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Característícas de las manos óseas del 'Australopithecus sediba'.
Un equipo internacional de científicos ha determinado que hace dos millones de años, los humanos arcaicos utilizaban las manos no solo para moverse entre los árboles, sino también para manipular objetos y herramientas, una capacidad desconocida en homínidos tan antiguos.
En el estudio, que ha sido liderado por antropólogos de la Universidad de Kent (Reino Unido), han participado Antonio Rosas, paleontólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, y científicos del Instituto Max Planck de Alemania, de la Universidad de Pennsylvania (Estados Unidos) y de centros de investigación de Sudáfrica, Francia y Austria. El trabajo, que se publica hoy en Nature Ecology and Evolution, es importante porque define el uso de las manos de los humanos primitivos.
El empleo de las manos es uno de los aspectos que definen la evolución de nuestra especie y que transcurre desde nuestros primeros antepasados, que utilizaban sus manos para moverse en los árboles (como los primates actuales), hasta los humanos modernos, capaces de realizar agarres de precisión.
"El uso de las manos con precisión es uno de los motores fundamentales de la evolución humana", explica el coautor del estudio Antonio Rosas (izquierda) en declaraciones a EFE. "Durante millones de años, con las manos hemos manipulado el medio que nos rodea y eso ha estimulado a organizar circuitos neuronales cada vez más precisos pero esto no siempre ha sido así. Los humanos venimos de un pasado arborícola donde nuestros ancestros usaban las manos para sujetarse en las ramas. Saber cómo ha sido el proceso de cambio desde el uso de las manos en la locomoción a su uso exclusivo en la manipulación de objetos es fundamental", explica.
El estudio, dirigido por el doctor Christopher Dunmore (derecha), de la Escuela de Antropología y Conservación de la Universidad de Kent revela que hace dos millones de años, el Australopitecus sediba utilizaba las manos para manipular objetos y para escalar.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron y compararon fósiles de las estructuras óseas internas de los nudillos y los pulgares de las manos de varias especies de homínidos de Sudáfrica, África oriental y Europa.
Así, compararon fósiles del Australopitecus sediba (de 1,9 millones de años) con una amplia muestra de homínidos: Australopithecus africanus (2,9 millones de años), Australopithecus afarensis (más de 3 millones de años), Homo neanderthalensis (entre 122.000 y 40.000 años de antigüedad) y Homo sapiens (entre 23.000 y 12.000 años). A su vez, todos estos fósiles fueron comparados con muestras de simios actuales (chimpancés, gorilas y orangutanes).
El 'Australopithecus sediba' tiene un pulgar relativamente largo. Su mano sugiere que pudo haber tenido la capacidad de fabricar y usar herramientas complejas. (Imagen: Universität Zürich, Peter Schmid)
El estudio utilizó una metodología "muy novedosa" que consiste en analizar "la estructura íntima de la trabécula ósea, lo que permite caracterizar las fuerzas que han actuado sobre ella. A partir de ahí, por comparación con especies vivas de las que conocemos como mueve sus manos, se infiere la función de las especies fósiles", detalla Rosas.
Los investigadores descubrieron que los nudillos de la base de los dedos del Australopithecus sediba tenían una estructura trabecular interna acorde con el agarre de ramas, mientras que la de las articulaciones de los pulgares era consistente con una manipulación de objetos más avanzada, más humana.
En este sentido, la profesora Tracy Kivell (izquierda), igualmente coautor del estudio, dijo: "La estructura ósea interna puede revelar evidencias ocultas que nos dan una idea de cómo se comportaron nuestros parientes humanos fósiles. Estábamos realmente emocionados de ver este patrón particular del uso de las manos en 'Australopithecus sediba', ya que era muy diferente de otros australopitecos. El registro fósil revela más y más diversidad en las formas en que nuestros antepasados se movieron e interactuaron con sus entornos: la historia evolutiva humana es aún más compleja e interesante de lo que pensábamos anteriormente".
Rosas añade: "Los dedos del 'Australopithecus sediba' muestran una combinación muy singular en el modo de usar sus manos. Por un lado, muestran un uso de agarre sobre las ramas similar a la que desarrollan los orangutanes y, simultáneamente, sus pulgares nos hablan de manipulación de objetos, similar a la de los humanos, lo que indica que el tránsito entre la vida en los arboles y la vida en el suelo fue un proceso largo y gradual, posiblemente con diferentes pruebas de ensayo y error".
Cráneo del 'Australopithecus sediba'. Universidad de Kent.
Por su parte, el profesor Dunmore concluye: "Las estructuras óseas internas están formadas por comportamientos frecuentes durante la vida. Por lo tanto, nuestros hallazgos pueden respaldar más investigaciones sobre la estructura interna de las manos en relación con el uso y la producción de herramientas de piedra. Este enfoque también se puede utilizar para investigar cómo se movieron otras especies de homínidos fósiles y en qué medida la escalada podría haber seguido siendo una parte importante de su estilo de vida ''.
Fuentes: lavanguardia.com | phys.org | 18 de mayo de 2020
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