simbólico.
Hay amplia evidencia de que los humanos modernos estaban haciendo arte poco tiempo después de que salieron de África, hace 40 mil años. Los arqueólogos han encontrado ornamentos, joyería, representaciones figurativas de animales míticos e incluso instrumentos musicales.
"Cuando los humanos modernos llegaron (a Europa), su población creció rápidamente", dice Nicholas Conard (derecha), de la Universidad de Tubinga, en Alemania, el cual ha descubierto muchas de estas reliquias. Empezamos a vivir en unidades sociales mucho más complejas y necesitábamos formas más sofisticadas de comunicarnos.
Una de las reliquias más sorprendentes es una estatua de madera de un león-humano, llamada el Hombre León, que fue encontrada en una cueva en Alemania. Esculturas similares del mismo período han sido halladas en otros lugares de Europa.
Esto sugiere que estábamos compartiendo información entre grupos culturales de diferentes áreas. Parece que el arte era parte de nuestra identidad y ayudaba a unir a diferentes grupos. En otras palabras, los símbolos eran una especie de pegamento social. Estos podían "ayudar a la gente a organizar sus asuntos sociales y económicos", dice Conard.
En cambio, los Neandertales no parecían necesitar el arte o los símbolos. Solo hay evidencia limitada de un poco de joyería hecha por ellos. "Ellos cazaban, cocinaban, dormían, tenían sexo y se recreaban. No necesitaban artefactos simbólicos para cumplir con sus tareas".
Compartir información simbólica fue crucial para el éxito de los humanos. Cada nueva idea que recogíamos tenía la posibilidad de volverse inmortal al pasar de generación en generación. Así fue como el lenguaje se propagó, por ejemplo.
Foto: Estatuilla llamada el "Hombre León". Tiena más de 30.000 años de antigüedad.
Capacidad de adaptación (genética)
El hecho de que hayamos practicado el arte y fabricado herramientas con las mismas manos también señala nuestra capacidad única de variar nuestro comportamiento, dice Shea.
"Todo lo que hacemos, lo hacemos de más de una forma distinta", dice. "Las soluciones que desarrollamos para un problema, pueden ser reorientadas para resolver otro distinto. Esto es algo que hacemos especialmente bien".
Otros homínidos antiguos parecían hacer lo mismo una y otra vez. "Encontraban un camino y se quedaban atascados ahí".
¿Tuvimos un cerebro superior al que agradecerle por esto? Las ilustraciones de la evolución humana muestran homínidos con cerebros cada vez más grandes, pero en realidad, nuestra historia evolutiva es más complicada.
La capacidad cerebral de los humanos modernos no tiene precedentes. (Imagen: NASA)
El Homo erectus vivió por mucho tiempo y fue el primer homínido en expandirse fuera de África, pero su cerebro era bastante pequeño. Además, los Neandertales tenían un cerebro igual de grande que nosotros, en proporción con el tamaño de su cuerpo.
Hublin dice que hay una mejor explicación. Nuestro comportamiento o las circunstancias que vivimos pueden cambiar nuestra constitución genética.
Por ejemplo, los europeos desarrollaron tolerancia a la lactosa cuando empezaron a comer más productos lácteos. La Peste Negra en el siglo XIV también cambió los genes de los sobrevivientes.
En este sentido, Hublin propone que en un determinado momento, los humanos modernos se beneficiaron de cambios genéticos clave.
Hubo muchos homínidos, pero sólo una especie sobrevivió.
Lo que nos separó
Durante los primeros 100 mil años de nuestra existencia, los humanos modernos se comportaron de manera similar a los Neandertales. Después algo cambió. Nuestras herramientas se volvieron más complejas, al mismo tiempo que empezamos a desarrollar artefactos simbólicos.
Ahora tenemos evidencia para sugerir que nuestro ADN cambió después de que nos separamos del ancestro común que compartíamos con los Neandertales. Hemos desarrollado docenas de características únicas en nuestro genoma, las cuales nos diferenciaron de otros homínidos.
Los genetistas han determinado que estas características se relacionan con la forma en la que nuestros cerebros se desarrollaron, y puede haber sido la clave de nuestro éxito.
No sabemos qué beneficios trajeron estos cambios genéticos. Otros han sugerido que nuestro cerebro hipersocial y cooperativo nos diferencia. El lenguaje, la cultura, la guerra y el amor, todos los comportamientos humanos distintivos tienen un elemento social.
La cueva Gorham (Gibraltar), uno de los últimos refugios de los Neandertales.
Nuestra tendencia a la vida social pudo haber propiciado la habilidad de usar símbolos y crear arte. Por decenas de cientos de años, antes que desarrolláramos estas habilidades, los humanos modernos y otros homínidos estaban en el mismo nivel, dice Conard. Cualquier otra especie pudo haber ocupado nuestro lugar.
Pero no lo hicieron. A medida que nuestra población se multiplicó, las otras especies retrocedieron y eventualmente desaparecieron. Tal vez debamos agradecerle a nuestra creatividad por haber sobrevivido.
Pero hay otra posibilidad. Tal vez fue pura casualidad. Tal vez nuestra especie tuvo suerte y sobrevivió, mientras que los Neandertales se llevaron la peor parte.
Lee la historia original en inglés en BBC Earth
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