Después de 37 años consecutivos de excavaciones arqueológicas en Atapuerca, la sierra burgalesa sigue dando increíbles sorpresas a la ciencia. El balance de la campaña de 2019, presentado ayer al pie de los yacimientos, ha vuelto a ser espectacular.
Si el año pasado la estrella fue Sarita, una homínida adolescente que murió probablemente de hambre hace 430.000 años, este año hay dos estrellas: un pene gigante de oso de hace un millón de años y una pequeña costilla de cérvido con restos del cuchillo de piedra con el que nuestros primos neandertales merendaron su carne.
Un pene de 20 centímetros
Durante esta campaña, la excavación del nivel TD4 de la Gran Dolina, datado en cerca de un millón de años, ha permitido profundizar en el “Mundo antecessor” habitado, entre otros animales, por el Ursus dolinensis, el ancestro del emblemático oso de las cavernas.
Destaca especialmente el hallazgo de varias mandíbulas y, singularmente, el primer báculo o hueso peneano de un Ursus dolinensis recuperado hasta la fecha.
Este hueso tan especial se encuentra en el pene de la mayoría de los mamíferos, incluidos perros y gatos. Les permite copular sin necesidad de erección. En el caso de este antepasado del oso de las cavernas, los más de 20 centímetros de hueso peneano descubierto fueron calificados entre sonrisas por José María Bermúdez de Castro, codirector de las excavaciones, como “envidiables dimensiones”.
Cuchillada en las costillas
El también codirector de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, no ocultaba ayer su fascinación por el descubrimiento en la Galería de las Estatuas de un pequeño trozo de costilla de cérvido con señales de haber sido descarnado por los neandertales.
“Marcas de corte en los huesos de animales aparecen muchas”, justifica Arsuaga. “Pero ésta es algo único, acércate y mira bien con la lupa”. Y efectivamente, uno se acerca, pega el ojo a la lupa y descubre maravillado cómo dentro del corte pueden verse restos del filo del cuchillo de piedra que se rompió accidentalmente al cortar el animal.
Lupa en mano, Arsuaga no podía dejar de admirar ese detalle una vez tras otra. Un hecho cotidiano congelado en piedra durante más de 100.000 años.
La pelvis que no es de Elvis
También la Sima de los Huesos sigue dando sorpresas. En su interior hay 28 puzles humanos con todas sus miles de piezas mezcladas entre el barro. Llevan 40 años sacándolas y buscando acomodo.
Este año, y después de un complejo trabajo de extracción y consolidación, se han desenterrado tres partes de una misma pelvis. También un hueso temporal del cráneo que, como ha explicado Arsuaga, tiene un excepcional valor para el estudio sobre la audición y el desarrollo del lenguaje del Homo heidelbergensis.
La nueva pelvis descubierta aportará mucha información a la ya famosa pelvis ‘Elvis’, descubierta en el Yacimiento de la Sima de los Huesos en 1994 (derecha). Su hallazgo, al ser una de las más completas del registro fósil mundial, supuso un antes y un después en los trabajos de investigación de la población que vivió en la Sierra de Atapuerca hace más de 400.000 años. Permitió ahondar en distintos aspectos sobre la biología de los homínidos, desde la estatura, a la anchura, o el canal del parto.
Fuente:blogs.20minutos.es | César Javier Palacios | 24 de julio de 2019
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