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La imagen muestra una estructura utilizada por los habitantes de la región de Iringa (Tanzania) desde hace más de 200.000 años. Foto: Pamela Willoughby, de la Universidad de Alberta.
Fuente: redorbit.com | Brett Smith | 14 de diciembre de 2012 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)
La investigación y las excavaciones realizadas por una investigadora canadiense de dos enclaves en el sur de Tanzania podría llevar a un replanteamiento de la teoría "Out of Africa" (Fuera de África), la cual describe la diáspora humana alrededor del mundo, según un nuevo informe publicado en la revista Quaternary Internacional.
Dirigido por Pamela Willoughby (izquierda) el Proyecto Arqueológico de la Región de Iringa, ha descubierto artefactos que sugieren una ocupación humana constante desde hoy en día y al menos 200.000 años atrás en dos lugares: Mlambalasi y, cercana a este, Magubike.
"Algunos de estos enclaves tienen indicios de que fueron usados por los individuos desde su principio, hace alrededor de 300.000 años. De hecho, los siguen utilizando hoy en día", dijo Willoughby, del Departamento de Antropología de la Universidad de Alberta. "Sin embargo, la idea que se tiene de que tal ocupación humana antigua se conserva en algunos de estos lugares es bastante notable".
Los hallazgo también apoyan la llamada "teoría del cuello de botella", la cual dice que todos los seres humanos son descendientes de un linaje genético de gentes que salieron de África hace unos 50.000 años.
Dentro del enclave de Magubike hay un refugio de grandes rocas con un techo intacto colgante. Las excavaciones del refugio proporcionaron artefactos únicos y fósiles que datan desde la Edad de Piedra a la Edad del Hierro. Los artefactos más antiguos del refugio incluyen dientes humanos, huesos de animales, conchas y miles de herramientas de piedra.
Mientras que los objetos más recientes se pueden datar con técnicas de radiocarbono, los hallazgos más antiguos deben pasar por procesos tales como la resonancia paramagnética electrónica, que datan un elemento con base a su larga exposición a la radiación. La información obtenida de estas técnicas podría usarse para hacer un seguimiento de la evolución de los antiguos residentes del refugio.
Además, en Mlambalasi, a unos 12 km del Magubike, el equipo de excavación descubrió un esqueleto humano fragmentado datado alrededor del Pleistoceno superior, después de que la mayoría de la diáspora ya hubiera ocurrido.
Investigaciones anteriores y otros hallazgos arqueológicos en la región de Iringa, en Tanzania, donde se encuentran los dos enclaves, sugieren que los individuos abandonaron las tierras bajas durante ese período en favor de zonas más elevadas, donde la vegetación se ha mantenido en equilibrio, sin cambios, durante los últimos 50.000 años. La estabilidad de las tierras altas probablemente atrajo a los individuos que vivían en la región y probablemente les obligó a adaptarse a un entorno diferente.
Fotos: Izquierda: Mlambalasi, abrigo rocoso. Derecha: Lugar de excavación.
Willoughby dijo que espera que el trabajo de su equipo finalmente determinará si estos resultados pintan un cuadro más claro de nuestros ancestros africanos.
"No fue sino hasta hace unos 20 años que la gente reconoció que el moderno 'Homo sapiens' tenía en realidad una ascendencia africana, ya que todo el mundo estaba centrado en analizar los primeros 'Homo sapiens' que aparecieron en Europa hace unos 40.000 años", dijo en una declaración. "Pero ahora sabemos que, tan atrás como hace unos 200.000 años, África estaba habitada por individuos que eran físicamente igual que nosotros, o muy cerca de ser lo mismo que nosotros. De repente, no es Europa en este período de tiempo lo que es realmente importante, sino África".
Junto a su importancia científica, el trabajo de Willoughby puede ser una pieza clave para potenciar el crecimiento económico de la región. Desde 2005, cuando funcionarios locales le mostraron estos sitios, ella ha estado compartiendo la información de sus investigaciones con los ciudadanos, las escuelas y gentes del gobierno, a fin de abrir más oportunidades a la investigación y la cooperación. Ella mantiene a la región informada de las conclusiones de su equipo a través de carteles distribuidos por la región de Iringa y ha pedido la asistencia de expertos locales. La comunidad también está buscando su ayuda para establecer que los enclaves históricos se conviertan en una atracción turística que beneficie a la región.
Pamela Willoughby con estudiantes de la Universidad de Dar es Salaam (agosto de 2012)
Si su equipo pudiera cambiar la narrativa de la diáspora humana, pondría un fuerte énfasis arqueológico en la región de Tanzania, un desarrollo que sería bien recibido por la población local.
"Ellos me dicen: 'Estás poniendo a Iringa en el mapa'". "Así que siempre y cuando ellos me dejen trabajar allí, y se lo permitan a la gente que trabaja conmigo allí, vamos a estar contentos".
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